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viernes, 19 de abril de 2019

[Okupas] Esposa, madre y la puta de unos okupas (4/4)

Argumento:

La mujer de Pablo demostró no tener fuerza de voluntad, sin poder evitar someterse a las perversiones de sus tres vecinos. Por desgracia para ella, este recibirá un par de vídeos anónimos demostrando lo que ya sospechaba.
   Andrea aceptará su sino y terminará de convertirse en la mujer de sus tres vecinos. Y estos explotarán muy bien a su nueva esclava sexual poniendo en riesgo su matrimonio con Pablo, la relación con su hijo... y destruyendo su dignidad de muchas maneras diferentes. Explotando su masoquismo al máximo.

No hay salvación para Andrea.






Saga de los okupas, parte 4 (Final)

Esposa, madre y la puta de unos okupas



*** Capítulo 1: ¿Quieres jugar a un juego? ***




Habían pasado al menos seis días desde que su mujer dio aquella fatídica clase particular donde casi se follan a su mujer; importándole muy poco las posibles consecuencias, estalló echándolos de su casa. Desde ese día había vivido en una insoportable incertidumbre donde, por el día, se paseaba por su despacho del trabajo imaginándose todo tipo de cosas: A su mujer yendo a casa de los vecinos, a los vecinos yendo a su casa, a su mujer coincidiendo con ellos en la escalera…
   Y cada noche que había vuelto, celoso y desesperado -tras horas y horas en el trabajo de padecer  esos pensamientos traicioneros-, ella lo recibía con las piernas abiertas y su sexo famélico. Aquello le aliviaba… ¿Significaba acaso que se había arreglado con su mujer? ¿Aquella noche solucionó aquellos problemas con Andrea al plantar cara a ese par de imbéciles? Eso pensaba…

Entonces, un martes en pleno inicio de septiembre, cierto número desconocido le abrió por mensaje en WhatsApp. No hizo falta que esa persona preguntase si era Pablo; tenía una imagen de perfil junto a su mujer y a su hijo que lo delataba. No, no lo saludó ni preguntó nada. Su primer y único mensaje fue un audio de voz en el que se oían gemidos femeninos y un chapoteo constante:
   ``Chap, chap, chap, chap, chap, chap, chap, chap…´´
   ``Ah, Ah, Ah… Que rico. Me encanta, no pares… ¡Ah! ¡Ah! ¡Así! ¡Sigue…!´´

<< Conversación de WhatsApp >>

* N. Desconocido: -Audio de voz con gemidos de fondo-.
* Pablo: ¿Qué es eso? ¿Quién eres? –escuchó el audio de nuevo. La voz de la mujer le recuerda a Andrea-.
* Pablo: Eh, tú. ¿Quién coño eres? ¡Respóndeme! ¿Qué es ese audio? ¿Cómo has conseguido mi número?
* Pablo: Te voy a bloquear. Como no me respondas te bloqueo…
* Pablo: Adiós.
* N. Desconocido: -Envía un video de quinientos megas que Pablo descarga en pocos segundos y lo comienza a reproducir:-.




<< Extenso vídeo de origen desconocido >>



Le dejó en shock ver a Andrea arrodillada frente a un hombre desnudo y con un pollón gordo y enorme. Lo primero que pensó es que no podía ser ella pero, cuanto más la observaba, más evidente era: Andrea estaba sujetando a dos manos un cipote enorme, repleto de gruesas venas, ancho y bastante largo. Le brillaban los ojos con una perversión que, hasta ese momento, había creído ingenuamente que le pertenecía por completo.
    Los labios de su mujer se separaron de par en par; hilos de saliva caían con lentitud al sacar su lengua, impregnada en aquellas burbujas hediondas y besando con ternura aquel glande. Los ojos de su mujer evitaban la cámara, mirando con una intensidad intimidante a quien se la estaba chupando…
   Pablo reparó en dos piernas más a la izquierda del que grababa… Eran dos hombres, los dos desnudos, con un color de piel café con leche que inmediatamente le recordó a la de sus vecinos. Sintió un arrebato de ira y chasqueó la lengua, apretó los dientes mientras sentía como le faltaba el aire. Le empezaron a sudar las palmas de las manos, haciendo que se le resbalase el móvil… Pero continuó mirando, sin ser capaz de detenerse.
   No reconocía el lugar donde sucedía aquella infidelidad; se dio cuenta de que su mujer ignoraba a la persona que había a la izquierda del que grababa y se centraba exclusivamente en el hombre que tenía frente a él.

   El espectador vio a la madre de su hijo sacar la lengua y meterse aquel pene monstruosamente grande en la boca, muchísimo más ancho que el delgado y largo miembro que tenía el desconocido a su izquierda; el cual se contentaba con masturbarse por si mismo de momento.
   La cámara grababa un primer plano a los bellos rasgos que constituían el rostro de la fémina rubia, exhibiendo su rosada y extensa lengua con lentos y obscenos movimientos.
   Había cierto brillo de perversión en los ojos de Andrea, un brillo que solo había visto en ellos cuando hacía el amor con esta. En ninguna otra situación había visto aquella mirada tan pervertida,  habiéndose creído ingenuamente que le pertenecía solo a él…
   Pero ahí estaba, arrodillada frente a dos desconocidos. El que grababa, enfocó con su cámara accidentalmente al de la izquierda que, sin verle la cara, se entrevió como también estaba grabando al mismo tiempo todo aquello. Andrea llevaba puesto un vestidito que exponía demasiado sus dos magníficos pechos. Un vestido a la par inocente: el que llevaría la típica niña con atributos de mujer que no es consciente del efecto que provoca en los hombres >>

   << Su culo estaba en pompa, sin que la falda en aquella posición fuese capaz de esconder tan portentosas nalgas. Pablo presenció como procuraba dividir sus atenciones entre ambos miembros viriles, con cierta sonrisita que avalaba su diversión. No solo chupaba sus puntas, sino que también sacaba brillo a lo largo de estas, impregnando sus propios ojos de lágrimas y poniéndose roja por el esmero que ponía al tragarse lo máximo posible.
   Entonces, el chico de la izquierda se delató mostrándose como uno de los okupas del piso de al lado. Mientras Andrea engullía lo máximo posible, Daniel apoyó sus brazos sobre aquella nuca como si de una mesa se tratase, y la clavó más profundo en su garganta, dejándola ahí unos segundos hasta que –de mala gana- consintió a la hembra tomar aire.
— No puedo más… Estoy muy mareada.
— Se siente demasiado bien follarme esa boca –dijo a la izquierda el chico, con una edad muy similar a la de Manuel.
— Si quieres follar, puedes cogerte esta otra boca de aquí… -Pablo interpretó como si su propia mujer estuviese animándolo a que tuviese sexo con ella.
— ¿Cuál boca?
— Esta… -repitió como extasiada, señalando a un lugar que la cámara no alcanzaba a mostrar. Daniel se levantó del sofá y rodeó a la mujer (que estaba en cuatro) para situarse tras esta. Pablo presenció, con horror,  como este la rodeaba y grababa su desnuda retaguardia.


— ¿Quién te ha dicho que puedes parar? –La voz del hijo mayor de Brandon retumbó en los oídos de Pablo. Este la incentivo a continuar realizándole la felación, sosteniéndola con la mano libre por la nuca y forzándola a tragar más de lo que podía. Presenció en lo que quedaba de vídeo como su mujer lamía los huevos peludos a ese niñato, como le lamía placenteramente el glande, antes de decir al muchacho que se puso detrás de ella, frente a su vagina.
— Métemela ya…

Andrea estaba tan sumida en su deseo por ser penetrada que olvidó continuar con el sexo oral al gran cipote frente a ella, reposando su cara sobre los babeados testículos de este, impregnando su boca y su nariz de su propia saliva mientras ponía los ojos en blanco.
— Ahhhh… -gimió completamente erótica, mientras la cámara del mayor de los dos hermanos registraba como Dani le comía el culo a la madura cachonda-. Métemela… No aguanto más.

Para dejar el culo en pompa, reafirmó su espalda dejándola recta y dejó las tetas a la altura del cipote de Sergio. Sus pezones, duros como piedras, rozaban los muslos del joven.
— Usa las tetas… 
— ¿Te gustan? –inquirió coqueta, mirando cariñosa al chico frente a ella.
— Me vuelven loco… Tienes unas buenas ubres.
— Son todas tuyas, cielo… -dijo sonriendo, inclinándose hacia el niñato para besarle. El móvil resbaló y cayó sobre el sofá, grabando la escena desde una perspectiva mala. Ahí terminaba el vídeo.

<< Final del vídeo enviado por el numero desconocido>>


Al terminar de ver el vídeo, se percato de que el número desconocido había otro vídeo que, tras abrirlo, parecía ser una grabación idéntica a la que acababa de ver pero desde la perspectiva del otro. Luego, le hacía una pregunta:
   ``Kiero jugar a un juego. ¿T animas? Aora k saves k tu mujer es nuestra zorra… Kuanto tiempo + podrás segir aciendote el tnto????´´

``Que alguien que escriba así me esté robando a Andrea..´´ pensó. Bajó la cremallera y dejó al descubierto su erección, impregnando su propio calzoncillo por un cuantioso líquido preseminal.

Sí, iba a jugar a ese juego. No hubo más mensajes, no había nada que decir; no pensaba decirle nada a su mujer. Estaba excitado, muy enfadado y si había elegido ser una guarra infiel, él mismo se encargaría de castigarla por ello.

Una parte de Pablo quería joderla, hacerle daño, dejar que esos cabrones se la follasen hasta que se cansasen de ella … Pero la otra parte, muy en el fondo, sabía que ella disfrutaría de esos castigos.


<< Segundo vídeo grabado por Daniel >>

No aceleró un solo segundo de aquella otra grabación, observando cada detalle como si se tratase del mundial. Desde la perspectiva del menor de los dos hermanos vio aquella mamada de una manera diferente, siendo testigo de como aquel niñato hacia a su mujer atragantarse con su pollón alargado antes de rodear a aquella pervertida y grabar un primer plano de aquel coño expuesto. De refilón enfocó las nalgas mientras chupaba la raja entre ellas y saboreaba su culo mientras la cuarentona suplicaba ser penetrada.

   El coño rebosaba sus jugos vaginales y mostraba estar ansioso por ser empalado, pero a pesar de los tocamientos del joven, el vídeo finalizó sin dejar claro si iban a follársela o no.

No supo nada más nada, quedándose impaciente por ver que sería lo siguiente que compartirían con él…


No iba a tardar en descubrirlo.









*** Capítulo 2: Martillazos en la pared ***




Andrea no tenía ni la menor idea de que su marido estaba siendo puesto al tanto sobre su infidelidad. Siquiera pudo llegarse a imaginar que sus dos amantes ya habían compartido con el desdichado hombre dos vídeos y algún otro audio grabado en el pasado. Era inicio de septiembre y ya estaba recibiendo la correspondiente coordinación por parte de la dirección de la escuela para comenzar a prepararse para el nuevo inicio de curso. Tenía que leerse de cabo a rabo los libros de primaria para poder conocer que temario tocaría ese año y así poder organizar la estrategia para cada trimestre.
   También, según le había dicho la jefa de estudios, tenía el deber de pasar ciertas mañanas en el colegio turnándose con otros docentes para asistir a los padres en las pequeñas entrevistas. Las matriculas y las listas de alumno ya estaban organizadas desde los primeros meses del verano, pero era en septiembre cuando había que redactar las cartas informativas y enviársela a los respectivos tutores.

Estaba tan ocupada que ni se cuenta se dio del modo en que le miraba su hijo en los últimos días. Si hubiese prestado atención, habría detectado en su mirada ciertos rastros de deseo y lujuria. Esa misma tarde, cuando Pablo llegó del trabajo, no la besó ni se le acercó. La observó con recelo desde la distancia, encerrándose en su despacho para ocuparse de unos asuntos relacionados con el trabajo; sin que llegase a ocurrir nada digno de mención, fue pasando la noche: Cenaron en familia y Pablo se fue a dormir pronto sin apenas dirigirle la palabra. Estando tan enfrascada en sus responsabilidades como docente no se encamó hasta la una de la madrugada, y sin más, se dejó estrechar por los brazos de Morfeo.
   El siguiente día fue más de lo mismo: Limpió un poco la casa y fue a comprar al mercado las necesidades básicas que debían haber siempre en cualquier despensa. Al regresar, hizo la comida para su hijo, apenas comiendo. No tuvo contacto con ninguno de los tres vecinos, ni estos hicieron nada por contactar con ella… Hasta esa tarde.

Sergio le envió sin previo aviso ni saludo alguno una orden via Whatsapp: ``En lo k keda de tarde, viste ese trapo tuyo tan sexy, mi padre kiere k estes lista pa el´´. No obtuvo respuesta ni justificación alguna, por lo que acabó desistiendo.
   Se ruborizó media hora más tarde cuando su propio hijo la vio pasearse por la casa con ese vestido, bajo el cual no llevaba bragas pero sí cierto sujetador negro. Manuel no dijo nada al respecto, aunque lo pilló varias veces saliendo más a menudo de su cuarto y espiándola de reojo.

Al darse las siete menos cuarto de la noche -faltando un cuarto de hora para que llegase su marido-, sonó el timbre. Aprovechó que Manuel estaba en su cuarto con la música puesta abrió la puerta para recibir a Brandon sobre el felpudo. No esperó una invitación, cruzando la entrada y dejando la puerta entreabierta: No hubo saludo, no hubo palabras… Posó sus fuertes manos en los hombros de ella y la hizo ponerse de cuclillas, descalza, frente a él y dando la espalda al salón… Sin mirar atrás. Si se hubiese dado la vuelta, habría visto que su hijo se asomaba a sus espaldas e intercambiaba una larga mirada con Brandon, dedicándole este una tétrica sonrisa mientras se bajaba la cremallera y dejando frente a la cuarentona una polla mucho más reducida de lo habitual frente a ella.
   Una mano la usó para agarrársela por la base y con la otra la agarró del pelo; sin que se resistiese, empezó a chupar la maloliente punta –con ese característico olor fuerte a queso que tan loca la volvía-, logrando hacerla crecer poco a poco con pequeños toques de lengua alrededor del prepucio, logrando que triplicase su tamaño inicial. Empezó la mamada de verdad haciendo el mismo sonido que hace una cantimplora medio vacía en movimiento.

   ``Txut, txut, txut, txut…´´ Andrea le sostenía la mirada, sin parpadear, abierta de piernas. Le habría encantado levantarse y poner su culo en pompa, pero sabía la hora que era. Sabía que su hijo estaba en el cuarto y que su marido estaba a punto de llegar, además… La puerta que daba al pasillo comunitario estaba entreabierta y cualquier vecino podría escuchar el ruido que hacía aquella polla al chocar remover la saliva dentro de su boca. Y aún así lo estaba consintiendo, como la zorra en la que se había convertido.
   El viejo canoso la aferró, entonces, con ambas manos. Ya no la miraba a los ojos, miraba a su hijo. Enseñó los dientes con un gesto de cara rudo: se iba a correr en esa sucia boca mientras su madre le arañaba la cadera del pantalón. Entró en el punto de no retorno, ya no podía parar y empezó a correrse, cerrando los ojos y apretando los labios en torno a la barba que rodeaba su boca, disparando múltiples chorros contra la campanilla de esa perra. Como buena esclava, se lo tragó todo, abierta de patas para él.
    Dio un par de respingos, empalando por pura inercia ese glande en ese esófago como si quisiese empujar el semen lo más hondo posible antes de sacar su miembro y guardarlo dentro del mugriento calzoncillo.

Entonces se abrió la puerta de la escalera de par en par a sus espaldas; Manuel se escabulló hacia su habitación para no ser descubierto, Pablo entrecerró los ojos al ver a su mujer y ese viejo verde plantados en el recibidor de la casa. Sí, se percató de lo encendido que estaba el rostro de su mujer, y también del brillo que había alrededor de su boca… Pero no dijo nada.
   La vio tragar saliva y luego miró a ese viejo verde.
— Bueno, me voy ya. Gracias por ayudarme con eso, vecina –contestó con recochineo antes de darle dos besos en la mejilla y tocarle el culo sin que su marido pudiese verlo, pues a este le pareció más bien un abrazo.
— N… No hay de qué –respondió Andrea totalmente nerviosa, viendo como el viejo rodeaba a su marido y cerraba la puerta tras de sí.

Pablo interpretó a la perfección su papel.
— ¿Qué haces así vestida?
— Tengo calor, y así estoy cómoda…
— ¿Y recibes a ese asqueroso vestida así?
— No ha pasado nada, Pablo.
— Ya… -dijo mirándola de arriba abajo y de abajo arriba, tomándose un pequeño parón en su escote-. Ya –repitió antes de ir a su despacho.






*** 2.1: Condones, mujer en celo y paredes de papel ***


Marido y mujer evitaban hablarse, paseándose por la vivienda al tiempo que escuchaban ruidos de disparos salir del cuarto de su hijo adolescente, el cual jugaba desentendido de todo aquello. Andrea se mostraba culpable, persiguiendo a su pareja por el piso asegurándole que no había pasado nada, y al ver que no conseguía tranquilizarlo, empezaba a ignorarlo de nuevo.
— ¿Vistes toda la tarde eso por si las moscas pican a la puerta? –gruñó este refiriéndose a su manera de vestir.
— Me gusta como me queda –reconocía la fémina con la que estaba casado, emulando una mueca de inocencia.
— Te gusta que te vean así –su acusación era evidentemente acertada, y ella en lugar de negarlo, sonrió.
— Ellos pueden verme así, pero solo soy tuya.
— ¿Entiendes lo difícil que es para mí creer eso?
— No parece que te desagrade mucho saber que me rondan alrededor…

La discusión mantuvo esa tensión sexual por parte de Andrea, la cual parecía querer venderle lo mucho que le excitaba que otros hombres la deseasen. Por su parte, Pablo mantenía su enfado tanto en la cena como mientras ayudaba a su mujer a fregar los platos, secándolos mientras ella enjabonaba. Se despidió señalando que se iba a dormir, dejándola plantada frente al fregadero.
   Ya se había aseado, estaba estirado en la soledad de su cuarto acomodado entre las sábanas cuando su móvil vibró ligeramente: Un mensaje del número desconocido; el mensaje rezaba: ``¿Kieres saveer lo perra k puede llegar a ser tu muger? Azte el dormido i ronca, si lo aces gravaremos como es de berdad´´

Al cabo de media hora, escuchó los pasos de su mujer acechar en el pasillo. En la penumbra de su habitación cerró los ojos y empezó a roncar, observando de reojo como Andrea abría la puerta y miraba a través de la rendija luminosa. Al descubrirle dormitando, agarró un par de cosas, cerró la puerta y se fue. Escuchó al poco voces en el otro cuarto, no habría sido nada nuevo, eso era tan normal para él que ni era novedad; pero lo curioso es que escuchaba una voz que no debería estar allí. Una voz femenina. No transcurrieron más de diez minutos, antes de que comenzase a escuchar gemidos al otro lado de la pared. Los gemidos de su mujer, al principio eran bajos y tímidos, pero acabó berreando y vociferando suplicas, negándose a cosas y corriéndose de placer.
   Nunca la había escuchado de esa manera, tan sucia y desinhibida. Sabía a la perfección lo delgadas que eran las paredes y como se escuchaba todo. Pasaron dos horas teniendo sexo, entre gemidos y gritos; las voces de ellos, sus risas crueles y burlonas… Hasta que se dejó de escuchar a Andrea. Solo alcanzaba a sentir el ruido de las camas empotrándose contra la misma pared contra la que apoyaba la nuca y un rato después… nada.

Sobre la una de la madrugada; unas tres horas y media desde que empezase a escucharlos, no se oyó ruido alguno. Pasaron unos minutos desde ese incómodo silencio cuando escuchó, por fin, los pasos de su mujer avanzar por el pasillo de su propia casa. Abrió la puerta de su cuarto y se metió en la cama como si fuese una zombie. Por supuesto, Pablo ya no se molestó en roncar ni en hacerse el dormido… No, no era lo que quería.
— Has tardado mucho en venir…
— Estaba viendo una película en el sofá… Estaba muy interesante –el cansancio era como unas pesadas piedras que lastraban su voz, parecía estar a punto de quedarse dormida.
— Menos mal… Yo no he podido dormir –fue lo único capaz de olfatear. Su mujer olía mal, olores rancios como si estuviese sudada.
— ¿Y eso? –Andrea quedó en vilo, como esperando algo.
— Los desgraciados de los vecinos, han puesto el porno a todo volumen –Hasta la risa de su mujer sonó cansada, aunque divertida.
— Estos chicos…
— Normal que se la necesiten cascar… Los tienes salidos perdidos.

La aludida no respondió al instante, pese a que no parecía avergonzada en absoluto.
— Lo sé… Pero sigo siendo solo tuya –mintió. Y tal calumnia hizo que una profunda y aletargada ira se caldease a fuego lento en su interior.

Agarró su teléfono móvil, apartó las sábanas que lo cubrían y se encaminó hacia su despacho.
— ¿Qué haces? –inquirió su mujer, bostezando.
— Me he desvelado, voy al baño a tratar de relajarme.
— Vale, buenas noches… -dijo ella. No le besó en los labios antes de irse… A saber donde habían estado.

Se encerró en su despacho, cerrando el picaporte con llave y colocando en la clavija jack un auricular blanco. Le habían enviado dos vídeos, no solo uno… Y ambos parecían estar grabados desde dos perspectivas diferentes. Ambas grabaciones eran excesivamente largas y aunque daba igual la que eligiera… Escogió la que duraba más.



<< Grabación de vídeo enviada por ‘’Okupa’’, 3 horas de grabación >>


— ¿Está grabando? –fue lo primero que escuchó el cornudo al iniciar la grabación, viendo el suelo del cuarto totalmente desordenado.
— Sí.
— ¿En serio lo vas a hacer? –Era Daniel, el pequeño, el que preguntaba. Se estaba riendo.
— Sí –contestó de nuevo su hermano mayor.
— Como ella se entere no le va a hacer ni puta gracia…
— Ese maricón no va a soplar nada. Verá este vídeo y se callará como el buen cornudo que es. ¿A que sí, capullo? –preguntó directamente a la cámara, mirándole indirectamente a los ojos. Reía con crueldad.

Sonó el timbre de la casa y Sergio colocó el móvil en un ángulo privilegiado del cuarto. Donde difícilmente alguien se fijaría al entrar y desde el cual se podían ver las dos camas, la televisión, el suelo y la puerta. El niñato de veinticuatro años se aseguraba de que el móvil estuviese perfectamente colocado.
   Se bajó de donde estaba justo en el momento en el que Andrea irrumpía en el cuarto, llevaba puesto el mismo vestido al que se había acostumbrado últimamente, con la diferencia de que sus pies lucían unos tacones y sus muslos unas medias de red.
— Brandon me ha dicho que casi te pilla tu marido –le espetó el mayor nada más verla entrar en el cuarto. Dani cerró la puerta al acceder tras ella.
— Calla… Lo pasé más mal.
— Pues quiere repetir. Dijo que se la comiste como si no hubiese un mañana.
— ¿¡Yo!? –pegó un respingo escandalizada, mientras se colocó un mechón de pelo tras la oreja y se sentaba en la cama más alejada de la cámara-. Pero si prácticamente se folló mi boca…
— Y ahora vienes para que te follemos bien duro.
— He sido buena –les recordó, cruzándose de piernas mirando al niñato frente a ella; mientras, Dani se sentaba a su lado, muy cerca de ella.
— Sí, has hecho todo lo que te hemos pedido… ¿Has follado con tu marido?
— No…
— ¿Y ayer?
— Tampoco…
— Así me gusta…
— Hermano. ¿Te apetece que nos coma esta zorra la polla?
— Estaría bien, me gusta como chupa.
— No os voy a comer nada… A menos metas ‘’eso’’ por ‘’aquí’’ –replicó la mujer con una sonrisita calenturienta.

Separó las piernas cruzadas, haciendo a un lado la tela del vestido y dejando totalmente expuesto su vagina, enjaulada bajo la red negra de rombos grandes, lo suficientes para que la cámara que grababa registrase en FullHD sus inflados labios vaginales.
   Acarició con calma su clítoris, jugando con ese punto mientras se echaba a reír, sugerentemente.
— Me pone mucho pensar que el calzonazos de tu marido está al otro lado. Y lo va a oír todo.
— No va a oírme –le retó. Sergio se incorporó, recortando distancia; casi interponiéndose entre ella y la cámara. Su boca estaba a pocos centímetros de su entrepierna… Se miraron sin decir nada.
— Bueno… -empezó a decir, acariciando su pómulo con suavidad-. También quiero preñarte.
— ¿Qué? Eso sí que no –exclamó, fingiendo estar molesta. Cerró las piernas automáticamente-. Eso es lo único que no voy a daros.
— Pero bien que dejas que Brandon se corra dentro de ti.
— Brandon es un asqueroso infertil. Vosotros dos estáis… listos –se sonrojo-. Si queréis hacerlo conmigo, tendrá que ser con gomita.
— Con gomita no es tan divertido –le contradijo.
— Sin gomita no hay fiesta –insistió. Esa vez si que sonrió, traviesa.

Sin levantarse ni volver a separar sus muslos, alzó lentamente su pequeña mano y la asió contra el pantalón que llevaba puesto Sergio. Debió resultarle fácil desabrocharlo, porque con un juego de dedos -que Pablo no logró ver desde el ángulo de la cámara- la prenda cayó en picado hacia sus tobillos. El joven mulato no llevaba calzoncillos y su culo quedó expuesto, mientras Andrea fijaba su atención en el miembro.
   Dani, por su parte, se inclinó hacia ella y la besó en los labios. Beso que no rechazó, pero sí lo apartó con una mano antes de añadir:
— ¡Txu, Txu, txu…! ¿Y los condones?
— Con condón no mola… -se quejó el pequeño de los dos. La madurita tomó la iniciativa y besó al imberbe al que doblaba la edad. Fue un beso intenso y, posiblemente, con lengua.
— Yo haré que mole.

La rodilla de Sergio se plantó entre los muslos de la mujer, separándolos ligeramente, arrebatando la atención de la fémina justo antes de agarrarla del cuello con suavidad. El mocoso con barba echó el peso de su cuerpo sobre su mano, haciéndola caer lentamente de espaldas sobre el colchón mintiéndola hipnotizada con su mirada de zorro.
— Para mí, preñar a una mujer es dominarla por completo. Quiero que seas mía… Y para eso tengo que llenar esto… -Con su mano libre, le acarició por encima del vestido el punto justo donde estaba su útero.
— Llénalo con un globito, y luego lo tiras…
— Sabes que no voy a parar hasta llenarte de semen.
— Mientras siga cuerda no voy a dejar que eso pase…
— Voy a tener que volverte loca hasta que me dejes… -aseguró con una zorrería que la complació. Se inclinó hacia la infiel, la cual permanecía estirada y con una mano apresando su cuello; acabaron besándose. Sergio retiró su rodilla de la entrepierna de ella dejando su coño expuesto de nuevo y empezó a toquetearlo por la parte exterior, sin penetrarlo con sus dedos.
— Ponte un condón… Por muy cachonda que esté no voy a ceder con eso.
— Dentro de no mucho pedirás que te llenemos de semen…
— Si llego a hacerlo… –supuso, sonriendo antes de dejarse besar de nuevo. Interrumpiéndose al poco:-. No, gracias. El condón…
— Va a ser una noche muy larga…
— Lo sé…

Era evidente que Dani se había resignado a ser el segundo, siendo apartado a un lado de la cama mientras su hermano mayor -al que claramente respetaba- se lo montaba con la furcia de su vecina. Con un movimiento casi perezoso y sin dejar de morrearse con la milf, el mayor agarró del cajón de su escritorio -sin la necesidad de mirar- una tira de condones. Necesitó dos manos, aún comiéndole la boca a Andrea, para separar un envoltorio del resto. Lo abrió en menos de dos segundos y se lo colocó con dificultad, siendo evidente lo estrecho que quedaba.
   La monstruosa polla de más de veintidos centimetros quedó engomada y lubricada, rompiendo el hilo de red que se interponía con el empapado coño antes de clavársela en el interior a un ritmo casi quirúrgico.
   El vaivén era suave y pesado, parecía querer disfrutar de su boca mientras sus sexos bailaban. No tardó en acelerar, con un débil traqueteo de la base de la cama contra la pared mientras Andrea contenía los gemidos mordiéndose el puño. Esa mujer estaba hecha para gemir y gritar, para hacer saber a todo el mundo lo mucho que disfrutaba… Pero logró reprimirse.
   Al ver que no conseguía hacerla gemir, apoyó las rodillas en el colchón contra sus nalgas, la agarró por las caderas sobre el vestido hasta el punto de arañarla y así mantenerla fija mientras meneaba su cadera contra su coño. La esposa de Pablo, aún a sabiendas de que su amado estaba al otro lado de la pared y podía escucharla, no pudo evitar liberar débiles suspiros.
— ¡Uff! ¡Umm! ¡Umm! ¡Umm! –eran ruiditos tímidos, carraspeos de mudo. Sergio la besó con lengua, introduciéndosela hasta la garganta antes de soltarle las caderas. La agarró por las muñecas, asiando ambas por encima de los hombros de ella, usando sus brazos como los manillares de una moto para tenerla bien sujeta.


`` Brom, Brom, brom, brom´´ la cama y golpeaba violentamente contra la pared mientras esta empezaba a gemir como loca. Hasta que Sergio le preguntó:
— ¿Puedo quitarme ya el condón?
— ¡No! –rugió ella alterada-. No pares. ¡Fóllame! ¡Más duro! ¡Clávamela! Así…
— Eh, me toca –les interrumpió el aguanta velas del hermano menor. Se había estado pajeando a un lado de la cama, y sorprendentemente, su hermano aceptó.
— Ponte el condón, te la mantendré caliente…
— No la saques… -suplicó la experimentada rubia, centrándose en disfrutar de aquel grosor entre sus carnes.
— Ni lo vas a notar –le prometió, comiéndole el cuello y bailando con su polla dentro de ella mientras el menor se engomaba el miembro. Escupió sobre el condón para lubricarlo más si cabía y se posicionó al lado de su hermano como si fuesen a penetrarla al mismo tiempo. Pero mientras el extremo de Dani entraba, la polla del otro salía.

Su nuevo amante la clavó lo más hondo que pudo tan pronto como el hueco quedó vació haciendo que Andrea se sobresaltase al sentir una polla tan larga y afilada contra su cervix.
— ¡Ayyyyy! –gritó pegando un chillido de dolor, seguido de muchos suspiros de placer tras morderse el labio-. ¡Hmm! ¡Hmm! ¡Ah! ¡Ah! ¡Ah! Ah, ah, ah… -Dani no tenía necesidad de calentar nada, ya estaba cachonda. La empaló al ritmo de una metralleta sin darle un respiro como si estuviese a punto de correrse.

Mientras era follada por el otro zagal, el chico de la barba se quitaba el condón y lo tiraba al piso, estirándose al lado de ella y susurrándole algo al oido…
— Los condones no se rompen… -contestó, sonriendo, totalmente roja.

Dani le empezó a manosear las tetas, ensañándose al poco con los pezones. Luego, la abrazó por la cintura sin sacarla y como si lo tuviesen planeado ella se abrió más de piernas, clavándola más hondo de lo que nunca nadie le había llegado. Las piernas del hermano menor colgaban de la cama, rozando los pies contra el suelo… Era un abrazo con una penetración muy profunda que la hizo gemir más alto aún. La cama seguía chocando con la pared, aunque no tan violentamente ni haciendo tanto ruido. Los zapatos de tacón temblaban en los inquietos pies de Andrea, abierta de piernas lo máximo posible para recibir cada uno de los golpes que le daba el chaval.
— ¡Dios! ¡Tan hondo…! ¡Me vas a matar! ¡Ufff! ¡Vaya polla! Me estás atravesando toda… ¿¡Qué manera de follar es esta!? –berreó poniendo los ojos en blanco, apretando los dedos de los pies como si le estuviesen dando calambres.

El aludido sonrió, orgulloso. Dejó de abrazarla y la aferró de las caderas como había hecho antes su hermano; se la folló como si no hubiese mañana: Chap, chap, chap, chap… Como si estuviese a punto de correrse.
— No pares… -le suplicó, sacando la lengua y mirando al chico de dieciocho años a los ojos. Estaba dispuesto a complacerla, incluso estaba listo para rociar todo el semen dentro del condón. Pero Sergio lo apartó de malas maneras.
— ¿¡Qué mierdas haces!?
— ¡Casi te corres, subnormal!

Con el nuevo condón ya puesto, la sostuvo de las rodillas abriéndola violentamente de piernas mientras Andrea soltaba un gritito de sorpresa; pensando que le iba a comer el coño, no esperó que este soltase un fuerte y abundante escupinajo contra su sexo. Lubricado de nuevo, la penetró, lo hizo abrazarlo y la hizo montarlo.
   La levantó sin dificultad en volandas antes de sentarse en la cama y con ella sobre él, abierta de patas. De manera instintiva, empezó a botar sobre sus testículos con suavidad.

— ¿Celoso de tu hermano? –preguntó con malicia.
— No puede correrse tan pronto. No tendría gracia.
— Si quiero puedo hacer que te corras… -aseguró antes de comenzar a comerle el cuello por debajo de la barba.
— Si puedes cabalgar lo suficientemente fuerte para que me corra, lo más seguro es que el condón se rompa.
— No seas ridículo –replicó riendo, antes de continuar-. Son muy resistentes… Es muy difícil que lo haga.
— ¿Te apostarías acabar llena de mi leche?
— No se va a romper…
— Quiero que lo rompas…
— Los condones no se rompen a menos que… - comenzó a decir ella sonriendo, pero se detuvo. La sonrisa se fue borrando de su rostro, sosteniéndole la mirada… Cautivada por los ojos tan absorbentes que tenía el joven.
— ¿A menos que qué…?
— Voy a hacer que te corras –prometió.
— ¿Dentro de ti?
— Dentro… -hizo una pausa-. Del condón -le corrigió empezando a botar más fuerte sobre su polla.

La cámara registró la diminuta falda del vestido, tan acortada que no daba más de sí para tapar su culo, ondeando alrededor de sus nalgas vibrantes. El hermoso trasero de la madurita golpeaba los muslos del niñato, cada vez más fuerte, siendo prueba evidente del empeño que ponía la mujer en hacer que su amante acabase. Sus nalgas se deformaban al chocar una y otra vez contra los muslos de él.
   ¡PLAS, PLAS, PLAS, PLAS…! El chapoteo, ensordecedor… Horas atrás había escuchado ese mismo ruido, habiéndole causado una impresión especial por la ausencia de gemidos por parte de su infiel esposa. Se besaban como una pareja que no ha podido follar en más de un año.
— Así lo vas a romper –le espetó, tranquilo, sin que ella parase.
— Así haré que te corras… ¿Te falta mucho?
— Si sigues así… -se detuvo, reprimiendo un suspiro-… me correré enseguida.
— Y el condón no se rompe… -se lamentó, decepcionada, sin parar.
— Se está rompiendo…

¡PLAS, PLAS, PLAS, PLAS... Clop! La polla se salió de su vagina, metiendo prisa al chico para agarrársela, apuntarla y clavarla de nuevo. No se le debió escapar el detalle de que Andrea ni siquiera comprobó el estado del condón.
— Creo que se ha roto –tanteó con una sonrisa.
— Mentiroso… -dijo besándolo-. Métela ya –Fue obedecida, siendo ensartada una vez más por su gruesa polla.
— De verdad, creo que se ha roto…
— Estos condones son muy resistentes… Uff.. Vaya polla. Me vengo –dijo sin parar de botar, cada vez más agresivamente y con más ruido-. Me voy a correr… Córrete conmigo.
— El condón se ha roto, yo de ti pararía si no quieres quedar preñada.
— No se ha roto… No voy a parar.
— ¿Y si se ha roto?
— No voy a parar…

¡PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS…! La cámara registraba como se autoempalaba a la velocidad de disparo de una metralleta. Pablo vio claramente como la fricción iba bajando el condón hasta los testículos de él hasta que, visiblemente, era evidente que estaba roto ¡PLAS, PLAS, PLAS,… Clop!
— Métela… Rápido.
— Pero está roto el condón… -Sergio se agarró el miembro.
— Eres un mentiroso…
— Quizá… Estoy a punto de correrme. Si es verdad y me corro… -Empezó a pajearse bajo su coño.
— ¡Mételo y córrete! –Impaciente, movía las caderas como una loca, restregándose con la polla.

Sergio apuntó el glande hacia el coño y esta se empaló de un golpe seco. Estaba empapadísima.
   ¡PLAS, PLAS, PLAS, PLAS…! A ese ritmo Andrea no se follaba a Sergio… Estaba intentando exprimir sus pelotas.
— Voy a llenarte…
— Llena el condón cielo. ¡Hmm! ¡Hmm! ¡Hmm!
— Voy a preñarte. Está roto y lo sabes…
— ¡No! –rugió ella, a punto de correrse.
— Sí, te voy a preñar, puta perra. Y lo sabes. Lo quieres todo dentro.
— Lo quiero dentro… ¡Lo quiero todo dentro! ¡Acaba dentro! –Andrea le comió los labios, lo calló. No quería oír que iba a acabar dentro de ella.

Ella usó su lengua para lamerle la boca mientras este se ponía en pie con ella en volandas, agarrándola de las nalgas y empezaba a esprintar dentro de ella. La cámara solo registraba la espalda de Andrea y un gran cipote perforando su entrepierna, se vio como la lengua del niñato exploraba el hueco entre sus labios; mientras la cámara registraba como aceleraba sin piedad. Los zapatos de tacón de su mujer se balanceaban sin control en pleno aire. El condón podía estar roto o no, pero Andrea no se había molestado en comprobarlo.
— ¡¡Uhhh!! ¡Sí! ¡Sí! ¡No pares! ¡Uhh…Mmmm! ¡Sí…! ¡¡SÍ!!–parecía estar llorando, como si le doliese. Era evidente que se estaba corriendo como una loca mientras varias gotas blanquecinas salían desperdigadas de su coño sin que ninguno dejase de menear sus caderas. No dejó de besarlo, apoyando casi todo el peso de la mujer en la misma polla que la ensartaba. Había buscado el orgasmo como un futbolista persigue un gol, marcando… Se corrió, gustosa, restregando su clítoris extasiado contra el peludo pubis de Sergio antes de que esta notase cascadas de semen mojarle los muslos y gotear sobre la alfombra.
— ¡Hmm! ¡Hmm…! –gimoteaba como una perra por comida, profundamente herida. Se acababa de dar cuenta de su error, enterrando la cara en el hombro de él. Seguía corriéndose con el coño lleno de semen.
— Te dije que se había roto…
— Creí que mentías… ¡Que he hecho…! –Parecía decir la verdad, mientras le temblaban las piernas. Sergio se dejó caer sobre el colchón y rodó con ella dejándola boca arriba, quedando debajo de él.

Dani se posicionó a su lado, ya sin condón listo para follarse ese coño por primera vez y sin protección alguna.
— No… No… -suplicó ella, aunque Dani supo bien como callarla. La besó aún con la polla de su hermano dentro y, cuando esta se retiró, el ocupó su lugar casi al instante, sin separar sus labios de los suyos.

Al principio, permaneció insensible notando su vagina encharcada, pero las desesperadas embestidas de Dani la volvieron a poner cachonda otra vez. No se la estaba follando sin más, se la estaba follando para impregnarla.
   ¿Y cómo podía excitarla tanto eso? Ella no quería quedar embarazada… O quizá sí. Estar tan caliente ante ese deseo la hizo pensar que su cuerpo exigía ser inseminado.
   Chap, Chap, Chap… Los chapoteos no eran tan ruidosos como los de hacía un momento y ella no gimió tan expositivamente como unos instantes atrás, pero se dejó comer la boca y se abrió de piernas el máximo posible hasta que el niñato acabó dentro de ella.

Al apartarse, un charco de semen y una gran cascada blanca de naturaleza cremosa surgía de lo más profundo de su vagina. Su pecho subía y bajaba con dificultad, representando su respiración, su piel estaba sudada y el vestido estaba sorprendentemente sin rotura ni mancha alguna.
— No… No… -volvió a suplicar a ver a Sergio pajearse frente a ella. Esta se dio la vuelta quedando boca abajo e intentando recostarse sobre el colchón; abierta de piernas y dejando un rastro de esperma-. Déjame descansar…
— ¿No querías polla? –le recordó apuntando el glande contra su vagina…
— Déjame… -pidió la mujer, agotada, tratando de mirarle por encima del hombro. Sergio se inclinó hacia ella follándose sus nalgas, besándola en la boca antes de agarrarla por las caderas y penetrarla, sosteniéndole una mirada que ella no pudo aguantar. Sus ojos se pusieron en blanco de nuevo, como tantas otras veces.

Fue una follada lenta, suave que hizo vibrar esas dos sabrosas nalgas visibles sin falda alguna que las escondiese. Apoyó sus manos en la espalda de ella, crujiéndosela, y apoyó su peso en en su culo para tener total libertad de movimiento en sus caderas.
    Por agotada que estuviese, levantó el culo y mordiendo la almohada, logró reprimir sus gemidos. Era una posición que daba mucho placer a ambos, cosquilleando el glande de Sergio hasta hacerlo acabar nuevamente dentro de ella.
    Dani, por el contrario, guio a la agotada hembra hasta la alfombra y se la folló como tan rápido como pudo siguiendo el ejemplo de su hermano. En lugar de acabar dentro, acabó sobre su carita. Pareció quedarse dormida de esa manera, pero para su desgracia llegó el patriarca al poco rato.

Los hermanos se estaban fumando un porro, pasándoselo uno al otro, cuando su padre entró en el cuarto y le separó las nalgas ,dejando el coño abierto de par en par y se la penetró vaginalmente buscando su propio orgasmo: Era la pereza de un cincuentón, la parsimonia de un viejo que quiere correrse para irse a dormir. Tiró del pelo de la mujer que apenas se quejó, poniendo caras de placer con los ojos cerrados mientras ese viejo usaba su coño para correrse… queriendo rellenarla con aquel esperma caducado.
   Las piernas de ella comenzaron a temblar, a sufrir espasmos. Aunque no pareciese estar consciente, daba la impresión que mantenía su capacidad para correrse.
   Brandon agarró la almohada y aplastó la cabeza de Andrea bajo ella, como si quisiese asfixiarla o perderla de vista. ``Chap, chap, chap, chap…´´
— Ughh… ¡Arghhh! ¡Grr….! –gruñía clavando su corrida en el sexo de Andrea.

Su marido la imaginó poniendo bajo la almohada caras, sacando la lengua, recibiendo toda la descarga; estremeciéndose aún cuando Brandon sacó su polla morcillona de ese coño impregnado de varias corridas y se largó a su habitación.

Apenas la dejaron descansar antes de despertarla… Sus pollas habían estado incapaces de endurecerse mientras fumaban y veían la televisión sentados en el suelo pero, al terminar, se turnaron una vez más para acabar. Andrea no emuló sonidos ni se movió, estaba tan agotada que pareció seguir en su letargo. Pese a tener ambas pollas duras, ninguno de los dos pudo correrse… Cuando se rindieron, aburridos de ella, procedieron a echarla de la casa. Sergio le dio unas palmaditas en el rostro, tratando de despertarla y le dijo:
— Hay algo que quiero que hagas…
— ¿Algo más…?
— Sí… Quiero que no te laves. Quiero que te vayas a la cama con tu marido llena de nuestro semen.
— Eso no… -comenzó a protestar, débil.
— Hazlo y ya…
— Si marido me descubre…
— No lo hará, es un subnormal.

Pablo presenció con impaciencia como la expulsaba de su cuarto antes de dirigirse al móvil y sonreía a cámara justamente antes de cortar la grabación.


<< Fin de la grabación del vídeo enviado por ‘’el okupa’’ >>



Al terminar de ver el vídeo, descubrió su polla dura como una roca. No había podido pajearse, no… Él quería follarse a esa traidora. Apagó el móvil y lo dejó cargando, abrió la puerta del despacho y se metió en su habitación, colándose entre las encharcadas piernas de su esposa.
— ¿Qué haces?
— Estás mojada…
— Estoy agotada, amor…
— Ya sé como relajarme…
— Estás durísimo –exclamó sorprendida pero adormilada. Su mujer sintió su polla dura colarse entre sus labios vaginales-. ¿Qué te pasa? ¿Por qué estás así?
— Los vecinos me pusieron cachondo con su porno… -``Y yo también quiero usar tu coño para correrme´´ se dijo así mismo.

Bastaron no más de quince embestidas, en menos de diez segundos ya se había corrido liberándolo todo dentro de ella. Se recostó en su lado de la cama, rodando. Le resultó raro saber que sus piernas estaban manchada con el semen de esos tres… No había podido besar a su mujer mientras usaba su vagina, le resultaba asqueroso… Pero eso no. Era como estar mojado con la lubricación vaginal de su esposa.

Ambos se quedaron dormidos y satisfechos… Durmiendo juntos una noche más.







*** Capítulo 3: Ciega y caliente ***




Eran las seis de la tarde cuando el hijo de Andrea recibió una llamada invitándolo a ir a la vivienda de los vecinos: ``Tengo un regalito para ti´´ dijo Dani, que con solo un año más que él ya había robado a su madre incontables veces. No supo a lo que se refería con aquello, pero bastante raro era que se lo dijese por llamada telefónica y no vía Whatsapp como acostumbraba a hacer siempre.

No parecían estar ni Sergio ni Brandon en la casa, solo él. Sospechando nada más entrar en el piso cuando el chaval se llevó el dedo índice a los labios y pidió que mantuviese silencio.
— Sé que es tu cumple… Dieciocho años ya. ¿Eres virgen? –susurró con poco más que un hilo de voz.

Manu no podía evitar darse cuenta de lo silenciosa que estaba la casa, quizá porque en el fondo sabía que había alguien más. Se sonrojo, sin querer admitir que así era pero, esa era la verdad: No se había estrenado con ninguna chica.
— Entonces este regalo te va a encantar. Tengo a una zorra en nuestro cuarto que está salida perdida.
— Y… ¿Sabe que es para mí? –preguntó con cierta ingenuidad.
— Emm… No –reconoció, riéndose de algo de lo que su invitado no supo captar-. No se va a enterar que eres tú. Tiene los ojos tapados.
— Yo…
— Le va a encantar, hazme caso. Tú solo no digas nada, es algo tímida…

Su anfitrión andaba dos pasos por delante de él, mostrándole un camino que ya conocía hasta el cuarto de los dos hermanos. No era que supiese quien había dentro, pero en el fondo de su mente nació una repelente y asquerosa idea. Dani no hizo nada por abrir la puerta, simplemente se apartó y lo invitó a pasar, haciendo que fuese el propio Manu el que hiciese girar el picaporte, descubriendo en el interior a una mujer con las manos atadas a la espalda y una venda negra cubriéndole los ojos. Era rubia, de labios carnosos y parecía respirar por la boca. Estaba completamente desnuda, con una ligera alfombra como vello púbico y con sus pechos inflados por la incómoda posición de los brazos.
   Si se quedó bajo el umbral de la puerta, paralizado, sin llegar a pasar; no se dio ni cuenta. Y si le hizo falta un pequeño empujoncito, su vecino se lo dio.

No habría sabido como reaccionar frente a otras personas, fuese quien fuese pero… Estando solo con ella en ese cuarto no tuvo que aparentar nada. Fue una sensación rara para él, sabiendo que era su madre aunque siendo incapaz de reconocerla en ese estado.
   Avanzó un par de pasos, ignorando todo lo que le rodeaba. La intimidad le brindó la ocasión de mirar a esa mujer abierta de piernas sin miedo a ser juzgado, sin tener que aparentar nada. Terminó de acercarse a esa mujer, y se percató de que su vagina estaba abierta de par en par, hasta el punto de ser capaz de ver un pequeño botón carnoso y rosado al fondo de ella. Su pecho se movía acaloradamente, con una respiración rápida e inquieta. Con las manos a la espalda estaba recostada contra un par de cojines colocados para su propia comodidad.
   Su boca no se cerraba ni sus labios se juntaban, Manu pensó que era lo más erótico que había visto en su vida.
— ¿Daniel? –preguntó con voz temblorosa-. Esto ya no tiene gracia… -dijo por fin, pese a que no obtuvo respuesta-. No seas cruel… Quítame esto.

Manuel podía hacer lo que quisiese con ella, sin tener que aparentar nada. Quiso meter su pulgar en esa sucia boca, y lo hizo. Sus labios se separaron ligeramente, antes de cerrarse en torno al pulgar, chupándole el dedo gordo como un bebe besa el chupete.
   Sintió su cálida lengua jugar con él, impregnándolo con su saliva antes de que tuviese suficiente y lo extrajese. Ella se quedó ahí, con la lengua expuesta fuera de la boca y pidiendo poder chupar algo.

Era virgen, pero tenía fantasías. Se quitó la camisa y se bajó el pantalón de chándal. Agarró a Andrea de la nuca y guio su lengua por su vientre, por su ombligo, por su vello púbico… Esos labios la besaban todo lo que encontraban a su paso, esa lengua lamía su piel; dispuesta a mamar, sin saberlo, la polla de su propio hijo. No lo habría hecho si lo hubiese sabido, esa posiblemente era la única verdadera línea roja que tendría la madre. Por desgracia, tenía los ojos vendados y para ella, no era otra cosa que un juego donde Daniel la entregaba a un amigo suyo.
   Manuel en el fondo sabía que su madre nunca se enteraría de eso, por eso se iba a asegurar de probar cada parte de esa mujer. Haciendo de esa oportunidad irrepetible un recuerdo inmortal.

Retrocedió un par de pasos y se desnudó por completo, para mayor tranquilidad puso el pestillo en la puerta de la habitación. Se aseguró de que no hubiese ninguna cámara grabando y, en su lugar, puso la suya propia. Sí… Iba a hacerlo. Iba a grabarlo todo para sí mismo.
   Lo que más le excitó, antes de empezar, fue pensar que su madre pensaría; lo más probable es que era un niñato desconocido iba a usar su coño como si de un balde de esperma se tratase. La iba a convertir en un objeto, y se iba a desvirgar con ella: >>
   << avanzó hasta quedarse frente a ella y la agarró del cuello. Quería satisfacer hasta la última fantasía, sin reservarse nada, por eso con su dedo pulgar le dio a entender que quería que sacase la lengua y, cuando esta lo hizo, lanzó un largo y empalagoso escupinajo que resbaló por la rosada lengua y se perdió de vista en su garganta. Ella tragó y volvió a sacar la lengua, sonriendo.

   La besó, sí… Quería besar también esos labios. Luego bajó aún más y le mordisqueó los pezones haciéndola suspirar. Saltándose el ombligo, le comió directamente el coño antes de agarrar su propia erección y apuntarlo contra los labios de carne. La clavó de una, con una embestida seca, antes de empezar a follársela como un conejo.
   La vio apretar los dientes, intentando no gemir. En la habitación solo se escuchaba su respiración forzada, la de él; y por otra parte el chapoteó constante de sus testículos contra el culo de ella. Quería hacerla gemir, pero no podía. No, ella abrió la boca y musitó algo silenciosamente, sin proferir sonido alguno a través de ella. No… Tendría que hacerlo mucho mejor si quería hacerla gemir.
   Pensó que iba a durar mucho, que podría durar más de dos cuartos de hora antes de correrse, pero se equivocó. Poco menos de dos minutos después de empezar ya tenía ganas de correrse.
  Se curvó sobre ella y la besó, le comió la boca de nuevo. Ella gustosa entregó su lengua a ese desconocido. La follada se fue volviendo más intensa, y como buena sumisa que era le sobreexcitó pensando en que estaba entregándose a un posible delincuente. El suspense y el misterio se convirtió en una deliciosa follada con unos besos rudos e inexpertos. El desconocido la agarró del pelo y sus embestidas se volvieron fuertes, iba a correrse. La estaba usando para acabar.
   El chico, que debía ser joven, no pudo seguir besándola y dejó libre su boca, suspirando de una manera que sonó muy familiar a Andrea. No se paró a pensar quien podía ser, estaba muy cachonda.
   ``Chop, chop, chop, chop, chop…´´
— Que rico… No pares. ¿Te vas a correr? –preguntó como si no aguantase el silencio-. Aguanta un poco más, mi amor. Quiero que me folles mucho más… -``Chop, chop, chop… chopchopchopchop´´-. ¿Por qué aceleras? ¿No te irás a correr dentro? Puedo quedar embarazada… Lo sabes. ¿No? Acaba en mi boquita…

``¿Cómo puede ser tan…?´´ fue lo único que pensó su hijo, sin detener una follada que iba a durar poco más de dos minutos. Volvió a besarla mientras clavaba el extremo de su polla lo más hondo posible. Ella meneaba sus caderas como si quisiese exprimirlo… Y lo logró.

   Quiso gemir, pero sabía que lo reconocería. Se mordió sus propios labios mientras intentaba no correrse dentro, pero lo hizo… Un primer chorro impactó dentro de su coño; justo antes de que consiguiese sacarla y apuntar a sus tetas. La agarró de los pezones y enterró su pene entre ambos pechos, esparciendo su blanquecino semen en su cuello y entre ambas ubres.
   Andrea tenía la lengua expuesta y recibió el último chorro antes de empezar a mamársela. No pudo evitar agarrarla de la nuca y forzar una limpieza expres de su miembro.

Se apartó, contemplando la obscena vista de ver a aquella mujer con un pequeño hilo de semen salir de su vagina y con las tetas manchadas de semen. Agarró el móvil y grabó un primer plano de todo aquello, luego se vistió de nuevo y avergonzado como nunca antes en su vida, se marchó. No dijo nada a Dani, simplemente abrió la puerta de la casa y se escapó a la suya propia.

Nunca olvidaría lo bien que se había sentido follarse a esa mujer. A su madre. Sin saber que no sería la última vez.



*** Capítulo 4: Dos profesoras un poco putas… ***

Eran las siete de la mañana, y se había despertado dos horas antes que su marido. Aquella semana era la que precedía al inicio de las clases, y aunque era largamente tediosa para todo el profesorado, cada maestro era el tutor de un curso y una clase en concreto. Era su obligación haber elegido un día de aquella semana para dar cita a los padres e ir realizando entrevista a lo largo de toda la mañana.
   Eso, por supuesto, era algo que ya había sido planificado un mes atrás. Los padres estaban al tanto y se habían peleado por las mejores horas, quedándose los más espabilados con las horas más cercanas al mediodía. Los matrimonios, que acostumbraban a ir juntos, se apiñaban en torno a las once y doce de la mañana; pero algún rezagado había que, por haberse inscrito tarde, tuvo que conformarse con las primeras horas.

Andrea estaba mentalizada que hasta las diez de la mañana no comenzarían a reunirse una cuantiosa cantidad de padres, por lo que desde las ocho hasta las diez estaría más aburrida que entretenida en su despacho.
   Cada año iban los típicos listillos que, a espaldas de sus esposas, coqueteaban con ella por considerar que estaba buena. La diferencia con los años anteriores es que ese era ella quien iba a jugar con los padres.

Se maquilló en exceso. Sin acicalarse era guapa, con aquellos retoques era preciosa: Con la ayuda de la plancha se alisó y bufó el pelo con unas olas onduladas. Pintalabios rojo pasión y una línea sobre los parpados que recordaban a una felina cazadora. Escogió un vestido rojo de una sola pieza y sin tirantes, un corpiño negro y unos zapatos de tacón. No llevaba ropa interior, aunque de esa pequeña licencia pensó que nadie tenía porque enterarse.

Llegó a las ocho menos diez al colegio, encontrándose con una compañera que también había escogido ese día para las entrevistas a los padres. Era tan pechugona como ella, e iba vestido con unos shorts y una blusa sencilla bastante juvenil que dejaba a la vista su vientre. Era una cuarentona en plena regla, como ella. Ambas eran rubias y se llevaban bastante bien, aunque fuera del colegio apenas hubiesen tenido contacto y lo que sabían la una de la otra lo hubiesen descubierto en los descansos en la sala de profesores.
— ¿Andrea? ¿Eres tú? –preguntó, incrédula. Interrumpiendo su paseo por el pasillo.
— Sandra... Creía que estabas en Villamacho.
— Me llamaron para una sustitución y, ya ves –al ver que Andrea no hacía ningún comentario, añadió:-. La jefa de estudios puede ser muy persuasiva cuando se lo propone. Me traje a Olivia y mi yerno, Joaquin se quedó en el pueblo con los niños.
— ¿No te gustaba la vida de pueblo?
— Ni fu ni fa… Si hubieses estado allí lo entenderías. ¿A dónde vas tan guapa? ¿Hay algún padre buenorro o algo?
— Calla –le restó importancia, riendo. Se miraron a los ojos. Eran como los suyos… Una mirada que conocía muy bien de tanto vérsela en el espejo-. Quería venir arreglada.
— Ya. Con lencería de guerra… -murmuró Sandra, tomándose la licencia de hurgar con sus dedos el pliegue del vestido, descubriendo el negro corpiño.
— ¡Oye…! –le espetó, aunque se echó a reír.
— No tienes que darme explicaciones, solo me ha llamado la atención que vistas así… Tú, que parecías una monja.
— ¿Disculpa? –le reprobó el tirito, mirándola de arriba abajo. No la conocía desde hacía demasiado, había coincidido solo a un par de cursos con ella.
— ¿Me vas a decir que no?
— No voy zorreando por ahí. Eso no me va…
— Bueno… Si luego te apetece ir a tomar algo.
— ¿Me estás pidiendo salir? No pensé que te fuesen esas cosas.
— No digas tonterías… Ir a tomar algo, solo eso.

Un año atrás habría jurado que Sandra era la típica mujerona fiel a su marido, como ella. Con mucho más carácter que ella, pero sin ser capaz de traicionar a Joaquin. Hetero y con las ideas claras, pero Andrea supo identificar esas miradas que le lanzó su compañera docente. Le miraba las tetas con un cierto brillo lascivo en sus ojos que estaba logrando ponerle la piel de gallina.
   No le gustaba la idea de hacer nada con otra mujer, y si iba vestida de esa manera era, única y exclusivamente, con la intención de jugar un poco con los papis más traviesos. Por otra parte, le divirtió tratar de descubrir hasta que punto estaba dispuesta a llegar la otra profesora.
— Me parece bien… ¿A qué hora terminas?
— A las tres estaré libre seguro.
— Pues nos vemos sobre esa hora. Me voy, que ya deben estar llegando los padres de mis alumnos.
— Yo igual…

Ambas se separaron por el largo pasillo, las dos dirigiéndose a puntos extremos opuestos del edificio. No debió mirar atrás, porque al hacerlo la pilló de pleno mirándole el culo y, cuando siguió caminando hacia adelante, Andrea se tomó la licencia de mirárselo también. Dos bonitas nalgas apretujadas dentro de un estrecho shorts azul marino.
   No era una ropa tan simple como se imaginó al principio. Esos shorts eran demasiado pequeños para unas caderas y un culo tan grande, hipnotizando con la mirada a cada paso que daba; mientras que esa blusa que llevaba ocultaba mucho más de lo que en realidad había debajo.

Por unos instantes no pudo evitar preguntarse donde iba a acabar todo aquello. Entonces se dio cuenta de que debía comenzar las entrevistas y se dirigió rauda a su despacho. Ya había fuera un hombre esperando pacientemente sentado sobre el banquillo. Al ver pasar a la profesora, se la comió con los ojos. Si las miradas embarazasen, sin duda ya estaría preñada.
   Lo evaluó unos segundos sin apartar la mirada y, entonces, entró dentro. Dejó su bolso sobre un estante vació que había en un armario sobresaliente de la pared. Abrió su cajón y bebió un largo trago de agua antes de agarrar del mismo interior una lista con las citas. Se acercó a la puerta y la abrió, antes de llamar al primero:
— ¿Daniela Suarez? –chilló sin salir fuera de la sala… Solo estaban ella y él. Alzó una ceja inquisitiva y al ver como se levantaba, le invitó a entrar-. Adelante, por favor…

Recortó la distancia hasta la puerta, accediendo al interior y dejando que fuese ella la que cerrase la puerta.
— Siéntese, por favor –pidió la docente analizándolo de arriba abajo: En su dedo corazón había una alianza, estaba casado. Llevaba una camisa de manga corta de color beix y unos pantalones tejanos que llegaban a las rodillas. Ropa juvenil para un hombre que rondaría los treinta y cinco… Parecía un putero. De rubios cabellos y pelo rizado.

El hombre ya se había sentado cuando ella rodeó el escritorio y se sentó frente a él.
— Creía que debía venir la señora Daniela –murmuró con cautela, ojeando de nuevo el papel.
— No ha podido venir, soy el papa de Santi. Daniel.
— Ya veo…
— Ahora me alegro de que haya sido así… De haber sabido que la profe era tan guapa…

Un halago torpe y directo, aunque Andrea se tomó la molestia de fingir ruborizarse.
— Que adulador. Se lo agradezco… Aunque venimos aquí para hablar de su hijo.
— Sí. Hablemos del niño y luego ya si eso ...
— ¡Uy! Que mal padre está echo… ¿O me lo parece?
— Bueno, tú tampoco es que esté muy por la labor de ser profesora.
— ¿A no?
— No.
— ¿Por qué?
— Por como va vestida.
— ¿Es muy inadecuado? Que pensaría su esposa…
— Mi esposa no está aquí.

Andrea sonrió y se levantó del asiento, rodeando la mesa y dejándose caer en la silla que había al lado del padre. Las rodillas de ambos se rezaban por poco y, si por cualquier cosa la profesora se animaba a separar las piernas… La insuficiente falda dejaría totalmente expuesta su vagina.
— Entonces quizá deberíamos posponer la entrevista, ya que el papa de Santi estar muy centrado… -dijo cruzándose de piernas.
— Bueno… Se me ocurre alguna manera de solucionar eso…
— ¿Ah, sí? –sonrió de nuevo, casi coqueta-. ¿Cómo?
— ¿Esa puerta tiene pestillo?
— Pruébalo tu mismo –susurró distraídamente: ``¿Qué estoy haciendo? Lo estoy invitando a…

Lo observó levantarse y dirigirse a la puerta. Tenía una pinta de machista que no podía con ella, tenía buen porte pese a su juvenil… Y poseía también un buen trasero. Cerró con pestillo la puerta.
— ¿Qué diría su mujer si lo viese cerrar la puerta?
— Liaría una buena… Por suerte no hay padres fuera. Estamos solos –dijo acercándose a ella.
— ¿Seguro? Juraría que ya casi le toca a un matrimonio…
— Bueno, pero no entrarán sin permiso… Tenemos tiempo.

La profesora se abrió de piernas ligeramente para él, dando de sí la falda del vestido. Este se quedó de pie frente a ella, aún sentada en la silla y se miraron a los ojos mientras este dirigía sus manos a la cremallera de su pantalón. No, no iba a permitirlo. Aquello era solo un juego, se recordó.
   Se levantó dando un bote sobre el asiento, lo agarró de la muñeca sonriéndole y lo guio hasta donde estaba la puerta, sin llegar a abrirla ni retirar el pestillo. Puso las manos contra la pared y el culo en pompa.
— ¿No prefieres saber lo que hay bajo la falda?
— Creo que me hago una idea… -ronroneó mordiéndose una uña antes de relamerse el labio superior.

Con su manaza azotó su culo, sin separar la mano de su nalga, usó sus dedos como garfios para subirle la falda, dejando totalmente al descubierto la raja de su culo.
— Me gusta… Creo que nos lo vamos a pasar muy bien…


Se lo imaginó follándosela en esa misma postura, corriéndose dentro de ella o sobre su ropa, incluso tomándose confianzas indebidas. Muy problemático y no pensaba tolerarlo.
— Deseo tu lengua ahí abajo…
— ¿Ah, sí…? –inquirió él, agachándose lentamente hasta arrodillarse frente a su coño en pompa.
— Ajá… Cómemelo, papa.

Lo último que alcanzó a ver, fue a ese desgraciado a punto de comerle el coño –que ya comenzaba a humedecerse- y como un considerable bulto en la entrepierna de su ceñido pantalón, mostraba su predisposición a empalarla sin piedad.
   Era una tentación dejarle continuar, sentirlo abusar de ella allí e irse más campante, pero no era tan tentador como quitar el seguro de la puerta, abrirla de par en par y chillar a los siguientes de la lista. El papa que estuvo a punto de follarla quedó boquiabierto, sin ser visto por nadie, se puso en pie mientras la inteligente –y calientapollas- profesora salió del despacho colocándose bien la falda al encuentro del matrimonio. No sin antes mirar hacia el exasperado hombre y dedicarle una sonrisa traviesa.
   Despidió al padre, le agradeció su tiempo dedicado a aquella reunión, antes de cerrarse con el matrimonio al que le tocaba después y dejar al marido cachondo fuera.

Sí… Estaba resultando más divertido de lo que esperaba.

***

Una vez dentro, no pudo evitar reírse varias veces durante la entrevista: La mujer era hermosa, pero no tanto como ella. Se notaba que desde que había visto quien era y como iba vestida no la tragaba. Por si fuera poco, su marido, un rechoncho madurito de unos cuarenta años con mostacho y camisa de poliéster, no disimulaba lo más mínimo su interés en su escote y en su entrepierna.

Iba muy erótica, con un vestido rojo de una sola pieza ceñido a sus curvas.
— ¿Y dicen que su hijo es intolerante a la lactosa? –preguntó Andrea con interés, totalmente concentrada en la entrevista. Podía ser una zorra y disfrutar con ello, pero ante todo era una profesional.
— Sí, nada de leche… -afirmó el padre mirando sus tetas de nuevo, desviando la mirada al percatarse de que su mujer lo miraba mal a él.
— ¿Alguna cosa más?
— Si –preguntó la esposa de Santiago-. ¿Le parece normal asistir a esta reunión con semejante vestido? No me parece…
— Disculpe –María alzó la el bolígrafo, interrumpiéndola-. Como yo vista no es asunto suyo. Es cierto que he escogido un vestido un tanto llamativo, pero quería venir arreglada. ¿Qué opina usted, señor Santiago?
— Que sí, que sí –afirmó, temblándole el bigote como si hubiese un terremoto. Dándole la razón como un tonto-. Que vista como quiera, Jervasia.
— ¿¡Pero que vas a decir tú!? ¡Cochino! ¡Malparido! –dijo levantándose de sopetón, comenzando a abofetear a su marido-. ¡Nos vamos! –prácticamente su mujer lo sacó a rastras de allí.

Andrea se echó a reir, mordiéndose el labio y mirando quien sería el siguiente en su lista. Aquello era más divertido de lo que esperaba, y aunque sabía que podría haber un par de quejas a la jefa de estudios no veía nada de malo en jugar a pasatiempo un tanto picante con algunos padres. ¿Qué podía hacer la jefa de estudios? ¿Darle un tirón de orejas por ir más provocativa de lo moralmente correcto?

***

Las entrevistas se le pasaron volando: Jugar con matrimonios; con las madres que iban solas y con algunos papis que, con la suerte de estar sin sus esposas, hizo de todos aquellos procesos burocráticos algo mucho más entretenido y ameno.
   Tenía que reconocer que con algún que otro se pasó de zorra. Dejando que se le cayese el bolígrafo al suelo para salírsele una teta del corpiño asomando un pezón o abriéndose de piernas para un atento y centrado papaíto.
   Por increíble que pudiese parecer, fueron hasta cuatro los hombres que, a espaldas de sus esposas, trataron de cortejarla. Jugó con ellos sin demasiada gracia, al menos con tres incluyendo al que casi se la logra follar en la primera entrevista. Pero era el último, sin duda, fue el más inteligente y sutil de los cuatro. Para sí misma lo llamaba como ``el madurito interesante´´.
— ¿Lleva mucho enseñando? –le preguntó con una sonrisa asquerosamente amable.
— Un tiempo… Tengo bastante experiencia.
— Se nota, a los niños debe gustarles mucho aprender.
— Y a los que no son tan chicos también, puedo asegurárselo. –dijo con una sonrisa traviesa antes de continuar-. ¿Es alérgico a algún alimento? ¿Intolerante a la lactosa…?
— Sí,  no la tolera.
— Que pena…
— Con lo rica que está la lechita… –El padre emuló un gesto de pena mientras decía aquello, tratando de sonar inocente.

Claramente el comentario le hizo perderla la compostura por un momento, demasiado tiempo había pasado zorreando y ya comenzaba a subirse por las paredes de lo caliente que estaba. Algo de ‘’lechita’’ si que comenzaba a apetecérsele. Continuaron la entrevista, con algún que otro comentario con segundas intenciones bien disimulados por parte de ambos hasta que por fin acabaron.
   Esa era la última entrevista que debía dar, por eso le pilló por sorpresa cuando en lugar de marcharse de su despacho ese hombre le hiciese una pregunta respecto a algunos de los padres anteriores.
— ¿Por qué lo pregunta?
— Cuando llegué había unos padres esperando fuera fumando.
— ¿Ah, sí? No me imagino por qué… -mintió, suprimiendo torpemente su sonrisa.
— Yo tampoco –replicó con una carcajada cómplice, aunque no tardó en añadir-. Soy fumador, y al verlos ahí en corro en el patio no pude evitar unirme mientras esperaba, y hablando y hablando…
— ¿Sí? –pestañeó muy rápido, haciéndole ojitos.
— Comentaban que les encantaría tener una conversación con usted sobre los niños, no han quedado satisfechos con estas reuniones tan… cortas.
— Y me imagino que todavía estarán esperando fuera.
— Sí.
— Vamos, le acompañó a fuera…



*** 4.1: Bar de buenas tapas ***

Andrea se olvidó por completo de lo que había hablado con su compañera Sandra horas a atrás. Eran las tres de la tarde e iba a hablar en el campo de futbol del colegio con cuatro hombres bajo un sol otoñal. Los tres –Entre ellos Daniel- estaban fumando en corro cuando la vieron llegar al lado del cuarto, el último al que había podido dar una entrevista. Le ofrecieron un cigarro que ella rechazo, mostrándose amables, simpáticos y enrollados.
   Estaban siendo bastante cautelosos, agradeciéndole el tiempo que les había dedicado para aquellas entrevistas antes de tratar de desviar el tema. Evitaron sacar el tema de si estaba soltera o casada, terminando por proponerle si se animaba a ir a tomar algo con ellos. ¿Y qué mujer en su sano juicio se iría con cuatro desconocidos a un lugar incierto? Ya estaba pensando que excusa poner cuando a lo lejos escuchó a una mujer llamarla por su nombre, volviéndose hacia ella.
— Sandra… -se escuchó decir, observando como se acercaba a paso lento. De reojo vio como los cuatro padres contemplaban de arriba abajo a la profesora que acababa de llegar.
— Creía que me habías dejado tirada…
— Ya ni me acordaba, la verdad –contestó algo cortada.
— ¿Eres madre de un alumno?
— No, soy profesora –le contradijo la recién llegada sin dejar de sonreír.
— Mucho gusto –se inclinó hacia ella con naturalidad e intercambiaron dos besos. Algo que animó a los demás a hacer lo mismo.
— Le estábamos diciendo a…
— Andrea –musitó automáticamente.
— A Andrea si le apetecía venir a tomarse algo con nosotros.
— ¿De verdad? Eso estaría muy bien… Justo le había dicho para ir a algún bar cuando terminásemos de atender estas reuniones.
— Mira que bien. Entonces… ¿Vamos?
— Sí. ¿No, Andrea?
— No sé si me va bien… -comenzó a decir, consiguiendo disimular lo molesta que estaba por la poca picardía de la que estaba haciendo alarde.
— Conozco un buen local por aquí cerca, hacen unas tapas muy buenas.
— Perfecto, porque tengo un hambre…
— Así podremos conocer mejor a las profesoras que enseñarán a nuestros hijos y tal –espetó Daniel, el padre que había sido el primero en ser entrevistado.

Empezaron a andar hacia ese lugar, hablando de cosas sin importancia. En cuanto quedaron separadas de ellos un instante, Andrea aprovechó para reprobar a su compañera sobre todo aquello.
— ¿Cómo se te ocurre? ¿Acaso no ves que van más salidos que el pico de una mesa?
— Venga… Nos lo vamos a pasar bien. ¿Qué nos van a hacer? Además, vamos juntas…–replicó riendo devolviéndole el susurro en voz baja.

Cada vez tenía más claro que su compañera lo único que quería era dar a su cuerpo algo de alegría macarena. Se dio cuenta al verla contonear su cuerpo cada vez que los pillaba mirándolas; como se tocaba el pelo y como meneaba sinuosamente sus pechos. Si era cierto que llamaban mucho la atención: Cuatro hombres, vestidos con diferentes tipos de atuendos junto a dos rubias de cuerpos exuberantes. Una de ellas vestida sencillamente mientras que, la otra, portaba un vestido de una sola pieza y demasiado obsceno; despertando la curiosidad de los transeúntes que paseaban a su alrededor. Todas las cabezas, tanto de hombres como mujeres, se giraban al presenciar ese variopinto grupo pasearse por las afueras de la zona escolar. Entonces, tras una larga caminata, llegaron a una zona bastante escondida que no tenía para nada buen aspecto. El local al que entraron parecía el típico escondrijo de maleantes y desvergonzados.
   A Andrea no se le escapó el detalle de que ese bar ``con buenas tapas´´ era en realidad un motel, aunque en vez de preocuparse o buscar una excusa para irse, se limitó a sonreír y mordiéndose la comisura del labio entrando tras los cuatro hombres y con su amiga al interior atravesando una puerta corredera.
   La recepción estaba en un rincón del mismo lugar donde estaba el bar, y mientras el ``madurito sexy´´ que los había guiado hacia ese establecimiento contrataba lo que de seguro iba a ser una habitación, el resto pidieron las bebidas. Curiosamente ninguno estuvo dispuesto a dejarlas pagar, invitándolas en todos sus caprichos.

Bebían y picoteaban, hablando unos con otros. Andrea tenía una actitud mucho más seca y cauta, totalmente opuesta a lo calientapollas que había sido en aquel despacho. Sandra, por otro lado, se reía escandalosamente y se apoyaba en los hombros de sus acompañantes, dejándoles regocijarse al verla tan animada haciendo retumbar sus pechos bajo la blusa.
   La esposa de Pablo, por otra parte, respondía mucho más borde pues, de reojo, estaba más interesada en escuchar la lejana discusión que tenía el que se había apartado del resto con la recepcionista. La mujer era una cincuentona que, por lo seguro, estaría amargada con la vida y los observaba con ojos de lince, sin dejarse engañar.
— No será más de dos horas…
— Necesito documentos de identidad de cada uno de los asistentes, por ley –No se dejó ningunear.
— Podemos llegar a un acuerdo. Venga, solo serán dos horas.
— ¿Y las chicas tan lindas han venido por voluntad propia? ¿Con cuatro malnacidos? –comentó, señalando a Andrea con el mentón.
— ¿Las ve a disgusto? –La vieja se tomó su tiempo para estudiarlas, pasados unos segundos se encogió de hombros.
— Serán cincuenta euros más. Cincuenta euros por golfa.
— Está bien, cien entonces. –replicó soltando una carcajada por lo bajo. Pareció entender que no iba a obtener más descuento que ese.

Cuando volvió con la llave de la habitación, se tomó su tiempo para pedir una cerveza fría en la barra antes de exponer su excusa.
— Me ha ofrecido una sala con terraza, para estar lejos del barullo y esas cosas.
— Un bar que ofertan terrazas por piso, que curioso –arguyó Sandra alzando sospechosamente una ceja, sin perder su toque coqueta.
— Sí –contestó pacientemente, muy serio-, es un bar único.
— No crea que sea único –le rebatió Andrea sonriendo entre dientes- seguro que hay más por la zona… -continuó evitando mentar la palabra ``moteles´´. Podría haberlo hecho, pero no sería tan divertido.

Quizá sería el alcohol, subiéndosele a la cabeza, pero estaba empezando a sentir unos calores y un fuerte cosquilleo en el vientre. Tampoco habría sido tan descabellado atribuírselo a lo zorra que estaba siendo la otra, contagiando esa actitud a Andrea.
— Que sí, ya lo verás. Vamos a pasar un buen rato… -le contestaba el madurito interesante, acariciándose la barba.

Era un cincuentón con barba negra y grisácea, con el atractivo interesante que tienen algunos hombres a esa edad.
   Subieron las escaleras entre risas, ascendiendo el que tenía la llave el primero de todos y Andrea la siguiente. Sabía que le estaban contemplando el culo, aunque al mirar hacia abajo veía al que se hacía llamar José con el brazo cruzando la cintura de Sandra y manoseándole el culo. Ella no parecía molesta para nada. Cuando llegaron al piso, las dejaron acceder las primeras en cuanto el poseedor de la llave abrió de par en par la entrada. Era una habitación sencilla, con una cama matrimonial cuyo colchón era, de manera visible, de una mala calidad incuestionable. Por haber no había ni terraza, solo era una habitación diminuta con un cuarto de baño al lado de la entrada… Eso sí, la bañera era enorme. En un rincón del cuarto, destacaba un escritorio diminuto que utilizaron algunos de ellos para dejar sus botellas de cristal.
— Que terraza más… particular –La estimación de Sandra fue avalada con un portazo.
— Sí, en lugar de una mesa hay una cama para estar más cómodos –dijo el contratante de la habitación, sin molestar en excusar lo absurdo de la situación.

Dos de los cuatro hombres se sentaron en el borde de la cama, cada uno agarrando a una de las dos profesoras y sentándolas en sus rodillas de un tirón. Sandra parecía mucho más cómoda con la situación, riéndose y sentándose directamente sobre la polla de ese hombre. Andrea, por el contrario, sonreía con cierta tirantez sentándose directamente sobre la rodilla del otro hombre.
— Bueno… -comenzó a decir Andrea bebiendo un tímido sorbo de su botella-. Queríais hablar de vuestros hijos… -continuó burlesca.
— Sí –articuló Daniel, el treintañero sobre el que estaba sentada. Era un rubio de cabellos rizados y sonrisa traviesa -. Nuestros niños van a pasar mucho tiempo con vosotras, que menos que conoceros a fondo…
— No estoy segura de que vuestras mujeres vean eso con buenos ojos.
— Podrían ponerse un poco celosas –continuó Sandra con una sonrisa pícara en los labios. Acompañó su afirmación restregando su enorme culo contra la entrepierna del hombre.
— Bueno… Esto lo hacemos por los niños. Como padres tenemos que daros el visto bueno –aseguró el rubio bajo Andrea. Sin previo aviso, dejó caer su manaza sobre el muslo desnudo de la profesora. No pudo evitar notar el pulgar de ese salido muy cerca de su sexo desnudo bajo la falda del vestido.
— No sé yo…

Uno de los dos hombres restantes que permanecía de pie a un lado de la cama, interrumpió la conversación. Estaba junto al que había contratado la habitación, y tenía una buena pinta de putero, como el otro.
— Me muero de curiosidad… ¿Irás a las clases vestida así? No estoy seguro de que sean clases aptas para niños.
— No… -replicó Andrea sorprendida, pues solo se dirigía a ella-. Así solo me arreglo para los papis. Aunque creía que os portaríais mejor, la verdad.
— ¿Nos estamos portando mal? –le espetó Daniel, abrazándola con delicadeza y pegando su nariz a su pelo. Andrea se sobresaltó al sentir su respiración tan cerca de su oído y de su cuello.
— Un poco mal sí –aseguró Sandra-. Nos habéis traído a un motel.

José, el hombre cuya entrepierna estaba siendo enterrada por el trasero de Sandra, deslizó su mano por el desnudo ombligo de la profesora y enterró sus uñas bajo la cremallera del tejano, acariciando la depilada vagina de la mujer que no pudo evitar perder la noción de lo que estaba diciendo.
   Sandra abrió la boca y cerró los ojos al sentir esos rudos pero decididos dedos explorar su humedad. Con la otra mano, José desabrochó el botón del pantalón dejando el pubis de la rubia al descubierto. Sus dedos hicieron ruidos obscenos parecidos a pedos vaginales al meterlos dentro.
— ¿Dónde crees que estás tocando? –le reprendió con simpatía Sandra-. Que papis más malos que quieren follarse a las maestras.
— Tú no pareces muy interesada en querer evitarlo… -le susurró al oído José mientras clavaba las yemas de su dedo en el punto g de ella, haciéndole tensar todo el cuerpo.
— Quiero llevarme bien con los papis de mis alumnos –contestó, ladeando la cabeza hacia atrás mientras comenzaba a besarle. En pocos segundos ese hombre ya estaba comiéndole los morros, poniéndole la vagina apunto y manoseándole las tetas.

Daniel, por otra parte, hizo levantarse a Andrea y la puso en pompa contra la pared que tenía en frente. Una perfecta rima que complementaba lo que había pasado en el despacho y sobre como lo había dejado a medias.
   La profesora todavía estaba pensando en como podía escapar de esa situación, viendo a su derecha a su compañera liarse sin complejo alguno con ese otro hombre. Era cierto que había ido vestida de esa manera, pero únicamente para provocar un poco.
   A pesar de eso, su coño estaba listo para ser penetrado. La idea de dejarse follar por cuatro desconocidos, la ponía cachonda perdida. Pero es que, además, tenía su morbo espiar a Sandra y escuchar sus suspiros de placer.

Con las manos empotradas contra el muro, sintió la degenerada lengua de Daniel lamer desde su clítoris hasta el interior de su vagina mientras sus uñas se clavaban contra sus nalgas.
— No vayas de santa, que aún siguen doliéndome los huevos por lo que me hiciste en tu despacho –le espetó poniéndose en pie tras ella y dándole un duro azote que la hizo estremecerse del susto.
— Yo no hice nada… -mintió con voz de niña buena. Le ponía perrísima pensar en haberlo dejado tan ``palote´´ en su entrevista.

Sandra estaba de pie frente a José, sentado. Bajándole los shorts hasta los tobillos y quitándole el sujetador dejándola únicamente vestida con aquella blusa. En menos de cinco segundos las acorralaron espalda contra espalda, ambas arrodilladas con los dos coños al aire. Cuatro pollas de diversos tamaños y olores botaron sobre sus bocas. Cada una agarró dos pollas y comenzaron a chupar. Los padres se divirtieron jugando con cierta inquina con aquellas bocas, empalándolas y clavándolas lo más hondo posible en ambas gargantas.
   Cada uno perdía la paciencia, reclamando la atención de una de las dos. Las babas de ambas se acumulaban en las cuatro pollas, intercambiándose para ser chupadas por ambas. De repente, uno de ellos tuvo una idea. El que había contratado la habitación propuso hacerlas trabajar en equipo y Sandra aceptó por las dos, de nuevo.

***

José, Daniel y el que había contratado la habitación estaban de pie y con las pollas al aire, masturbándose y esperando su turno. Pascual era el nombre del que estaba completamente desnudo y estirado en la cama, tenía una buena barriga cervecera y una polla considerablemente grande.
   Estiradas alrededor de su miembro ambas profesoras, chupándosela de abajo arriba. Sandra lo masturbaba y le comía el glande, mientras que Andrea se había ceñido a mamarle los testículos.

   Desde el principio había estado segura de que Sandra le iba detrás, más concretamente desde el mismo momento que la vio vestida de esa manera aquella misma mañana. Quizá por eso no le sorprendió que, varias fueran varias veces, la lengua y los labios de su compañera rozaran ``accidentalmente´´ los suyos. Las dos profesoras lamían de arriba abajo y de abajo arriba toda la extensión del miembro. Sandra buscando su boca y ella la esquivaba.
   No le atraía especialmente la idea de besarse con otra mujer, menos con ambas bocas con sabor a polla, pero era consciente de que podía ser un prejuicio estúpido pues nunca antes lo había probado.
— Creo que me va tocando a mí. ¿No? –replicó el rubio de Daniel, sustituyendo a Pascual. Su polla no era tan grande, pero era lo suficiente para llenar a cualquier mujer.

No se contentó con dejarlas libres, agarró a ambas por sus respectivas nucas y las hizo coincidir haciendo que sus labios chocasen varias veces durante aquella mamada.
— Hasta el fondo –ronroneó el muy cabrón, haciendo a Andrea atragantarse con su polla para luego hacer lo mismo que Sandra. Al parecer ella tenía mucho menos aguante que Andrea, y estallaba en arcadas al poco de clavar hondo cualquier polla en su garganta.


Cuando Daniel la agarraba de la nuca y la forzaba a tragar, ella ponía los ojos en blanco y se ponía roja, lanzando hilos de saliva por toda la entrepierna del chaval.
   Andrea ponía también los ojos en blanco, aunque era evidente su mayor resistencia;  sufriendo arcadas mientras saboreaba las babas de su compañera impregnando la polla. Sandra mordió plácidamente esos peludos testículos y comenzó a chupar en ascenso el tronco mientras la esposa de Pablo retrocedía de su mamada profunda. Ambas manos de Daniel las hicieron pegar una a la otra sus mejillas, y forzadas a ello, sus labios empezaron a fusionarse. Pasaron de chupar aquella polla a chuparse mutuamente.
   Si ambas estaban con el culo en pompa, Sandra no tuvo suficiente con ello: Alargó el brazo y metió sus finos dedos en el coño de Andrea mientras saboreaba su sucia boca.
Para la ‘’traicionada’’ profesora, fue un beso bastante raro pero en absoluto desagradable. Cada segundo que pasaba besando esos labios juguetones fue cogiéndole más y más gusto. ¿Y cómo era posible si le gustaban los hombres? No había experimentado nada tan distinto a los labios de un hombre comparado con los de ella, con los de Sandra.
   Se le abalanzó, como buena depredadora, pillándola completamente por sorpresa. Como si prefiriese la compañía femenina a la de esos cuatro desgraciados se puso encima suyo restregando su vagina con la suya. Los cuatro miraron maravillados a las dos mujeres frotándose, siendo la esposa de Pablo la dominada por completo. Si ambos escotes estaban manchados con su propia saliva, se mancharon y humedecieron mutuamente las únicas dos prendas que les cubrían. El vestido de Andrea quedó manchado por completo y la blusa de Sandra tres cuartos de lo mismo.

   No dejaron de besarse, mientras Sandra desde encima le mordía el cuello y los labios -sin dejar de manosear el culo y las tetas de su ``amiga´´-, los otros cuatro no paraban de masturbárse. El vestido de Andrea se había ido contrayendo y quedaba a modo de corsé cubriéndole arrugado las costillas a Andrea.
   Fue un movimiento rápido cuando Sandra se puso en sesenta y nueve: Estampó su coño contra la boca de Andrea y le comió inmediatamente el suyo.

Mientras las dos hembras se daban un festín entre ellas, los cuatro se cansaron de esperar y se abalanzaron sobre ellas. Daniel aterrizó sus testículos sobre la cara de Andrea y se los dejó chupar, segundos antes de abrir el coño de Sandra de par en par y penetrarlo haciéndola gruñir de placer. José se arrodilló frente a la cara de Sandra y se dejó chupar por esta –la cual lo lamió con todas sus ganas hasta el punto de engullirla con los ojos llorosos-, entonces penetró el coño de Andrea..
   Ambos se las follaron en esa posición, durando bastante aunque fuese evidente que no estaban demasiado preocupados por el placer de ellas.

Plas, Plas, Plas, Plas, Plas…
Chop, Chop, Chop, Chop….

   Dos pares de chapoteos retumbaban en la habitación, al que pronto se unieron los gemidos de ellas. Las dos infieles empezaron a gemir escandalosamente con la intención de excitarse la una a la otra, pues lo que más las calentaba era sentirse mutuamente disfrutando de una buena follada. Sandra, con malicia, mordió con ternura los empapados muslos de Andrea. José aceleró el ritmo, entrando en el punto de no retorno.
— Ufff… ¡No muerdas! –suplicaba Andrea a la mujer sobre ella. A pesar de eso, la agarró de la nuca y la estampó contra su clítoris-. Estoy muy sensible… ¡Que rico! ¡Ahhh…! –se contradijo segundos después, disfrutando del placer de ser penetrada y de una boca que sabía como darle placer.

A Daniel aún le faltaba, pero José estaba acabando. Agarró a Sandra de sus cabellos rubios y la empotró también contra el mismo coño que se estaba follando. La lengua de la mujer exploró el clítoris de Andrea justo cuando, esta, notaba al hombre vaciarse dentro de ella.
   Sandra aún estaba siendo follada cuando vio la polla –brillante y pringosa- de José liberando unas pequeñas cantidades de semen. Se la mamó, dejándose la limpia y reluciente. Antes de comerle el coño impregnado de esperma a su amiga y sorberlo, mientras levantaba el culo más alto para comodidad de Daniel.
— Que zorra estás echa… -rugió agarrándola por las caderas y follándosela con furia-. Me corro dentro de ti, perra. ¡Toma…! ¡Unggg! –chilló, clavando una embestida rabiosa para llenar ese coño de leche.

La dejó clavada unos segundos, antes de extraerla y dejar a Andrea bajo ese sexo humeante y repleto de semen. Fue casi instintivo comérselo, para espectáculo de los cuatro, viendo las dos lenguas y los labios absorber el blanco líquido que surgía de los orificios.

Entonces los dos que quedaban -con las pollas duras y listas-, escogieron a una cada uno. Andrea quedó boca arriba abierta de patas mientras que su compañera a cuatro patas con el culo en pompa. Pascual empaló a la que estaba con el culo en alto, y el que había contratado la habitación, se dejó caer en picado ensartando ese coño travieso de Andrea.
   Las dos mujeres casadas fueron folladas una vez más, disfrutando de aquel placer promiscuo. Otra vez se oían dos pares de chapoteos, dos pares de gemidos rompiendo el silencio de aquella habitación.

Plas, plas, plas, plas…
— ¡Hmm! ¡Hmm! ¡Hmm! ¡Ahhh! –Pascual agarró a Sandra del pelo y la comenzó a azotar, dejándole la nalga roja mientras esta intentaba reprimir sus gemidos, le introdujo un dedo por el culo entretanto se la clavaba aún más hondo.

Chop, Chop, Chop, Chop… Con el coño encharcado de semen y de su propia lubricación. El maduro interesante pasó a convertirse en un depravado. La manoseaba toda mientras la penetraba, de arriba abajo. Le araño la espalda, las tetas, los hombros y las nalgas. Estampó sus manazas sobre el vientre de ella y empezó a follársela como si quisiese hacer fuego con su coño.
— ¡Ah! ¡Ah! ¡Ah! ¡Ah! ¡Ah! –Andrea gemía rítmicamente por cada embestida, rápidas y secas. Sintiendo su útero estimulado al ser presionado por el peso de ese hombre. Notó el orgasmo de él cerca, y eso lo puso aún más cachonda. No podía correrse, pero disfrutó de verlo como un toro enfurecido entre sus piernas. La agarró del cuello y la estrangulo, notó como el orgasmo asomaba en los testículos de él, lo notó al derramarlo todo dentro de ella.

Andrea solo podía escuchar los gemidos de su amiga y los gruñidos del maduro interesante mientras la estrangulaba. Estaba perdiendo la consciencia mientras lo notaba inundarla. Sus ojos se pusieron en blanco, abriéndose aún más de piernas y todo comenzó a quedarse oscuro.
— No aguantas nada. ¡Oye! –dijo el hombre, azotándole las mejillas. Despertándola…
— Casi me ahogas…
— Me emocioné un poco, perdona…
— Y os habéis corrido dentro –se oyó decir, buscando con la mirada a Sandra aún atontada. Esta estaba estirada en el otro lado de la cama matrimonial, le sonrió.
— Son un par de desvergonzados… ¿Qué harán si quedamos embarazadas? –al ver que Andrea no contestaba, la agarró de la muñeca y se la llevó al baño dejando a los cuatro desnudos en el cuarto.

Pareció entender que su compañera necesitaba un pequeño respiro.


*** 4.2: Infieles y lesbianas ***

La bañera estaba bastante llena de aquel agua caliente y jabonoso. Ambas maestras estaban encerradas en el baño y completamente desnudas, con ese vestido y esa blusa completamente ensuciadas. Sandra la ayudó sumergirse dentro de esa enorme tina, justo antes de meterse ella también.
— ¿Te ha gustado? –le consultaba, mirándola a los ojos. Pese a lo grande que era la bañera sus entrepiernas se rozaban, como si se estuviesen buscando.
— Sandra, yo… A mí no me gustan las mujeres.
— Me refería al polvo con ellos, cateta.
— Ah… Sí, ha sido muy… -contestó algo vergonzosa.
— No es la primera vez que se los pones a Pablo. ¿No? –preguntó Sandra.
— No.
— ¿Llevas mucho siendo poniéndoselos?
— No tanto, unos meses…
— Cuenta, cuenta –la animó con una sonrisa. Cada una estaba apoyada en un lado de la bañera, en bandos opuestos.

No pudo evitar contarle con pelos y señales el resumen de su caída como esposa fiel ante la llegada de unos okupas. Se sintió liberada al poder hablar eso con otra mujer, sin ser juzgada.
— ¿Y tú? Pensé que Joaquin y tú estabais muy unidos.
— ¿Qué? –la pregunta le pillo por sorpresa.
— Cuando llegamos al cuarto, parecías muy cómoda actuando… De esa manera. No te recordaba así.
— Bueno… Al lado de mi casa no se mudaron un par de sementales para corromperme. No, yo… Ya sabes que nos mudamos a aquella casa en Villamacho. ¿No?
 — Sí.
— Resulta que Olivia y yo éramos de las pocas mujeres que había en el pueblo. Se puede decir que algún que otro vecino nos emputecio…
— ¿Con tu propia hija?
— Al principio yo pensaba igual… Pero es demasiado delicioso. Ay, Andrea. Andreita… Si te contase. Hasta unos amigos de mis hijos estuvieron por la casa. Jugamos al juego de la botella y… bueno, a mí al menos me follaron bien. Con una energía que… Ni te imaginas –Sandra parecía estar hablando más para sí misma que con ella.
— ¿Con unos niños?
— Sí, adolescentes. Iban salidos perdidos. A esa edad, ya te lo imaginarás. Nos follaron con un ímpetu…
— ¿Joaquin…?
— Me imagino que lo sospechará. ¿Y el tuyo? ¿Sabe algo?
— Supongo que algo sospechará –repitió Andrea-. ¿Y cómo es vivir en un pueblo lleno de hombres?
— A todas partes me miraban como si me fuesen a follar. Eso sería desagradable para muchas pero… Ya te imaginarás. Soy un tanto masoca.
— Eso he pensado de mí alguna vez.
— Había un vecino… Andres. Con su hermano. Nada más llegar nos cameló a mi hija y a mí. Yo no sabía nada, no sé si lo habría consentido en ese momento; el caso es que hicimos una barbacoa en su casa y… bueno. Ya te imaginarás.
— ¿Y el beso? –preguntó de repente Andrea.
— ¿Qué? –le cuestionó sin comprender.
— Me besaste… En la cama.
— ¿Qué pasa con eso? –contestó suavizando el tono, con una sonrisa escondida entre sus labios.
— ¿Por qué…?
— A mí tampoco me gustan las mujeres, pero no pude evitarlo. Me atraías demasiado –al ver que no lo comprendía, se encogió de hombros, acomodando la nuca sobre la porcelana y cerrando los ojos-. Estuvo bien. Es tan… distinto. ¿Y a ti?
— Me puso bastante caliente… Me ha sorprendido.
— ¿Te has quedado con ganas de más? –preguntó gesticulando una proposición indecente con su cejas.
— Ahora en frio… No. No sé como ha podido gustarme…
— Ahí fuera hay cuatro hombres listos para follarnos de nuevo. ¿Lo sabes, no? Si te beso por accidente… No te lo tomes a mal.
— No sé si puedo repetir.

Sandra sonrió, levantándose y haciendo que varias cascadas de agua goteasen estrepitosamente por todo su cuerpo hasta la bañera, salpicando en todas las direcciones. Salió de la tina y se secó, muy por encima, con una toalla. El pelo lo tenía parcialmente mojado, pero no se molestó en secárselo.
— Más pollas para mí –replicó, coqueta. Saliendo descalza y desnuda a su cuarto.

Plas, Plas, Plas, Plas…
— Uf… Como la chupa –escuchó Andrea decir a uno de ellos.

La rezagada en el baño quitó el tapón y dejó que se evacuase el agua. Se estaba secando cuando entró el madurito interesante y cerró la puerta tras él. Su polla estaba tiesa y lista para penetrarla, inconscientemente Andrea dijo que no, pero en lugar de irse o vestirse le dio la espalda. La abrazó por detrás y empezó a besarla, notando su polla dura entre sus nalgas. Su coño ya estaba lubricando cuando la hizo inclinarse hacia la bañera y empezó a comerle el sexo. Desde luego ese hombre sabía como excitar a una mujer. Notó la barba haciéndole cosquillas por toda la entrepierna, y tras empujarla quedó apoyada contra el borde de la bañera.
   Andrea apoyó, como pudo, las manos en el resbaloso fondo de esta. Su culo y su coño estaban totalmente expuestos cuando notó esa polla penetrarla.
   ``¡Nooo!´´ quiso decir. Pero en su lugar solo salió de sus labios un largo y profundo gemido.

Entre la habitación y el baño se escuchaban tres pares de chapoteos y varios gemidos. El maduro interesante follándose a Andrea contra la bañera y corriéndose sobre su culo. Sandra chupando y siendo penetrada al mismo tiempo: Estaba boca arriba, con sus dos enormes pechos botando de un lado a otro. Daniel la agarraba de las caderas mientras la penetraba violentamente, y Pascual, la tenia sujeta por el cuello mientras se follaba su boca.
— ¡Hmm! ¡Hmmmm! ¡Hmmmmmmmm! –gimió con la boca llena, explotando. Sus piernas se le tensaron mientras se corría como una loca. Los espasmos vaginales apretaron el miembro de Daniel, incitándolo a eyacular antes de tiempo dentro de ella.

José se metió dentro de ella en cuanto Daniel se salió, y siguieron follándosela mientras el que había contratado la habitación salía victorioso del baño, del cual permanecía Andrea con el culo en pompa y el coño vomitando semen.

Largo rato estuvieron divirtiéndose con Sandra, y a esta todavía le quedaba energía para rato. Su cara estaba lapidada bajo dos enormes testículos que no paraba de chupar mientras notaba a José correrse sobre su pubis.

*** 4.3: Despedida ***

Los cuatro se fueron pitando al darse cuenta de la hora. Se fueron satisfechos y orgullosos de la semejante follada que habían dado a ese par de hembras. Estas estaban estiradas en la cama, con el coño rociado de semen y pensando en como debían volver a comprar la píldora del día después.
   En poco tiempo, Andrea ya iba a ser la segunda vez que tendría que depender de esa medicación para poder evitar quedar embarazada.
   Se volvieron a duchar y se vistieron: Andrea con su vestido lleno de manchas y sus tacones afilados. Sandra se calzó sus shorts y su camisa con manchurrones grisáceos.
   Ambas volvieron al colegio a recoger sus cosas, hablando sobre lo bien que se sentía ser infieles a unos maridos incapaces de saciar lo zorras que necesitaban ser.
   La gente se volvía en la calle para mirarlas: Dos cuarentonas vestidas provocativamente, con los pezones asomando y prácticamente perforando sus ropas.
— Tenemos que repetir… -propuso Sandra, dedicándole su mejor sonrisa a su compañera.
— No gracias… He tenido suficiente con esta vez.
— Bueno… Me gustaría repetir contigo. Ya me invitarás a tomar algo a tu casa, y me presentas a tus vecinos.
— Todos tuyos, hija –musitó, entre risas-. Me tienen aburrida de tanto folleteo.
— Eso lo dices ahora…
— Vamos hablando.
— Ciao… -se despidió Sandra… Era evidente que no iba a ser la última vez que coincidiesen.

Tuvo suerte cuando llegó a la casa de que ni su marido ni su hijo la viesen llegar con esas pintas. No habría sabido que excusa poner ni por lo expuesto del vestido ni por las manchas que traía en él. Se ducho, se cambió y fue a la farmacia a por la píldora del día después.

Luego actuó como si nada hubiese pasado.








*** Capítulo 5: Cena ***



Marido y mujer estaban sentados en el sofá juntos. Andrea no escondía la conversación de Whatsapp de Pablo, y este podía leer todo lo que ella hablaba con ``Yogurín´´.

<< Conversación de WhatsApp con Yogurín´´

* Yogurín: Mira como estoy… *Le pasa foto de su tremenda erección*
*
Andrea: Hmm… Y yo con esta hambre. Que ganas de comer esa gran polla.
* Yogurín: ¿Y si me pasas foto de tus ubres?
*
Andrea: Estoy con Pablo…
* Yogurín: ¿Y?
*
Andrea: Se va a dar cuenta… -decía, a pesar de que este podía leer perfectamente desde el ángulo que estaba-.
* Yogurín: Venga, va… Yo te he enviado foto. Enséñame las tetas.
*
Andrea: *Le envía foto donde sale sus dos enormes pechos al aire* Y no veas lo majada que estoy.
* Yogurin: Pasa foto… Quiero verlo.
*
Andrea: -Se pone en pompa frente a su marido y se hace una selfie donde se ve un pequeño manchurrón en el marcado coño bajo el pantaloncito-.
* Yogurín: Buff… como me pones. ¿Y si os venís a cenar?
*
Andrea: ¿Qué? ¿Estás de broma?
* Yogurín: Os invito a cenar, a Pablo y a ti.
*
Andrea: No digas tonterías…
* Yogurín: Pregúntaselo, ya verás como dice que sí.

<< Fin de la conversación de WhatsApp >>




***


En el despacho de Pablo solo se escuchaba el TicTac de un reloj antiguo que producía un rutinario tic por cada segundo que pasaba. Tragó saliva, estaba nervioso y le sudaban las manos. Estaba listo para salir en cuanto su mujer terminase de arreglarse, aunque todavía no tenía idea alguna sobre como iba ir arreglada a su compromiso.
   Desde su escritorio la vio irrumpir frente a él, vestía una blusa blanca sin sujetador, cuyos pezones dibujaban pequeños bultos oscuros contra la tela. Una falda negra, elástica y pegada a sus muslos; lista para ser subida en cualquier momento. Por supuesto, también, unos tacones negros.
   Su maquillaje dibujaba sombras en sus párpados, cejas estilizadas y un delineado tan hermoso como el de una gata, rematando con unos labios sumergidos en sangre oscura. Todo su pelo, ondulado, la caía en cascada por el lado derecho, dejando sus hombros y oreja izquierdas al descubierto. Tenia, también, un pendiente muy lindo en la oreja visible.
— ¿Nos vamos? –preguntó.
— Sí, vamos –contestó él, secándose con un pañuelo de seda el sudor que caía por su frente.

No lo esperó, rompiendo el silencio con cada paso que daba y contoneando su culo frente a él. Agarró su bolso y se hizo camino hasta al recibidor; luego, abrió la puerta de la casa, cruzó el rellano y picó al timbre del piso contrario. Pablo estaba cerrando con llave la puerta de su casa cuando Sergio abrió puerta a su mujer, dando dos besos a la misma y saludando a su marido con un fuerte apretón de manos.

Era hora de que empezara el espectáculo

***

Entraron a la sala de estar, la misma donde estaba aquella mesa rectangular de madera que Andrea nunca los había visto utilizar. Habían limpiado por encima, pero sin matarse. Dejó su bolso en el sofá y se dispuso a sentarse al lado de su marido, pero ellos fueron más hábiles.
   Sergio apartó la silla como todo un caballero, invitándola a sentarse. Cuando lo hizo, Pablo ya se encaminaba hacia una de las dos sillas inmediatas a la de su esposa; siendo saboteado tanto por Brandon como por el hijo de este, dejándose caer ambos sobre ambas sillas: La noche prometía.
   A regañadientes, el invitado se sentó al lado de la silla de Dani, justo frente a su mujer; Sergio  fue trayendo platos para los comensales.

La cena consistía en huevos con butifarra, algo que no sorprendió para nada a sus invitados.
— No sabíamos si te iba a gustar –comentó Sergio con cierto recochineo-. Aunque por otra parte estaba seguro de que ibas a gozar lo de la butifarra.
— Tranquilo –replicó riendo-. Yo me lo como todo.

Pablo, arqueando la ceja, pudo ver como Brandon deslizaba por debajo de la mesa su mano hacia lo que serían los muslos de su mujer. La imaginó abriéndose de piernas y dejándose tocar mientras dirigía una mirada curiosa a su marido. La grasienta y sucia mano de ese viejo verde debía estarla tocando por debajo; al principio sin resultados y sin provocar una reacción en ella, pero al cabo de unos segundos, estimulando el punto g con la yema de sus dedos consiguió hacer que Andrea separase sutilmente sus labios, acallando un gemido justo cuando había estado a punto de dar un mordisco a la carne.
— ¿Pasa algo, cariño? –preguntó Pablo, incómodo.
— La butifarra… Que está muy caliente –le restó importancia llevando sus manos debajo de la mesa. Misteriosamente, Brandon retiró su mano derecha poco después.
— Esto está para chuparse los dedos –murmuró lamiéndose todos y cada uno.
— Aquí no se hace ascos a nada –corroboró el hijo de este-. Puedes comer con la mano si quieres…

El marido de la misma alcanzó a ver como, pocos minutos después, Sergio disimuladamente tiraba el tenedor Andrea al lado sin hacer ademán alguno de recogerlo. Fue ella la que se hizo a un lado sin levantar el culo de la silla y se inclinó para recogerlo. La mesa era lo bastante alta como para tapar su cara, que mientras se esforzaba indudablemente por agarrar el tenedor caído, no parecía ser capaz de cogerlo.
   A los ojos de Pablo, su mujer había intentado agarrarlo inocentemente cuando, en realidad Sergio con la polla fuera del pantalón y en alto, se interpuso contra la boca de la mujer.
   Pablo vio subir y bajar muy lentamente la nuca de su mujer sobre la entrepierna, se la imaginaba chupando aquella polla mientras con sus dedos trataban agarrar el tenedor. Se escuchaba el ruido metálico por el suelo, como si los dedos de la mujer lo rozasen pero no fuesen capaces de agarrarlo del todo.
— ¿Estás atascada? ¿No llegas? Espera, que te ayudo –dijo el hijo mayor, exhibiendo una sonrisa alrededor de su barba. Apretó su mano buena contra la nuca de Andrea y la hizo bajar más y más. Pablo escuchó un ruido de atragantamiento prolongado y el sonido del tenedor contra el suelo se detuvo.
Cuando Andrea resurgió, un hilo de saliva se soltó desde su boca al sitio donde se había quedado pegado. Sus ojos estaban enrojecidos y el carmín de sus labios se había corrido ligeramente.
   Con la mano desnuda agarró la butifarra y se la llevó a la boca, mientras recobraba el aliento…
— ¿Te gusta la butifarra? –preguntó aquel niñato de veinticinco.
— Me encanta… -su boca se quedó entreabierta, mientras encerraba los ojos.

Pablo estudió a Brandon por si había vuelto a poner su manaza en el coño de ella, pero no, era Dani. Estaba seguro. Este debía haber estirado su pie fuera de las zapatillas y estar tocando con los dedos del pie el coño de su mujer. La vio cerrar los ojos por unos momentos… ¿Acaso metió el dedo gordo dentro de su coño?
   Eso estaba siendo demasiado para Pablo. No podía soportar ver a los tres lanzar miradas a su mujer de esa manera tan descarada. Como Sergio y su padre acercaban sus sillas a la de Andrea y la manoseaban por debajo de la mesa. Claramente se cansó de ello, aunque cuando se disponía a levantarse e irse, lo hizo ella por él; poniéndose en pie y pidió que la disculpasen, ya tenía que ir al baño. Se marchó meneando su culo, siendo observada por los tres, cruzando la puerta quedaba al pasillo que comunicaba las tres habitaciones y el cuarto de baño.
   Brandon carraspeó, algo que no le pegaba nada, imitó a la fémina que se acababa de ir y se levantó. Su invitado no pudo evitar fijarse en el enorme bulto marcado contra el pantalón tejano mientras ese viejo asqueroso se limpiaba las manazas con un trapo y decía:
— No aguanto más, me voy a dormir un rato…

La puerta del pasillo quedó entreabierta a su paso, ninguno de los tres restantes en la mesa dijo nada ni sacó conversación. Solo se escuchaba por lo bajo el sonido de los tenedores y los cuchillos cortar la butifarra, pero de repente Pablo escuchó las voces de su mujer y ese asqueroso provenir del pasillo:
— ¿Qué haces? ¿Qué? No… ¿Oye? No… -sus voces eran bajas, pero por el silencio pudo escucharlas perfectamente. Se imaginó a Brandon poniendo a su mujer sobre el retrete, con las manos apoyadas en el, levantándole esa falda negra y…-. No… ¡Aquí no! Mi marido está ahí … ¡Nooo!

Plas… Plas… Plas… Plas………. Plas, plas, plas, plas, plas, plas. ¡Plas, plas, plas, plas, plas! El ruido de la porcelana chocar contra la pared era evidente, no se escuchaban los gemidos de Andrea, pero comenzaron a poder oírse poco después. Se escuchó un azote, como si la pegase, entonces empezó a gemir mientras aquel ``aplauso´´ seguía sin parar.
Plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas…
— ¡Uff! ¡Para por favor! Oh, no… Que rico. No me hagas esto… ¡Ufff! Nos va a oír… ¡No! ¡Así no! ¡¡Me vas a romper!! ¡AHHH! –hubo unos sonidos de silencio, en los que debió cambiar de posición. Tenía que estarla besando, porque no se escuchó nada más que el sonido del chapoteo hasta que escuchó a Brandon decir:
Me corro perra, me corro dentro de ti.
— ¡Dios mío…! –su grito fue lo ultimo que se escuchó. Se los volvió a imaginar, besándose acarameladamente mientras ese asqueroso y pútrido viejo se descargaba dentro de ella.

Se escucharon pasos. Seguramente cumplió lo que dijo y se fue a dormir. La mujer de Pablo acabó volviendo, con el pelo totalmente alborotado y sus muslos brillantes. Se sentó en la mesa y se terminó la cena, sin que saliese a conversación nada de lo que había pasado.

***

La cena terminó y Pablo se tuvo que contentar con una silla mientras los dos hermanos se sentaban en el sofá con su mujer. Encendieron un porro que acabaron pasando a Andrea, esta lo rechazó con ímpetu aunque, con tanta insistencia, acabó aceptando un par de caladas; las cuales se le subieron bastante rápido. Su mirada se apagó y su cuerpo se destensó de una manera evidente.
   Pablo no dijo nada cuando vio a Sergio pasar el brazo por encima del hombro desnudo de su esposa y al otro, el chiquitín, manosear su muslo húmedo mientras fumaba el porro.
   La mano del mayor agarró la ubre y jugó con ella mientras este le plantaba un beso que ella no rechazaba, Dani le apartó la falda dejando el coño expuesto y haciéndole separar las rodillas. Con sus dedos jugó con ese coñito tragón, abierto de par en par y listo para la guerra.


***

Le habían ido quitando la ropa hasta dejarla totalmente desnuda mientras los dos hermanos conservaban su ropa. Estaban sentados uno junto a otro, con las pollas fueras y con Andrea a cuatro patas sobre ellos. El culo en pompa sobre Dani; boca y tetas sobre la polla de Sergio.
   Ambos seguían fumando mientras ella chupaba la polla al mayor, una polla tan grande como para partirla en dos. La lamía con predilección, con deseo y necesidad; como si la quisiese dentro. Cuando Sergio tenía el porro, se lo fumaban con una mano mientras que con la otra la forzaba a realizar una buena garganta profunda. Ella tosía y restregaba el glande en lo profundo de su garganta.
— ¿Has visto, gilipollas? Mira como ahogo a tu esposa. Mira como le gusta humillarse delante de ti.
   Dani aprovechaba que tenía las manos libres para follarse con los dedos el coño de la madurita mientras esta se tomaba su tiempo en babear las bolas de Sergio. Hilos de saliva quedaban tendidos cuando ella tomaba aire y tosía por un inevitable atragantamiento.

***
— ¿De quién eres perra?
— Soy vuestra… -gimió completamente ida.
Plas, plas, plas, plas… Era increible que tan monstruosa polla cupiese dentro del coño de su mujer, a cuatro patas sobre el sofá y con Sergio clavándosela hasta el fondo. La agarró del pelo y tiró de él para que ella tensase su culo, haciendo que este descargase todo el contenido de sus bolas dentro de ella.
— ¿Quién va a ser el papa?
— Tú… Tu vas a ser el papa –gimoteó desplomándose sobre el asiento del sofá.

Con su sexo vomitando semen al exterior. Se había corrido ya una vez, pero no tenía porque ser la última. Con sus dos grandes piernas colgando del sofá, Dani se la montó escupiendo sobre su culo y se la clavó hasta el fondo. Le revolvió las tripas con su larga polla, regalando a su marido una vista perfecta de la sodomización de su esposa.
— Eh, Zorra –le espetó-. Mírame… ¡Que me mires!

Desde encima suyo, la agarró del cuello y la forzó a dar de sí la nuca, mirándola a los ojos mientras la clavaba más y más hondo. Se fue poniendo roja, mordiéndose el labio hasta abrir la boca de par en par y soltar un alarido del placer.
   Se estaba corriendo con una larga polla metida en su culo… Y su marido fue testigo. Llevándose a lo que quedaba de su mujer a las tantas de la madrugada cuando los tres machos de esa casa se dieron por satisfechos.



*** Capítulo 6: Seducción canina ***

En la escalera corría el rumor de que el borracho y drogadicto del Cuarto B había adoptado a un perro violento y peligroso. Sus características físicas eran las de una raza grande, de gran envergadura y de pelaje oscuro. Tenía cierta facilidad para exhibir sus colmillos y gruñir a los vecinos.
   Si esa era la fama que tenía en la escalera, era normal que Andrea le hubiese cogido miedo dado que su primer encuentro con el canino fue al abrir la puerta de la casa y ver como este le saltaba encima con intención de morderla.
— ¡Ahhhh! –chilló Andrea cayendo de espaldas al piso de la escalera, intentando sujetar por el cuello al violento animal.
— ¡Pablo! ¡Ven aquí chico! ¡Pablo! –rugió Brandon con voz autoritaria. El perro quedó paralizado, volviendo atrás las orejas y sacando la lengua, dirigiéndose hacia el interior de la vivienda para acatar la voluntad de su amo.

Varias fueron las veces en las que, nada más entrar en la casa, el perro se le abalanzaba encima y la lamía de arriba abajo, reconociéndola ya como una visita bienvenida.
   Brandon tardó unos días en educar a su perro, evitando que este la tocase siquiera. Muchas eran las ganas de tirarse sobre la mujer, detectando al instante cuando la mujer se excitaba dentro de la casa, gracias a los estrógenos que liberaba a través del sudor.
   El canino aprendió lo mal que estaba acercarse a la invitada, y por eso, sin quitarle el ojo de encima, observaba como su amo y los hijos de este tenían sexo con ella de manera casual cada cierto tiempo. Muchas veces lo pilló Andrea estudiándole el culo en pompa mientras le comía la polla a Brandon, sin quitarle los ojos de encima.
   En cierta manera, ella disfrutaba elevando el culo y abriéndose más de piernas. Le había perdido miedo al perro, más cuando sabía que este nunca se atrevería a acercarse.

***

Cierto día, Brandon salió al bar que había al lado del portal con el perro y volvió tan beodo que, en lugar de ir a dormir la mona a su casa, fue a la de su vecina. A esta no le gustó nada que picase a su puerta, pero no podía echarlo haciendo el perro el espectáculo que daba con aquellos ladridos.
   Nada más al hacerlo pasar, Andrea fue besada por el cincuentón con una obscenidad que la dejó sin aliento.
— Vas a comerme la polla, y luego me iré –ordenó completamente borracho.

Andrea sabía que, cuando se ponía así, era mejor quitarle esas calenturas de la cabeza; así que lo sentó en el sofá y arrodillada frente a él se dispuso a comérsela al dueño del perro. No era tonta, podía sentir la mirada de la mascota clavada en su culo… Y esta notaba lo cachonda que estaba.
   Era curioso que hubiese pasado de estar sin ganas de nada a estar cachonda perdida, pues su cuerpo había aprendido a asociar la polla de sus vecinos con el hecho de sentir placer.
   Entonces, Brandon, le ordenó que se quitase los pantalones. Ella obedeció, mojada por completo. Comérsela con la boca de arriba había dado hambre a los labios de abajo, pero cuando terminó de quitárselos, aún a cuatro patas y con el culo bien alto… Se dio cuenta de que el amo del perro se había dormido.
Imaginaréis la reacción del perro al ver a su amo fuera de servicio y con una perra con el coño hambriento con el culo en pompa. En apenas dos zancadas se puso a dos patas tras ella y pinchó con su polla tiesa en busca del coño de la mujer. Necesitó varios intentos, pero acabó penetrándola.
   Incrédula y paralizada, intentó quitárselo de encima. Podría haberlo hecho, pero por alguna razón sintió demasiado bien aquel acto y, si algo había aprendido en los últimos meses, era a abrir su mente en el ámbito sexual.
— ¡Nooo! ¡Ahhhgg! ¡Perro malo! –Pero la bestia,  que creyó que los movimientos eran provocativos, lo impulsaron a seguir. Se la folló con una fuerza inhumana, arañando el culo y la espalda con esas garras.

Tenía la lengua fuera, babeándole la espalda; era una follada inmoral e anti·natural, pero la hizo correrse mucho antes de que el perro explotase dentro de ella, taponando la salida para que no se derramase ni una sola gota.
   Se la folló varias veces más, todas consentidas por Andrea, sorprendida de lo delicioso que podía ser follada por un perro tan agresivo.
   El perro se acabó marchando, con la lengua fuera y con el semen colgando de su polla, con la hembra abierta de piernas y con un charco de semen alrededor de su vagina. Estaba extasiada, con la mirada perdida y la boca abierta, corriéndose como una loca…
   Importándole poco que aquella mascota se pasease por su casa y se mease por los muebles marcando su territorio.







*** Capítulo 7: Comida rápida ***


— ¿Cielo? –escuchó Manuel decir a su madre al otro lado de la línea.
— ¿Sí?
— Cariño… No puedo comer contigo. Prepárate algo de lo que hay en la nevera y come.
— ¿Por qué no?
— Estoy comiendo kebab ahora… mismo –contestó ella sacándose la polla de Sergio de la boca. El teléfono estaba en manos libres mientras ella, a cuatro patas, era follada por Dani y forzada por las manos del hermano mayor a atragantarse con la gordísima verga.
— ¿Kebab? ¿Tú?
— Sí… ¿De qué es?
— De polla… -Puso los ojos en blanco en cuanto Dani la clavó hasta el fondo, se corrigió, en silencio-. De pollo, cariño.

Sergio no necesitó decir nada, la agarró del pelo y la hizo desplazarse hacia él para que ella entendiese lo que quería. Sonrió pícaramente mientras enterraba aquel cipote con sus tetas y empezaba a pajearlo con ellas. Se mordió el labio de placer cuando sonoramente, pegó un fuerte y brusco golpe Dani contra su culo, algo que no pareció escuchar Manuel.
— No veas lo rica que está la salsa de yogur… Me encanta. ¡Hmm! –gimió sintiendo como una vez más el pequeño Dani se corría dentro de ella-. Tengo que colgar ya… -dijo, avergonzada, sabiendo que se le estaba notando mucho. Evidentemente no quería que su hijo se percatase, era solo un juego.
— ¿Y de qué es? –Demostró que no tenía interés en terminar la llamada.
— ¿De pollo? –inquirió ella sin pretenderlo; después, Sergio la hizo chupar el glande que sobresalía de sus senos. Seguidamente y sin darle tiempo a parar, la agarró del pelo y la hizo lamerle los testículos-. Y huevos… –confesó antes de enterrar la boca y la nariz contra esa bolsa escrotal-. Cariño, te cuelgo… Que no disfruto de la comida –dijo colgando, antes de reanudar el sexo oral con ese yogurín.

No hizo falta ninguna llamada a su marido, él iba a recibir un vídeo.






*** Capítulo 8: Polvo de buenas noches ***

Era ya de noche cuando Pablo y Andrea reposaban en su cama, recién acostados. Había sido un día largo y duró, por lo que habían aprovechado para acostarse antes de tiempo. No hablaban, había mucha tensión entre ellos: Malos rollos, celos y un largo sin fin de problemas que estaban estancando el matrimonio a lo largo del último mes.
   Andrea dio un pico a los labios de Pablo, un pequeño beso inocente mientras le deseaba buenas noches. Este la correspondió exactamente con lo mismo, ni más, ni menos.

Entonces su esposa se levantó de la cama y se fue de la habitación, llevaba ropa interior de lencería, un conjunto negro que se basaba en un corsé que unía un elegante sujetador con unas musleras. Ningún tanga ni braga cubría su sexo, el cual iba al aire. Balanceaba sus nalgas de un lado a otro por la casa dándole igual que su hijo estuviese en ella.
   A los pocos segundos volvió a su cuarto acompañado de Brandon; de la misma manera que una persona lleva su mascota a su cuarto para que duerma con ella. El viejo no esperó a que esta se estirase y la agarró por la espalda acariciándole la vagina con sus toscos dedos; pellizáncole los pezones y mordisqueándolos. No hubo palabras, ni por los dos amantes ni por el cornudo que miraba de reojo.
   Andrea se dejó caer sobre la colcha, en la esquina del colchón. Su coño todavía no se había humedecido así que exigió unas atenciones previas antes de empezar. Sintió la barba pincharle la espalda mientras una hedionda lengua le lamía la columna. Como unas uñas sucias se clavaban entre sus nalgas; y como una dureza que la deseaba se clavaba entre sus nalgas. El extremo de ese cipote rozaba la frontera entre su ano y su vagina, que se humedeció poco a poco al sentirla tan cerca y tan lejos al mismo tiempo.
    La acabó clavando, haciendo gemir y disfrutar a Andrea mientras Brandon miraba al marido de esta con una expresión burlona y cruel. Este le devolvió la mirada, con asco y odio; marcándosele alguna que otra vena en la sien.

Esa vez Brandon no iba a dejarla montarse encima de él, ni iba a cambiar de la posición. Con sus dos plantas de los pies apretadas contra el suelo, puso ambas manos contra la zona lumbar en la espalda de Andrea y apoyó todo el peso en ese lugar; centrándose en una follada que era simplemente brutal y que encantaba a ambos por igual.
   Apretar su espalda la ponía cachonda, y follársela así para él era una muestra de dominio: Como si fuese una perra, porque era mucho menos que una. Aunque Brandon estuvo numerosas veces cerca del orgasmo no llegó a correrse ni una sola vez, reservándose para más adelante. Lo que para Pablo fue una sesión tediosa para ambos era algo divertido y placentero.
   Durante treinta minutos se la estuvo clavando de esa manera, alternando velocidades. Logrando que cada vez que la hembra se corriese, tuviese unos instantes para descansar. Si se corrió al menos tres veces antes de empezar a sudar y lamentarse, con la vagina dolorida y sin ganas de continuar, el viejo verde había hecho gala de su enorme resistencia: era el momento  para acelerar y demostrar que se había estado conteniendo hasta el momento. Apretó las uñas contra los lumbares de esa perra y disfrutó del masaje que le ofrecía aquel coño, invocando un cosquilleo en la punta de polla y explotando, corriéndose y llenando su útero con un chorro de leche espesa y caducada.

Sin decir nada más, volteó a la sudorosa y extasiada mujer y le plantó un beso con lengua que por poco la ahoga. Estaba a punto de marcharse de vuelta a su casa, dejándola sobre la cama tirada vomitando semen. Cuando de repente recibió un puñetazo del cornudo al grito de:
— ¡ Hijo de la gran puta…!

Brandon cayó al suelo, rendido. Estar treinta minutos con un ritmo casi continuo era algo agotador y además acababa de correrse… Pablo lo había golpeado con todas sus fuerzas, dejándolo tendido unos instantes hasta que se levantó y empezó una trifulca en el cuarto que apenas Andrea pudo parar.

Se oían los ladridos del perro a lo lejos, encerrado en la casa de al lado.





*** Capítulo 9: El piso de unos narcos ***



A lo largo de octubre se hizo bastante frecuente que los vecinos del edificio tuviesen encontronazos con gente que no daba buena impresión. Iban vestidos como pordioseros, y se estaban acostumbrando a picar a todas horas al piso ``Cuarto b´´. No solo lo hacían por comprar droga, sino también por cierto servicio que habían comenzado a prestar los tres okupas.

Un sábado por la noche llegaron al portal cuatro chicos que como mucho tendrían dieciocho años. Repetidores de la eso en sus últimos años del instituto. Vestían como pandilleros, con bandanas en la cabeza y ropa amenazadora. Picaron al piso y fueron abiertos al poco, subiendo por las escaleras y evitando el ascensor. Uno de ellos, el de mirada más violenta, picó a la puerta tres veces. Y Sergio les abrió.
— Que pasó, Jambo –le saludó el recién llegado abrazando al hijo mayor de Brandon.
— ¿Son de fiar?
— Si, van a mi insti. Los conozco desde hace tiempo.
— ¿Pa qué? –preguntó sin abrir la puerta del todo.
— Hierva, y lo del otro día también –añadió.
— Me lo imaginaba –contestó Sergio invitándolos a pasar.

Los cuatro niñatos cruzaron el umbral y se sentaron en el sofá.
— ¡Zorras, tenemos visitas! –vociferó Brandon. El perro permanecía quieto en una esquina del salón como si fuese una estatua.

Dos mujeres, rubias, salieron del baño y se reunieron en el comedor con todos. Vestían corsés de encaje, con sus sexos tapados con tangas de color negro. Sus pezones amenazaban con salirse del corpiño negro.
— Tú –dijo el dieciochoañero de la banda-. ¿Y si usas esas tetas?

Sandra sonrió, contoneándose en su camino hacia el muchacho. No hizo directamente lo que le pidió… En lugar de eso se arrodilló frente a él y comenzó a comerle la boca antes de empezar a pajearle con las tetas.
   Andrea se encaminó a otro de los niñatos recién llegados e imitó a su compañera arrodillándose frente a dos y turnando su boca para comer ambas pollas.
— Bueno. ¿Cuánto vais a comprar?
— Me están pidiendo mucho, así que dame un quilo.
— Un quilo es mucho. ¿Qué harás si te pillan?
— Te lo coloco sin problema, tu tranqui. En el patio eso vuela –hizo una pausa y miró a las dos maduritas que les estaban comiendo la polla-. ¿De donde habéis sacado a estas dos? –Sergio se encogió de hombros, se acercó hacia ellas y se arrodilló entre ambas manoseándoles el culo.
— Les gusta mucho jugar… y tragar no veas. Aguantan bastante bien, mira –aseguró, y con cierta crueldad, usó cada mano para aplastar la nuca de ambas en la entrepierna de los chavales en plena mamada. Ambas se atragantaron, chapoteando como dos peces fuera del mar.
— Dios… Que gustazo –dijo uno de los invitados, relajando la cabeza en el respaldo del sofá.

Al soltarlas, Sergio les susurró al oído que jugasen un poco entre ellas… Y ellas obedecieron. Se encararon frente a frente y con cierta saña se empezaron a morrear frente a todos los asistentes. Frotaron sus tetas entre ellas agarrándose el culo, ahí, arrodilladas en mitad del salón.
   Un móvil empezó a sonar, era el de Andrea. Dani se lo acercó, poniéndoselo en manos libres.
— ¿Sí?
— Hola. ¿Estás sola?
— No, estoy trabajando… ¿Por qué?
— Joder… ¿No te dejan descansar o no?
— No, no paro –dijo sonriendo.

Ambas se voltearon de nuevo frente a los sorprendidos chicos, incrédulos. Andrea empezó a masturbar conjuntamente con Sandra al chico que tenía enfrente. Al de la bandana. Las dos lenguas lamían la misma polla mientras Pablo respondía.
— ¿Y qué haces?
— Ahora mismo estoy chupándole la polla a un chico con la edad de tu hijo… Me mira con cara de querer follarme.

El chico apretó los dientes, no quería oírla hablar. Solo quería recibir una mamada de ella. La agarró de la cabeza y la forzó a continuar la mamada.
   Glub, Glub, Glub, Glub…
— No me jodas, Andrea. ¿No puedes parar mientras hablas conmigo? Soy tu marido, respétame, joder…
— Lo siento… No me deja parar de chupársel… -logró decir antes de que el niñato se follase violentamente su boca, mirándose a los ojos.

Sandra, por otra parte, estrechó entre sus tetas una de las cuatro pollas que había al aire y empezó a pajearlo. Debían sentirse demasiado bien, porque no tardó en correrse.
— Saca la lengua, perra –le espetó, y ella obedeció. El glande, que apenas sobresalía entre su escote, se restregó contra sus papilas gustativas hasta explotar en ellas. Ambos se miraban a los ojos mientras chorros de semen se acumulaban entre sus tetas y su lengua.
— ¡Andrea! ¡Andrea! –chillaba Pablo, sin que la mujer pudiese responder. La mamada que estaba realizando era tan intensa que el chico no la dejó respirar ni un solo segundo.
— ¡Me estoy follando la garganta de tu mujer, subnormal! –dijo meneando las caderas y destrozándole la garganta esa rubia.
— Deja que te ayude… cielo –musitó Sandra, parándose al lado de Andrea y presionando su cabeza contra su polla.

Guaj, Guaj, Guaj… ¡Txja, Txja, Txja…! Sin piedad alguna Sandra forzó la garganta de su amiga hasta asfixiarla y hacerla vomitar. Todo el semen que tenía acumulado en el estómago lo vomitó sobre el pubis del chaval mientras ponía los ojos en blanco. Intentó protestar, avisar de que se estaba asfixiando, pero a nadie le importó. Sandra siguió apoyando todo su peso contra su nuca y el chico estaba apunto de explotar.
— ¿Lo oyes? ¿Oyes como pota tu mujer? Me corro en su boca, capullo… ¡Escucha como se atraganta! –le espetaba al silencioso Pablo mientras uno de los otros dos invitados se sacaba la polla y la clavaba en el culo de ella.

Una garganta tan profunda logró al poco hacer al chico correrse, teniendo su polla tan metida en su cavidad oral que salieron disparados varios perdigones de semen a través de la nariz de Andrea. Quedándose prácticamente desmayada a los pies de los invitados.
— ¿Qué zorra eres traicionando así a tu amiga, no?
— A las dos nos gusta bien duro… -aseguró completamente cachonda por la maldad que había hecho a su compañera. Los tres invitados se turnaron para violar a Sandra, y Pablo escuchó mediante llamada telefónica como la amiga de su mujer gemía como una loca hasta que los niñatos se corrían y se cansaban.

Ambas fueron al baño a asearse, cuando picaron a la puerta de la casa unos cuantos drogadictos que venían exclusivamente a follárselos. Y tanto Brandon como sus dos hijos estaban dispuestos a prestarlas… a cambio de buen dinero.








Epílogo


¿Quién era el padre? Se preguntó tratando de forzar su memoria ocho meses atrás. Acariciaba su barriga, tan inflada como la devaluación de la moneda venezolana. Su marido, Pablo, ojeaba la tablet tranquilamente en la otra punta del sofá mientras Manuel iba y volvía de la cocina.

Hacía más de tres meses que a los okupas del piso de al lado habían sido desahuciados y detenidos por todas las sustancias que encontraron en su piso. No tardarían en soltarlos, pasando al menos más de ocho meses en prisión si todo iba bien.
   Andrea recordaba con una sonrisa como los tres ex vecinos habían sabido disfrutar de su estado de embarazada, bromeando sobre quien era el padre y follándosela de todas las maneras posibles.
   Podría llevar al error pensar en la promiscuidad de Andrea y creer que esa pequeña no sería una hija deseada. No, pese a las circunstancias de su gestación llevaba mucho tiempo queriendo ser madre por segunda vez. Aquella vez incluso significó mucho más: No quería que la pequeña fuese, bajo ningún concepto, fruto del viejo verde. Se habría conformado si fuese de Dani o de Pablo, pero estaba enamorada con la idea de que fuese hija de Sergio. De ese yogurín tan apuesto que sabía ser dulce y respetuoso con ella, sin dejar de hacérselo como le gustaba: Humillante, duro, asfixiante.
   Mentiría si afirmase que no había pensado en visitarle en vis a vis dentro de la prisión.

Se había encontrado a sí misma en el ámbito sexual, algo que por otra parte fue una desdicha para su marido que, la amaba tanto, que en lugar de pedir el divorcio o vivir la vida reprochándoselo  había aprendido a convivir con ello. Alguna vez reñían al respecto, pero ella tampoco podía exigirle demasiado.
   En cuanto el piso de al lado estuvo vacío, las tensiones que había entre ellos desaparecieron. Andrea no quiso buscar nuevos amantes ni intentar nada por la seguridad del bebe, aunque fantaseaba… Fantaseaba con nuevos hombres que estuviesen a la altura, como mínimo, de los últimos.

¿Un policía? ¿Un bombero? ¿Un doctor? ¿Con quien lo haría ``por accidente´´ a espaldas de su marido cuando ya hubiese dado a luz?
   Varias habían sido las veces en que su amiga y compañera Sandra la había invitado a tomar un café. Ella también estaba embarazada, pero de seis meses. También fantaseaba y coqueteaba con ella, proponiéndole indirectamente de que podrían hacer algo a espaldas de sus matrimonios.

Solo el tiempo diría que planteaba las siguientes infidelidades, aunque eso ya son otras historias. Porque la historia de los okupas se acabó.



Fin definitivo de la saga de los okupas.

54 comentarios:

  1. Que a gusto me he quedado, joder... Tomaros vuestro tiempo, pero comentad. Me interesa saber que os ha parecido esta saga de los okupas y si os ha gustado el final. Me encantaría que me señalaseis tanto lo bueno como lo malo... Aunque reconozco que con el final me he pasado de cabrón.

    ¡A pajearos mucho, cabrones!

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  2. Jajaja... Ahora lo voy a leer... Y preparando la manuela jajjaaa

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  3. Impresionante. No hay otra manera de describirlo, la forma en que has incluido al padre y al hijo es magistral, y como la prota ha ido emputecioendose al máximo me deja sin palabras. Lo mejor es que has incluido a un personaje como Sandra, como ya he dicho es impresionante. Te felicito eres un maestro y no hay mas que decir. Ahora espero con ansias que publiques el final de Bienvenido a la familia. Un saludo.

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  4. No se si ponerme a leerlo.
    Va voy a hacer un soberano esfuerzo y me lo leo jejeje...

    Fdo. Ermendasxxx79

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  5. Muy bueno, la intervención de sandra es increíble por supuesto.
    Esto nos deja con más ganas de leer el final de bienvenido a la familia.

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  6. Sin violaciones a los protaginistas en la carcel pierde un poco la onda... van a tener muchos amigotes en la carcel

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  7. Muy buen relato porno, manejas como nadie las situaciones extremas
    Reconozco que me gusta mas cuando dejas a los maridos en la duda, sospechando y sin poder confirmar. Haciendo el papel de gilipollas mientras se las follan en sus narices
    Otra cosa, el marido de Sandra no se llamaba Joaquin en vez de Fernado ???
    Saludos
    Saludos

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    1. Se llamaba joaquin sin dudas. Nunca olvidare al personaje qie corto en fetas in pene para darselo de comer a su dueño

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  8. Me encantó la subtrama de las profesoras... Podrías escribir sobre ello? Muchas gracias. Besos donde más te guste desde argentina

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  9. Muy buen relato, me encanto la inclusion de Sandra en la historia.
    Personalmente, hubo dos secciones que no me gustaron mucho, la del perro y la del piso de narcos. Me parecio como que cortaban la historia, secciones que no le agregan ni le quitan a la historia.
    El final, muy bueno, dejando con la duda de quien es la hija....

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  10. Hola zorro, un grandísimo relato como siempre excelente trabajo y mi más sincera enhorabuena..una pregunta ¿la chica del primer gif se parece un poco a Esmeralda moya o es mi imaginacion?? Un saludo

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    1. Lo único que podríamos considerar mejorable es que puede que no le hayas dado el suficiente protagonismo a la protagonista, me esperaba mas escenas de ella, pero vamos que tal y como esta es una pasada como ya dije. Ese detalle es porque yo me monte mis películas esperando el relató y no me esperaba lo que hiciste. Por lo demás creo que no hay nada que decir, es un relato fantástico. Una vez más te felicitó.

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  11. Enhorabuena por el final de esta espléndida saga. La inclusión de Sandra genial. A mí no me parece que la actitud de Pablo al final ( la llamada telefónica) no cuadra mucho con el par de veces que se enfrenta a los okupas.
    La escena del perro no me gusta. Pero entiendo que habrá lectores a quienes sí les guste. Por lo demás es impresionante cómo consigues hacer que nos sumerjamos en la historia. Gracias por tu gran trabajo y sigue así, por favor. Enhorabuena de nuevo
    Coronitaxx

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  12. Zorro lo de agitar el móvil... Jajaja ya es tardee jjaaa... Con decirte que recién hoy termine de leer este final de saga jajaja.
    La verdad excelente final ; cada capítulo fueron dignos y bien acertados sus títulos (menos el del perro y el polvo de las buenas noches).
    El del perro:no me gustó porque para mi no encaja mucho con la historia en sí y es que la zoofilia tampoco es de mi gusto jeje.
    Él polvo de las buenas noches:yo creo que fue tan humillante para Pablo que su esposa ; en su propia cama se deja cojer por brandon al frente suyo y él sin hacer nada....y cuando intenta hacer algo ; por más que le pega una trompada por detrás a brandon ; de seguro se gana una buena paliza del viejo. Acepta su rol de cornudo consentido.
    Fue un balde de agua fría cuando leí lo de las profesoras y el nombre "Sandra" y ya me maquinaba la cabeza(la de arriba 😂) en como ; con tu ingenio ;pudiste asociar 2 historias paralelas.. La de villa macho y la de los okupas. Y solamente en un capitulo tan excitante y bien escrito eróticamente....que de seguro cuando en un futuro incierto ; los adolescentes de villa macho puteen más a su profesora o los mismos padres ; estará en esa fiesta sexual...Andrea???
    Y en un comentario leí y que tiene razón ; el esposo de Sandra se llama Joaquín y no Fernando y que también aun tienes fallas en partes de escritura jjejee... En ves de Andrea ; pusiste Maria 😂
    Mucho sexo hubo pero pocos: ahhgg y cosas por el estilo. Pero en general ; mereció la espera de este final y gracias por esta saga te felicito de verdad...
    Tomate el descanso que mereces y a esperar los finales de bienvenido ; el de la musulmana y el de 2 hembras en villamacho??? El de harry ; ya sabes mi opinión.
    Ahhh... Antes que me olvide... Cual de mis capítulos fue mi favorito?
    Él de las profesoras primer lugar seguido por el de la cena y el tercer lugar fue para "comida rápida" porque fue rápida esa escena jajajaja.
    Ahora siii me despido 🦊 y felices pascuas!!!

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  13. Se li que te divierte emputecer a tus creaciones
    Pero creo que se te da mejor hacerlo mas sutil como DHVM 4, 5, 6 y 7 con el marido sospechando, rondando para impedir y perdiendo
    Por ejemplo en bienvenido a casa tienes una mujer fina a punto de perder una hija cachonda y rebelde un mardo desconfiado y caliente con la hija y un hijo desesperado y cobarde
    Si juegas bien con ellos sin llegar a lo burdo como con el perro, o Brandon delante del marido, tienes un coctel perfecto para una obra maestra

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  14. Me ha fascinado el relato, lo mejor fue la integracion de sandra, pero me habria gustado leer como sandra conoce a los okupas y como pasan a ser prostituidas por ellos ( se que eso alargaria mas el relato, pero me habria gustado verlo o por ultimo solicitar un relato anexo sobre como ocurrió eso) aunque lo digo mas que nada porque las escenas de sexo con sandra y andrea eran muy exitantes, me habria gustado esa escena de conocer a los vecinos. En general muy buen relato, de los mejores que e leido en general. Como dijeron arriba sobre el esposo si me parecio que el esposo no tiene esa escena en que acepta todo en lo que se convierte andrea, tenemos la escena en que golpea al viejo y luego paaf andrea le dice que está con otros hombres por telefono, me parece que ahí podria haber caido otra escena de transición, pero ya son cosas buscandole la quinta pata al gato y se que agregarlas alargaria mucho mas el relato. Muchas gracias y sigue escribiendo. Saludos

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    1. Magnífico, una historia en vivo, no tardes mucho en escribir Zorro.

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    2. Mmm, ahora puede ser Sol una nueva, Sexy, Sabrosa y Deliciosa Musa. Ya nos platicarás de lo que emane por el estímulo de SOL, gracias Zorro.

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    3. Me identifiqué mucho con Sandra... El morbo de las situaciones en las que participa... Me encantaría ser una nueva prácticante de profesora para conocerlas a ellas

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    4. Sol, estaré encantado de meterte en una de mis historias. Solo necesitaré una descripción y ciertos detalles para que sea más real para ti. Evidentemente de manera totalmente anónima, decidiendo tú misma que tipo de personaje quieres que te represente.

      ¡Un abrazo!

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    5. Me sentí muy identificada con Andrea.. de tu relato El masaje a tres diosas

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  16. El relato esta bastante bien.
    A mi personalmente la zoofilia me echa para atras, pero yendo un poco más allá se puede ver ya la degradación de andrea que de tan cachonda que esta pierde los papeles por completo.
    La escena de pablo no está mal pero igual se ha quedado un poco a medias, falta un poco de interacción por parte de Pablo; o admite los cuernos y disfruta viendo como se follan a su mujer o andrea le "obliga" a aceptarlos a través de una especie de dominación o incluso que saliese de la habituación y cortase por completo la relación con andrea (aunque todos sabemos que esta reacción le quitaria mucho morbo a la historia) . Pero claro ese pasotismo, con un final agresivo y luego la escena del móvil dejan el relato inconexo.
    Por otra parte creo que se podria haber explotado un poco mas la relación con el hijo; se ve claramente su cambio de visión y los primeros pasos, pero para haberse currado tanto esta parte dejarlo en un polvo rapido con los ojos tapados te deja con ganas de más.
    Lo de las escena de transición que han comentado anteriormente me parece una buena idea por completar la historia pero personalmente creo que está muy conseguida y que,desde mi punto de vista, sería mejor cerrarla así y dedicarse a otros relatos.
    He de decir que esta saga al principio no me motivaba mucho pero he esperado con ansia la última entrega y la he disfrutado.
    Um aplauso bien merecido

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    1. Algunos spin-off te ayudarán a completar detalles Zorro, la obra es magnífica.
      Ckn relación a Manuel, deseaba verlo depravarse, usar a su Mamita, quien quita y en una nueva saga un hijo termine vendiendo a su Mamita y las Amiguitas de ella.

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  17. Estimado Zorro, fué magnífica tu obra y el enlace con Dos hembras en Villa Macho, lo malo será que nos imaginamos las implicaciones del amor entre Sandra y Andrea, tal como han comentado el conocer como Sandra conoce a los Okupas, por supuesto Sandra y Andrea ya no trabajan en el Instituto o los chicos de la escena ya las hubiesen identificado. Posiblemente, los Okupas se conviertan en los Padrotes de Andrea, Sandra y otras tantas casadas mal folladas -no descartemos a la hija de Sandra-, que se irán anexando.
    Gracias por tu obra.

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  18. Incesto mal
    Zoofilia mal
    Pablo pasa de molesto,agresivo a ver sentado como se follan a su mujer??
    Echo en falta una doble o triple penetración con hermanos y padre

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    1. Zorro, tal vez en un spin-off nos completes una escena en donde Andrea pueda ser usada por los tres Okupas al mismo tiempo; el morbo de la escena en el motel era pensar que Andrea fuera sometida a tres o cuatro hombres al mismo tiempo. Bueno, hay tiempo para nuevos relatos y personajes.

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  19. Buenas zorrete
    Me gustaría decirte que me ha encantado el relato, pero creo que este tipo de relatos son demasiado hardcore para mi. Me gustan más tus series donde la protagonista va poco a poco hacia la boca del lobo. Me gustaron los tres primeros capítulos aunque la acción fuese más rápido de lo que acostumbras, pero el cuarto ha sido degradación total de todo el que pasa por la historia. De hecho el cuarto lo dejé de leer después de aparecer Sandra. Debo ser un romántico, me gusta la infidelidad, el voyeurismo, el emputecimiento, incluso según que filial pero ya la degradación o la zoofilia se me escapan un poco. Sigo pensando que tienes muy buena mano para contar historias, así que sigue haciéndolo y yo seguiré leyendo las partes que más me gusten.
    Ahora me da un poco de miedo que retomes el relato de "bienvenido a casa, maldito", la pobre María ha estado dos capitulos para enseñar una rodilla y después de la velocidad que has cogido en este último relato lo mismo en la tercera linea de la continuación ya la tienes en un descampado sodomizada por un perro mientras se la chupa a un vagabundo.
    Ahora en serio, sigue escribiendo aunque no sea para un mojigato como yo.

    Fer33

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  20. Hola 🦊 ; te vuelvo a escribir y que eh leído todas las opiniones sólo para decirte que algunos tendrán sus razones uh opiniones y es libre de hacerlo obvio...pablo como ya dije antes ; era sabido que de un momento a otro sería humillado,cobarde,maricon en el sentido que se quedaria sin hacer nada por defender su hombria. Y que al final explotó cuando en sus narices ; su esposa es cojida por brandon...y en consecuencia de seguro me imagino que le dieron una gran paliza.
    Vos ya habías dicho hace tiempo cómo sería o cómo iría la trama de esta saga:dominación,humillación,degradación total hacia Andrea que al final le encantó. Es buen relato ; con un buen comienzo y buen final. Y entre medio...un excelente desarrollo.
    Cómo ya dije antes más arriba...te las ingeniaste bien en unir o mezclar 2 personajes de distintas sagas y yo see que un futuro volverás a repetir con Sandra y Andrea...y Olivia??? Queda en tu criterio muaaajajajaaaa.
    Ahh y tendré que ir al medico porque me olvidé decirte que esos gifs ; fueron bien acertados en cada escena ; en cada párrafo.
    Buen comienzo de semana zorrooo!!!

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  21. Hola zorro quería saber como vas con la ultima parte de bienvenido a la familia o si todavía no has empezado a escribirla.

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  22. Buenas Zorro, muy buena la terminación del relato de los Okupas, excelente.
    Muchas gracias por tu trabajo---
    Saludos

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  23. PRIMERÓ.-
    Podríamos describir este capítulo, como un Buffet (comida variada) Pues tiene para todos los gustos.
    Ya que Igual que con el capítulo anterior, lograste que nosotros tus tres lectores (de esta colonia, jaja) lo disfrutáramos, pero…?

    Pero… Por distintos motivos, cada uno con su tema particular (fetiche) quedamos muy contentos.

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  24. SEGUNDO.-
    A mí (Esposo) el capítulo #1 ¿Quieres jugar a un juego?
    Leer que ella “!SE DEJARA FILMAR!” por esos 2 cabrones y como describes la escena desde un inicio, me dejo conforme NO requerí leer más, (aunque por supuesto lo hice, jeje)
    A).- Le dejó en shock ver a Andrea arrodillada frente a un hombre desnudo y con un pollón gordo y enorme.
    - Lo primero que pensó es que no podía ser ella pero, cuanto más la observaba, más evidente era:
    Andrea estaba sujetando a dos manos un cipote enorme
    B).-Aora k saves k tu mujer es nuestra zorra…
    - Kuanto tiempo + podrás seguir haciéndote el tonto?
    ``Que alguien que escriba así me esté robando a Andrea. Pensó.

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  25. SEGUNDO.- parte 2, Sigo opinando yo (Esposo) lo importante de los simbolismos.
    Capítulo 2: Martillazos en la pared

    Y uff!!! La mamada en la puerta de su casa, antes que llegara el marido, tiene mucho SIMBOLISMO para mí, (y eso cuenta mucho, para la psique de Andrea) quizás NO fue tan brutal, pero me gustó mucho, para MI, aquí fue “SU RENDICIÓN”.
    C).- viste ese trapo tuyo tan sexy, mi padre kiere k estes lista pa el”
    No obtuvo respuesta ni justificación alguna-
    Cuando su propio hijo la vio pasearse por la casa con ese vestido, bajo el cual no llevaba bragas.
    abrió la puerta para recibir a Brandon sobre el felpudo. No esperó una invitación, cruzando la entrada y dejando la puerta entreabierta: No hubo saludo, no hubo palabras… Posó sus fuertes manos en los hombros de ella y la hizo ponerse de cuclillas, descalza, frente a él. Si se hubiese dado la vuelta, habría visto que su hijo se asomaba a sus espaldas e intercambiaba una larga mirada con Brandon, dedicándole este una tétrica sonrisa mientras se bajaba la cremallera y dejando frente a la cuarentona una polla. Una mano la usó para agarrársela por la base y con la otra la agarró del pelo;
    - sin que se resistiese, empezó a chupar la maloliente punta –con ese característico olor fuerte a queso que tan loca la volvía-, logrando hacerla crecer poco a poco con pequeños toques de lengua alrededor del prepucio.
    D).- La puerta que daba al pasillo comunitario estaba entreabierta.
    - y cualquier vecino podría? escuchar el ruido que hacía aquella polla al chocar remover la saliva dentro de su boca.
    - Y aun así lo estaba consintiendo.
    - como la zorra en la que se había convertido.
    La llegada del cornudo y su actitud fue digna de hacer una película, con MILLONES de Dólares de presupuesto.
    E).- Pablo entrecerró los ojos al ver a su mujer y ese viejo verde plantados en el recibidor de la casa.
    Sí, se percató de lo encendido que estaba el rostro de su mujer, y también del brillo que había alrededor de su boca… Pero no dijo nada.
    La vio tragar saliva y luego miró a ese viejo verde.
    — Bueno, me voy ya. Gracias por ayudarme con eso, vecina, contestó con recochineo antes de darle dos besos en la mejilla y tocarle el culo.
    - sin que su marido pudiese verlo, pues a este le pareció más bien un abrazo.
    — N… No hay de qué.
    –respondió Andrea totalmente nerviosa, viendo como el viejo rodeaba a su marido y cerraba la puerta tras de sí.
    Pablo interpretó a la perfección su papel.
    — ¿Qué haces así vestida?
    — Tengo calor, y así estoy cómoda…
    — ¿Y recibes a ese asqueroso vestida así?

    Aplausos de pie, excelente DOMA a esta hembra!” (Aplausos)

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  26. SEGUNDO.- parte 3, Sigo opinando yo (Esposo) lo importante de los simbolismos.
    2.1: Condones, mujer en celo y paredes de papel

    Que físicamente la agotaran, al cogerla, “!Los tres!” lo disfrutamos.
    A).- Dani, por el contrario, guio a la agotada hembra hasta la alfombra.
    - y se la folló como “!A una Perra!”
    Tan rápido como pudo siguiendo el ejemplo de su hermano.
    En lugar de acabar dentro, acabó sobre su carita.
    Pareció quedarse dormida de esa manera, pero para su desgracia.
    - llegó el patriarca al poco rato.
    B).- cuando su padre entró en el cuarto y le separó las nalgas ,dejando el coño abierto de par en par y se la penetró vaginalmente buscando su propio orgasmo:
    Era la pereza de un cincuentón, la parsimonia de un viejo que quiere correrse para irse a dormir.
    - Tiró del pelo de la mujer que apenas se quejó, poniendo caras de placer con los ojos cerrados mientras ese viejo usaba su coño para correrse… queriendo rellenarla con aquel esperma caducado.
    Las piernas de ella comenzaron a temblar, a sufrir espasmos.
    Aunque no pareciese estar consciente, daba la impresión que mantenía su capacidad para correrse.
    Brandon agarró la almohada y aplastó la cabeza de Andrea bajo ella, como si quisiese asfixiarla o perderla de vista.
    ``Chap, chap, chap, chap…´´
    — Ughh… ¡Arghhh! ¡Grr….!
    –gruñía clavando su corrida en el sexo de Andrea.
    Su marido la imaginó poniendo bajo las almohadas caras.
    - sacando la lengua, recibiendo toda la descarga.
    - estremeciéndose aun cuando Brandon sacó su polla morcillón de ese coño impregnado de varias corridas y se largó a su habitación.
    Apenas la dejaron descansar antes de despertarla…
    C).- aburridos de ella, procedieron a echarla de la casa.
    Sergio le dio unas palmaditas en el rostro, tratando de despertarla y le dijo:
    — Hay algo que quiero que hagas…
    — ¿Algo más…?
    — Sí… Quiero que no te laves.
    - Quiero que te vayas a la cama con tu marido llena de nuestro semen.
    — Eso no…
    -comenzó a protestar, débil.
    — Hazlo y ya…
    — Si marido me descubre…
    — No lo hará, es un subnormal.
    Pablo presenció con impaciencia como la expulsaba de su cuarto antes de dirigirse al móvil y sonreía a cámara justamente antes de cortar la grabación.

    D).- YO hasta ahí, me daba por muy satisfecho y FELIZ, pero tú siempre eres generoso, y continuaste dando alegrías, a tus lectoras femeninas, de esta colonia.

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  27. TERCERO.-
    A mí (Comadre) el Capítulo 3: Ciega y caliente
    Le pareció una GENIALIDAD!” pues opina que el hecho que Andrea, este tapada de los ojos, le permite disfrutar plenamente de su sexualidad, y sin vergüenza, (a ambos personajes) cosa que NO ocurriría de está mirando. (Dice ella; (comadre) que te diga que ahora ella, te aplaude)
    A).- — Entonces este regalo te va a encantar.
    Tengo a una zorra en nuestro cuarto que está salida pérdida.
    — Le va a encantar, hazme caso. Tú solo no digas nada, es algo tímida…
    Su anfitrión andaba dos pasos por delante de él, mostrándole un camino que ya conocía hasta el cuarto de los dos hermanos.
    No era que supiese quien había dentro, pero en el fondo de su mente nació una repelente y asquerosa idea.
    Dani no hizo nada por abrir la puerta, simplemente se apartó y lo invitó a pasar, haciendo que fuese el propio Manu el que hiciese girar el picaporte, descubriendo en el interior a una mujer con las manos atadas a la espalda y una venda negra cubriéndole los ojos.
    Era rubia, de labios carnosos y parecía respirar por la boca.
    Estaba completamente desnuda, con una ligera alfombra como vello púbico y con sus pechos inflados por la incómoda posición de los brazos.
    Si se quedó bajo el umbral de la puerta, paralizado, sin llegar a pasar; no se dio ni cuenta.
    Y si le hizo falta un pequeño empujoncito, su vecino se lo dio.
    No habría sabido cómo reaccionar frente a otras personas, fuese quien fuese pero… Estando solo con ella en ese cuarto no tuvo que aparentar nada.
    Fue una sensación rara para él, sabiendo que era su madre aunque siendo incapaz de reconocerla en ese estado.

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  28. TERCERO.- parte #2 mí (Comadre)
    Ya caliente una mujer está perdida, dice (Mi comadre)
    B).- Su boca no se cerraba ni sus labios se juntaban, Manu pensó que era lo más erótico que había visto en su vida.
    — ¿Daniel?
    –preguntó con voz temblorosa.
    - Esto ya no tiene gracia…
    -dijo por fin, pese a que no obtuvo respuesta.
    - No seas cruel… Quítame esto.
    Manuel podía hacer lo que quisiese con ella, sin tener que aparentar nada.
    Quiso meter su pulgar en esa sucia boca, y lo hizo.
    Sus labios se separaron ligeramente, antes de cerrarse en torno al pulgar, chupándole el dedo gordo como un bebe besa el chupete.
    Sintió su cálida lengua jugar con él, impregnándolo con su saliva antes de que tuviese suficiente y lo extrajese.
    Ella se quedó ahí, con la lengua expuesta fuera de la boca y pidiendo poder chupar algo.
    Quería satisfacer hasta la última fantasía, sin reservarse nada, por eso con su dedo pulgar le dio a entender que quería que sacase la lengua y, cuando esta lo hizo, lanzó un largo y empalagoso escupitajo que resbaló por la rosada lengua y se perdió de vista en su garganta.
    Ella tragó y volvió a sacar la lengua, sonriendo.
    La besó, sí… Quería besar también esos labios.

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  29. TERCERO.- parte #3 mí (Comadre)
    Uuuff!” y que ella pensara que la estaban entregando a un amigo, del okupa, y que eso la calentara más, fue SU RUINA. De la protagonista y de mi comadre, jeje.
    C).- Por desgracia, tenía los ojos vendados y para ella, no era otra cosa que un juego donde Daniel la entregaba a un amigo suyo.
    Se curvó sobre ella y la besó, le comió la boca de nuevo.
    Ella gustosa entregó su lengua a ese desconocido.
    La follada se fue volviendo más intensa, y como buena sumisa que era le sobreexcitó pensando en que estaba entregándose a un posible delincuente.
    El suspense y el misterio se convirtieron en una deliciosa follada con unos besos rudos e inexpertos.
    El desconocido la agarró del pelo y sus embestidas se volvieron fuertes, iba a correrse.
    La estaba usando para acabar.
    El chico, que debía ser joven, no pudo seguir besándola y dejó libre su boca, suspirando de una manera que sonó muy familiar a Andrea.
    No se paró a pensar quien podía ser, estaba muy cachonda.

    D).- - Aguanta un poco más, mi amor. Quiero que me folles mucho más…
    - ¿Por qué aceleras?
    - ¿No te irás a correr dentro?
    - Puedo quedar embarazada… Lo sabes.
    - ¿No? Acaba en mi boquita…
    - ¿Cómo puede ser tan…?´´
    Fue lo único que pensó su hijo, sin detener una follada
    Volvió a besarla mientras clavaba el extremo de su polla lo más hondo posible.
    Ella meneaba sus caderas como si quisiese exprimirlo… Y lo logró.
    Andrea tenía la lengua expuesta y recibió el último chorro antes de empezar a mamársela.
    No pudo evitar agarrarla de la nuca y forzar una limpieza exprés de su miembro.
    Se apartó, contemplando la obscena vista de ver a aquella mujer con un pequeño hilo de semen salir de su vagina y con las tetas manchadas de semen.
    Agarró el móvil y grabó un primer plano de todo aquello.

    Mi comadre dice a leído todos los días esa parte, de sexo con desconocidos y sometida, atada y ciego, (estoy rodeado de ¡pervertidas!)

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    1. Jajajajaja Que suertudo eres, federico. Rodeado de pervertidas, eh... jejejejeje

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  30. CUARTA.- Capítulo 4: Dos profesoras un poco putas…

    A todos nos sorprendió (a los 3) y gusto la aparición de Sandra, en esta saga, y anhelamos también futuras apariciones de la hija Olivia, con los Okupas, (¡TRES Negros contra esa jovencita) pero…?
    NO nos queremos distraer de esta historia.
    Las Putas parecen Putas! y se juntan a hacer cosas de Putas!” decía mi abuelo. Jaja. Aquí el ejemplo:
    A).- - ¿Le parece normal asistir a esta reunión con semejante vestido?
    — Disculpe
    –María alzó la el bolígrafo, interrumpiéndola.
    - Como yo vista no es asunto suyo.
    B).- ¿Lleva mucho enseñando?
    –le preguntó con una sonrisa asquerosamente amable.
    — Un tiempo… Tengo bastante experiencia.
    — Se nota
    C).- ¿Y qué mujer en su sano juicio se iría con cuatro desconocidos a un lugar incierto?
    Ya estaba pensando que excusa poner cuando a lo lejos escuchó a una mujer llamarla por su nombre.
    D).- Nos encantó y puso ROMÁNTICOS, (aunque NO lo creas) la descripción que hiciste del lugar lúgubre, (tétrico, sombrío) donde se las llevaron, jaja, nos recordó nuestras épocas, de adolescentes, visitamos muchos lugares así.
    -El local al que entraron parecía el típico escondrijo de maleantes y desvergonzados.
    A Andrea no se le escapó el detalle de que ese bar ``con buenas tapas´´ era en realidad un motel, aunque en vez de preocuparse o buscar una excusa para irse, se limitó a sonreír y mordiéndose la comisura del labio entrando tras los cuatro hombres.
    — Me ha ofrecido una sala con terraza, para estar lejos del barullo y esas cosas.
    — Un bar que ofertan terrazas por piso, que curioso.
    –arguyó Sandra alzando sospechosamente una ceja, sin perder su toque coqueta.
    — Sí
    –contestó pacientemente, muy serio-, es un bar único.
    — No crea que sea único
    –le rebatió Andrea sonriendo entre dientes
    - seguro que hay más por la zona…
    -continuó evitando mentar la palabra ``moteles´´.
    Era una habitación sencilla, con una cama matrimonial cuyo colchón era.
    - de manera visible, de una mala calidad incuestionable.
    Por haber no había ni terraza, solo era una habitación diminuta
    — Sí, en lugar de una mesa hay una cama para estar más cómodos –dijo el contratante de la habitación, sin molestar en excusar lo absurdo de la situación.

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  31. Bueno hasta aquí, ya dijimos lo que nos gusta a mi Comadre y a mí, (personas positivas) ahora opinara mi Esposa, pero te advertimos léelo bajo tu propio riego, ya que…? a ella NADA!” le gusta y se queja de TODO.
    Te lo volvemos a advertir, NO nos hacemos responsables de sus comentarios y estos nada, nos involucran, ella es indómita!

    QUINTO.- A mi Esposa (LA manda más, de esta casa) Dice que eres un PENDEJO!” (Pero… me lo dice a mí, su esposo, NO a Usted Autor) ¿Por qué le dices; que Yo me quejo de todo? Van a pensar que estoy Loca!, A mi SI me gustaron cosas del relato, Me gusto:
    Capítulo 5: Cena
    Y les voy a decir por qué:
    A).- La forma en que manejas lo travieso de Andrea, al hacer cosas coquetas, frente a su esposo, me hubiera gustado mucho que describieras MÁS, la escena de las selfies con el marido a un lado, quizás…? Con algún reclamo de él, (¿a quién se las envías?) y más al ver que envió una foto empinada!” debes saber que a toda mujer femenina, nos encanta NOS CELEN, eso fue puro morbo, y del bueno.
    Marido y mujer estaban sentados en los sofás juntos.
    Andrea no”. Escondía la conversación de Whatsapp de Pablo, y este podía leer todo lo que ella hablaba con “Yogurín
    Conversación de WhatsApp con Yogurín
    Yogurín: Mira como estoy…
    -Le pasa foto de su tremenda erección
    Andrea: Hmm… Y yo con esta hambre.
    - Que ganas de comer esa gran polla.
    Yogurín: ¿Y si me pasas foto de tus ubres?
    Andrea: Estoy con Pablo…
    Yogurín: ¿Y?
    Andrea: Se va a dar cuenta…
    -decía, a pesar de que este podía leer perfectamente desde el ángulo que estaba.
    -Yogurín: Venga, va… Yo te he enviado foto. Enséñame las tetas.
    Andrea: Le envía foto donde sale sus dos enormes pechos al aire.
    - Y no veas lo majada que estoy.
    Yogurin: Pasa foto… Quiero verlo.
    Andrea: -Se pone en pompa frente a su marido y se hace una selfie donde se ve un pequeño manchurrón en el marcado coño bajo el pantaloncito.
    -Yogurín: Buff… como me pones. ¿Y si os venís a cenar?
    Andrea: ¿Qué? ¿Estás de broma?
    Yogurín: Os invito a cenar, a Pablo y a ti.
    Andrea: No digas tonterías…
    Yogurín: Pregúntaselo, ya verás cómo dice que sí.

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  32. QUINTO.- parte #2, Sigue opinando mi Esposa
    B).-Y para que se le quite lo hablador a mi marido, yo creo? Que Es mas simbólico, y trascendental, lo que ocurre al ir ellos, o se debería decir ¿terminando yendo? al departamento de sus vecinos, aquel departamento que fue prohibido visitar por el marido a Andrea, y que fue el motivo de muchas discusiones, ese departamento y sus Okupas, Y ahora Ellos de manera DOCIL, acudían (y NO de manera escondida como tanto visito Andrea) ahora lo hacía de manera PUBLICA, y con el marido al lado, eso para MI, si es simbólico, NO de conquista es RENDICION!”
    — ¿Nos vamos? –preguntó.
    — Sí, vamos.
    –contestó él, secándose con un pañuelo de seda el sudor que caía por su frente.
    No lo esperó, rompiendo el silencio con cada paso que daba y contoneando su culo frente a él.
    Agarró su bolso y se hizo camino hasta al recibidor; luego, abrió la puerta de la casa, cruzó el rellano y picó al timbre del piso contrario.
    Pablo estaba cerrando con llave la puerta de su casa cuando Sergio abrió puerta a su mujer, dando dos besos a la misma y saludando a su marido con un fuerte apretón de manos.
    Era hora de que empezara el espectáculo

    QUINTO.- parte #3, Sigue opinando mi Esposa (LA manda más, de esta casa)
    C).- Y todas las travesuras, que le hacen al marido, la noche se construyó a través de su destrucción como pareja y amante de Andrea, a mano de estos Okupas, un capitulo cúspide, superlativo, magnifico y glorioso, sin duda.
    -Sergio apartó la silla como todo un caballero, invitándola a sentarse.
    Cuando lo hizo, Pablo ya se encaminaba hacia una de las dos sillas inmediatas a la de su esposa; siendo saboteado tanto por Brandon como por el hijo de este, dejándose caer ambos sobre ambas sillas:
    - La noche prometía.
    A regañadientes, el invitado se sentó al lado de la silla de Dani

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  33. QUINTO.- parte #4, Sigue opinando mi Esposa

    D).- Y si a mi marido, le agrado la mamada, en el marco de la puerta de su casa, a mí me magnetizo las 2 cogidas que le dio el viejo verde, una en el baño y otra en su propia casa, Y claro eso es por la presencia del marido, hace de eso un agregado.

    de repente Pablo escuchó las voces de su mujer y ese asqueroso provenir del pasillo:
    — ¿Qué haces? ¿Qué? No… ¿Oye? No…
    -sus voces eran bajas, pero por el silencio pudo escucharlas perfectamente.
    Se imaginó a Brandon poniendo a su mujer sobre el retrete, con las manos apoyadas en el, levantándole esa falda negra y…
    -. No… ¡Aquí no!
    - Mi marido está ahí…
    - ¡Nooo! Plas…
    El ruido de la porcelana chocar contra la pared era evidente, no se escuchaban los gemidos de Andrea, pero comenzaron a poder oírse poco después.
    Se escuchó un azote, como si le pegase.
    - entonces empezó a gemir mientras aquel ``aplauso´´ seguía sin parar.
    — ¡Uff! ¡Para por favor! Oh, no… Que rico. No me hagas esto…
    - ¡Ufff! Nos va a oír…
    - ¡No! ¡Así no!
    - ¡¡Me vas a romper!! ¡AHHH!
    — Me corro perra, me corro dentro de ti.
    — ¡Dios mío…!
    –su grito fue lo último que se escuchó.
    Se los volvió a imaginar, besándose acarameladamente mientras ese asqueroso y pútrido viejo se descargaba dentro de ella.
    Se escucharon pasos.
    Seguramente cumplió lo que dijo y se fue a dormir.
    La mujer de Pablo acabó volviendo, con el pelo totalmente alborotado y sus muslos brillantes.
    - Se sentó en la mesa y se terminó la cena, sin que saliese a conversación nada de lo que había pasado.

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  34. QUINTO.- parte #5, Sigue opinando mi Esposa
    F).- Quizás…? Hubiera sido bueno poner al inicio de la historia, que ha Andrea le disgustaba que los Okupas, vendiera droga, por ser de una MORALIDAD CONSERVADORA, y así hubiera tenido, más impacto que ella hubiera aceptado fumar e porro, en presencia de su esposo, como una señal más, que ella había “!Roto todas sus INHIBICIONES!”
    Pero el hecho de ella, terminara TOTALMENTE desnuda, en presencia del marido y los chicos aun vestidos, lo compensa, jaja. Eso nos gustó a los 3.

    La cena terminó y Pablo se tuvo que contentar con una silla mientras los dos hermanos se sentaban en el sofá con su mujer.
    Encendieron un porro que acabaron pasando a Andrea, esta lo rechazó con ímpetu aunque, con tanta insistencia, acabó aceptando un par de caladas; las cuales se le subieron bastante rápido.
    Su mirada se apagó y su cuerpo se destensó de una manera evidente.
    Pablo no dijo nada cuando vio a Sergio pasar el brazo por encima del hombro desnudo de su esposa y al otro, el chiquitín, manosear su muslo húmedo mientras fumaba el porro.
    La mano del mayor agarró la ubre y jugó con ella mientras este le plantaba un beso que ella no rechazaba, Dani le apartó la falda dejando el coño expuesto y haciéndole separar las rodillas.
    Con sus dedos jugó con ese coñito tragón, abierto de par en par y listo para la guerra
    Le habían ido quitando la ropa hasta dejarla totalmente desnuda mientras los dos hermanos conservaban su ropa.

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  35. QUINTO.- parte #6, Sigue opinando mi Esposa
    G).- — ¿Has visto, gilipollas? Mira como ahogo a tu esposa.
    - Mira como le gusta humillarse delante de ti.
    Dani aprovechaba que tenía las manos libres para follarse con los dedos el coño de la madurita mientras esta se tomaba su tiempo en babear las bolas de Sergio.
    Hilos de saliva quedaban tendidos cuando ella tomaba aire y tosía por un inevitable atragantamiento.
    ---
    — ¿De quién eres perra?
    — Soy vuestra… -gimió completamente ida.

    Y bueno leer esto!” es para coronar, esta historia.
    Una declaración, solo faltara la escribiera 100 veces, como encargaban en la escuela, a las niñas, para que no se olvide.


    QUINTO.- parte #7, Sigue opinando mi Esposa
    H).- su mujer, a cuatro patas sobre el sofá y con Sergio clavándosela hasta el fondo.
    La agarró del pelo y tiró de él para que ella tensase su culo, haciendo que este descargase todo el contenido de sus bolas dentro de ella.
    — ¿Quién va a ser el papa?
    — Tú… Tu vas a ser el papa.
    –gimoteó desplomándose sobre el asiento del sofá.
    Con su sexo vomitando semen al exterior.
    su mujer, a cuatro patas sobre el sofá y con Sergio clavándosela hasta el fondo.
    La agarró del pelo y tiró de él para que ella tensase su culo, haciendo que este descargase todo el contenido de sus bolas dentro de ella.
    — ¿Quién va a ser el papa?
    — Tú… Tu vas a ser el papa.
    –gimoteó desplomándose sobre el asiento del sofá.
    Con su sexo vomitando semen al exterior.

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  36. QUINTO.- parte #8, Sigue opinando mi Esposa
    La verdad el pequeño Dani, me despertaba cierto sentimiento maternal, verlo ya hecho todo un hombre, jeje, frente al derrotado cornudo, nos pareció trascendental.
    I).- Con sus dos grandes piernas colgando del sofá, Dani se la montó escupiendo sobre su culo y se la clavó hasta el fondo. Le revolvió las tripas con su larga polla, regalando a su marido una vista perfecta de la sodomización de su esposa.
    — Eh, Zorra –le espetó-. Mírame… ¡Que me mires! Desde encima suyo, la agarró del cuello y la forzó a dar de sí la nuca, mirándola a los ojos mientras la clavaba más y más hondo. Se fue poniendo roja, mordiéndose el labio hasta abrir la boca de par en par y soltar un alarido del placer.
    Se estaba corriendo con una larga polla metida en su culo…
    Y su marido fue testigo.
    Llevándose a lo que quedaba de su mujer a las tantas de la madrugada cuando los tres machos de esa casa se dieron por satisfechos.

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  37. QUINTO.- parte #8, Sigue opinando mi Esposa
    La verdad el pequeño Dani, me despertaba cierto sentimiento maternal, verlo ya hecho todo un hombre, jeje, frente al derrotado cornudo, nos pareció trascendental.
    I).- Con sus dos grandes piernas colgando del sofá, Dani se la montó escupiendo sobre su culo y se la clavó hasta el fondo. Le revolvió las tripas con su larga polla, regalando a su marido una vista perfecta de la sodomización de su esposa.
    — Eh, Zorra –le espetó-. Mírame… ¡Que me mires! Desde encima suyo, la agarró del cuello y la forzó a dar de sí la nuca, mirándola a los ojos mientras la clavaba más y más hondo. Se fue poniendo roja, mordiéndose el labio hasta abrir la boca de par en par y soltar un alarido del placer.
    Se estaba corriendo con una larga polla metida en su culo…
    Y su marido fue testigo.
    Llevándose a lo que quedaba de su mujer a las tantas de la madrugada cuando los tres machos de esa casa se dieron por satisfechos.

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  38. QUINTO.- parte #9, Sigue opinando mi Esposa

    J).- Y como había dicho, me agrado la conquista al final, NO solo de la hembra, sino del tálamo nupcial, (dormitorio) Capítulo 8: Polvo de buenas noches

    Era ya de noche cuando Pablo y Andrea reposaban en su cama, No hablaban, había mucha tensión entre ellos:
    Entonces su esposa se levantó de la cama y se fue de la habitación, llevaba ropa interior de lencería, Ningún tanga ni braga cubría su sexo, el cual iba al aire.
    Balanceaba sus nalgas de un lado a otro por la casa dándole igual que su hijo estuviese en ella.
    A los pocos segundos volvió a su cuarto acompañado de Brandon; de la misma manera que una persona lleva su mascota a su cuarto para que duerma con ella.
    El viejo no esperó a que esta se estirase y la agarró por la espalda No hubo palabras, ni por los dos amantes ni por el cornudo que miraba de reojo.
    Andrea se dejó caer sobre la colcha, en la esquina del colchón.
    La acabó clavando, haciendo gemir y disfrutar a Andrea mientras Brandon miraba al marido de esta con una expresión burlona y cruel.
    Este le devolvió la mirada, con asco y odio; marcándosele alguna que otra vena en la sien.
    Esa vez Brandon Con sus dos plantas de los pies apretadas contra el suelo, puso ambas manos contra la zona lumbar en la espalda de Andrea y apoyó todo el peso en ese lugar; centrándose en una follada que era simplemente brutal y que encantaba a ambos por igual.
    Apretar su espalda la ponía cachonda, y follársela así para él.
    - era una muestra de dominio:
    - Como si fuese una perra.
    - porque era mucho menos que una.
    Durante treinta minutos se la estuvo clavando de esa manera, Logrando que la hembra se corriese, al menos tres veces antes de empezar a lamentarse, con la vagina dolorida y sin ganas de continuar, el viejo verde había hecho gala de su enorme resistencia:
    Apretó las uñas contra los lumbares de esa perra y disfrutó del masaje que le ofrecía aquel coño, invocando un cosquilleo en la punta de polla y explotando, corriéndose y llenando su útero, Sin decir nada más, volteó a la sudorosa y extasiada mujer y le plantó un beso con lengua que por poco la ahoga, dejándola sobre la cama tirada vomitando semen.

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  39. QUINTO.- parte #10, Sigue opinando mi Esposa

    K).- A diferencia de otros, a mí los capítulos Capítulo 6: Seducción canina y Capítulo 9: El piso de unos narcos, si me agradaron.
    Pues los considero “ESENCIALES!” en la historia.
    Al explicar la degradación de Andrea, como esposa y Madre, y sobre todo como mujer.
    Quizas…? Para que a más personas les gustaran y disfrutaran, hubiera sido necesario, construir (poner) durante la historia, más comentarios de Andrea, contra la prostitución, o estar en contra de que existan animales dentro del edificio.
    Pero a mi, leer que un Perro!” se monta a la protagonista de esta historia, me sorprendió, impacto, estimulo, etc… pues al leer el inicio de la historia, Andrea era otra mujer (recatada) jamás esperamos verla así, pero sin duda, lo disfrutamos, NO por la zoofilia, ni por la prostitución, por la sorpresa inesperada.


    QUINTO.- parte #11, Sigue opinando mi Esposa (LA manda más, de esta casa) ahora lo difícil, será hacer que se calle!” jaja.

    P.D. #1.- Nos gustó que NO te quedaste con nada, como escritor, (a MI parecer) a diferencia de otras historias, donde se discute la falta de algo?
    Aquí se discute por cosas que SI existen, pero eso son gustos, y yo lo acepto, y lo prefiero, a preguntarnos por cosas, que NO leemos.
    P.D. #1.- Y ya a diferencia de mi Marido.
    Solo queda AGRADECERTE, por hacer esta historia, tan compleja, paulatina, y meticulosa, de la “degradación de una mujer”, (esposa y madre) desde su sexualidad.

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    1. Os agradezco a los tres tan extensa crítica señalándome lo que os ha gustado y lo que no os ha convencido. ¡Tendré en cuenta esas preferencias para los siguientes relatos! ¡Un abrazo, familia!

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  40. trabajabdofederico... Sos federicoyo o yofederico??
    Y con todo lo que escribiste ; te hubieras escrito un relato!!!
    En el blog de pedrito venís escribiendo testamentos largos jejeje

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    1. Se disfrutan los relatos y se plasma, con el tiempo (y la suerte, por cnocerlos) algunos escritores me han dicho, olvidan lo que escribieron.
      Nosotros como admiradores, eso nos impacto!"

      Y nos sorprendió al oírles decir, que nuestros resúmenes, les ayudan a recordar, rápido el hilo de la historia.

      Nosotros Solo lo hacemos por diversión, pero alegra que ayude en algo.

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  41. el link del primer relato, te lleva al cuarto...

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