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miércoles, 22 de enero de 2020

[Video] Spider-venom




Gwen Stacy vivía aterrada, evitando entablar combate con Venom, el nuevo villano mutante que aterrorizaba New york. No solo era su aspecto, también su actitud violenta y monstruosa. Pronto, recordaría que un gran poder conlleva una gran responsabilidad... Y plantaría cara a esa bestia.





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La mujer araña se balanceaba entre los edificios. Hacía poco menos de cuatro años que había adquirido sus poderes tras ser mordida por una araña radiactiva cuando todavía era una quinceañera. No le resultó fácil coordinar su vida con la de superheroina, pero acabó lográndolo.
   Con la práctica y mucha experiencia, aporreó maleantes y defendió a los que lo necesitaban sin prestar atención a ningún rasgo que pudiese discriminarlos.

A medida que crecía, empezó a ver normal que las cámaras y los periódicos enfocasen su lado más erótico. ¡Cómo se le ceñía el traje! Enamorada de su propio cuerpo se paseaba con inmesurable soberbia entre los rascacielos de la ciudad, sabiendo muy bien el efecto que causaba en hombres y mujeres. Envidia y deseo, ansia y desesperación. Nunca nadie tendría sus poderes ni podrían lucir un traje tan apretado como a ella le quedaba. Sus musculosas y tensas nalgas eran intocables a cientos de metros de altura, sus pechos, sin ser demasiado grandes, botaban orgullosamente en su hermoso contorno. Delgada y elástica, motivando a muchos hombres a masturbarse, incluyendo a delincuentes que al poco tiempo eran detenidos por ella.

Abatió con elegancia a supervillanos, divirtiéndose con seguirles el juego cuando estos, presa de su propia lujuria, intentaban abusar de ella seducidos por el misterioso rostro que había tras la máscara. Su sentido arácnido la salvó incontables veces, siempre por los pelos, pateando el culo a esos pervertidos y enviándolos a la cárcel. Pasó de ser una adolescente torpe e inexperta a toda una adulta diestra y curtida.

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No tardó en sentirse vacía. A sus diecinueve años estudiar en la universidad, trabajar y mantenerse disponible para cualquier emergencia que pudiese requerir su acción inmediata fueron comprimiéndola en unas invisibles e agobiantes cadenas para Gwen. ¿Quien no quiere unas vacaciones? ¿Un poco de vida social? ¿Cómo podía haber tiempo para ella misma cuando estudiaba de siete de la mañana a dos de la tarde, volando -literalmente- hacia su trabajo como funcionaria en el ayuntamiento de tres a diez de la noche? ¿Cuántas veces, en un día, se veía obligada a desaparecer sin que nadie se diese cuenta para intervenir en un atraco, en un secuestro con rehenes, en un accidente de tráfico que de no ser evitada por ella podría provocar una catástrofe?
   Estaba cansada, agobiada y enferma. Más que estudiante, funcionaria y superheroina era mujer.

Por eso, no costó mucho renunciar a una de las tres cosas. Era consciente de que la ciudad se las tendría que apañar por si solo si algún día, por lo que fuese moría, por lo tanto, dejaría colgado su traje y abandonaría, por un tiempo al menos, su tarea como guardian de la gran manzana.
   Ni se planteó dejar de estudiar, mucho menos de trabajar. Fue egoísta, ya que con mayores estudios podría estar más preparada para alcanzar un puesto más grande en el ámbito gubernamental y, el trabajo, le brindaba el dinero que necesitaba innecesariamente para vivir.

La ciudad notó al instante su ausencia. Aumentó la mortalidad en incendios, explosiones y fugas químicas, la policía se vio desbordada por la creciente ola de maleantes una vez estos descubrieron que no había nadie con superpoderes para frenarlos... Ningún vigilante se balanceaba entre los edificios velando por los ciudadanos, y su mayor detractor, J. Jonah Jameson, que era director del periódico Daily Bugle, se obsesionó prometiendo una recompensa para aquella persona que encontrase pruebas sobre el sino de la erótica mujer araña.

Hombres y mujeres lesbianas se llevaron las manos a la cabeza, sin poder apreciar las nalgas apretujadas en aquel traje de color negro y plateado; obligándose a fantasear con el recuerdo de una fantasía y no el de una superheroina activa.
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Gwen Stacy, pese haber tomado una decisión inexcusablemente egoista, tenía que reprimirse constantemente para no perseguir los coches policía, a los camiones de bomberos ni a las ambulancias cuando sus sirenas azuladas y esmeraldas silbaban por la gran manzana.
   Nunca llegó a acostumbrarse del todo, y siempre se prometía que, cuando se hubiese asentado con el chico que estaba conociendo y disfrutado de sus vacaciones, volvería a su rutina como superheroina. ¿Y por qué no? No estudiaría en la universidad siempre, algún día tendría mucho más tiempo libre...

Peter Parker y ella hicieron buenas migas en la universidad. El chico, tímido y sin buen físico, no había sido demasiado bueno acercándose a ella. Se sorprendió bastante cuando fue la propia Gwen, popular en toda la universidad pese a lo rarita que era, le entró en la cafetería de la institución y le sacó conversación.
   En una cita él le beso, y sedienta de sexo tras tanto haber sido reprimida, tuvo sexo con él en el baño. Su hambre como mujer la hizo disfrutar como nunca antes, sin haber tenido novio desde los quince años por miedo a que hubiesen podido descubrir su secreto.
   Su nueva pareja cumplió su función perfectamente, a pesar de que cuanto más sexo tenian más aburrido se volvía para Gwen. Su cuerpo, era genéticamente flexible y resistente, tenía la fuerza para levantar coches y camiones... ¿Cómo un simple verga normal y corriente iba a impactar lo más mínimo en su interior? No había probado otros miembros masculinos, pero incluso sin haberlo hecho la exheroina sabía que no era culpa de Peter sino de ella misma.


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Peter no tardó en descubrir, durante la convivencia, pequeñas pistas que le llevaron a deducir la verdadera identidad de su novia. Era muy listo, y tras tenderle una pequeña trampa para que se delatase sola, por amor, Gwen rompió su voto de no salvar a nadie más después de tanto tiempo.



No fue tan malo compartir su secreto con él, la primera persona en saberlo desde se convirtió en aquello. Peter, que era reportero, disfrutó haciendo sesiones de fotos eróticas a su novia con el traje puesto. ¿Y por qué no? También ella disfrutó siguiéndole el juego. Entonces todo comenzó a irse al traste, con la aparición del supervillano definitivo...

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Peter Parker y su novia quedaron atónitos, viendo por las noticias como el nuevo mutante, apodado Venom, destruía frente a las impasibles cámaras y con una infinita maldad. Al parecer, solo actuaba por las noches y durante el día se retiraba a descansar. La policía no tardó en abandonar cualquier intención de ir a su encuentro, incluso si decenas de ciudadanos cada medianoche llamaban exigiendo socorro al ser atacados por la misteriosa criatura.
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Las imágenes y vídeos que circulaban sobre él no dejaba lugar a dudas: Una bestia de dos metros y medio de altura, musculoso con unos dientes que provocaban pavor. Peter Parker suplicó a su amante que no saliese a su encuentro, temiendo por la vida de la misma. No la creía capaz de hacer frente a aquel monstruo y. ¿Cómo iba a hacerlo? Incluso si era en secreto la poderosa, fuerte y ágil spiderwoman, no podía tener la más mínima oportunidad.

Gwen se engañó a sí misma creyendo que si ignoraba el problema algún día desaparecería. Quizás, con suerte, se marcharía a otra ciudad... Pero no fue así. Los daños y las víctimas subieron cada noche, acumulando durante semanas hasta que un día, en mitad de la noche, se puso su traje y se marchó a su encuentro.

No esperó a que este se percatase de su presencia, cazándolo con la guardia baja mientras acechaba a unos despistados transeuntes bajo la luna llena, le atizó una patada en la nuca con todas sus fuerzas. Fue perseguida por media ciudad, incansablemente y sin darle tregua, sin dejarse engañar. La superheroina fue presa del miedo y de la desesperación, esquivando por poco cada arañazo gracias a su inapreciable sentido arácnido. Y tras un tiempo indeterminado, lejos del amanecer que le salvaría la vida, Venom logró agarrarle por el tobillo y la estampó sin contemplaciones en un tejado.

Su cuerpo estaba preparado para soportar tal golpe, no se rompió nada pero, había sido aplastada con tanta fuerza que quedó aturdida tumbada en el suelo. Durante su incapacidad y antes de poder levantarse, vio aterrada como su enemigo sufría una gran erección entre sus piernas. Un gran pollón, negro como las aguas en una noche sin luna, se irguió orgulloso. Debía medir cincuenta cuarenta centímetros, como poco. Las venas, invisibles por la opacidad del mismo, sobresalían como túneles de carretera.
   Del tronco del mismo colgaban dos grandes bolsas, testículos negros y con un brillo tenue que recordaba al petroleo. Su sentido arácnido resonó, furioso, al ver como la larga y asquerosa lengua, siendo esta bífida, se relamía entre los puntiagudos dientes del monstruo. Pero, por primera vez, su sentido arácnido le hizo sentir placenteros calambres entre sus labios vaginales y sus pezones. No fue intencional, Gwen no quería aquello. Se sintió rara y se odió, pocos segundos antes de reaccionar. Supo que ese tipo de aviso extrasensorial, en aquella situación, no podía augurar nada para ella.

Sus piernas temblaron, sin poder sostenerle. Venom rió, con una crueldad inusitada, acercándose cada paso listo para echársele encima. Dos largos y contundentes disparos de red de araña salieron de las muñecas de Gwen en dirección al rostro de la bestia, y se marchó. Tan rápido como pudo y tan lejos como le fuese posible, luchando con los temblores y los estremecimientos leves que aún predominaban en su cuerpo.

Se escondió en casa, a salvo. Peter Parker no se enteró de nada... Por desgracia para ella, nunca nada volvería a ser lo mismo para ella...


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J. Jonah Jameson obtuvo unas interesantes imágenes de un anónimo que fotografió el nocturno encuentro de la mujer araña y del villano. Obsesionándose de nuevo, ofreció una recompensa por quien aportase pruebas fotográficas del inevitable encuentro entre la maliciosa mujer araña y de Venom. Eso provocó que todas las noches, desde sus ventanas, hubiese cientos de objetivos fotográficos listos para capturar la pelea final entre estos dos contendientes.


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El director del periódico sabía que era cuestión de tiempo que entre sus manos cayesen evidencias fotográficas de su némesis arácnida y de su bestial enemigo. A él no le importaba que pudiese triunfar uno o el otro, solo obtener ilustraciones de dicho final.

Por otra parte, Gwen tuvo que dar explicaciones a su pareja, el cual se había enterado de la escapada nocturna de su mujer por el anuncio en primera plana de J. Jonah Jameson en el cual se anunciaba la recompensa. Por suerte para ella, no había ni rastro en la noticia del carácter sexual en el acontecimiento, ya que el director de ese periódico lo mantuvo en secreto para si mismo.

Así pues, durante un par de semanas más, Gwen evitó confrontar a Venom por temor a lo que pudiese pasar. Cada vez con más pesadillas, cada vez soñando despierta con lo que podría hacerle ese monstruo. Empezó a fantasear con ello cuando tenía sexo con su novio, imaginando lo que esa gran polla alienígena podría hacerle. Seguía dándole miedo, pero esa criatura había despertado algo en su interior volviendo loco su sentido arácnido.

Por otra parte, Venom se volvió loco destrozándolo todo de una manera mucho más intensa y en mayor alcance... Todos sabían, desde el anuncio del Daily Burge estaba buscando desesperadamente encontrar y destrozar a la guardiana de la ciudad. Todos la odiaban, por abandonarlos, pero en secreto esperaban que triunfase sobre el villano.

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Dos semanas después, cuando ya no pudo aguardar más, se asomó Gwen a su ventana. Tenía el traje puesto, la luna brillaba solemnemente sobre la ciudad. Su sentido arácnido resonaba y, no muy lejos de donde estaba, se escuchaba un ruido de una mujer. Se mordió el labio y se dispuso a saltar tras ponerse la capucha.
-- No vayas -suplicó Peter abrazándola por detrás- Quédate conmigo.
-- No puedo retrasarlo más. Me lo dijo alguien muy querido para mí... Un gran poder, conlleva una gran responsabilidad. Pase lo que pase, Peter. He sido muy feliz todo este tiempo contigo -manifestó la chica, besándole quizás por última vez.

Saltó por la ventana, estirando el brazo y saltando a través de ella sin dejar de mirar a su tierno y dulce amado, antes de columpiarse en perpendiculares e irregulares descensos y ascensos hasta el callejón del que procedían los gritos. Una gran polla negra frente a una mujer en minifalda. ¡No permitiría que la violase!

De la muñeca de Gwen se disparó imparable la tela de araña plateada acertando en la nuca del monstruo oscuro. Este volvió lentamente la cabeza y soltó ipso facto a la mujer que tenía agarrada por el brazo. Comenzando así la persecución bajo una brisa silenciosa y la escasa iluminación de la pálida diosa albina en el cielo.

El instinto de supervivencia de Gwen había desaparecido por completo, algo que había ido sucediendo en las dos últimas semanas. Sabía que podía matarla, morderle y triturarle con esos dientes. Podía romper sus huesos con una maldad inusitada sin que ella pudiese hacer demasiado para resistirse. Quizás era más rápida, pero él era mucho más fuerte.

¿Y por qué estaba siendo alcanzada si era así? ¿A donde estaba huyendo? Soltó su tela de araña aterrizando espectacularmente en un tejado. Quizás Venom entendió al instante que había dejado de huir, porque se dejó caer a pocos metros de ella.

Se miraron, mientras el monstruo recortaba distancia hacia ella con pocos pasos, reduciendo el espacio entre ellos más que el que ella lograba retrocediendo hasta toparse con el borde del tejado. No estaba preparada mentalmente para aquello, pese a que su vagina o su cabeza habían fantaseado demasiadas veces sobre aquello. El bulto entre sus piernas se hizo evidente, de nuevo aquella polla monstruosa negra de glande púrpura, con aquellas dos bolsas testiculares, enormes, colgado entre sus piernas.
   De un arañazo rompió la elástica tela que cubría sus pechos, quedando al aire. Rió escandalosamente, victorioso. Era una risa sádica y cruel, quitándole la máscara sin dificultad para poder mirarla a los ojos.

Iba a destrozarla, a partirle la madre... Venom creía que quizás el cuerpo de ella podría aguantar lo que otras mujeres no. Era la primera que le golpeaba tan fuerte, la primera que había resistido un golpe suyo. Las otras mujeres que encontraba cada noche, no eran capaces de soportar las embestidas, ni el tamaño.

El enorme glande presionó contra la tela que custodiaba el arácnido coño de Gwen, estaba empapado, listo. Ni siquiera ella creía posible albergar ese gran cipote en su interior. Venom la empotró contra el borde del tejado, estampando su culo contra él. La agarró de los hombros para que su cuerpo no retrocediese, haciéndole sentir su sentido arácnido justo antes de que este la empalase, literalmente, dando de si la tela hasta clavar su monstruoso miembro hasta el interior de la superheroina.

Gwen gimió ruidosamente, dolió. Sintió como sus entrañas se removían y sus paredes vaginales se expandían de manera asombrosa. Su cuerpo, excepcional en todos los sentidos, lo soporto. Aguantó la primera embestida y aguantaría el resto pensó ingenua poco después de ser penetrada. El dolor fue reduciendo hasta desaparecer, y un placer indescriptible se mantuvo con cada mínimo roce que hacía esa cosa monstruosa en su interior. Lento, muy lento, golpeó aquel glande su cérvix. Hundiéndola contra su estómago sin causarle más daños por mucho que gimiese. El dolor ya no era el motivo para que los edificios y el silencio de los alrededores fuesen testigos de sus gritos placenteros.

Agarrándola de las caderas la embistió una y otra vez, satisfecho de que no se rompiese como las otras. Había empezado flojo para probar cuanto podía aguantarla, pero viéndola frente a él abrirse de piernas y recibirlo todo sacando la lengua y con los ojos en blanco, supo que podía azotar su coño con crueldad.

Los enormes testículos maltrataron su culo con cada empuje, a un ritmo lento y pausado. Su boca, muy cerca de la suya. Venom podía sentir su aliento entrar entre sus puntiagudos dientes, completamente entregada.

La agarró, teniéndola en el aire y la hizo caer en picado, hasta la base de su miembro, antes de empezar a follársela en serio. Las embestidas se volvieron rudas, sin miedo a romperla. Notaba cerca el orgasmo, algo que ninguna otra mujer había aguantado para provocarlo. Los gemidos de la mujer araña se volvieron berridos de placer cuanto más fuerte se la follaba, y con la única idea de tomarla como concubina y preñarla, aceleró imparable.

Un gran sentido de peligro inundó la cabeza de Gwen, demasiado preocupada por correrse, pues estaba cerca, muy cerca. Sabía lo que significaba ese sentido arácnido, pero en ese momento no estaba segura de querer impedirlo. Quería sentirlo todo dentro, impregnándola.
   Pensó en Parker, eso la hizo intentar escapar en el último momento, intentando sin éxito, por él, no ser egoísta. Casi consigue escapar del orgasmo, escapar de ser impregnadada cuando un movimiento extraño de Venom y su sentido arácnido zumbando como loco evidenció que ya era demasiado tarde.

Sintió como el musculoso monstruo empujaba el glande hasta su cérvix, disparando entre espasmos el primer cañonazo de semen. Una corriente de líquido ardiente traspasó su cuello uterino, antes de retroceder y coger una leve carrerilla antes de asistir otro golpe de caderas y disparar otro chorro, chilló de placer, pues sentía que con un solo golpe más se correría como una loca. Volvió a coger carrerilla y la clavó de nuevo, corriéndose por tercera vez, por algún motivo no se había corrido.

 Dejándola en el borde del tejado expuesta a las miradas de todos desde sus edificios, peligrando con caer, la clavó dos veces agarrándola por su cintura, mientras Gwen, con las tetas colgando y totalmente expuesta, aullaba de placer. Sintió desmayarse, inflada como un globo y sabiendo que había quedado impregnada por él,

Lo vio retroceder, y de nuevo, pensó ingenuamente que todo había terminado antes de sentir de nuevo su sentido arácnido. No podía creérselo, pero ya estaba, ese monstruo, sufriendo una erección pocos segundos después. Se quedó con la boca abierta, y con su vagina botando semen. Sabía que su sexo aguantaría otro asalto... Pero estaba segura de que esa vez si la partiría por la mitad.

''Peter... Sálvame'' pensó jocosamente, recordando que su amante tenía bastante con una sola ronda. Sonrió... Realmente era una araña bien egoísta y puta.





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Ni una sola noticia hubo sobre el mentado enfrentamiento entre los dos luchadores... Ambos desaparecieron sin dejar rastro, sin volverse a ver a la mujer araña ni a Venom, ni durante el día ni por la noche.

J. Jonah Jameson obtuvo sus tan ansiadas fotografías sobre el encuentro, habiendo sido desde mucho tiempo atrás conseguir evidencias sobre un siniestro final para la mujer araña. Una llamada reveló el precio de los negativos que tenía un testígo anónimo.

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Solo quedaba una pregunta para el director del Daily Bugle... ¿Dónde estaba, ahora, Spiderwoman?

3 comentarios:

  1. A veces, me sorprende lo bien animados y recreados que están estos vídeos. Lástima que les falte lo más importante, la trama y el morbo de un buen diálogo pero... ¿Quien sabe? Quizás así se de más lugar a la imaginación de cada uno.

    Podría haber escrito una historia mejor, pero no tengo tiempo. Así que he aprovechado un par de horitas para regalaros el siniestro destino de nuestra protagonista arácnida y su némesis. ¡Espero que lo disfrutéis!

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  2. Las SuperHeroinas...! Nos enamoran.
    Que bueno que te animaste a probar este genero,
    Imaginar sus DERROTAS.
    Es lo mas morboso que puede ocurrir.

    Lo leemos el fin de semana y comentamos.
    Federico.

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  3. curioso,,, jejeje.
    me ha gustado, ha sido gracioso. enhorabuena.

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