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jueves, 12 de diciembre de 2019

[Traición] Domador de clavos 5/5 (Final)

Pablo está dormido pero Nicole o Rita permanecen despiertas; una de las dos quita el pestillo de la puerta y vuelve a hacerse la dormida, y entonces entra Alex con la única intención de follarse a Rita en todos los rincones de la casa. ¿Podrá hacer algo Pablo para evitarlo?

El fin de semana llega a su fin con este cierre de saga. ¿Conseguirá Pablo someter a la indomable compañera de piso de Pablo? ¿Cual es la verdadera cara de esta?






El pasillo que conectaba todas las habitaciones estaba oscuro y silencioso, aunque a mi espalda desde el baño entraba por la cristalera una solemne y tenue luz de tono azulado. Los ronquidos de Pablo resonaban comprimidos dentro del habitáculo frente a mí, aún con la puerta cerrada. Mi corazón latía a mil por hora cuando abría con sigilo la puerta. La misma luz azulada me permitió diferenciar la enorme cama matrimonial frente a mí. Las sábanas, blancas y arrugadas, serpenteaban enrolladas por las piernas desnudas de los tres. Los dos sobresalientes cuerpos de ambas, albina y mulata, se encontraban separadas por el inútil que roncaba.
   Estaba dormido, se había dormido de verdad. No pude evitar pensar que lo que estaba a punto de pasar a continuación se lo había ganado a pulso.  

Caminé descalzo y desnudo, totalmente empalmado con mi cipote rebotando entre mis muslos. Pisaba sin hacer ruido hasta situarme al borde de la cama donde intuí -acertando- que yacía Rita. La vaga iluminación que proveía el pasillo revelaba que sus parpados permanecían cerrados, sus pálidos muslos permanecían quietos y sus ubres turgentes destacaban alrededor de la sabana que trataba de ocultarlos.
   En aquella relativa calma, cuyo único ruido era producido por Pablo, me excitó presumir que precisamente la novia de este era la que, tras todo el fin de semana siendo tan digna y tan distante conmigo, se había levantado de la cama para quitar el pestillo y brindarme el acceso al interior. Para llegar a esa conclusión, tenía que presuponer que estaba haciéndose la dormida.


En su fingida somnolencia no reaccionó cuando arrastré mis uñas con delicadeza sobre su muslo desnudo, escalando por su vientre, ignorando sus pechos, atajando por su axila, escalando por su cuello, rozando su oído y, finalmente, desplomando dos yemas sobre sus labios. No hubo respuesta por su parte, no. Ni siquiera cuando mis dedos separaron ambas mandíbulas e introduje un par hasta acariciar desde dentro toda la extensión de su lengua.
   Mi mano volvió a sobrevolar su cuerpo, esta vez en dirección hacia su entrepierna sobrepasando sus pezones y su vientre hasta posar mis dos dedos sobre su coño. Estaba abierto, completamente dilatado y húmedo. Tan carnoso y expuestos que directamente ignoré su clítoris para clavar dos dedos y enterrarlos en su punto G:

Se estremeció de pies a cabeza, en silencio. No pudo seguir fingiendo indiferencia. En la penumbra vislumbré sus labios separarse en un vano intento de decir lago, y mi mano libre acudió a su encuentro metiendo mi pulgar entre sus labios… Siendo chupado por ellos.
   Revolví mis dedos dentro de ella y volvió a abrir la boca.
— ¿Q… Qué haces aquí? -farfulló con poco más que un soplo de voz-. Vete… Nos va a pillar.

Ni un solo comentario hizo sobre el hecho de tener dos dedos clavados en ella.
— Me suda los cojones… Ya sabes lo que viene ahora.

Con mi mano libre hice a un lado su rodilla, totalmente sumisa se dejó abrir de piernas hasta que su pierna derecha se posó delicadamente sobre el vientre de Pablo, la otra, por el contrario, quedó colgando al borde de la cama.
   Se removió inquieta en su lado de la cama, mientras para ambos los ronquidos de Pablo comenzaban a pasar a un segundo plano.
— No… No lo hagas -con la misma mano que había apartado su rodilla, apreté su cuello aplastándole levemente las cuerdas vocales-. ¡Hmmm! -gimió levantando ligeramente el culo para dejarse penetrar mejor.

Apoyé mi rodilla sobre el colchón y apoyé mi entrepierna contra la suya. El tronco de mi cipote se apoyó en sus labios pringosos y estos fueron aplastados por todo mi peso. Estaba completamente entregada, ya era mía. Solo quedaba rematarla, por fin.
   Mi corazón latía a mil por hora y, con mis dedos en su cuello de testigos, sentía sus histéricos latidos circulando por sus arterias.

Con la misma mano que segundos atrás había alcanzado su punto G, aferré mi polla y empecé a restregar el glande contra la entrada. Era lo suficientemente gordo para no entrar por accidente, y su coño pese a estar abierto de par en par era lo suficientemente estrecho para no dejarme pasar sin más.

Entonces supe que iba a follármela allí mismo. Al lado de ese subnormal.


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1 < La traición de Rita
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La muy perra parecía querer despertar a Pablo o, por lo menos, darle igual si lo conseguía. Su cuerpo había pasado de la calma absoluta a no poder parar quieto. La habitación se llenó de un silencioso ruido de sábanas emitido por sus movimientos.
   Apretar su cuello no lograba silenciar sus gemidos, así que le tapé la boca. Sus ojos se encontraron con los míos, aún sin vernos por la escasa luminosidad. 


Sus ojos me miraban suplicantes, como si quisiese pedirme simultáneamente tanto que parase como que la penetrase de una maldita vez. Apreté mi puño en torno al tronco de mi polla y el glande se endureció más todavía, ahondando en sus ardientes labios.
   La vi poner los ojos en blanco hasta tener el extremo completamente enterrada dentro de ella. También yo tenía un límite y lo había alcanzado.
   Con toda la malicia posible empecé a follármela solo con el glande, sin introducir un solo centímetro más. ``Quiero clavarla hasta el fondo´´ ``Quiero empalarla ya´´ recuerdo haber pensado , apretando los dientes mirando hacia la pared que había frente a mí.

La sentí abrirse todavía más de piernas y noté sus uñas clavarse en mi culo, animándome a partirla en dos. Seguí tentando a su sexo, sin quitar dejar de tapar su boca con mi mano, usé la otra para pegarle un fuerte tirón del pelo.
   Apenas logró reprimir el berrido, que fue silenciado por mis dedos, siendo obligada a encoger la nuca y aguardar a que fuese lo suficientemente bueno para romperle el coño.
   Chop, chop, chop… Su coñito estaba tan encharcado que emulaba ruidos de flatulencias que fácilmente podrían despertar a los otros dos. Era una tentación constante meter algo más que el glande, y su hambrienta vagina estaba a flor de piel sin poder conformarse con solo eso.

Aunque supe que era arriesgado, dejé libre su boca y en lugar de seguir follándomela me salí y, posicionándome a su lado, empecé a follármela clavándola en el interior de boca rebosante de saliva.
— ¡Hmmm! -bufó con reproché abriendo mucho sus ojos, aunque no se amilanó cuando las pequeñas embestidas estiraron su mejilla desde dentro. Parecía que iba a perforársela.

Y mirando a esa perra tratando de asumir lo elástico que era su pómulo, me recordé a mí mismo que no me interesaba arriesgarme más. Si Pablo se despertaba y nos pillaba, se acabaría todo. No me interesaba pelearme ni discutirme con él, era mucho más fácil robar a su chica sin que se enterase. Ya habría momento para humillarlo cuando se lo jugase todo en la apuesta que realizaríamos en unas horas, cara a cara.
   La lengua de Rita frotaba con ímpetu mi prepucio y lo mediometió dentro, sabiendo que me había dejado llevar demasiado me decidí que no iba a seguir en aquella habitación.

Estaba tan salida que su boca dejaba caer goterones de saliva sobre sus pechos y las sabanas, antes de que me arrodillase de nuevo entre sus piernas abiertas y volviese a dejar mi polla rebotando sobre su coño insatisfecho.
   Quería irme, pero me sentía tentado a seguir jugándomelo todo en aquella apuesta tan peligrosa.

Mi glande, desnudo, se paseaba sobre sus labios más externos mientras un nuevo ronquido de Pablo me animó a introducir un par de milímetros de glande en su coño. Y con Rita mirándome silente, suplicante, mi glande besó de nuevo su interior sin terminar del todo.
   ``Un solo empujón y estaríamos follando al lado de Pablo y Nicole´´ pensé seducido por aquella idea.

Sus labios rozaron los míos, y su lengua me invitó a perseguirla mientras su coño se movía en círculos, intentando provocar una penetración. Con mis antebrazos bajo sus axilas, la jalé del pelo y la hice ascender el mentón. Una pequeña embestida de menos de dos centímetros, introdujo su glande dentro de ella; luego fueron cuatro, y retrocediendo por completo hasta que el glande quedaba suspendido frente al orificio penetrado, volvía a ser empalado para ahondar hasta seis centímetros… Volví a sacarla por completo, y di empujón de caderas más fuerte que la penetró hasta tener dentro de ella diez centímetros de polla.
   Me quedaba más de medio miembro por meter, y ella esperó en tensión a que repitiese la empalada… aunque no llegó a pasar.
— ¿Se puede ser tan zorra? ¿Lo vas a traicionar así? ¿En su propia cama? ¿Al lado de él?
— No puedo hacer nada para evitarlo -susurró a mi oído, arañándome la espalda-. No sin despertarle -añadió. Ese comentario final me puso a mí.
— Entonces… Voy a romperte el coño aquí mismo. ¿Eso es lo que quieres?

Su boca buscó la mía, evitando dar ninguna respuesta.
   Fue un milagro que sacase mi polla de ella y me posicionase de pie, de nuevo, frente a ella. La agarré directamente del pelo y jalé, se las apañó para gatear hacia el suelo sin despertar a los otros dos y a cuatro patas la saqué de la habitación.
   Su precioso culo albino hacía rebotar ambas nalgas a cada paso que daba y sin oponer ningún tipo de resistencia, me permitió cerrar la puerta de la habitación y guiarla directamente hacia el cuarto de baño.

Antes de entrar, y sin detenernos, me lanzó una miradita desde su baja posición. Sus ojos brillaban con deseo y perversión; en todo el fin de semana, tanto frente a Pablo como en su ausencia, me había mirado con repulsión, con indiferencia y con bordería… Por eso, en aquella situación y estando andando como perra, significó tanto para mí.
Nos encerramos en el cuarto de baño y la miré, mi polla tiesa frente a su cara la tenía hipnotizada, teniendo dificultades para mirarme a los ojos. Quería hacerle de todo, pensé. Quería hacerle de todo en cada rincón de la casa y, sin aflojar mi puño cerrado en torno a su cabello, la descubrí mirándome con odio… sin dejar de desearme.
   Parecía que su ego había sido profundamente herido en aquella situación, mientras yo me sentaba en la taza del váter y tiraba de su pelo hacía mí.

Su boca rozó mi polla, como un helicóptero evitando estrellarse contra una superficie baja antes de alzar el vuelo por los pelos. Se levantó y me dio la espalda. No como si quisiese sentarse, sino cambiando de opinión y estuviese marchándose del baño. Entonces la agarré de la cintura y la atraje para mí, tambaleante y se sentó sobre mis muslos aplastando con su ano mojado mi cipote.
— ¿Te acuerdas de lo que te prometí, no? -le inquirí en tono bajo al oído.
— ¿Qué me prometiste? -Su culo bailaba a ritmo lento alrededor de mi dureza. Tenía la cabeza alta, y no separaba su espalda de mi pecho. Podría haber jurado que sonreía.
— Que te iba a follar por toda la casa, así que no te hagas la digna.
— No soy de piedra… Llevaba todo el sábado a dos velas. Eso no quita el asco que te tengo -me espetó con voz melosa.
— Me da igual lo que pienses de mí, a mí solo me interesa joder tus tres orificios -le contesté en el mismo instante que le metía el pulgar por el culo.

Podría haberse levantado.
   Levantó sus nalgas con mi dedo aún dentro y, como si tuviese consciencia propia, su vagina buscó y sacó brillo a mi glande. Besándolo y apuntándolo hacia el techo sin necesitar mano alguna, osciló en diminutos sube y baja sin llegar a tocar el prepucio hasta que, de una asentada, se empaló todo mi cipote de una asentada que hizo retumbar sus nalgas.
   No necesité ver su expresión para saber que cara debía estar poniendo. Ojos cerrados, dientes apretados, incluso hasta podía estar mordiéndose el labio mientras saboreaba tenerla dentro por fin.
 
Empezó a subir lento todo mi cilindro de carne y, cuando llegaba al glande, volvía a caer en picado hasta que sus muslos resonaban contra los míos con un fuerte CHOP con eco.
   Subía lentamente y caía hasta estampar sus nalgas contra mi vello púbico…
— Hmm… -ronroneaba antes de que sonase en todo el baño CHOOP-… Uffff -CHOOP-. Ahhh… -CHOOP- ¡Joder…! -gimió mientras su culo ascendía con voz aguda, antes de volver a caer en picado y sentir como mi gran fresón presionaba su cuello uterino.

Aún con mi dedo dentro, no parecía molesta por la intromisión, o podría habérmelo reprochado pero en lugar de eso, simplemente se erizó excitada mientras mi dedo gordo atravesaba con facilidad su esfínter. La excesiva humedad de su sexo era tal que su néctar empapaba hasta mis pelotas.

Amasé sus nalgas en mis dos manos, antes de forzar una subida repentina y una bajada aún más sonora, con un fuerte estallido que le hizo apoyar ambas manos en el piso y reprimir otro gemido más. Empezó a perrearme, exponiendo su ano con su coño aún rellenado logrando provocarme un cosquilleo en el extremo de mi miembro. 

   Como si fuese una perfecta mamada, sus labios besaban mi glande y cada poco tragaban para hacer un intento de garganta profunda. Sus labios retrocedían y estirando mi prepucio hasta abajo hasta besar con sus labios externos mi vello púbico.

Y me cansé, se sentía bien pero yo quería destrozarla a pollazos. La agarré del pelo y la hice asumir una posición a cuatro patas, frente a la taza del váter y en el suelo nos acomodamos para, sin sacarla, empezar a follar como animales. Sus nalgas vibraban ante cada embestida a un ritmo casi constante. 

La hice mantener la cabeza gacha con la frente pegada al suelo, mientras forzaba la follada sintiendo el orgasmo cerca. La muy perra reprimía los gemidos a pesar de que no se quejaba; sabía que quería que siguiese. Le mordí el hombro y un escalofrío le recorrió la espalda, entonces le susurré al oído.
— ¿Te gusta como folla el tío al que odias? Me robé a Nicole… Y ahora tú. Sois todas unas perras -Plas, plás, plas…
— … -Hizo un esfuerzo por mantener su tono de voz bajo control mientras el chapoteo de la follada seguía sonando-. Cállate… y no pares…
— Entonces me das la razón…

Como no hubo respuesta saqué mi miembro de ella y la hice levantarse, la empujé a trompicones contra la superficie del lavamanos ante el espejo y ambos nos vimos las caras. Me di cuenta de como rehuía mirar su propio reflejo, pero no sentía ningún miedo de mirarme a mí. Esperó paciente el primer azote, aguantó un segundo y apretó los dientes ante un tercero..
— Creo que me voy a correr así, en esta posición -dije aún sin meterla-. Mientras te miro a los ojos -le adelanté osado al oído.

Mis dedos jugaban con sus dos orificios más bajos, recibiendo como única respuesta por su parte una mirada de puro odio y un silencioso alzamiento de sus nalgas. Su vagina se abrió ligeramente y sosteniendo mi polla ante ella, se la clavé. No pudo disimular un temblor en sus párpados, una venida debajo de sus cejas que daban a entender una irreconocida sumisión. Su mirada pasó a ser de vulnerabilidad.
   Su orgullo la obligaba a no apartar la mirada, al tiempo que yo la agarraba de las caderas y embestía una y otra vez con lentas arremetidas.
— Me voy a correr -le avisé.
— ¿Tan rápido? Duras mucho menos de lo que me esperaba… -protestó, impregnando cada sílaba con veneno.
— La noche va a ser muy larga… No me voy a venir abajo con una corrida.

La agarré del pelo y la hice mantener la cabeza en alto. Chop, chop, chop, chop… No dejaba de friccionar sus paredes vaginales, sin interrumpir nuestro violento contacto visual besé su hombro, mordí su cuello y aceleré el ritmo de mis acometidas. Sus pómulos se inflaron, evidenciando placer por su parte, ambos nos acercábamos al clímax de la follada aunque yo sería el único que se corriese. No me interesaba que perdiese el interés tan rápido.
   Aceleré aún más: ¡Chop, chop, chop, chop!
— Grr… -gruñí ante el esfuerzo de atrapar mi propio orgasmo, mientras saboreaba la idea de correrme en su coño y ella me lo permitiese-. Hmm… Me corro.
Esa vez no protestó, me pareció que, aunque sintiese algún tipo de aversión de mí, saboreaba mis expresiones de placer. Sentí su urgencia de hacerme correr, no me pareció que tuviese intención de apartarse… Toda mi carga acabaría dentro de ella.
   El cosquilleo en mi glande se volvió insoportable, mientras Rita apartaba la vista por fin y estudiaba su propio reflejo, me hallé de pronto en el punto de no retorno y de un tirón de pelo la hice agacharse. Supo lo que tenía que hacer, abrió la boca y recibió hasta cuatro descargas en su lengua. Pareció impresionarse de lo bien que sabía… Y entonces empezó a mamármela.
— ¿Vamos a tomar algo? -Le pregunté.

***

No habían pasado ni veinte segundos desde que me corrí en el baño y ya estaba sentado en una silla del salón con Rita restregándose encima de mi polla. Se me había venido abajo con la misma facilidad que volvió a estar tiesa de nuevo.
   Tras haberle dado una tremenda lamida en el baño, no tuvo reparos en cabalgar mi polla de nuevo… Pareció impresionada pudiese volver a estar dura… Y eso solo era el comienzo.
Chop, chop, chop, chop… Mi rostro estampado entre sus tetas, las cuales golpeaban mis pómulos con suavidad. Rita era la vaquera, la que disfrutaba de la follada buscando su propio orgasmo. Era evidente lo mucho que ansiaba llegar por sí misma al final…
   Me levanté de repente y empecé a follármela en el aire, eso la puso cachondísima porque me abrazó y a duras penas me comenzó a besar, pese a que gemía más de lo que podía permanecer callada.
— Joder… ¡Dios…! Ahhhhhhh… -gemía con tono reprimido dejándome romperle el coño mientras mis manos separaban sus nalgas. Su entrepierna seguía dispersando néctar por ambos sexos y, follándomela en el aire, mis testículos aporreaban su solitario ano.
— Ya te dije que queda mucha noche por delante. Me acabarás suplicando que pare.
— No seas… -se mordió el labio y puso los ojos en blanco cuando se la clavé hasta el fondo y me detuve unos instantes para dejarla hablar. Restregué mi glande contra su cérvix-… tan creido.
— Solo te digo la verdad. Vas a tener que aguantar mucho más antes de que te deje ir a dormir -Una vez dicho aquello reanudé las arremetidas a un ritmo lento, luego caminé el breve recorrido hasta el sofá y aplasté su espalda contra el asiento cayendo los dos juntos.

Mi dedo pulgar jugó con su clítoris y eso la volvió loca, un beso sucio con su lengua juguetona y aceleré el ritmo de la follada. Si no sentía ningún orgasmo cerca verla tan eufórica me hizo sentir capaz de correrme de nuevo.
   El rostro albino de la rubia se había teñido de un rosado rojizo mientras sus ojos se volvían histéricos ante el inminente orgasmo. Parecía querer gritar que no parase, pero su orgullo no se lo permitía.
   Plas, plas, plas, plas. ¡Plas, plas, plas, plas! PLAS, PLAS, PLAS, PLAS…
— ¡Uhhhhh….! -gritó de repente tensando todo el cuerpo. Abrí la boca y reprimí un gemido al sentir su vagina exprimir mi miembro-. Ahhhyy… -se lamentó de placer en tono agudo, su reacción fue lo más femenino que vi en ella en todo el fin de semana. Tenía los ojos cerrados y se encogió, temblorosa. Permitiéndome salir de ella mientras se quedaba en éxtasis por unos segundos.

Mi polla permanecía tiesa apuntando hacia ella, levitando en pequeños botes y sabiendo muy bien que aún quedaba mucho por delante.

***

Volví al sofá con dos cervezas y me dejé caer en el sofá a pocos milímetros de su cabeza. respiraba entrecortadamente, aún con un color de piel rosado de hombros hacia arriba.
   Pegué un largo trago antes de dejar la cerveza en la mesita que había entre el sofá y la televisión y me arrodillé frente a sus muslos.
— Ya está… Ya no quiero más -me avisó triunfante, agarrando la cerveza que le había traído-. Oye… Te he dicho que… -pero no continuó. Inexplicablemente su vagina seguía mojada. 

Besé todas las depiladas cercanías a su sexo, haciéndole imposible concentrarse en abrir su lata de cerveza.
— ¿No me has oído? Te he dicho que ya está… -Pese a sus palabras, su lenguaje corporal indicaba todo lo contrario. Separó aún mas los muslos y apoyó sus talones en mis hombros.

Su orgullo seguía sin querer reconocer lo que su cuerpo sí. Parecía admitir lo evidente: Me había utilizado para echar un polvo, pero le resultaba inaceptable confesar que le gustaba demasiado como follaba.
   Besé su clítoris al tiempo que estudiaba sus ojos y Rita gesticuló con un rostro de enfado, luego incrédulo para luego separar los labios y suspirar con la boca abierta y mirada apenada. Mi lengua se paseó afirmativamente contra su punto sensible más expuesto hasta que decidí levantarme y amenazar su sexo con mi erección.
— ¿Cómo puedes seguir duro? -preguntó, dando a entender que no podía asimilar ninguna respuesta a esa cuestión.

No contesté, ya le había avisado de antemano que sería una noche muy larga. Escupí en mi mano y lubriqué el glande, cosa que no hizo falta porque su vagina seguía empapada con su propia lubricación.
— Tienes que estar jodiéndome… -comentó expectante mientras mi glande volvía a profanar sus paredes vaginales. De nuevo mi bolsa escrotal volvió a aporrar su ano.

Chop, chop, chop, chop… Le comí la boca sin que se resistiese. Su vagina apretaba mi polla como mil demonios, y alzando sus tobillos en alto estampé sus rodillas contra sus hombros, llegando más hondo que nunca antes; sus veinte uñas se clavaron en mi culo como si no quisiese dejarme retroceder. La sentía de nuevo eufórica, muy cercana al orgasmo y sin apenas sacarla repiqué unas veloces embestidas cuya tensión hicieron retumbar todo su interior.
   La mente de Rita debió de sufrir un cortocircuito porque empezó a removerse en espasmos mientras sentía como apretujaba mi polla, como si se estuviese derritiendo se quedó con la boca abierta y la mirada perdida unos segundos. Aunque estuviese ausente, su respiración seguía un ritmo veloz mientras mi polla salía erecta de su interior.
— Que poco duras -comenté burlón con mirada altiva.

No pensaba dejarla tan rápido, y tan pronto como hubiese pegado un par de tragos a la cerveza volvería a darle duro.
— Follas bien -me sorprendió, parecía mareada y sofocada, unos segundos después estaba poniéndose en pie y agarrando su cerveza sin empezar. Un par de sorbos de pie precedieron a verla sentarse en la mesita que había cerca del sofá, abriéndose ligeramente de piernas.

La arrollé y le arrebaté la cerveza dejándola de mala manera en el suelo. La chica quedó tendida sobre esa mesita con mi polla sobre su pubis lista para penetrarla. Con la cadera imité el gesto de menear la cadera como si estuviese follando, haciendo resbalar mi miembro sobre su vientre y dejándole avisada sobre lo que iba a pasar a continuación.
— Al menos déjame beber un poco…
— Beberás cuando acabé, zorra -le espeté con rabia agarrándola del cuello. Me ponía tratarla así, ser el dominante y, sin percibir temor en sus ojos, la avisté sacando la lengua de forma obscena.

Apreté más su cuello y en consecuencia sacó más la lengua. Entonces me pidió que me diese prisa y me corriese.
— Voy a usar tu coño para correrme.
— Pues hazlo, así me dejarás en paz y podré beber esa puta cerveza -me contestó con rudeza; pese a todo, más que desinterés me pareció un reto.
— ¿Crees que ha acabado? Espera y verás, en cuanto te la meta volverás a encenderte… Eres una sucia perra después de todo -le reprendí.

Mi mano dejó de presionar su cuello y amasé sus dos tetas entre mis manos. Sus pezones se convirtieron en juguetes y los pellizcaba con suavidad mientras mi glande se follaba el aire frente a su abdomen. Si estaba mojada o no, lo ignoraba; no me molesté en comprobarlo… Se había corrido dos veces y, lo lógico, hubiese sido que estuviese seca, pero eso no me importaba ya que iba a hacer que se mojase de nuevo.  
— ¿Y qué pasará cuando te corras y acabes?
— Puede que me apetezca seguir follando y te folle. Puede que no -contesté encogiéndome de hombros.
— Ni de broma… -contestó Rita juguetona. También ella movía las caderas de manera sutil.
— ¿Y qué pasará si te quedas tú con las ganas?
— Me he corrido dos veces y no me pones tanto -respondió segura de si misma.

Mi dedo pulgar se posó en su mentón y ella sacó la lengua. Tenía la sensación de tener las pelotas contra algo mojado, aunque no estaba seguro.
— Que diría Pablo si te viese aquí, así, conmigo… -pregunté titubeante.
— No tiene porque enterarse -contestó de inmediato, no logré apreciar con semejante respuesta si se sentía culpable o no.
— Por mí no va a enterarse… No, pero me refiero a que… ¿Qué diría Pablo si te viese conmigo aquí? -repetí la pregunta porque quería saber la respuesta. O más bien, quería oírselo decir.
— No le gustaría -contestó por fin, tras unos segundos titubeando.
— Y aún así estás aquí, así… sacando la lengua como la zorra que eres. Sácala más… -le ordené mirándola a los ojos-. Entregándote a mí. Puedo hacer contigo lo que quieras…

Rita alzó los brazos y dejó sus axilas expuestas, su lengua estaba a la vista y le escupí dentro una cuantiosa bola de saliva que ella recibió cerrando los ojos aunque pareció darle asco.
   Retrocedí, mi polla besó su coño y entré con facilidad.
— Di que eres mía -ordené clavándola hasta el fondo.
— Dijiste que ibas a usar mi coño. Yo uso tu polla.

La sostuve de las muñecas, no dije nada más. Empecé a follármela sobre la mesita con la única intención de correrme dentro de ella. Escupir dentro de su garganta había sido solo un preludio para poder correrme dentro.
   Me había corrido ya varias veces en las últimas horas y sabía que desecharía poca cantidad, aún así me ponía a mil pensar que me lo iba a consentir. Era una especie de avance de lo que me esperaba al día siguiente cuando impregnase a esas dos frente al imbécil de su novio.
   Apoyando todo el peso sobre mis pies y mis manos aceleré la follada, con mi boca a pocos milímetros de su lengua, rozándonos cada poco.


   Chop, chop, chop, chop, chop… Parecía impaciente por volver a tragar mi saliva y volví a escupir dentro de ella. Escupí una vez más y tras verla tragar la besé con ímpetu al tiempo que aceleraba. Sentí el zénit de mi follada, tan lejano como inalcanzable. El punto de no retorno se me resistía mientras perduraba aquel morreo repleto de babas.
   La agarré del pelo para hacer que su cuello uterino resistiese mejor mis pollazos y los golpes contra su culo con mis cojones me hicieron acercarme al orgasmo a trompicones
— Me voy a correr. Me voy a correr dentro -repetí dejando de comerle la boca y mirándola a los ojos. Parecía querer suplicarme que no lo hiciese, pero en lugar de eso se puso roja y apretó los dientes como si estuviese también cerca también-. Me corro dentro, perra. ¿Me vas a dejar? ¿Te da igual? -murmuré dejándome llevar.

¡PLAS, PLAS, PLAS, PLAS! Resonando por todo el comedor aquellas embestidas finales con la mesa crujiendo debajo de nosotros, apreté sus tetas mientras ella colocaba sus manos tras la nuca y volvía a sacar la lengua como única respuesta. Con una arremetida final, seca y profunda, me detuve lanzando toda mi carga en su interior.
  La vi estremecerse y maldecir por lo bajo, curvando la espalda y abriendo la boca con una expresión de placer contenida.

Salí sin cuidado alguno de su coño de nuevo y agarré mi cerveza, observando como de su coño abierto de par en par escapaba una perla blanquecina que goteaba contra la mesita y, luego, contra el suelo..

   Me dejé caer en el sofá y pegué varios tragos a aquella cerveza que ya había perdido el equilibrio perfecto de frio. Mi cipote estaba deshecho entre mis piernas, babeando un hilillo de semen.
   Era atractiva la imagen de ver a una chica exhausta y agotada tras haberlo dado todo, por eso me molestó tanto verla levantarse y acudir a mí, arrodillándose de nuevo y tratando de resucitar mi miembro con una paja y unos toques cariñosos de su lengua.
— Te dije que conseguiría encenderte -me burlé con malicia, tomando otro sorbo.

Me devolvió la mirada con inquina, y sus pequeñas lamidas lograron mantenerla morcillona lo suficiente para empezar una mamada. ``Es inútil´´ pensé ``Ya no se me va a levantar. Además si quiero rendir bien mañana lo mejor es que la mande a su cama´´.
   Reconozco que la subestimé. Se alzó de repente, sin previo aviso levantó una pierna en el aire pasándola por encima de mí, y poniendo su culo alzado sobre mi cara, sus pies se apoyaron en el mismo asiento del sofá donde estaba sentado y empezó una buena garganta profunda, dejándome su coño abierto a pocos centímetros de mi cara.

   No parecía pretender que se lo comiese, sino que lo viese vibrar pues… al poco de colocarse en aquella pose, empezó a menear las nalgas abriéndolas y cerrándolas, haciendo que gotas de mi propio semen resbalasen por sus muslos.
   Hasta ese punto quería mi polla, y sentí entre mis piernas una nueva erección atendida por la lengua de Rita.
— ¿Te apetece romperme el coño una vez más? -inquirió en tono sugerente, antes de bajarse del sofá y poner el culo en pompa con las manos sobre la misma mesita sobre la cual me la acababa de follar.

Me puse en pie cipote en mano, sin ser capaz de adivinar que todo había sido una trampa. Se marchó hacia el cuarto de Alex y se encerró dentro, por supuesto, con pestillo. La muy zorra me la había jugado…

Me reí por lo bajo, asaltando la nevera en la cocina y picoteando todo lo que se me antojaba al momento. Tenía que recuperar fuerzas, pues debía rendir bien desde la primera hora de la mañana. Me acabé mi cerveza y dejé la de Rita en el suelo entre el sofá y la mesita, justo donde la habíamos dejado. Con el estómago lleno me encerré en la habitación sin dueña y no tardé en dormirme, cansado y listo para lo que aguardaba el día siguiente.  



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2 < La segunda gran apuesta
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Estar en una cama que no era mía me brindó una incomodidad ideal para despertarme sin esfuerzo; dormir bien no fue tan difícil como creí en un primer momento. De un bote en el borde de la cama me puse en pie y me lancé a la cocina para preparar un buen desayuno. Cualquier otro invitado habría esperado a que sus anfitriones le diesen permiso, pero eso no iba conmigo.

Diez minutos más tarde me había lavado la boca y la cara en el baño, para luego prepararme varios sándwich de pan bimbo sobre la encimera de la cocina, los cuales acompañé con un vaso de leche fría sin adulterar. Estaba desayunando en la mesa del comedor mirando la televisión cuando Nicole apareció bostezando por la puerta que conectaba el pasillo con el salón. Se sentó a mi lado y no me quitó el ojo de encima mientras se desperezaba.
— Te la follaste -no me molesté en contestar.
— ¿Quitaste tú el seguro?
— Fue ella -contestó sin rodeos- ¿Estuvo rico? -inquirió.

No supe que responderle, así que no lo hice. El día anterior habría respondido a Nicole muy diferente, pero me sentía tenso, malhumorado. Como si me preocupase lo que pudiese pasar en las siguientes horas. ¿Cómo se comportaría Rita a partir de ahí después de haber follado conmigo por la noche? ¿Le diría algo a Pablo? ¿Cómo reaccionaría Pablo?
— Ha pasado algo muy gracioso por la mañana. A mí al menos me ha hecho gracia -comentó Nicole agarrándome uno de los dos sándwich que restaban sobre mi plato-. Pablo se ha levantado ``contento´´. Vamos, que quería coger. Tenía el webo parao, y los tres empezamos a darnos besitos… Pero Rita no quiso, estaba inapetente…

Continué escuchando el relato de la colombiana sin estar seguro a donde quería llegar:
 — … Pablo le metió en la panocha dos deditos y los sacó húmedos. Aunque estoy segura de que no estaba mojada.
— ¿Y? -repliqué de mal humor.
— ¿Le acabaste dentro?
— Sí.

Mi respuesta le agrado, aunque yo no estaba del todo satisfecho con la idea de que Rita careciese de ganas de follar.
— ¿No han hecho nada?
— Antes de que me fuese, no. Se han quedado hablando en el cuarto.
— ¿Me haces otro par de sándwich? Necesito recargar.
— Ya podrías levantarte y hacerlo tú -me reprendió, pese a que ya se estaba levantando.
— Igualmente te tienes que hacer para ti. ¿No?

Justo en el momento en el que Nicole se metía en la cocina, Pablo surgió del pasillo que conducía a las habitaciones. Llevaba una camisa granate, con unos pantalones negros debajo. Aún tenía lagañas en los ojos y se las estaba retirando con los dedos antes de sentarse en la mesa. Me miró, le miré, nos miramos. Al preguntarle que le pasaba se puso gallito, como si su confianza hubiese crecido mientras pasaba la noche con ellas.
— Ayer en el baño dijiste algo de otra apuesta -oír esto me hizo sonreír-. ¿Qué habías pensado?
— ¿Tantas ganas tienes de perder a Rita?
— No lo diría así. ¿Ayer quien ganó?

Para mis adentros rememoré los ejes que decidieron su victoria el día anterior. Rita lo había masturbado con desgana, yo mismo le había subestimado cometiendo el gran error de relajarme y, Nicole, fue con todo para hacerme correr el primero y así ganar sus tres deseos.
   No iba a volver a cometer ese error.
— También dije que en la próxima apuesta lo perderías todo. Nicole y Rita me elegirán a mí -aseguré sin apartarle la mirada. El único sándwich que quedaba aguardaba silencioso bajo mi mentón-. ¿Vas a apostarte a Rita? -me burlé, por último.
— No voy a dejar que la toques, pero no puedo dejar que te vayas con la idea equivocada de esta casa.
— Lo que tú digas -contesté, restándole importancia; estaba impaciente-. La apuesta será que…
— Espera. Ellas tienen que estar delante. Cuando Rita salga ya continuaremos.
— Deberíamos despertarla. ¿No?
— Mejor la dejamos dormir -puntualizó él, sin dar pie a continuar la conversación.

La interrupción me irritó, pero apreté los dientes. La tensión se palpaba en el ambiente y no volvimos a mediar palabra. Estábamos sentados en posiciones opuestas a la espera de que Nicole volviese, unos cinco minutos después Nicole salió de la cocina con suficientes sándwiches para todos, sin que faltase la pullita de Pablo bromeando sobre que, si continuábamos comiendo así, los íbamos a arruinar.  
   Fuimos mermando los sándwiches hasta que, proviniendo del pasillo, escuchamos a Rita salir de su habitación y perderse en el baño, al contrario que Pablo ella salió a nuestro encuentro con la cara aseada y una hambre tremenda. Vestía una camiseta blanca de tirantes y un pantaloncito de pijama rosado que mostraba mucha más carne de la que ocultaba.
   Se dejó caer en la silla más cercana a su novio, dándole un beso en el cabello a Pablo y saludando con la mirada a Nicole, por supuesto, fui ignorado.
— Ya podemos empezar. ¿No? -apuntillé dando una palmada, luego reanudé la explicación-. La idea es apostar quien va a tardar menos en correrse.
— ¿Otra vez? -se burló mi adversario claramente decepcionado.
— Follando.
— ¿Y el que evite correrse antes que gana? -apuró el anfitrión.
— Poder hacer un trio con las otras dos.
— ¿Eres consciente de que yo no gano demasiado, no? Ya me lo puedo montar con ellas dos.

``Sigue ladrando, subnormal´´ pensaba mientras lo veía estampar sus manazas por encima de las ingles de cada una.
— ¿Tienes alguna otra idea?
— De momento me lo guardo, acaba de explicar lo tuyo y si quiero añadir algo… -no terminó lo que tenía en mente, y me dio igual. Mi estrategia podía estirarse un poco, incluso negociarse… Pero no iba a renunciar a ella.
— Como sea, tú follas con Rita y yo follo con Nicole. Quien se corra primero pierde, y el ganador podrá liarse con la pareja del contrario.
— ¿Y por qué iba a dejar que te líes con Rita?
— No es algo que tengas que decidir tú. Ella se muere porque se la folle un hombre de verdad y no un maricón con una vagina entre las piernas -repuse con frialdad.

Permanecimos callados unos segundos, y al mismo tiempo, acabamos volviendo nuestras miradas hacia ella, siendo Pablo quien hizo la pregunta.
— ¿Te gustaría liarte con él? -la contestación se demoró unos segundos.
— No. La verdad es que no… -pese a todo, sus ojos al mirarme transmitían vergüenza, pena… Al estudiar su rostro entendí un mensaje que Pablo no podía descifrar ya que desconocía el contexto que nos vinculaba. Los ojos de Rita decían: ``No hagas caso a mi boca, nunca reconoceré lo que de verdad quiero´´
— Entonces sería una especie de violación. ¿No? -Pablo volteó hacía mí-. Le estaríamos imponiendo que folle contigo incluso si no quiere. Y eso no va a pasar.
— Ya pensé en eso -me adelanté. Titubeé unos segundos para organizar mis ideas, y contraargumenté:-. Por eso la apuesta tendría que pasar en dos partes. La primera es la de seducción. Si te corres primero y yo gano, podré seducir a Rita y ella podrá rechazarme en cualquier momento. Si ella me rechaza, se acabó el juego.
— ¿Qué motivo va a tener Rita para no rechazarte? Esa es la pregunta, Alex.

Y era una pregunta jodida, porque a pesar de mi seguridad yo mismo me lo cuestionaba. Lo observé contrariado, intentando que no se notase mi duda.
— Porque Rita es una calientapollas -contesté prácticamente por accidente, un comentario que, pensé, no debería haber salido de mi cabeza-. Es la verdad. Eres una calienta pollas.

Lejos de parecer ofendida, cuando los ojos de Rita se fijaron en los míos daba la impresión de estar divertida. Como si le pareciese entretenido nuestros comentarios con doble transfondo que Pablo no era capaz de pillar.
— A mí me parece bien -intervino Nicole por primera vez, y no se detuvo ahí-. Todos sabemos que quieres cogerte a Rita, y ella ya tiene ventaja, porque Alex no le atrae.
— Follamos, Pablo pierde y yo tendré 20 minutos para jugar con Rita. Sin que nadie me interrumpa.
— Diez -negoció la propia aludida-. Diez minutos sin que puedas penetrarme, tampoco te la chuparé. Ni te pajearé… A no ser que salga de mí, claro -le guiñó un ojo a Pablo, sonriendo pícara.
— Eso no es justo. Podrás chupármela o dejarte penetrar si logro calentarte. ¿No?
— Tengo una idea mejor que lo hará todo más interesante -volvió a interrumpir Nicole. Ya me venía bien, porque sus ideas lo ponían todo a mi favor-. Alex podrá jugar con Rita máximo diez minutos o hasta que Pablo vuelva a ponerse duro.

Una sonrisa acudió a mis labios, ya que algo parecido había planeado, pero nunca lo habría podido expresar tan bien. Estaba demasiado tenso intentando no cagarla y venderles la apuesta a ese par como para ponerme creativo. Lo que más me presionaba era que Rita ya no se encontraba vulnerable por andar cachonda perdida y cualquier fallo por mi parte podría ponerme en una situación incómoda.
— A ver si lo he entendido -nos interrumpió Rita-. Lo hago con Pablo y tú, Nicole, con Alex. Si Pablo se corriese primero, Alex podría ``Jugar´´ conmigo sin penetrarme ni usar mi boca a menos que se lo permita hasta que pasen diez minutos o Pablo vuelva a estar duro. Y luego qué. ¿Seguimos follando?
— Solo si Pablo puede volver a follar por segunda vez. Si no llega a poder, yo gano. Y esa es la gran apuesta -Todos voltearon sus miradas hacia mí-. Si consigo conquistar a Rita y el marica este queda indispuesto, podré tener un trio con los dos. Obviamente él ya no podrá follar más en lo que queda de domingo.

El aludido volteó a mirar a su compañera de piso, como si estuviese tentado de preguntarle que le parecía todo. No estaban solos, así que seguramente se lo pensó varias veces hasta decidir que era mejor no hacerlo.
— Suponiendo que acepte esa parte de la apuesta. Vamos a suponer que yo gano. ¿Qué pasaría?
— Si me corro primero se acabó. Me iré de esta casa y no volveré a molestar -informé sin rodeos.
— Me gusta la idea de que no vuelvas a joder, pero no me parece. Si yo pierdo tú podrías jugar con Rita y yo me tendría que aguantar. ¿No? Entonces, lo suyo sería que si tu pierdes te quedes mirando como me lio con ellas hasta la noche. Y luego te piras y no vuelves más.
— No me parece justo para nada.
— Pero es la apuesta que has hecho -se adelantó, pretendiendo usar mi propio juego contra mí-. Quieres a las dos para ti. Entonces vamos a hacerlo bien. Si me corro dos veces más rápido o no puedo seguir follando… Podrás liarte con las dos lo que queda de noche.
— ¿Y qué sacamos nosotras? -preguntó Rita sacándonos de la conversación-. ¿Qué garantías tengo yo de que Nicole no lo va a hacer suave para que dures más? O, yo misma, ¿Qué garantías tienes de que yo no voy a tratar de hacer todo lo posible para que Pablo tarde en acabar?

Me habría gustado poder contestarle de manera inteligente, sin tener que dar nada a cambio. Aún así, no era posible y además estaba en blanco.
— ¿Qué quieres? -Nadie contestó a mi pregunta-. ¿Qué podría tener la ganadora haciendo que su chico se corra primero.
— Dinero. La que consiga hacer correr a su pareja primero, obtendrá de la perdedora cincuenta euros. No creo que nos sobre la pasta para regalarla de esa manera. ¿Aceptas Nicole? -la colombiana dudó unos segundos, y en un silencio solemne, asintió.

No tardamos en finiquitar todos los detalles que englobarían aquella apuesta. El inicio, el nudo y el desenlace cuyo desarrollo los cuatro ignorábamos. Era curioso que Pablo y yo fuésemos a rivalizar por el coño de Rita, mientras que las dos chicas tendrían como excusa apostar dinero para darlo todo.
   Quedamos que a las cuatro de la tarde comenzaría ``el juego´´, hasta entonces tendríamos que provocarnos, resignándonos a no hacer nada hasta entonces, logrando así que nuestra excitación estuviese a flor de piel. Eran las doce la mañana y quedaban cuatro horas… Rita y Nicole pensaban aprovecharlas muy bien. 




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2 < El supermercado
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Por primera vez, la española y la colombiana conversaban en el baño como si volviesen a ser amigas de nuevo. Rita le había vuelto a prestar prendas propias a su oponente, y una vez ya arregladas, se acicalaban frente a un mismo espejo. Pablo y yo las esperábamos mirando nuestros móviles en silencio, no nos habíamos complicado la vida eligiendo ropa, al fin y al cabo íbamos a salir a tomar algo el aire y a comprar a uno de los pakis.
   Se tardaron lo suyo, saliendo juntas por la puerta que conducía a las habitaciones y exhibiendo sus vistosos atuendos para nosotros: >>
   << Ambas iban arregladas con diferentes conjuntos, pues mientras Rita había escogido un vestido gris de una sola pieza, muy ceñido y con ausencia de sujetador; la colombiana había pedido prestados unos leggins negros en conjunto con una camisa de tirantes, holgada muy fina. Se habían empolvado sus rostros, se habían embellecido las líneas de los párpados con delineados y habían surcado sus labios con labial.

Haber permanecido con esos dos monumentos entre las cuatro paredes de la casa, nos había vuelto inmunes a su ausencia de ropa. Su exhibicionismo llamaba nuestra atención y nos tentaba, sí; no en cambio del mismo modo al que se veían expuestos los hombres que nos cruzábamos por la calle pues, al salir del portal, las dos chicas se convirtieron en blancos fáciles para todo tipo de miradas.

   Lo que veía la gente era a una mulata y una albina, paseando a nuestro lado luciendo conjuntos provocativos; y si desde la lejanía intuían una posible falta de ropa interior, quedaba evidenciada al acercarse lo suficiente. Algunos más babosos no tenían suficiente con quedárselas mirando descaradamente, sino que se paraban a saludar a Pablo y a Rita, como si fuesen viejos conocidos, estando yo lo suficientemente apartado para identificar sus miradas y ver como estudiaban aquellos cuerpos de pies a cabeza. Si tenían que saludarme y estrecharme la mano con el único propósito de alargar la conversación y poder mirar de más, lo hacían.

   Ambas, en cambio, se mostraban distantes, sin acercarse los chicos que nos íbamos encontrando… pero sonreían y gastaban bromas, coquetas, aún a sabiendas del efecto que causaban. ¿Podrían haberlo hecho para causar celos en nosotros? O simplemente porque lo encontraban divertido. Y ahí estábamos, viendo a ese par sonreír a extraños que nos interrumpían a cada poco que avanzamos. Algunos soltando silbidos y piropos antes de entrar en el desierto supermercado pakistaní.
   Era una tienda de tamaño medio, ni pequeña ni demasiado grande; internándonos en la intimidad que nos brindaban las estanterías.
 
Aunque íbamos en pareja, desde cierto punto de vista no quitábamos el ojo de encima al otro par. El leggin de Nicole se pegaba a la perfección entre sus ingles y al poco que se inclinaba a ``revisar´´ un producto se le incrustaba todavía más la tela entre sus nalgas.
   El dueño de la tienda, árabe, el cual poseía sobre su cabeza un sombrerito con forma de taza de café, las estuvo estudiando de arriba abajo desde el mismo momento que entramos.
   Sin duda alguna le llamó mucho más la atención Rita que mi propia acompañante.

El duo lésbico volvió a las andadas, y tuve que ver a la chica rubia sobar descaradamente el trasero de Nicole mientras que esta, levantándole la diminuta falda del vestido, le incrustó varias uñas en el punto medio entre los dos orificios carnales.
  Bordeando una gran vitrina de patatas fritas, Nicole fue empotrada por Rita contra ella y aprovechando la intimidad que ofrecía esa posición le bajó sensualmente el leggin y estampó gustosa su boca contra el canalillo. Las manos de Nicole, nerviosas, buscaban tocar alguna parte de la cabeza de su contraria.

Si bien se incorporó con la boca húmeda y brillante, se dirigió a su compañero de piso y le zampó un beso que parecía tener más la intención de compartir los fluidos de la colombiana que de simplemente besar. Pablo, como fuere, se envalentono y sujetó ambas nalgas de su amiguita al tiempo que esta empezaba a sobarle la polla por fuera del pantalón.
— ¿Te mamo el guevito, amor? -inquirió Nicole con ganas de jugar.

Retrocedí un par de pasos y me topé de espalda con la vitrina de patatas paralela a la que teníamos a la derecha donde estaban el otro par.
— ¿A qué esperas? -le reté alzando ligeramente el pliegue bajo de la camisa, dejando a la vista la cremallera y el botón.
— Me voy a dar prisa, no quiera el paki darme guevo también.
— Pues abre la boca y saca la lengua…

Ella misma agarró por la base mi polla morcillona y la sacudió contra su lengua, mientras los otros dos miraban empecé a recibir chupaditas que no tardaron en evolucionar a una mamada en toda regla. Concentrándose en el movimiento ascendente de su mano, más flojo el agarre que duro, empezó a darme un beso circular alrededor del prepucio.
   Algunas gotas de su saliva cayeron contra su holgada camiseta gris, dejando alguna que otra mancha sobre ella.
   Con el pie aporreé su coñito a través del leggin y la hice sonreír.
— ¡Tss…! ¡Tssss! -me chisteó dos veces Pablo, todo para recordarme que no debía correrme.

Agarré con mala ostia la cabeza de Nicole, sin que ella se inmutase a penas, y forcé un engullimiento de emergencia. Mi glande acabó atravesando su faringe; sus ojos intentaban mantenerse firmes pero acabaron cristalizándose y posteriormente humedeciéndose antes de cerrarse.
   Un par de embestidas fueron suficientes antes de dejarla marchar. De mi miembro colgaban hilos de saliva bastante elásticos a modo de decoración, y dando varios tras pies mareada se apoyó en la vitrina opuesta y levantó el culo.
— Me debes una comidita.

Acepté, claro. Siempre era un buen momento para comer un coño, y el de Nicole siempre sabía bastante bien. Le bajé de un tirón el pantaloncito elástico e incrusté mi nariz entre sus nalgas. Estaba pringosamente mojada, con un sabor típico a excitación femenina. Estiré la lengua casi sin llegar y acabé desistiendo, priorizando el antojo de comerle el culo sin que hubiese un mal sabor de por medio.
— ¡Alex! ¿¡Qué…!? -chilló sorprendida mientras con mis manos separaba sus cachetes. Luego clavé dos dedos en su coño, a los que no tardó en unirse un tercero.

Nicole se apoyó con dificultad a una de las estanterías y la hizo temblar.
— ¡Siñores! ¡Siñores! ¿Van a comprar algo? -inquirió el vendedor, alzando el cuello para ver algo; seguramente acertó de pleno con la sospecha de lo que creía que habíamos entrado a hacer.

Pese a esa exhibición dentro de la tienda, apostaría que ninguno de los cuatro tenía realmente ganas de follar en aquel momento. Todo había sido un juego, un paripé de cara a la galería fingiendo que estábamos cachondos perdidos. Eran la una y media, y pese a lo poco que pudiesen parecer esas dos horas y media podían llegar a hacerse muy largas para nosotros cuatro.
   Rita nos sorprendió a todos cargándose productos que consideraba necesarios para su casa y pasó por caja coqueteando con el árabe; a su vez, este le lanzó varios piropos como ``españolita guapa´´ y ``ojala viniesen más chicas guapas como tú´´ mientras le pasaba los productos.

   Con la sensualidad de una modelo de lencería, jugó con el propio escote del vestido para mostrarle más al dependiente de lo que seguramente vería en su vida. Acabó llevándose una botella de licor de regalo, además de no tener que pagar por las bolsas del establecimiento. Nunca un ‘’hasta pronto´´ fue dicho por un vendedor con tanto sentimiento.





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3 < Permiso… ¿Concedido?
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Caminando la ruta de vuelta, Rita y Pablo iban por delante de mí y de Nicole. Un momento en el que ambos estaban desprevenidos me pilló -volteando la vista hacia atrás- mirándole el culo y en lugar de ponerme mala cara tal como había hecho durante todo el sábado y desde que se había levantado, me sonrió hasta el punto de guiñarme el ojo, antes de volver la vista hacia adelante y actuar como si nada hubiese pasado. Estábamos subiendo en silencio las escaleras hasta el piso compartido de esos dos. Pablo abrazaba por la cintura a Rita, ocupando todo lo ancho desde la barandilla hasta la pared y, aunque la rubia fuese pegada a su chico, juraría que a cada paso hacía un esfuerzo por poner el culo en pompa y dejarme ver lo que había debajo.

   Nicole y yo, que los seguíamos avanzando unos cinco escalones por detrás, intercambiamos una mirada que se entendió por si sola.
— ¿Cogisteis mucho ayer? -preguntó de manera discreta en un rápido susurro.
— Bastante -contesté sin apartar la vista de los cachetes de Rita, sobresaliendo sutilmente por debajo de su falda.
— Que tonto fuiste… Solo tenías que dejarla arrecha -La vi poner los ojos en blanco, exasperada. En lugar de darle una respuesta elocuente, me encogí de hombros-. Ya no vas a tener otra oportunidad.
— ¿Te ha dicho algo en el baño?
— Nada que tenga que ver contigo, es como si no hubiese pasado nada por la noche.

Habíamos reducido la velocidad a la hora de ascender, pero sin darnos cuenta ya habíamos alcanzado a Pablo sacando este las llaves de su bolsillo, abriendo la puerta de par en par. Para cuando quise darme cuenta esos tres ya estaban negociando que podríamos hacer para comer, y de manera totalmente improvisada, llevaron las bolsas del paki a la cocina. Tanto Pablo como su expareja se organizaron preparando las sartenes, los aceites y los aliños. Rita, en cambio, me agarró de la muñeca y trató de llevarme hasta la despensa -la cual estaba alejada de la cocina- para señalarme un bote de kétchup, el cual se hallaba fuera de su alcance en una estantería demasiado alta.
— Cógela -oposité con malicia, sin esperar que mi respuesta surgiese efecto en ella. Por ello me sorprendí, al verla sonreír de soslayo y ponerse de puntillas para dar pequeños saltitos en los que hizo temblar todo su cuerpo.

Sus pechos se contorsionaban apretados dentro del corpiño del vestido mientras que, la falda, revoloteaba traidora alrededor de sus nalgas y sus ingles. Sonreí complacido, sabiendo muy bien que nunca iba a ser capaz de alcanzar aquella salsa roja.
— ¿A qué estás jugando? -pregunté directamente con tono mordaz. A lo que ella evitó contestar de inmediato.

Me acerqué lo suficiente para que mi entrepierna rozase con su trasero en constante movimiento, hasta que inevitablemente se cansó de saltar y paró. Su culo no rehuyó el contacto de mi bulto cada vez más duro al percibir su disimulado interés.
— ¿Qué quieres decir? -me cuestionó sin voltearse.
— Bueno… Quiero decir. ¿Qué haces provocándome?
— No sé de que hablas, yo solo quiero el kétchup.
— Ya…

La hice girar con suavidad, sin tirones bruscos. Y mirándonos fijamente coloqué la palma de mi mano sobre su cráneo y la hice agacharse en cuclillas. Tuve una vista perfecta de canalillo dentro del corpiño del vestido, aún bonito y provocativo sin la firmeza de un sujetador debido a lo ajustado que le quedaba el conjunto; con el bulto presionándole contra su pómulo, me puse de puntillas presionándoselo aún más mientras agarraba aquello que me había pedido.
   Una vez más, ni se escandalizó ni rehuyó el contacto; exhibiendo una actitud completamente distinta a la que había mostrado cerca de Pablo.

Con su nariz enterrada en mi pantalón, percibí su sonrisa antes de verla levantarse con la mano alzada en busca del bote de kétchup. Sin embargo, lo alejé de su alcance.
— ¿Lo quieres? Vas a tener que hacer lo que yo te diga.
— ¿Qué quieres?
— Apóyate ahí y levanta el culo. ¡Ah!, y enséñame el coñito.

No me pillo por sorpresa verla hacer exactamente lo que le acababa de demandar. Separó las piernas, se puso de puntillas y su coñito tomó protagonismo cuando sus dos dedos lo abrieron y lo cerraron para mí.
   Me tomé mi tiempo, agachándome y acercando mi boca como si estuviese tratando de empañar un cristal con mi aliento.
— ¿No te preocupa que tu novio te pille enseñándome tu sucio coño?
— ¿Me vas a dar el kétchup ya? -preguntó segundos antes de voltearse y alzar la palma de la mano, con actitud paciente.
— Claro… Toma -Me lo aceptó tan rápido se lo brindé, nos miramos menos de lo que dura un segundo y se largó de vuelta a la cocina.

Me estiré en el sofá y encendí la televisión, escuchando como de fondo empezaban a hacer sonar el extractor y dejaban caer algo sobre un lago de aceite hirviendo.
— Pablo dice que eres un inútil -me chivó la latina a modo de murmullo, apalancándose en el borde del sofá donde estaban mis piernas.
Me gustó verla vestida de esa manera, con las piernas cruzadas a mi derecha y sus pezones su camiseta gris, amenazando con escapar de su control.
— ¿Y eso?
— Dice que no eres capaz de ayudar en lo más mínimo, que das asco.
— Que mete mierdas eres. ¿No?
— Me ha hecho gracia, porque es verdad. ¿No eres capaz de poner la mesa ni nada? ¿Ni preguntar si necesitan algo?

Me volví a encoger de hombros.
— Soy un invitado. ¿No? No tengo la obligación de hacer nada.
— Y por eso no te han comentado nada. Ah, cierto. Le he dicho a Pablo que Rita quiere coger contigo.

Note un cúmulo de rabia enervando dentro de mí, y mi confort se fue al traste mientras pensaba en estrangularla o darle un guantazo. ¿Estaría celosa de mi cercanía con Rita? ¿Quería joder a Rita y de paso a mí? Antes de conocer porque se habría chivado decenas de suposiciones revolotearon en mi cabeza.
— Estás de coña. ¿No? -dije por decir, luego me aseguré repitiendo la pregunta-. ¿Es broma?
— No, se lo dije.

Me reincorporé, nervioso. Echando una mirada hacia la cocina para asegurarme que los dos compañeros de piso seguían dentro, además con la puerta cerrada.
— ¿Qué coño te piens…?
— ¿Te crees que es imbécil? ¿Crees que no sospecha? En la tienda Rita os provocaba a los dos, bueno. Más bien a ti.
— ¿De qué hablas? -le espeté.
— Rita le pidió permiso para provocarte, y le molestó claro.
— ¿Por qué?
— No lo sé -aseveró-. Solo les oí hablando eso. Pregúntale a ella.
— Es verdad que ha sido bastante descarada -sopesé en voz alta rascándome la mejilla, más para mí que para ella.
— Pablo está molesto. Claro que no le he dicho nada de lo que les escuché decir, solamente le he dicho que creo que ella quiere contigo. Que quiere coger.
— ¿Y? -inquirí con impaciencia.
— Na’guevoná. Creo que aunque le moleste, le pone cachondo. Que se arrecha, pues -especificó al ver que no lo pillaba.
— No lo entiendo. ¿Por qué le iba a poner?
— Porque le gusta ser un cornudo. Cuando la semana pasada cogimos escribió una especie de novela corta donde narró lo que pasó entre nosotros. Leí bastante y, bueno… estaba chevere.
— ¿Escribió un relato? -No me lo creía.
— Sí, me excitó mucho-Nicole no parecía estar a la defensiva ni preocupada, por lo que sentí mi enojo evaporarse por segundos.
— Vale… ¿A dónde quieres llegar?
— Verga, Alex. ¡Despierta! A Pablo en secreto le excita que ganes y te cojas a Rita. Y ella le pidió permiso.
— Pero… ¿Por qué? -inquirí sin entenderlo. Nada de eso tenía sentido.
— Pregúntaselo a ella -me espetó al tiempo que trataba de levantarse y dirigirse hacia la cocina con los otros dos. Casi sin quererlo la aferré de la muñeca y le pregunté:
— ¿Cómo era la historia esa que escribió? -Para respuesta a mi pregunta emuló un rostro de suculencia.
— Me cogiste como una bestia y me hiciste correr viva.

Se removió de mi agarre con excesiva facilidad y se escabulló hacia el interior de la cocina, dejándome solo de nuevo en el salón. Me sentía realmente espeso, como si fuese estúpido y no pudiese terminar de comprender porque, a aquella guarra, iba pedirle a su novio permiso para joder conmigo.
   Fuese cual fuese la razón, estaba claro que yo saldría ganando pues hasta que se acabase el tiempo y empezásemos la apuesta tendría dos horas por delante para calentar el ambiente. Es cierto que la había cagado al follármela tanto por la noche. Lo que habíamos disfrutado horas atrás había echado a perder nuestras ganas y había tirado por la borda toda aquella tensión sexual que había acumulada hasta el momento para ella.
   No todo era malo, si Rita me iba buscando de esa manera es que tenía que haber quedado enamorada de como era follar conmigo.





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4 < Comida caliente
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Los tres se habían organizado bastante bien, terminando Nicole de dejar preparada la mesa poco antes de que Pablo y Rita se dispusieran a traer la comida lista a la mesa que había cerca del sofá. Fui el primero en sentarme, sonriendo burlesco cuando Pablo dejó frente a mí mi plato de huevos con patatas fritas.
   No necesitaron preguntar para ponerme una cerveza al lado del vaso, la cual me serví cuando las dos chicas aún estaban tomando asiento. Mi presa rubia se sentó sin miramientos frente a mí, y a su lado Nicole, mientras que Pablo se sentó a mi lado y frente a su exnovia. Estando ya los cuatro preparados para comer se inició una aburrida conversación que acompañaba el ruido de los tenedores picoteando la cerámica de los platos. Me percaté de que, mientras nosotros tres troceábamos los huevos y las patatas juntas para bañarlo todo en la misma salsa, el muy maricón de Pablo mojaba el pan en la yema y no se comía la clara hasta haber acabado con la crema del huevo… Definitivamente merecía morir.

   Mi mente había desconectado por completo de lo que hablaban, cuando noté la planta de un pie restregándose contra mis ingles. Alzando la mirada corroboré que era Rita, la cual se mordía la uña del dedo meñique y sonreía. Por supuesto, tanto Pablo como Nicole se acabaron dando cuenta por muy disimuladamente que estuviese tratando de hacerlo. Acepté su reto, mis manos dieron caza a su pie y lo acariciaron en sus puntos más sensibles mientras el dedo gordo de mi pie trató de alcanzar su coño, sin éxito porque con un ensanchamiento de su sonrisa acabó cerrando las ingles.
— Ahorita me gustaría saber que va a pasar -comentó sin previo aviso Nicole.
— Qué pasará de qué -preguntó malhumorado Pablo.
— Quién ganará…
— Hay que tener en cuenta que hay dos partes de la apuesta -nos recordó Rita, sin perder su sonrisa pícara-. Incluso si Alex consigue tardar más y…  acabar. Pablo podría ganar la siguiente. O puedo negarme. ¿Entonces qué?
— Entonces nada -le cortó su compañero de piso, hizo una pausa claramente enojado y bebió un buen trago de su CocaCola-. Si Alex pierde una sola vez, perderá el derecho de follar.
— Eso no es nada justo -le reprendí más en broma que otra cosa, sin embargo el me fulminó con la mirada.
— ¿Justo? ¿Es justo que vengas a mi casa y sin pagar nada y te comas mi comida? -Su rostro fue enrojeciendo pausadamente.
— O me folle a tus novias, porque eso es lo que te jode.
— Aún no te has follado a Rita -me recordó-. Y puede que ni lo hagas. Confórmate con que ella juegue contigo un poco… Eso es todo lo que vas a conseguir -me eché a reír, apoyando todo el peso de mi espalda en el respaldo y abriendo el alcance de mis brazos.
— ¿Sabes qué? Ahora mismo tengo el pie de tu novia sobándome la polla, por debajo de la mesa. ¿Y lo sabías? En la despensa restregué mi polla contra su culo, pero… eh. No fue nada sexual, solo estaba tratando de alcanzar el bote de kétchup con el que ahora te comes las patatas.

Pablo me imitó y se echó a reír, también. Aunque fue una carcajada fría y forzada.
— Ayer también te pasaste de listo y acabaste perdiendo la apuesta. ¿Qué pasará hoy si resulta que te corres primero?
— Me tendré que quedar encerrado en esta casa viéndoos hacer nada, porque basta con que te corras una o dos veces para que te vuelvas maricón perdido -le contesté sin miramientos, hice una pausa y continúe-. La verdad, prefiero ganar yo. Porque como gane me las voy a follar a fuego, a las dos. Te enseñaré como un buen semental debe manejar a dos hembras como estas.

Me levanté, rodeé la mesa pasando por detrás de Nicole y me dispuse a abrazarlas a las dos.  Mi brazo izquierdo pasó por encima del hombro de la colombiana y atrapé con la mano el seno de Nicole. Iba a hacer lo mismo con Rita, pero esta me detuvo la mano y contestó:
— No te confundas, que te esté calentando las pelotas no quiere decir que puedas tocarme. Confórmate con lo que ves -dijo con tanta dulzura que no pude sentirme rechazado tan siquiera.

Se levantó, haciendo a un lado mi mano y apartando la silla de un brinco, su culo rozó de nuevo mi entrepierna antes de agarrar los platos y marcharse a la cocina a fregarlos.
— Me caes bien, Pablo. Coño, hasta podríamos ser amigos si estas mujeres no estuviesen por medio. Así que te voy a dar un consejo… No me dejes ganar -le recomendé, dando un suave tirón de pelo a Nicole y besándola ahí mismo. Una mano manoseó su pecho y la otra se adentró bajo la falda de su vestido. Las piernas mulatas se abrieron al instante, y me quedé jugando ahí con ella.

Debió pillar el mensaje de lo que le haría a Rita y en que la convertiría si me dejaba ganar.


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5 < La desconfianza de Pablo
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Como buenos compañeros de piso que eran, tanto Rita como Pablo se pusieron de acuerdo para lavar la mitad de platos cada uno, aunque parecía como si las constantes interrupciones de Nicole los coartase a seguir hablando del tema.
   Pablo salió escopeteado de la cocina en dirección a las habitaciones y poco después, Rita hizo lo mismo tras haber dejado todo recogido. Tenía mérito, pues habían limpiado en un momento todo lo que había quedado acumulado desde la mañana del día anterior.
   No me lo pensé dos veces, aparté a Nicole de mí -estando más melosa de lo habitual-, y me apresuré a dar caza a ese par esperando espiar lo que debería  ser una conversación privada. Incluso con la puerta cerrada escuché a la perfección la mayor parte de lo que se decían, ya que Pablo se encontraba bastante rabioso y alterado, y producía en consecuencia un tono de voz elevado. Su compañera de piso intentaba consolarlo, y por lo tanto, hablaba con un tono de voz más bajo y del cual me hacía lograr retener bastante menos sobre lo que decía.
— Todo es para que acabe antes, cariño -El tono cariñoso de Rita me pilló desprevenido. Desde ayer la había visto orgullosa, coqueta, provocativa y excitada… pero nunca cariñosa.
— Y ya de paso le manoseas de arriba abajo. ¿No?
— Cuanto más excitado esté más posibilidades hay de que se corra.
— ¿Te da igual perder cincuenta euros?
— Prefiero deberle ese dinero a Nicole a que tú lo pases mal.
— Ella decía lo mismo. ¿Te acuerdas? Que era solo sexo y… mira. ¡Mira como lo deja sobarlo!
— Nicole no vale la pena, y lo sabes. Ella se buscó eso.
— ¿¡Y qué estás haciendo tú!? Lo mismo que ella. ¡Ostia puta! Tenia que repetirse todo otra vez. Al ver como actuabas con él di por hecho que no me tendría que preocupar de eso.-Pablo no llegaba a gritar del todo, pero su voz estaba cargada de reproche-. ¿Acaso no le deseas?

Se hizo el silencio.
— No me compares con Nicole, haz el favor. Somos mayorcitos. ¿Eh, Pablo?
— Ya lo sé. Pero no quiero arriesgarme a que vuelva a pasar lo de Nicole… Y está pasando.
— Tienes miedo de que ``me robe´´.

Justo en ese momento, en silencio, Nicole me sorprendió, uniéndose frente a mí al lado de la puerta. También ella había sucumbido a la curiosidad.
—… tengo miedo, él folla de una manera de la que yo no puedo.
— Ese tonto no puede rivalizar contigo. ¿Acaso no lo ves? Está acomplejado, ni siquiera ha sido capaz de ayudar en la mesa. Es un machista y eso a mí me da asco. Por eso nunca va a poder robarme. ¿Crees que soy tan simple como para entregarme a alguien solo porque folle bien? ¡Pablo…! -dio la impresión de que sin estar a punto de terminar, Pablo iba a interrumpirla; porque la misma Rita aceleró y subió el tono por un instante-. Además, la apuesta consiste en dos partes. La primera vez, si pierdes, el tendrá un tiempo para fastidiarme… Pero si tanto daño te hace lo pararé. ¡Es una apuesta, Pablo! No hemos firmado nada, podemos echarnos atrás si queremos.

``No me gusta hacia donde se dirigía la conversación´´ pensé, tragando saliva. Nicole pensó lo mismo porque lo vi reflejado en su rostro. La oportunidad de que Rita se entregase y Pablo se desilusionase con ella podría perder peso.
— Suena tentador -dijo él-. Pero no me lo has negado.
— ¿El qué?
— Lo de que el folla de una manera que yo no puedo.
— Pablo, tú eres distinto a él en todos los aspectos y eso no es malo. Con un poco de práctica y seguridad en ti mismo podrías follar tan rudo como él. ¿Hacemos una cosa? Te doy mi permiso, desde ya, para que durante la apuesta me hagas todo lo que se te pase por la cabeza… Dame lo más duro que puedas y rómpeme por la mitad si quieres, pero tienes que creer en ti. Eso sí… Ni se te ocurra correrte.
— Y… ¿Y si pierdo?
— Por eso estoy haciendo eso de provocarle, Pablo. Tiene que estar lo más excitado posible, así se correrá más fácil. Si pierde por correrse una vez, habrás ganado.
— No intentes consolarme -contestó exasperado-. ¿Y si pierdo las dos veces?
— Alex me follaría…
— Y lo disfrutarías.
— Joder, Pablo. Claro que lo disfrutaré, no soy de piedra. ¿Tanto miedo te da? Te estoy diciendo que él no puede robarme. ¿Acaso no te das cuenta de lo injusto que eres? ¿Te he puesto alguna pega porque te folles a Nicole?
— No me has visto acercarme a ella. La evito, mi pareja eres tú.
— Pues muy mal. Tengo la seguridad de que cuando acabe este fin de semana me vas a elegir a mí. No me da miedo que Nicole ``te robe´´, porque sé que sentimentalmente ya estamos unidos. Así que si quieres follártela, solo este fin de semana, tienes mi permiso. ¿Qué es lo que te da miedo realmente, Pablo? -el argumento de Rita era atosigante, apenas lo dejaba respirar-. ¿Quieres que te lo diga yo? Te da miedo que Alex me folle tan bien que una vez acabe el fin de semana lo siga buscando.
— ¿Es imposible?

Se hizo el silencio.
— No, no es imposible. Tampoco es imposible que tú busques a Nicole cuando acabe este fin de semana. Ahí entra en juego la confianza -hizo una pausa-. Confía en mí, Pablo. Hasta las cuatro me vas a ver provocarle, puede que hasta me veas comérsela o lo veas metiéndome mano… Pero confía en mí -repitió-. Le voy a hacer desearme tanto que estará muy sensible cuando folle con Nicole.

Habíamos escuchado suficiente, sin saber que pensar regresé al salón sentándome en el sofá con la mirada fija en la televisión. Mi mente permaneció ocupada atando cabos y pensando cual era la verdad de todas las cosas que acababa de escuchar. 
   Nicole vino al poco y se asentó a mi lado, su mano buscó mi entrepierna y sus labios jugaron con mi cuello. No tardé en ponerme duro y para cuando los dos compañeros de piso irrumpieron en la salita, Nicole estaba restregando su sexo contra mi verga y nos besábamos acaloradamente. Solté un buen azote que la hizo reír mordiéndose el labio.
— Ay, papi… Me ponen bien cachonda esas nalgadas… Qué ganas de que lleguen las cuatro.
— No os motivéis mucho, aún faltan dos horas -nos interrumpió Pablo con imprecisión, sentándose en el hueco libre del sofá.
— Yo… me voy a echar un rato -informó Rita, perdiéndose en el pasillo que conducía las habitaciones.

Con mi rival en el sofá y con aquella cara de póker, me pareció más bien una invitación. Me zafé del abrazo de Nicole y me incorporé, no sin antes soltar la punta.
— Voy a echarme un rato… Con Rita -Y entre una risa maliciosa, la seguí.





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6 < Las dos caras de Rita
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Había cerrado tanto las puertas del salón como la de la habitación de Rita para mayor privacidad. Se encontraba abierta de piernas, con el mismo vestido ceñido que había usado para ir a la tienda. La diferencia residía en un tanga de hilo que parecía tratar de esconder sin éxito sus labios vaginales. Sus ojos estudiaban sin tregua el contenido que rezaba la pantalla de su móvil, y sin inmutarse evitó cambiar la postura en la que me había dado la bienvenida.
 
Me encanta como has engañado a tu novio.
— Engañar… ¿En qué? -contestó sin alterarse-. No le he engañado en nada.
— Los polvos que pegamos mientras él dormía supongo que lo soñé.
— No… -contestó como si fuese un error comprensible y tuviese toda la paciencia del mundo para corregirme-. Follamos mientras Pablo dormía, no lo soñaste.
— Y no se lo has dicho.
— Claro que no se lo he dicho, imbécil -me sorprendió su facilidad para cambiar de humor. Parecía haberle molestado algo, quizá la sospecha de una posible amenaza al respecto-. Y no tiene porque enterarse.
— Por mí no se va a enterar -contesté encogiéndome de hombros, sentándome en el borde de su cama-. Lo que quiero decir es que transparente…  tan trasparente no estás siendo.
— No tiene porque saberlo todo. Si Pablo y Nicole ahora follan en el sofá lo respetaré, pero no quiero saberlo.
— A Pablo le pone la idea de que te folle. ¿Lo sabías?
— Pablo es demasiado bueno -suspiró dejando el móvil bajo la almohada. Sus dedos, juguetones, movieron el hilo del tanga de un lado a otro, recolocándolo-. Es demasiado bueno para follar como lo haces tú.
— ¿Vas a mentir sobre eso ahora? Está claro que te gustó.
— Claro que me gusta follar de esa manera -reconoció-. ¿Y qué?
— Pablo es un mierdas. ¿Está claro, no? Si tanto te gustó follar conmigo, está claro que vas a querer más.

Sus labios hicieron un amago de sonrisa, rodó como croqueta en la cama posicionándose boca abajo y sus piernas comenzaron a balancearse sobre su culo desnudo, mientras sus manos sostenían su barbilla.
— ¿Qué es lo que quieres, Alex? -preguntó de repente-. Ah… Sí. Quieres que te diga lo que ya sabes.
— Quiero que reconozcas en voz alta que has pedido permiso a Pablo para no tener que esconderte.
— Puede ser -contestó coqueta.
— Y cuando gane al mierda de tu novio, te voy a destrozar delante de él. ¿Sabes lo mejor? No voy a ganar la apuesta, él mismo te va a entregar.

Rita se echó a reír, como si acabase de decir la parida más ridícula.
— ¿De qué hablas?
— A Pablo le pone la idea de que yo gane y te de lo que te mereces -Apoyando mis dos rodillas en la cama, la cogí del cuello y la hice incorporarse en la cama. De manera sumisa me permitió tomar el control y la empujé hacia atrás hasta que, finalmente, perdió el equilibrio y cayó de culo-. Eres una zorra que le gusta bien sucio, y sabes que Pablo nunca va a poder follarte como yo lo hago. Creo que es un fetiche que tenéis los dos… Tú en el fondo quieres mostrarle a Pablo como eres realmente, y él quiere verte gemir y follar como él nunca conseguirás que te muestres.
— Follar como tu follas no es tan difícil, Alex. Pablo tiene demasiados escrúpulos pero, si quiero, puedo conseguir que los pierda. No lo olvides.
— Ni tiene el carácter para follarte como lo hago yo ni el tamaño.

Apretar su cuello fue sexy, erótico. Sus labios separados, sus ojos buscando los míos. Volvía a estar abierta de piernas, lista para ser follada si lo disponía.
— ¿Y qué? -fue su única respuesta.
— Quiero oírtelo decir -dije acercando mi boca a la suya, mientras notaba su mano rebuscando bajo mi pantalón.
— ¿Qué quieres que diga?
— Quiero que digas la verdad. Dime que no me estás provocando para que me corra antes, sino por simple diversión.
— ¿Provocarte? Eres tú quien ha venido a mi habitación.

Con las dos manos me empujó, me dejé caer de espaldas sobre el colchón y reboté deshaciendo aún más la colcha. A cuatro patas la vi avanzar hacia mí, lista para bajarme la cremallera y hacer a un lado mi calzoncillo, dejando mi polla al descubierto.
— Eres tú quien va provocando… No soy de piedra. ¿Sabes? - Su voz era aguda y hablaba bajito, como si solo quisiese que la escuchase yo-. ¿Quieres la verdad? La verdad es que me muero porque Pablo pierda la apuesta y me hagas lo que quieras.

No me pajeó, ni siquiera tocó con su mano mi polla. Sus labios la pasaron rozando, haciéndome querer que se la comiese al instante… Pero no lo hizo. A cuatro patas, con sus dos bonitas ubres asomando por el corpiño del vestido, hablaba con la boca pegada a mi polla sin llegar a tocarla en ningún momento. Era buena, sin duda… Si buscaba ponerme cachondo para que me corriese antes o simplemente por jugar conmigo daba igual, lo importante era que lo conseguía.
— Hay veces que solo quiero que el malo gane… Así que cuando te folles a Nicole y yo esté con Pablo, recuerda. Te estaré deseando. Fóllate a Nicole como lo harías conmigo.
— ¿Sabes que voy a ganar, no? Pablo no podrá evitar correrse antes -No me contestó al instante, pero sus ojos brillaron-. Te acabará entregando.
— Lo sé -fue lo único que dijo.
— Y tú ayudarás a que acabe antes.
— Si tú lo dices…

Mi mano en su nuca, mi mano buena bajó del todo el calzoncillo hasta dejar mis pelotas al descubierto. Apreté contra su nuca y acerqué su boca hasta mis cojones, si titubeó no lo demostró pues acabó con la boca y la nariz enterradas contra mis pelotas. Sus ojos permanecían cerrados como si estuviese devorando un manjar y, al abrirlos, lamió los testículos de abajo arriba inundándolos de babas.
   No hubo palabras, solo una comida escrotal bien realizada. Chupaba y lamía cada rincón del mismo sin desviar la mirada. Me pareció una cerda comiendo pringosa comida, porque hilos de saliva se pegaron de mi bolsa escrotal a su barbilla.
   Empecé a pajearme, y ella siguió comiéndome hasta que pareció replanteárselo y me hizo detenerme.
— No te toques… Espera a que lleguen las cuatro.
— Puedo esperar -acepté apartando mi mano de mi miembro-. Pero antes pégale una chupada… -solicité aprovechando mi agarre en su nuca para forzarla a abandonar mis pelotas y empezar una chupada de todo el mástil.

Se empezó a levantar con la intención de salir de la cama, no sin antes con su lengua -como si de una pesada ancla se tratase-, fue arrastrada a lo largo de todo el cilindro de carne hasta evitar el prepucio y mi glande. Dejándome a medias se apartó del colchón y con una sonrisita picarona abandonó la habitación.
   Suspiré, resignado… Me gustó ese juego.


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7 < El clímax de las provocaciones
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Faltaba una hora para las cuatro, estando los cuatro estirados en el sofá. Abrazada a Pablo, Rita. Abrazada a mí, Nicole. Ambas continuaban vistiendo aquellos conjuntos, como si hubiesen llegado a un acuerdo de que así estaban mucho más provocativas.
   Sus pezones, gracias a la ausencia de sujetadores, o bien perforaban los corpiños o bien asomaban fuera de los vestidos.

Era una situación que se podría describir como tensa. Pablo estaba, en cierta manera, más atento a lo que hacía su expareja conmigo que a la propia Rita, y yo tres cuartos de lo mismo, intercambiaba miraditas con la rubia y estudie cada uno de sus movimientos. Coño, hasta cuando le besaba, me miraba y sonreía.

   Su mano acariciaba aquella polla, que era más pequeña y delgada que la mía. Nicole, sin estar dispuesta a quedarse atrás, me comía el cuello mientras me pajeaba lanzando alguna miradita ocasional a su ex.
— Papi, no seas odioso… Párame bolas, no joda -me espetó la mulata, y cansándose de ser ignorada se situó frente a mí y empezó a ``perrearme´´ cediéndome una vista privilegiada de sus cachetes retumbando entre ellos mismos.


Con malicia, brincaba ese culo hasta acercarlo a mi cara, o a mi polla. Rita pareció querer atraer mi atención también, pero lo hizo de una manera muy distinta. Pasó una pierna por encima de los muslos de Pablo y lo montó, como una vaquera se empezaron a restregar sus sexos enterrando entre sus tetas el rostro de Pablo.
  Se mordió el labio al mirarme, y como no podía hacer nada al respecto, separé las dos nalgas de la colombiana y estampé mi rostro en sus depiladas intimidades.
— ¡Ayyy, sí! ¡Cómemelo todo, bebe!

Le di una lamida tan exagerada que le chupé hasta el ano, el cual estaba húmedo y limpio para mi sorpresa. Volví a separar las nalgas y se produjo un pedo vaginal debido a lo excitada que estaba, le comí el coño y los volví a separar, otro pedo.
   Me puse en pie, y ella se apoyó en la mesita con ambas manos y separó más las piernas. Aferré con la mano mi cipote y empecé a dar latigazos sobre su coño con este.
   Nicole estaba lista para ser follada si era necesario, y por lo que veía…  Rita también.

Me aparté de la latina, quería probar algo y no me iba a quedar con las ganas. La compañera de piso de Pablo pareció leerme las intenciones y se apartó, o más bien, cambió de postura. Liberando el rostro de su amigo de la prisión que habían supuesto sus tetas, giró sobre si mismo y empezó a perrear con suavidad y lentitud el culo de Pablo. Mi rival podía verlo todo, y observó como me acercaba a su novia.
   La agarré del pelo, aún seguía pajeándome. Yo miraba a los ojos de Pablo, retándole a que me lo impidiese pero no llegó a mover un músculo. Desde su perspectiva incompleta, Rita podía estar chupándomela perfectamente en ese mismo instante.

Los labios de Rita besaron mi vientre, mi pubis… Hasta se permitió el lujo de sostener mis testículos y mi miembro con ambas manos. Sus manos se me antojaban diminutas al lado de mi monstruosa polla, repleta de venas y con un fuerte olor.
   Olerla pareció volverla loca; más que eso, parecía estar a punto de enloquecer. Su lengua estaba fuera, muy cerca de mi glande y me daba la impresión de que estaba tentada a comérmela.

Con su culo y su coño masajeando la polla de ese perdedor, Rita hizo algo muy parecido a un inicio de paja, algo que podría ser descrito como cargar una escopeta. Me acariciaba con ternura la bolsa escrotal, otro beso a mi vientre… Otro a mi pubis, otro encima del vello púbico… Y acabó enterrando la boca por debajo de mis testículos, comiéndolos mientras me pajeaba.
   Amasé mis dos manos tras su nuca, pues me puso a mil que se hubiese atrevido a comerme los huevos frente a su novio. Iba a follarme su boca en ese preciso momento, con el corazón latiéndome a mil, pero entonces me apartó y agarró a Pablo de la muñeca, tirando de él en un intento de levantarlo del sofá para llevarlo a alguna parte.
— Nos vamos a duchar, así estaremos ``listos´´ para cuando empecemos la apuesta.
— Luego nos tocará a él y a mí entonces -dedujo Nicole agarrándome por detrás y masturbándome-. Qué zorra… -susurró viéndolos marchar-. Eso no me lo esperaba.
— Lo hace para que me corra más rápido -ironicé intentando no reírme. Cada vez tenía más claro que esa era su verdadera cara.
— Amor… ¿Sabes que voy a ir con todo, no?
— Tranquila, te voy a destrozar.
— A eso me refiero… Quiero esos cincuenta euros, y además quiero que me folles bien delante de esos dos.
— Ves mentalizándote que tendrás que compartir esta polla con Rita. No quiero malos rollos.
— La compartiré si tengo que hacerlo… Pero antes fóllame bien.

Me volví hacia ella y le comí la boca, separándole las nalgas cuya raja estaba tan mojada debido a la humedad de su propia vagina.
— Tranquila, te voy a follar tan duro que te dejaré agotada. Así podré disfrutar de Rita a solas… Luego os tendréis que turnar para que pueda disfrutar de las dos.
— No suena tan mal… Quiero decir, me pone la idea de coger con ella.
— Cuando ya os haya dado bien a las dos, quizás le dejo participar y todo -comenté sintiéndome misericordioso con ese perdedor.
— Mi amor… Hablas como si ya hubieses ganado.

La ducha de Pablo y Rita no duró demasiado, Nicole y yo nos encerramos en el cuarto de baño para pegarnos una ducha juntos que tuvo ausencia de palabras. El agua caía sobre nuestras cabezas mientras mi polla dura entre sus nalgas resbalaba por la humedad, su cuello y su hombro estaban sensibles ante mis mordiscos.
— Voy a partir tu coño en dos -le prometí cuando salimos, y en cuanto estuve seco me dispuse a salir del baño dejándola ahí secándose el pelo.

Rita se unió a su adversaria en el baño y quedaron encerradas, del interior solo se escuchaban chismorreos y el sonido del secador. Me reuní con Pablo completamente desnudo y me senté en el sofá en el extremo opuesto a donde estaba él.
   Durante un rato estuvimos en silencio, esperando a que esas dos terminasen de arreglarse para empezar de una vez la maldita apuesta.



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8 < La primera parte de la apuesta…
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Estar desnudos, en silencio, con alguien que quiere follarse a las dos chicas que te gustan es duro. Sin embargo, ahí estaba Pablo, callado, a mi derecha. En cierta manera no podía evitar sentir simpatía hacia él, aunque fuese un inútil y un estúpido que había llevado a la ruina sus relaciones con las dos chicas que estábamos a punto de follarnos.
— Oye… Sin rencores -me devolvió la mirada de refilón, pero no contestó-. No me caes mal, solo quiero que lo sepas. Has tenido mucha suerte de poder follarte a esos dos bombones… Quiero decir, para ser como eres.
— ¿Cómo soy?
— Un maricón perdido.

Seguimos en silencio, hasta que volví a decir algo.
— ¿Sabes que Rita va a follar contigo teniéndome ganas a mí, no?
— Eres insufrible -contestó él.
— Pero lo sabes. ¿No?
— No sabes como me voy a reír como pierdas.
— No voy a perder -le atajé-. Quiero follarme a Rita delante de ti. Quiero enseñarte como es en verdad.
— Ya sé como es Rita. Y confío en ella.
— ¿Entonces sabes que ella me tiene ganas y te da igual?
— Si te tiene ganas, fóllatela y disfruta. Porque será la última vez que puedas follártela.
— Eso te crees. ¿Eh? ¿Qué le impedirá quedar conmigo cuando tú no estés?
— Confío en ella. Igual que no podía confiar en Nicole y por eso ya no podré volver con ella nunca, por mucho que la quiera.
— Cometerás el mismo error que cometiste con Nicole.
— ¿Y cual fue? -preguntó de repente, como si fuese una pregunta necesaria.
— Dejaste que follase conmigo, y yo follo mucho mejor que tú. Eso la volvió adicta a mí. A Rita le va a pasar igual… Y cuando me la folle al acabar la apuesta, me la voy a seguir follando toda la tarde… Y nunca podréis volver a follar igual.
— ¿Tú crees? -su sonrisa me transmitía tanto inseguridad como confianza, era desconcertante-. Si Rita quiere follar contigo, que lo disfrute. Pero no creas que vas a robarme nada, porque Rita vale demasiado como para que tú puedas robar nada de ella.

La puerta se abrió y de ella salieron dos hermosas chicas difícilmente reconocibles debido al maquillaje. Iban juntas, casi de la mano, con eróticos y seductores conjuntos de ropa interior de decoraciones complejas, complementando a la perfección sus finos cuerpos.
   Pareció ser un calco repetido de la apuesta del día anterior, con la diferencia de que esa vez iban a acabar bien folladas las dos. Rita y Nicole parecían estar mentalmente sincronizadas, se posicionaron de rodillas frente a nosotros y cada una a su manera empezó a estimularnos buscando ponernos duros. Los besos de la rubia empezaban por el ombligo de mi rival, una lamidita sobre su vello púbico. No titubeó al empezar una paja con las dos manos y a darles besos en el glande.

   Nicole, por su parte no se anduvo con chiquitas, su lengua hedionda lamió mis pelotas y rápidamente las lleno de babas. Ligeros y agradables calambres acudieron a mi bolsa escrotal y rápidamente me vine arriba.
   En menos de dos minutos ya estábamos tiesos, pero no iban a conformarse con tan poco. Nicole dejó de masturbarme y se montó sobre mis muslos, rápidamente apartó el hilo de su tanga para que sus labios vaginales besasen mi polla… Y empezó a comerme la boca.
   Rita pareció querer destacarse por sus propios méritos y exhibió su propia personalidad. Se dio la vuelta y apoyó ambas rodillas contra el respaldo del sofá dejando su sexo a la altura de la boca de Pablo. Imitó la misma posición que había realizado, en secreto, conmigo durante la madrugada… Y me miró. Pablo no se dio cuenta pero me sonrió y alzó la ceja, mientras hacía su tanga a un lado y empezaba a hacer twerk al rostro de su compañero de piso. Su propia boca no perdió el tiempo y empezó a hacerle una garganta profunda a Pablo, aunque este no podía ver nada porque estaba literalmente enterrados en el sexo de Rita.
— Coño’e la pepa -suspiró Nicole, concediéndole el punto a Rita por su atrevimiento.

Durante unos segundos, nuestras dos pollas quedaron bien atendidas. Hasta que Rita se bajó de su montura inversa y propuso a Nicole empezar la verdadera apuesta.
— Creo que ya están listos -opinó sacándose de su corpiño un condón.
— Eh, eso no es parte del trato -espeté inclinándome hacia adelante.
— Tranquilo, amor. Hemos llegado juntas a ese acuerdo -me informó Nicole, sacando otro condón de su propio corpiño.
— Así será más divertido…

De nuevo sincronizadas y con nuestras pollas preparadas, desplegaron ambos preservativos hasta el tope que pudieron cubrir. El mío era demasiado delgado, o más bien lo contrario, la tenía demasiado gorda; aún así la dichosa gomita parecía prometer que aguantaría bien la presión.
   Deseé que se rompiese dentro, pues siempre he odiado los puntos condones.
— No te lo creas mucho, voy a darte tan duro que romperé el condón -prometí antes de levantarme, jalar de la muñeca a Nicole y empotrarla contra el sofá, de espaldas hacia mí.
— ¡Ahhh…! Bruto -bufó entre risas, haciendo volar de un giro de cabeza su cabellera hasta quedarse apoyada contra el respaldo del sofá y sus dos nalgas rebotando ligeramente-. Ummm… Dios mio, me moría por tenerla adentro tu pija… ¡Sííí…!

Su cara fue poesía pura, parpadeando rápidamente abrió de par en par la boca y reprimió un gemido, provocado únicamente por una metidita superficial de mi glande. A la siguiente embestida, la agarré de los codos y la hice aplastar sus ubres de vaca mulata contra la parte más elevada del respaldo del sofá. En ese momento, la clavé hasta el fondo. Estaba claro que Nicole y yo íbamos a ser los más ruidosos, los chapoteos y sus gemidos inundaron el salón desde aquella primera clavada.


   Clop, clop, clop, clop, clop…Rita, por el contrario, escupió una buena cantidad de saliva sobre el preservativo de Pablo y se montó sobre él. Como una buena jinete, cabalgó sobre aquella polla enterrando de nuevo la cabeza de su amante entre sus tetas. Me pareció una excusa barata para poder espiar como follábamos nosotros y, como la tenía tan cerca, alargué el brazo y metí dos dedos en su boca.
   No los chupó, pero sí sacó la lengua y los embadurnó de su saliva sin dejar de mirarme a los ojos.

Nicole puso cara de dolor, o de placer intenso. Entrecerró los ojos y arrugó los párpados mientras apretaba los dientes, el ligero chapoteo acabó convirtiéndose en repetitivos choques de carne en toda la regla. Mientras resonaba el PLAS, PLAS, PLAS, PLAS… Yo azotaba con mi mano libre su culo, haciéndola estremecerse con cada golpe.
   Sus nalgas morenas delataron un inevitable tono rojizo y brillante, sin que eso me hiciese sentir piedad por sus nalgas.

Rita parecía estar más concentrada en nuestra follada que en la suya. Subía y bajaba a un ritmo irregular, demasiado lento y aburrido. Agarré a la latina del pelo y acerqué su oído a mi boca mientras reducía la velocidad de mis embestidas.
— ¿Me dejas quitarme el condón? Así es muy aburrido…
— Dios. ¿Ya quieres correrte?
— Venga, déjame quitármelo…
— No, no te dejo. Rómpelo -me ordenó, y sin previo aviso empecé a comerle la boca mientras ella sacaba más y más la lengua.
— A eso voy.

Y con la creencia ciega de que lo iba a conseguir, que iba a crear un roce tan extremo hasta el punto de sobrecalentar y romper la goma, la hice pegar la mejilla al respaldo.. Sus rodillas largamente separadas y su trasero lo más arriba posible.
   Amasé sus dos nalgas entre mis manos, apreté con las uñas hasta dejarle las marcas. Cogí carrerilla hasta que mi glande engomado quedó fuera y la ensarté hasta rematar la embestida con un sonoro ¡PLAAAFT!
— Ouuu… -gimió lastimosamente Nicole, estremeciéndose de pies a cintura. Pero ya estaba cogiendo carrerilla para la segunda embestida. Cuando el glande estuvo totalmente fuera… ¡PLAFTTT!-. ¡¡AUUUU!! -aulló de nuevo completamente empalada, con el extremo de mi cipote clavándose en su cuello uterino.

La aferré del cabello con ambas manos, jaleé de él hasta probar a prueba la elasticidad de su cuello aumentando el ritmo de las embestidas: ¡PLAAFT! ¡PLAFT! ¡PLAFT! PLAFT, PLAFT, PLAFT, PLAS, PLAS, PLAS PLAS PLAS…
— ¡Hmm! ¡Hmm! ¡UMM! ¡Ay, papi! ¡Hm! ¡Hmmm! ¡Me vas a partir! ¡Hmm! ¡HMMM! -gemía por embestida, enterrando la cara contra el respaldo. Hasta Pablo se había volteado a mirar, escapando de la prisión que suponían las tetas de Rita.

Me follaba tan duro, tan rápido y tan profundo ese coño que el condón se deshizo en agujeros poco antes de que Nicole comenzase a convulsionar exhibiendo su futuro e inevitable orgasmo.
— ¡Dios mio! ¡Me voy a venir! ¡Me voy a venir! ¡Aiiiii…! ¡Ayyyy! -se lamentó estirando su espalda y alzando su culo incluso más de lo que ya lo hacía hasta que empezó literalmente a eyacular como una loca sobre el sofá, disparando un torrente de líquido transparente desde su sexo.

Se encontraba temblando y convulsionando cuando aproveché para sacar mi polla de su interior y exhibí a la pareja rival mi condón -o más bien lo que quedaba de él- con algunos agujeros en partes clave del preservativo; el extremo de mi polla estaba totalmente al descubierto y, de la parte derecha, colgaba una deformada tira de preservativo.
   Me escupí a la mano mientras con la otra tiraba el preservativo al suelo, me lubriqué el glande y lo mediometí entre sus labios vaginales haciéndola suspirar de nuevo solo que, sabiendo que estaba sensible, iba a ir lento.
— ¿Eso es darlo todo? -le pregunté a Rita-. Dijiste que ibas a darlo todo… ¿No? Apuesto que se correrá al instante si le perreas un poco.

Pareció estar dispuesta a aceptar el reto. Sacó la polla de su interior y, sin retirar el preservativo intacto, se volvió a penetrar dándole la espalda y haciendo temblar su vagina en una especie de danza del vientre.
   Se lo follaba a él, pero ella me miraba a mí.

Creo que fue entonces, por primera vez, cuando nos imaginamos mutuamente follando al mismo tiempo. Los dos chapoteábamos coordinados cada uno con su pareja, y los choques de carne aunque paralelos sonaban idénticos.
   Pablo parecía tratar de emular la palabra esfuerzo en su rostro, como si fuese un intento titánico evitar correrse. Parecía estar a punto, mientras Rita totalmente ajena perreaba su polla mirándome a mí, deseándome. Intentando seguir con sus caderas el mismo ritmo que me veía marcar follándome el coño de Nicole.
   Agarré a la colombiana de las caderas y, con la misma rabia de antes, aporreé sonoramente su coño con la intensidad de alguien que no tiene miedo a fastidiar a los vecinos con gemidos.
— ¡Uhhh…! ¡Me voy a venir otra vez! -rugió Nicole de nuevo levantando más el culo. Su voz sonaba muy apurada, excitada y aguda ante la inminente corrida-. Dame duro, papi… No pares.

Pero paré, la hice levantarse e imitar la posición de Pablo y Rita. Me quedé relajado, erecto mientras ella temblorosa sentaba sobre mi polla.
— Dale rápido -le ordené azotando su nalga roja-. ¡Más! ¡Venga, perra…! Quiero correrme dentro de ti -dije agarrándola del pelo. Se apoyó con las dos manos en mis muslos y taladreó intentando exprimirme.

Rápido, duro y sin condón… Se sentía demasiado bien, y sería un milagro si no me corría. Por otro lado, Pablo se removía cachondo perdido debajo de Rita. Era evidente que no iba a tardar mucho en correrse, y la rubia lo sabía. Aún así no redujo el ritmo, más que en vertical restregaba sus nalgas contra la piel de Pablo.
— Haz que se corra ya -le ordené mirándola a los ojos-. Esta no aguanta más y tú pareces necesitar algo mejor…

Y ella, con un brillo de malicia en la mirada, bajó la barbilla y empezó a pegar botes lentos y pesados haciendo temblar las pelotas de Pablo.
— Para… Rita, me corro -No obtuvo respuesta, solo brincos más rápidos hasta que paró… demasiado tarde-. Mierda, me corro…

Nicole había notado mi cercanía al orgasmo por eso no se detuvo hasta que la misma pareja de Pablo se detuvo y, agarrando el condón por la base, exhibió lo relleno de semen que estaba. Algo era seguro… Pablo la había entregado.




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9 < Premio de 10 minutos para el ganador
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Podría haber apartado a Nicole, pero no lo hice. Aún sabiendo que había ganado la dejé intentado exprimirme con sus manos en el suelo y su coño bailando con mi polla dentro, cuando sentí que faltaban solo unos segundos más para correrme me forcé a apartarla de un empujón. Cuando sentí mis ganas decrecer, puse a la mulata panza arriba y la incrusté dentro de nuevo, haciéndome el sobrado.  
— Querías que usase condón… Pero sabías muy bien que ibas a acabar llena de mi leche. ¿No?
— Aja… -contestó eróticamente ella, con mirada suplicante. Mi mano apretó sus pómulos como si fuesen un brick de leche y sus labios se abrieron exhibiendo su pervertida lengua. Escupí un gran hilo espumoso de saliva y eso, curiosamente, la puso más cachonda aún.

Chop, chop, chop, chop, chop… Noté un orgasmo venidero en la punta de mi glande, y mis pelotas me avisaban de que si no iba con cuidado ese coño me iba a exprimir. Pero Nicole solo pudo abrazarme y disfrutar de las embestidas. Sus gemidos fueron en ‘’crechendo``  hasta que empezó a convulsionarse como una loca.
   Mientras sacaba mi polla de su interior, un pequeño chorro de líquido transparente fue expulsado por su vagina de nuevo. Su mirada estaba ida, como si su mente hubiese sido reseteada.

Me puse en pie, agarré a Rita de la muñeca y tiré de ella.
—Tengo 10 minutos… ¿No?
— ¡Eh! ¡Eh! Tiene que ser aquí -me reprendió Pablo, poniéndose en pie furioso.
— En ningún momento aclaramos eso. Quiero disfrutar de tu novia en la intimidad.
— ¡No me jodas! ¡Alex! -dijo persiguiéndonos, pero yo ya estaba entrando en el pasillo y encerrándome con Rita sin que esta se hubiese resistido.

Un golpe sonó contra la madera, como si hubiese dado un guantazo a la puerta.
— Tranquilo, cielo. Puedo con esto. Danos diez minutos… Estaré bien.
— Si se rinde, me la follaré sin piedad -grité por encima de la voz de Rita.

Ella se apartó de mí, sentándose sobre el borde de la cama con las sábanas arrugadas y deshechas.
— ¿Cómo eres así? -preguntó resignada.
— Supongo que pensabas que frente a él podrías fingir desinterés -le susurré al oído, de pie frente a ella-. Pero no… No está aquí. Puedes enseñarme tu verdadera cara -le dije agarrándola del mentón y ascendiendo rostro hacia quedar cara a cara.

Literalmente, eso fue lo que pasó. Su verdadera cara asomó: La de una hembra deseosa de ser follada por un macho que la atrae y la vuelve loca. Debía ser un juego agotador fingir desinterés con uno y atracción con el otro cuando ambos ven las dos caras de esa zorra.
   La empujé con delicadeza, quedando abierta de piernas. ¿Me dejaría follármela? ``No, nada de follar. Tengo que dejarla ansiosa para cuando Pablo vuelva a perder…´´ 
— Supongo que esperarás, ahora que estamos aquí solos, que te folle… ¿No?
— ¿No lo vas a hacer? -replicó con malicia abriéndose ligeramente más de piernas-. ¿Qué te lo impide?
— Tengo una idea mejor… -le espete, indicándole con una mano que cerrase los ojos-. Estoy muy cerca de correrme. Ábrete de patas.

Rita obedeció, quedando totalmente expuesta para mí.
— ¿Cuánto quedan?  ¿Nueve? ¿Ocho minutos? ¿Siete? -calculé en voz alta-. Vamos a ver si aguantas todo lo que te voy a hacer…
— ¿Qué me vas a hacer? -inquirió.

Mis manos separaron del todo sus rodillas, su coño estaba tan mojado que desprendía hilos gelatinosos con ausencia de color, totalmente transparente. Le olí el coño, le rocé las tetas, los hombros el cuello… Le susurré cerca de los oídos y acerqué mis labios a los suyos.
— ¿Qué te voy a hacer? -me pregunté a mí mismo de nuevo, en voz alta.

Subí al colchón, de pie y me arrodillé sobre su cara, como si fuese a sentar mi culo en su garganta empotré mi bolsa escrotal sobre su boca. Empecé a masturbarme, sonriendo... Saboreando lo bien que se sentía tener su lengua y sus labios contra mis testículos, como si los dejase sobre un agradable fuego lento. Podría haberme corrido en cualquier momento sobre esa boca.

Pasó un minuto, dos y tres… Rita comenzó a impacientarse, abrió los ojos y me miró, pero no hizo nada para apartarme. Su rostro se estaba llenando de su propia saliva, y parecía darle igual. Sus dedos parecían electrificados, porque al poco de tocar su sexo con ellos sufría calambres y los apartaba, mientras sus gemidos eran enterrados por mi propia bolsa escrotal.
   Debía sentirse muy sensible, muy cachonda… Muy susceptible.
— ¿Vas a desperdiciar todo este tiempo? -logró decir haciendo la boca a un lado.

Mi única respuesta fue volver a enterrar su boca bajo mis pelotas.
— No creo que haya desperdiciado nada. Esta leche que has calentado la dispararé toda en esa boquita -me quité de encima y la agarré del cuello, sin permitirle levantarse. Mi polla presionaba con su coñito… Parecía que haberle hecho comerme los huevos durante tanto rato la había vuelto loca.

Nos miramos detenidamente, mientras ella esperaba tensa a que la penetrase… Era consciente de que si la clavaba no me lo reprocharía, pero me quedé quieto apretando su cuello con mi mano. Sabía lo que iba a hacer, y no hizo absolutamente nada para impedirlo.  
— Abre la boca. Saca la lengua -ordené.

Acerqué mis labios a los suyos y escupí una gran bola de saliva, que rebotó en el extremo de su lengua y acabó siendo tragado sin pudor alguno por esa guarra.
— Así acabarás recibiendo mi leche. Piensa en eso mientras follas con ese inútil.
— ¡Abrid la puerta, joder! -empezó a gritar Pablo aporreando la puerta.
— Ya abrimos, Amor… -musitó Rita con un hilo de voz, incapaz al parecer de cerrar las piernas y apartarse. Mi glande permaneció contra sus labios vaginales durante bastantes segundos… Tuve la tentación de penetrarla… y ella de dejarse.
— ¡Joder, Rita! ¡Abre! Ya han pasado los 10 minutos.
— Ya va, Pablo. Ya va -dije con calma apartándome de una rubia frustrada y hambrienta;me acerqué sin prisa a la puerta que estaba siendo golpeada y retiré el pestillo.

Parecía tener ganas de pegarme, pero bastó que intercambiase la mirada con una avergonzada Rita para que se largase de nuevo hacia el salón. Lo seguí y Rita, al poco, nos persiguió a los dos.

Ya faltaba menos para que se decidiese quien de los dos podría follarse esos dos coños en lo que quedaba de tarde.





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10 < Resultado inesperado…
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— Tengo una idea mejor -exclamé al ver a esos tres prepararse para empezar de la misma manera que antes-. Pablo se ha corrido hace poco y yo sé lo difícil que es para él volver a arrancar -me burlé, muy a pesar de mantener mi rostro serio-. Así que tengo una idea mejor… ¿Qué os parece si os ponéis a cuatro patas exhibiendo vuestros coños hambrientos? Empezaremos cuando Pablo esté duro de nuevo. Así, sin prisas…
— No me desagrada la idea. Tómate tu tiempo, bebe -le dijo Nicole con un tono cariñoso a su exnovio al pasar por su lado, luego se puso a cuatro patas con las rodillas apoyadas en el asiento del sofá y aguardó, haciendo un twerk al aire.

Rita consultó a su compañero de piso con una mirada silente, y al ver que este asentía, imitó a la mulata. Al poco ya teníamos a las dos con sus traseros en pompa y sus orificios abiertos.
   Mi polla ya estaba morcillona, por lo que me limité a apoyarla sobre el ano y entre las nalgas de la colombiana que pese a haberse corrido varias veces hacía menos de veinte minutos, parecía tener energía de sobra para continuar.
   Pablo, en cambio, tuvo que pajearse nervioso frente al poderoso culo de su amiga; la cual le atizó golpecitos cariñosos con sus nalgas que retumbaban de sobremanera.

Poco a poco, una endeble y frágil erección se dejó apreciar en el interior de la mano de Pablo. Se dispuso a meterla, pero la misma Rita lo detuvo incorporándose.
— Cariño, con esta erección no vamos a hacer nada -le susurró, abrazándolo a la inversa y logrando que este besase los hombros de ella-. Así… Cómeme el cuello. La quiero bien dura. Me encanta como me besas, Pablo… Sí.

A pesar de ese lamentable espectáculo, donde Rita trataba de animar a su amante hundido; yo me encontraba con una empalmada resucitada al haber escuchado que Pablo no tenía una erección apta. Ya estaba ganada, ya me podía visualizar follándome esos dos coños y haciéndolas correrse y una y otra vez.
   Me arrodillé frente al culo de Nicole y escupí a su coño antes de comerlo, no quería que se enfriase. En una combinación de dedos curiosos y lengua picarona, acabó algo mojadita. Pero aún así le faltaba bastante para estar tan mojada como lo había estado la follada anterior.
   Mientras Rita y Pablo terminaban de invocar su endurecimiento, mi polla ya estaba tanteando una inminente penetración. Desde su posición en cuatro me sonrió, abriendo la boca satisfecha con mi iniciativa. Metí la puntita una y otra vez, hasta que en una introduje más de la cuenta y sentí la tentación de empezar a follar al instante.
— ¿Vais a tardar mucho?
— No, ya está -respondió Rita por los dos, poniéndose en cuatro y dejándose penetrar por el miembro de Pablo.

En lugar de retroceder y sacarla, la terminé de clavar del todo y reanudé la follada de nuevo, y así empezó, el principio del fin.


***

La erección de Pablo era tan inestable que varias veces, incluso llevando el máximo de cuidado, con un mal movimiento su polla acababa fuera. Estaba claro que ese perdedor necesitaba una ayudita y no le estaba funcionando aquella posición.
   Rita, que parecía ser consciente de esto, lo apartó y se recostó en el sofá abierta de patas para él. La forma en la que Pablo empezó a tener sexo mejoró a partir de ese momento, tanto por la contundencia de sus embestidas como por su constancia.
   Empezaron a comerse la boca, acaramelados mientras Rita recibía sus pollazos con la vagina totalmente expuesta.
— Esa es la posición favorita de Pablo -me chivaba con discreción su exnovia.

Y como si tratase de demostrar que era cierto, mi adversario en la apuesta empezó a manosear las tetas de su pareja, apretarle el culo y a jalarle del pelo. Me daba la impresión de que se había emocionado y trataba de follársela duro de repente.
— Apoya tu barriga ahí -le espeté señalando al apoyamanos del sofá. Nicole obedeció, dirigiéndose a la costura contraria de la que se encontraban Rita y Pablo para dejar su culo en pompa. La cara de la colombiana quedó totalmente expuesta hacia pareja que teníamos en frente, mientras yo me paraba contra su nalgas, se las separaba y escupía entre ellas.

No me llevó demasiado volver a ponerla a punto. Pese a haberse corrido dos veces hacía poco, seguía siendo bastante manejable y su coñito mulato aceptó la propuesta de ser empalado de nuevo. Para ella, sería la jugada final… Una provocación para caldear el ambiente.
   Hice que Nicole me la chupase un poco usando esa lengua tan obscena y esos labios tan provocadores, dejándomela hilada de babas acabé penetrándola mientras la aferraba por las caderas.
   Al principio Nicole pudo resistir las embestidas, pero acabó cerrando los ojos y apretando los labios mientras sus nalgas chocaban contra mi vientre.
   Agarrarla del pelo fue fácil, y apurar su nalga izquierda entre mis uñas. A ratos tiraba de sus labios y metía mis dedos en su boca.

PLOFT, PLOFT, PLOFT, PLOFT… Mezclas de gemidos y suspiros eran expulsados con irregularidad por las vías aéreas de la latina, siendo observados por la pareja que teníamos en frente…
   Pablo no quitaba ojo a Nicole y a las expresiones de placer que ponía… Y yo no dejaba de mirar a Rita. Su mirada me transmitía que quería más, que no podía conformarse con tan poca cosa. Realmente ella me deseaba.
— ¿Qué haces? No pares… -le espetó Rita sacándome de mis pensamientos-. Si paras se te va a bajar -Me pareció más una excusa que algo que pensase de verdad.
— Si voy más duro me voy a correr…
— ¿Me quieres entregar?  Recuerda lo que pasará si te corres antes que él.
— Mierda, no quiero que pase eso… -Un brillo característico en la mirada de una persona que está concentrada apareció entre los párpados de Pablo.
— Se te está bajando, Pablo… ¿Recuerdas lo que te dije? Acábame… Hazme lo que quieras…

La agarró del cuello, apretó hasta el punto de poner a la albina roja. Esta sacó la lengua, suplicante; gratamente sorprendida del repentino cambio de su amante. Los pollazos se volvieron más violentos resonando un potente Chop, chop, chop, chop que lograba eclipsar mi follada con Nicole.
— Si sigo así me voy a correr -aulló él inclinándose hacia su compañera de piso.
— ¿Vas a dejar que me folle? Pablo -gemía Rita en voz alta, apenas audible por estar siendo asfixiada. A su tono de piel rojizo se mezcló el brillo del sudor en su frente-. Oh, Joder Pablo. Me vas a matar follándome así. Que gusto.

Chop, chop, chop… clap, clap, clap… PLAS, PLAS, PLAS, PLAS… La agarró del pelo y empezó a menear las caderas como si fuese un conejo.
— Ni se te ocurra acabar, Pablo. Estoy cerca, estoy muy cerca.
— Lo siento… -se disculpó aún follando, claramente era inevitable que se corriese…
— Pablo… No te corras ¡Pablo! ¡Oh, joder! -maldijo roja del todo, intentando adelantar un orgasmo que no llegaba. No fue lo suficientemente rápida para venirse antes y… explotó.

Dando un tras pies hacia atrás, su miembro acabó fuera disparando varios chorros potente de semen que impactaron en la cara y en la boca de Rita, la cual solo pudo quedarse abierta de piernas manchada con la leche; su rostro estaba impregnado tanto de algún chorro de leche como de el mismo sudor.

``Por fin´´ pensé.
— Oye, Nicole… Rita esta demasiado sucia.

Estaba cansada, pero agradecida por la conclución de la apuesta. La mulata bordeó el sofá y se posicionó encima de Rita, no dejó pasar ni un momento para comerle la boca; luego su lengua recorrió sus pechos, su vientre… Cualquier resquicio de esperma sobre la lechosa piel de Rita fue recogida por la pervertida lengua de la colombiana, instantes antes de que comenzasen a besarse.
Siguieron dándose el lote ante nuestras atentas miradas. No tardamos en llegar a la conclusión de que una ducha nos vendría bien a todos. Cuando Rita me dijo que si no aprovechaba en ese momento para follármela se le quitarían las ganas y perdería mi oportunidad le contesté:
— Tranquila, puedo volver a encenderte cuando quiera.



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11 < Orgullosa y excitada
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Nos encontrábamos en la habitación de Pablo tras habernos duchado. Las dos chicas tenían el pelo mojado y sus pieles brillaban por la loción hidratante que se habían echado. Se encontraban aceitosas y listas para lo que venía. El perdedor se encontraba sentado en una silla en un rincón de la habitación, vestido de cintura para abajo y con el ánimo por los suelos.
   Mentiría si no dijese que la última follada que le metió Pablo a su novia me excitó, y en cierta manera disfruté viéndolo dominar a su pareja hasta ese punto… La sumisión de Rita ante el amable y buenísimo Pablo que tanto alababa.
   Se me había pasado por la cabeza permitirle tener sexo los cuatro más adelante, con la única condición que repitiese esa exhibición… Pero terminé por no decir nada. Pese al morbo de imaginarme tener una especie de aliado frente a ese par de perras, no había ni punto de comparación cuando se tratase de tenerlas para mí solo.

Rita se encontraba a cuatro patas en el centro de la cama, toda la piel de su cuerpo brillaba en especial sus nalgas. Dejé reposando mi cipote morcillón sobre su ano depilado y Nicole empezó a besarme tal como le había pedido previamente que hiciese. Esta se encontraba agotada, sin exagerar… Pero sabía que si queríamos hacer que Rita se entregase primero había que sacrificarse un poco. La delicada mano de la morena acarició mi miembro aún blando, creciendo poco a poco sobre el culo en pompa de una rubia que aguardaba sin decir nada.
   Ciertamente, sin contar con el aceite con el que se había embadurnado, estaba seca. El calentón que le había hecho alcanzar el inútil de su novio se había esfumado rápidamente mientras se daba la ducha, pero bastó con sentir como me liaba con su rival para que empezase a removerse inquieta.

   La diminuta mano de Nicole blandió con firmeza mi polla y inició un lento masaje que aceleró su crecimiento. No tardó en estar completamente dura apuntando hacia el techo, con mis testículos acariciando tentadores los labios vaginales de la orgullosa perra.
   Con mi mano izquierda, agarré la nalga de Rita y con la derecha aprisioné el culo de Nicole. Hice retroceder mi cadera sin que la paja de Nicole se detuviese, y quedó patente que la vagina de Rita ya lubricaba néctar, quedando mi bolsa escrotal unida a su vagina por bastantes hilos elásticos y pringosos.  
— Parece que Rita no tiene prisa -comenté en voz alta, evitando mirar a Pablo.
— Pues cógeme a mí… -propuso con tono dulce como la miel, llegando a gustarme su idea.
— No suena mal… ¿Tienes alguna pega, Rita?
— Haz lo que quieras -gruñó con desgana; su respuesta me hizo sonreír-. A mí ya me da igual, ya te dije que si dejabas pasar esa oportunidad…
— Móntate encima de ella -ordené a Nicole, interrumpiendo a mi interlocutora. La aludida se tomó su tiempo, con un ritmo erótico y sensual, en montar el culo en pompa de Rita.

Estaba claro que la colombiana disfrutaba de aquel juego, pues su coño goteaba sobre el ano de Rita. Ambas sabían muy bien lo que iba a venir, y Rita solo profirió un leve quejido al ser aplastada bajo el lésbico abrazo de su rival. Me follé las nalgas de Nicole, a modo de calentamiento y, tras un par de embestidas preliminares, apunté a su orificio vaginal y la introducí a presión.
   Un alarido erótico retumbó en el oído de Rita mientras esta debía sentir los pezones oscuros de su montura presionar su espalda.
— No puedo más, papi… Estoy cansadita… Oishh.  
   No fueron embestidas pesadas ni profundas, sino más bien ligeras y superficiales cuya única finalidad eran seducir a mi presa. Mis testículos golpeaban contra la vagina de ella cada vez más sensible y deseosa.
— Te ha entregado. Dos veces -le susurró al oído Nicole-, para que te folle todo lo que quiera. En el fondo quiere verlo, ese morbo… -La clavé hasta el fondo y le hice gemir de nuevo en el oído de Rita-. Se siente demasiado rico cuando mete el guevo así…

Aparté a Nicole de un tirón e hice girar a Rita, su expresión volvía a lucir cansada. Excitada y agotada de resistirse. Le comí la boca, amenazando sus labios vaginales mientras Nicole quedaba tendida completamente sudada, como si hubiese quedado dormida y abierta de piernas.
— Pídeme que te preñe y te la meteré.
— No, no lo voy a hacer -bufó, mirando de reojo a Pablo en un rincón oscuro de la habitación.
— ¿Te acuerdas lo que te dije? Todo lo que hay acumulado en mis cojones es para ti. Quiero dejarte bien llena de leche.
— Cállate… -gimió, y pasé de susurrarle al oído a comerle el cuello. Una de sus manos acariciaba sensualmente mi cipote, ubicado entre nuestros vientres. Estaba tan inflada que me dolía, lista para penetrarle y romperle el coño.
— ¿El problema es él? -le susurré tan bajo al oído que lo escuchó ella-. ¿Te preocupa lo que piense? Si no quieres en voz alta… Saca la lengua y trágate mi saliva. Eso significará que lo quieres todo entro. Y con todo, me refiero a todo -musité echando atrás su cabeza y mirándola a los ojos desde arriba-. ¿No decías que te encanta cuando ganan los malos? He ganado y voy a hacerte de todo… Te lo mereces, por guarra.


Pareció pensárselo, mientras su vagina bailaba en diminutos círculos. Titubeó, sí… hasta que abrió la boca y sacó la lengua, demostrando sumisión total. La dejé ahí esperando, porque empezaría cuando yo quisiese y ella tenía que aguardar, obediente.
   Si bien no era capaz de decir en voz alta que se moría por mi polla, que me quería dentro, que significaba más su egoísmo que el sufrimiento de Pablo… permaneció con la lengua fuera todo lo que yo le hice esperar.
   Su mano derecha, la cual Pablo no podía ver, asió mi polla y la dirigió hacia su sexo. Sus labios vaginales besaron el extremo de mi miembro, ansiosos por darle la bienvenida. Sabía que estaba demasiado cachondo y que me correría dentro sin desperdiciar una sola boca.
   Entonces sacó aún más la lengua y escupí un continuo y espumoso torrente de saliva que recibió primero con los ojos abiertos y, después de cierta cantidad, los cerró. Vacié mi boca de saliva justo antes de besarla y de clavarla hasta el fondo.
   Un gemido contenido y por lo bajo se produjo en el interior de su boca, incapaz de silenciarlo. Retrocedí por completo y volví a clavarla hasta el fondo, una y otra y otra vez.
— Entiendo eso como que lo quieres todo dentro.
— Cierra la boca y fóllame -rechinó entre dientes.

En las primeras embestidas se produjeron varios pedos vaginales que no incomodaron a nadie, al contrario, ella separó aún más las piernas haciendo que yo lograse llegar más profundo incluso. Con el culo totalmente levantado y las piernas abiertas en 180º la agarré por las muñecas y empecé a aumentar el ritmo, hasta tratar de comerle la boca. Ella no podía besarme, ella solo gemía cada vez más alto.
Nos corrimos al mismo tiempo, sus piernas comenzaron a temblar muy poco tiempo antes de que empezase inevitablemente a disparar chorros en lo más profundo de ella. Quedamos pegados, disfrutando de esos calambres hasta que yo la saqué. Noté a su vagina chorreando néctar y semen, como si hubiese tenido una especie de squirt y me miró, con unos ojos que parecían exigirme de nuevo lo que no se atrevía en decir en voz alta.
   Pareció darle igual que su coño estuviese lleno de mi semen, y eso me excitó todavía más. La clavé de nuevo, sin ningún tipo de piedad. Sus piernas adormiladas intentaron pinzar por detrás de mi culo, pero no lo consiguieron.

   Chop, chop, chop, chop… A nadie le importó que las sabanas de Pablo se estuviesen manchando de semen. Le abracé por el ombligo arqueando mi espalda y haciendo que ella arquease las suyas, eso me permitió poder besarle esas preciosas tetas mientras taladraba su coño.
— ¡Joder! -bufó sorprendida ante mi creciente velocidad. Parecía que iba a hacer fuego en su coño con mi palo de carne-. ¡Dios! ¡Joder! ¡Hmmmm…. Mmmmmmm! -Y se corrió por segunda vez.

Tardé un poco más esta vez, pero volví a correrme dentro. Le hice darse la vuelta ante la atenta mirada de Nicole y Pablo, me sorprendía que mi propia polla durase tanto dura. No era la primera vez que follaba por tercera vez seguida, pero nunca de esa manera.
   Pensar en correrme dentro y dejarla preñada, en frente de su novio, me mantuvo duro y listo para una tercera descarga. Mi bolsa escrotal trabajaba a toda potencia para producir más leche, aunque la siguiente descarga fuese insuficiente.
   Rita se sentía muy cómoda poniendo el culo en pompa y dejándose follar, como una perra en celo. Aplasté su espalda con mis manos mientras introducía mi cipote en su interior, pero para mi sorpresa fue ella misma la que movía el culo follándose mi polla.

Amasé sus dos ubres en mis manos, la azoté… Hasta le metí el dedo índice y el corazón por el culo, sin obtener más queja que un perreo más fuerte con sus nalgas.

Se corrió por tercera vez usando los dedos, cayendo rendida y sudada sobre el colchón y lanzando una mirada de culpabilidad a Pablo. Era lo que pasaba cuando ibas regalando a las chicas que te gustan… Pensé, con crueldad.


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12 < Buen trabajo en equipo
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Hicimos una buena pausa en la que literalmente echamos una siesta de dos horas en la cama de Pablo, para luego trasladarnos al comedor. Eran casi las siete y estábamos adormilados. Me sorprendía que Pablo, Rita y Nicole siguiesen jugando a la apuesta. ¿A quién mierda le importaba? Solo había sido una excusa para follarme a ese par de zorras.
   Pero allí estaba, vestido con un pantalón y sin camisa, observando como Rita me comía la polla y Nicole me comía el cuello. Rita parecía hacer todo lo posible en intentar revivir mi polla, pero iba a necesitar algo más que un ligero descanso.
— ¿Qué tal si bailas para mí? -pregunté. Segundos más tarde hacía temblar su culo frente a mí y a Nicole.

Le puse una canción de reggaetón para que moviese esas nalgas, y Nicole no tardó mucho en unirse a su amiga. Hasta Rita, cubriéndose de que no se le viese la cara, me dejó grabar como ``recuerdo´´ los temblores de sus nalgas sincronizadas con el culo de la colombiana.

Acabamos tan calientes con la broma que acabamos los tres encerrados en el cuarto de Pablo con él fuera. El pestillo estaba puesto y yo tenía mi espalda apoyada contra la pared. Las dos arrodilladas frente a mi miembro, chupaban y lamían sin miedo a que sus labios chocasen. Si lo hacían, se besaban y cruzaban lenguas antes de continuar con sus mamadas.



La boca de Rita tanteó mi bolsa escrotal al tiempo que Nicole besaba la punta de mi miembro, y luego se intercambiaron. Varias veces me regalé la vista -y los sentidos- sintiendo mi cipote perforar la campanilla de la mulata y, siendo extraida plagada e impregnada de saliva, sin hacerle casi ascos Rita acababa continuando la garganta profunda.

Con una malicia amistosa, Nicole forzó a Rita a superar los límites de su garganta presionando su nuca contra mi entrepierna logrando que se atragantase varias veces. Rita, desesperada, picaba las palmas de su mano contra mis muslos a modo de rendición, pero la obscena colombiana se divertía mucho a su costa.
— ¿Por qué no dejas que Pablo se una? -preguntó Rita algún rato después.
— Sí, será divertido -corroboró Nicole.
— Me parece más divertido teneros para mí solas.
— Anda…  El pobre está ahí pasándolo mal… -murmuró Rita con tono de pena. Agarré su cabeza y la forcé a hacer una garganta profunda para no oírla de nuevo.

Glug, glug, glug, glug… Nicole aprovechó para comerme los testículos justo en ese momento, y me sentí complacido hasta dejé respirar de nuevo a Rita.
—Venga… Quiero que follemos los cuatro.
— Bueno… Me lo pienso. Ahora poneros a cuatro, que voy a daros lo que os toca -repliqué con crueldad, agarrándolas del pelo y poniéndolas mirando hacia cuenca.

Con sonrisitas cómplices se empezaron a besar una con la otra, evidenciando que les excitaba ese toque de dominación por mi parte. Dos sumisas a manos de un verdadero semental.
— ¿Por cual debería empezar? -pregunté; la respuesta que me diesen daba igual porque ya estaba perforando a Rita. Mis dedos de la mano izquierda entraban dentro de la lubricada vagina de Nicole.
  

Le daba tan duro al culo albino de Rita que esta no pudo hacer otra cosa que morder la almohada, supongo para que al menos Pablo no tuviese que escuchar sus gemidos.
   Al ver que no conseguía arrancarle ningún orgasmo, me traspasé al coño de Nicole y sin dedicarle demasiado tiempo volví al de Rita. Ciertamente me comenzaba a aburrir que estuviesen tan sumisas y obedientes a todo lo que les pedía. No tenía la gracia de robar a la pareja de nadie, ni el riesgo de que Pablo despertase y nos descubriese…

Cambiamos de postura, mientras yo me prometía que en la siguiente vez lo haría todo más divertido. ¿Y por qué no? Pablo aún podía darme mucho juego.

Me follaba el coñito de Rita mientras esta le comía la vagina a Nicole y esta, agarrándola del pelo, levantaba el culo y empezaba a chillar como si se estuviese corriendo.
   Luego variamos otra vez y  Nicole me montó como una buena vaquera y restregó su coño contra mi vello púbico mientras su cuello uterino se removía.

El coño de Rita resulto estar mucho más mojado de lo que me esperaba, y las dos con sus adictos coños se follaron tanto mi miembro como mi boca. Rita perreaba mi nariz con más intensidad hasta que literalmente se corrió contra mis labios.
   Me la sacudí de encima y me empecé a follar a Nicole sobre el escritorio de Pablo, y cuando estaba a punto de correrme, las puse en pompa a las dos y empecé a follarme el coño de Rita hasta que noté como inevitable mi próxima corrida.


Mientras azotaba me follaba a la albina azotaba el culo de Nicole y la agarraba del pelo. También azotaba a Rita, y aferrándome a sus caderas empecé a acelerar a lo bestia golpeando con todas mis fuerzas. Tanto temblor hizo que mis pelotas propiciaran una corrida inevitable. Acabé dentro de ella, sintiéndola ronronear de placer y, sin dejar de disparar chorros de semen, la saqué de Rita para terminar de impregnar también el oscuro coño de la otra, solo por el puro placer de poder hacerlo.

   Nos quedamos ahí tumbados los tres, pues la fatiga de todo el día comenzaba a volverse un lastre cada vez más pesado.
— ¿Hacemos lo de Pablo, o no? -preguntó Rita de nuevo.

Entonces entendí que en ningún momento había tenido la intención de dejarlo apartado… No, simplemente había sido egoísta. Rita había querido ser follada por mí y saciar esa curiosidad, una vez saciada solo quería disfrutar con Pablo.

Aún así, no me iba a rendir tan fácil. Iba a joder a Pablo hasta el final.
— Claro… Pero tengo una idea que lo hará todo más divertido.
— ¿El qué?
— Bueno…

El juego al que participaríamos los tres, además de Pablo también, era simple: Sería provocado por ese par de zorras. ¿Aguantaría mucho más viéndolas follar conmigo mientras estas le seducían?
   Lo que no sabían, es que pretendía utilizar el odio y la rabia del perdedor para volverlas contra ellas mismas.

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13 < Calientapollas
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Eran ocho pasadas de la noche cuando salimos de la habitación de Pablo, se encerraron en el baño para asearse. Me senté al lado de él en el sofá, listo para tratar de aumentar su odio hacia ellas.
— Tiene que joderte. ¿Eh? Que en tu propia cosa no puedas follarte a esas dos perras.
— Felicidades por ganar -fue lo único que dijo, resignado.
— Lo que sea, sabía que todo iba a acabar así. No eras rival para mí -musité con una sonrisita de suficiencia decorando mi rostro-. Aunque reconozco que al final, cuando estrangulaste a esa perra de Rita… Coño, me sorprendiste. No te imaginaba capaz de esa mierda.

Permaneció callado, mirando la televisión y con el móvil en la mano.
— Le debió molar mucho, que te la follases así.
— Si, ya me ha quedado claro que prefieren ser tratadas de esa manera -estalló con un indicio de reproche en su voz. Evité sonreír y me fijé en la televisión también-. Ahora. ¿Quieres pirarte? No sabes lo que me estoy controlando para romperte la boca.
— Venga, no seas así. Venía a hacer las paces -dije sin poder evitar reír.
— No entiendo porque te has quedado sin hacer nada. Me has visto follarme a la tía que te gusta y te has quedado ahí, parado.
— Porque aposté algo y perdí, a eso se le llama responsabilidad.
— Rita también ha jugado a ese juego. ``Como Alex ganó la apuesta, soy suya en lo que queda de fin de semana´´ -dije imitando la voz de la albina-. Pero si puedo decirte que le encantó como me la follo yo, y lo que le hiciste tú antes de correrte.
— ¿A dónde quieres llegar? -me preguntó inclinándose hacia delante y plantándome cara.
— Te propongo una especie de… alianza.
— ¿De qué coño hablas? ¿Te has fumado algo?
— Sí, pero no nos desviemos. Te digo para que nos follemos a ese par de perras en equipo. Que queden saturadas por dos pollas al mismo tiempo, que te las folles con rabia, con asco.
— No soy como tú.

Me eché a reír, acomodándome contra el asiento del sillón.
— Es una oportunidad única. Piénsalo. Nicole ha disfrutado como una perra en celo a tu costa, y Rita también.
— Pues que bien por ellas.
— Decías que confiabas en Rita y… mira.
— Dije que durante este fin de semana era libre de hacer lo que quisiese -matizó contrariado-. Además… ¿Qué haces metiendo mierda contra Rita ahora?
— Si a ese par de perras les gusta que les hagan polvo. Imagínate como se sentirá destrozarlas una a una entre las dos -Sentía que ya lo tenía convencido, solo un empujón más y accedería. No podía esperar por ver lo que podíamos hacerles juntos si se dejaba de gilipolleces-. Además… -continué, pero justo en ese momento me interrumpió Nicole entrando por puerta con lo que parecía un pijama de tela ligera en el que se le marcaba la vagina, y un top comprimiendo sus dos provocativos pechos.

Nos quedamos callados ante su sonrisa picara, ignoró a Pablo, dirigiéndose solo a mí.
— Me has dejado con gana de más ahí adentro.
— ¿Y Rita? -pregunté.
— Se está dando un baño relajante, ha sido un fin de semana muuuuy largo. Bueno… ¿Y cual es la vaina?

Me puse de pie y la rodeé, pero ella se puso a cuatro patas en el sofá, exhibiendo su culito cubierto por el pijama a Pablo y su escote hacia el mismo reposamanos del sofá donde me la había follado con anterioridad. Me senté en él y ella, sin perder el tiempo, metió mi polla entre sus tetas y empezó a masturbarme. Desprendió un hilo de saliva sobre mi polla y empezó a pajeármelas con ella, mirándome sonriente. No tardó en chuparla sin dejar de enterrarla entre sus ubres morenas, y para hacer esa paja, tenía que mover mucho el culo. Estiré el brazo y le bajé parcialmente el pantaloncito del pijama. ``La panocha´´ de Nicole se movía hipnotizante mientras Pablo titubeaba y era normal. ¿Su orgullo le permitía follar junto a alguien que le estaba jodiendo tanto.
— ¿Qué haces? -le pregunté a ella-. Enseñándole tu coñito al pobre Pablo… Mira que como te la meta, no creo que tenga mucho control. Seguro que te acaba dentro. ¿Quieres quedar preñada?
— Me estoy volviendo adicta a que disparéis la lechita dentro de mi panochita… ¿Quieres coger? ¿Quieres darme una bendición, amor? -le preguntó meneando el culo a su exnovio-. Ah, que no puedes… Porque has perdido la apuesta. No puedes cogerte nada…

Pablo se bajó el pantalón y la clavó de una en el coño de Nicole. En esa penetración no había preliminar ni ritmo, solo egoísmo puro en busca de dispararlo todo dentro.
   PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS… Fue una follada tan iracunda y eufórica que Nicole se olvidó de seguir pajeándome con sus tetas, pero el temblor era suficiente para hacerme sentir bien. Además, me excitaba ver como completamente rabioso aporreaba esas nalgas con su entrepierna. Nicole empezó a levantar más el culo, aullando como una loba cachonda hasta profirió un quejido cuando su expareja la clavó hasta el fondo.

   A los segundos acabó abierta de piernas y follada por él, mientras yo le estampaba mi polla en sus labios. Su lengua resbaló fuera y atendió mi miembro, mientras gemía de un doloroso placer aguardando a que este tuviese a bien acabar dentro de ella.
— Uhhh… Ummm ¡uuuhhhh! -gimió junto antes de contraerse y explotar con una gran eyaculación. Pablo se la quedó follando ahí, mientras yo iba a la habitación de Rita al haber escuchado la puerta del baño abrirse…

Nicole estaba superada por su propio cansancio… Pero a Pablo le daba igual, y eso fue lo último que vi.

***

Una toalla blanca y bastante pequeña cubría el erótico cuerpo de la albina dentro de su cuarto. Me vio entrar y debió sospechar que Pablo no tardaría mucho en llegar.
— ¿Le has dicho que venga? -me preguntó mientras siguió con la mirada, sentándome en su cama con la polla parada.
— ¿Os la habéis follado? -Parecía no haberse enterado nada desde el baño.
Me encogí de hombros y le hice que se acercara, para que empezase a chupármela. Sonrió al ver a Pablo entrando por la puerta, con ese fuego rabioso en su mirada delatando que ya no tenía ninguna intención de seguir reprimiéndose por esa estúpida apuesta.

Rita dejó caer su toalla al suelo y puso el culo en pompa, lo que tanto le gustaba. Pero se sorprendió al ver que Pablo se situaba a nuestro lado y aguardaba que también se la chupase a él. Tuvo que agarrar los dos cipotes por su base antes de empezar a chupárnosla.

Ambos queríamos destruir sexualmente cada parte de su cuerpo, así que la forzamos con gargantas profundas, le llovieron azotes y mordiscos en los pezones mientras yo le comía el coño. Estaba lista para ser penetrada, pero acabó siendo empalada por los dos agujeros pues tras lubricar su ano Pablo reclamó ese orificio. Yo estaba debajo, absorto con sus tetas y agarrándola por las nalgas me follaba su coñito balanceando de arriba abajo mis caderas mientras Pablo la aferraba del cabello y dejaba caer sus cojones sobre la vagina de la albina.
— ¿No querías follar con este mierdas? -preguntó con desprecio al oído de Rita-. Quiero que se corra dentro de ti y que te preñe. Porque eso es lo que querías. ¿Verdad? Así de duro te gusta. ¡Pues toma! ¡Toma!

Rita emulaba una expresión de placer contenido, apretando los dientes y cerrando los ojos con fuerza a cada embestida. Tenía que soportar el raro placer del sexo anal combinado con mi gran cipote entrando por su obstruido coño.
— Pablo, yo… -empezó a decir ella.
— ¡Estoy hasta los cojones! ¡Sois todas iguales…! -rugió azotándola hasta que los tres nos corrimos a diferentes ritmos.

Rita empezó a correrse sin poder evitarlo -ni quererlo- con dos pares de pollas impregnando su interior de semen. Y quedó tumbada en la cama desprendiendo semen y satisfecha, aún a sabiendas que pese a todo el placer que pudiese sentir su relación con Pablo estaba acabada.

Eso era bueno para mí… Porque ese par de zorras podría desarrollar una inevitable dependencia por mí. Definitivamente era más divertido destruirlas así, pero como ya no había nada divertido en seguir compartiéndolas con Pablo… Me marché. Me alisté, agarré mis cosas y me fui dejando a Nicole tendida agotada en el sofá.

No me despedí de los otros dos.


*********************
14 < 3 semanas después
*********************

Después de lo sucedido el fin de semana, mantuve quedadas frecuentes con Nicole la cual al menos una vez a la semana mínimo aceptaba quedar conmigo para recibir brutales folladas en mi piso. Era frecuente encontrarla en mi cuarto, con su vagina desprendiendo semen y agotada, con una sonrisita iluminando su cara. No tardaría mucho en decirme que había quedado preñada y yo tendría que darle la patada.

Soy un hijo de puta, lo sé. Pero un hijo de puta con las ideas claras. Rita, por otro lado, evitó mi contacto en todo momento. Por lo que me contaba Nicole, Pablo acabó escogiendo a su compañera de piso y vivían felices sin ningún tipo de malestar entre ellos. De hecho, se sentían tan seguros el uno del otro que de vez en cuando permitían a Nicole unirse a ellos en sus tríos. Alguna vez, Rita quedaba a solas con Nicole, y a veces, era Pablo quien quedaba con su exnovia.

Me parecía increíble que, después de todo lo que había pasado aquel fin de semana, Pablo hubiese podido seguir con Rita. De hecho, no entendía como podía haberlo hecho.
   La pareja, sin embargo, parecía intacta y según me relataba ``mi culito´´, Pablo había adquirido bastante seguridad en sí mismo en lo referente al sexo. Por supuesto, cuando decía eso yo agarraba su propio tanga, le tapaba la boca con él y me la follaba hasta el desmayo.
Entonces con la sola idea de su total entrega y la probabilidad de que quedase preñada, le aporreaba el coño sin ningún tipo de autocontrol, con la única intención de correrme dentro. Incluso cuando acababa dentro, me mantenía duro para repetir inmediatamente... Y ella lo sabía. Se negaba a usar pastillas anticonceptivas ni píldoras del día después porque ama ese juego, en el que sabe que puede perder y aún así se abre más de piernas y asume más profunda la penetración, sucumbiendo al placer... Al riesgo.


Había sido un error por mi parte compartir con él a ese par de zorras durante el fin de semana. Un día, me presenté sin avisar en casa de Rita y Pablo y esta me abrió comprobar la mirilla. Me hizo pasar sin sonreírme.
   Vestía un conjunto bastante provocativo, y me hizo pasar con un ademán silencioso. La casa estaba algo cambiada desde la última vez que había estado ahí… Aunque no le presté más atención que a su dueña.

Tenía un escote bonito, la tira del sujetador negra le caía por uno de sus dos hombros. Tenía su corto cabello acuñado en un moño y sus muslos estaban a la vista, abandonados por un short que parecía más bien una braga.
— ¿Qué quieres? -me preguntó sin andar por rodeos.
— No contestas mis mensajes.
— No. ¿Y?
— No me has bloqueado… Eso es que.
— Alex, no sigas por ahí -me interrumpió con hartazgo-. Ahora te diré lo que va a pasar, mira… Tengo la regla y no tengo ganas de andar dando vueltas. Has venido aprovechando que Pablo no está, intentarás ser ingenioso y acabar entre mis piernas pero eso no va a pasar. No, no me interrumpas… Que sí, que follas bien. Que sí, que la tienes grande. Y me suda el coño. Fue divertido ese fin de semana, y me cogisteis los dos que daba gusto. Por cierto, gracias por ayudar a Pablo a follar mejor. Ahora coge de muerte. Ahora -dijo mientras se dirigía a la puerta del pasillo comunitario y la abría de par en par-. Lárgate de nuestra casa. Pablo te tiene muchas ganas y si no te vas ahora le diré que has estado aquí.
— Venga… Podemos pasarlo bien. En el fondo yo sé que quieres.
— Sí, te quiero lejos. Adiós, Alex. Pásatelo bien follándote a Nicole. Es para lo único que servís.
— ¿Y ese mal rollo con Nicole? Bien que quedáis con ella para follar.
— Como digo, solo sirve para eso. ¿Sales de mi casa o llamo a la policía?

Un portazo y me encontré solo sobre su felpudo. ¿Me iba a rendir? No, ni de puta coña. Eso era lo divertido de ese tipo de cosas. Convertir a zorras orgullosas como esas en sumisas perras y, aunque Rita hubiese logrado engañar a Pablo, yo sabía en el fondo, muy en el fondo, cual era su verdadera cara.



FIN

40 comentarios:

  1. Bueno, una saga más terminada. Ya he avisado de que durante algún tiempo no continuaré ni comenzaré ninguna saga larga debido a la cantidad de tiempo que requiere y absorbe. Me dedicaré a relatos ''cortos'', incluyendo peticiones que hagan señores como el buen don santiago.

    Es un relato muy largo, y los que se acuerden, ya dije que iba a sorprender en ciertos aspectos. En eso no mentí. ¡A disfrutarlo!

    PD: El foro, para quien le interese, es www.losrelatosdezorro.mforos.com

    No tiene actividad, pero cuando esté activo lo usaré para comunicar futuros proyectos, información y blblabl

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  2. Mmm estuvo bien, aún que la vrd saturo mucho tanto que leer pero fue un buen final, felicidades PD:señor zorro supiste como complacer a todos, en mi opinión lo lograste y valió la pena esperar
    Rita y Pablo felices además de ella quedar fiel a pobló, obvio el final de nicole era obvio pero fue el final que se merece

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    1. A mí me encanta este final, no podría haber hecho algo que me hubiese decepcioando, la verdad xD Por eso a veces tardo tanto, porque no me convence lo que en ciertos momentos se me ocurre y espero a que la inspiración conduzca la historia por nuevas caminos.

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  3. Time to destroy....


    Con amor
    Niñita

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    1. Veras

      . El zorro ha complicado mi plan inicial... y aun asi... ha aboerto tantas puertas...

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    2. xD Lo siento, Niñita. La historia a veces se escribe sola... Pero bueno, ya has visto que en términos generales es tal como te dije que sería. Y en características generales he cumplido, aunque hay ciertas cosas que una vez escritas no me cuadraban y me quedaban demasiado exageradas.

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    3. 4d chess... tal ves solo quise qie cuidaras ese angulo descuidando otro?

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    4. Estoy deseando ver cual será tu movimiento ahora xD

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    5. Lo bueno y que me gustó es que es un final equilibrado, aún así quiero ver el final de niñita puesto que se supone me iba a gustar por ser beneficioso para Pablo (que ancias) PD:mi apoyo continuo a Pablo es por que fue un personaje que me agrado a diferencia de alex, que consiguió lo contrario y en cierta forma era injusto por que lo hacían ver como un estratega nato y Pablo todo lo contrario sin mucho sentido a lo obvio que se venía

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    6. Mi final no sera a medias tintas le he prometido al zorro la total destruccion de Alex y, siendo la buena persona que soy, me veo obligado a cumplir.
      Tenia un final prearmado que ha visto el zorro y del que solo usare la escena con la que el mas se ha masturbado en su vida.
      Pero si quieres leer esa versión, no corregida, ni revisada y que fue escrita en 20 minutos (con intervalos para fumar) solo pídele al zorro mi mail y te la envió.
      En cuanto a la continuación que estoy pergeñando, va a seguir siendo lo mismo, no erotica, con solo dialogos, pero ire por otro camino.

      Te repito, si quieres el viejo esqueleto y disfrutar un poco de sana diversión... es toda tuya

      Zorro se que no querías spoilers y que querías disfrutarla, pero que clase de persona seria si te dejo disfrutar? Eso no hablaría bien de mi :P y tengo una reputación que mantener. Es por eso que en tu correo están las primeras lineas de la continuación :P

      Con Amor,
      Niñita

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    7. Veré si zorro me pasa el mail para leer esa versión de 20 minutos jeje soy curioso

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    8. yo ya te he enviado el email para pedirle la version y como ponerme en contacto con niñita zorro, estoy deseando leerlo.

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    9. como hago para ver esa version?, necesito verla

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  4. ¡Apoteósico! No encuentro otra manera de describirlo. Te has lucido y siendo este el resultado, me alegro de que te tomases tu tiempo. A nivel de corrección, el nivel de mimo que le has dado en algunas partes de la historia, el cuidado con el que has escogido cada gif, etc. ¿Por dónde empiezo? Choca mucho la coherencia con la que has tratado la exagerada resistencia de Alex, habiendo logrado darle un aspecto humano y creíble a su capacidad de correrse varias veces; la duda que has generado con las dos caras de Rita. ¿Al final fue una traición o realmente estaba pactado con Pablo? Creo que ha sido tan sutil que has logrado no dejármelo claro. El lenguaje de Nicole me parece muy logrado, aunque eso tendrán que criticártelo los lectores con dicha nacionalidad. Aunque sea cierto que ha quedado un poco espeso debido a la extensa duración, entiendo el motivo de no querer postergarlo durante otra entrega más. También me encuentro dividido sobre el excesivo uso de gifs, por eso hubo un momento del relato en el que intenté imaginármelo sin imágenes (con la versión de todorelatos, si llegas a publicarlo) y e acabado llegando a la conclusión de que son un buen complemento y no un sustituto forzado a la hora de describir las escenas. Has logrado, y mira que eso es difícil, que los alaridos sexuales, gemidos y gritos varios no me parezcan forzados y de relleno, pues ha habido partes donde no gemían y otras donde se dejaban la garganta con ello. Me ha encantado, sobre todo, el papel que le has dado a Pablo y su redimida agresividad. Pese a lo largo que es el relato, y esto seguramente es lo más importante, lo has comenzado de una manera que incita a no parar de leer hasta comprobar como termina Rita acosada por Alex... Cuando te das cuenta solo quieres saber como termina.

    Si tengo que criticar despectivamente algo malo, sin duda alguna me quedo con que en ninguna parte al final del relato has hecho referencia a un posible embarazo o retraso en la menstruación de las chicas. Incluso mencionas que a Nicole le vuelve loca el evitar usar medidas anticonceptivas, pero después de tantas corridas internas ni siquiera Alex menciona que quede embarazada. Por cierto. ¿De quién sería? ¿De Pablo o de Alex? Solo por eso, no te doy el 10.

    95/100 ¡Gracias!

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    1. Coño, menuda crítica más bien hecha xD ¿La puedo enmarcar? XDD

      Pues a ver por donde empiezo, Sobre el final de traición respecto a Rita lo dejo a vuestra imaginación. ¿Era todo una actuación de Rita? ¿Su verdadero yo es el que le mostraba a Alex? Lo que queda claro es que Pablo y ella hablaron después de terminar el fin de semana y eso ya da de por si bastantes pistas.

      Lo de los gifs, bueno... Son necesarios después de todo. Son estimulación visual y siempre estará como dices la versión de TR (en cuanto la suba, que por ahora me da pereza). Igualmente yo no trato de ser ''profesional'', me da bastante igual así que si puedo mezclar lo mejor de la estimulación visual con lo que imaginais al escribir... ¡Perfecto!

      Sobre el embarazo... Meh, irónicamente no me gusta que mis personajes queden embarazadas, ya que a la larga es algo que no es relevante de cara a la historia que se cuenta. Sé que tendría que hacerlo, pero no me gusta.

      Al principio Pablo ni siquiera iba a poder volver a follar, pero luego acabó derivando la historia a desahogar su rabia.

      Muchas gracias a ti, Dani. Un abrazote.

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    2. no te preocupes zorro, Got you cover ;)

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  5. Por cierto algo que si me desagrado pero ya es mínimo, es la insistencia de alex al final con algo que rita creo yo aclaro, aun así confiemos en que rita ya será fiel después de todo lo ocurrido ya, evitando ser una segunda nicole

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  6. Pero por lo visto al final decidió ser fiel puesto que en ese momento pudo haber echo lo contrario y no lo hizo, supongo que solo quería vivir esa experiencia aún que de por sí con Pablo la vive seguido ahora, fue lo que nicole y rita dieron a entender

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  7. Por cierto vez zorro al final no se te da mal los buenos finales jaja no todo debe ser malo un abrazo

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  8. aviso. los comentarios son un poco trampa, no existe un buen final, es un final trampa o hipocrita. he leido cerca de casi tres horas, no voy a spolear el final, pero no es un buen final como dicen algunos como de que gana el bueno... no es cierto.

    Es un final hipocrita, que no me ha gustado del todo, podria haber terminado mucho peor, desde luego...

    Considero al escritor casi como un amigo, hay un largo y durisimo trabajo, el relato ha sido duro, largo, bien construido, con buena transmision de sensaciones. Se ha podido experimentar perfectamente la sensacion del desengaño, de la decepcion. etc.

    Me ha resultado curioso que en las escenas mas importantes, las mas esperadas no sean las mas desarrolladas.

    Hay muchos flecos que cerrar en esta saga, muchos, pero supongo que de clavos ya esta bien por este año.

    En fin, con una sensacion, totalmente agridulce.

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  9. Finalmente despues de tanta espera puedo escribir mi critica sobre este relato, me encantó el final. Crei que todo terminaria con rita cayendo y repitiendo la historia de Nicole , pero me alegró que no fuese así. En un principio no me gustó la estructura del relato siendo contada por distintos personajes, al principio al ser contada por pablo logro que generara empatia con el y no quería que sufriera nuevamente, al final del penúltimo relato creí que todo se iría a la mierda, pero me alegra que finalmente no fuese asi, por eso mismo no me gustó que fuera contado desde la perspectiva de alex , preferiría una historia contada desde el punto de vista de la mujer (hubiera sido Rita o Nicole, aunque me gusta mas el personaje de Rita). Aun así este relato no es de mis favoritos en el como se desarrolla pero aun asi es un muy buen relato que me agradó , a modo personal consideré mas exitante el de los okupas y el de 2 hembras.
    Considero que lo verdaderamente exitante en este tipo de relatos es la perspectiva femenina dentro de toda la situacion en la cual se encuentran. Muchas gracias por finalmente darle un cierre a esta saga, es la segunda vez que comento uno de tus relatos. animo con todo y sigue escribiendo en la medida de lo posible.

    -Maginer

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  10. Un muy buen final para una muy buena saga, sin lugar a dudas. Con ese giro final que demuestra que no todo siempre sale como queremos, y a la vez abre puertas a cómo podría continuar. Una muy buena narración, muy fluida, quizás con un pequeño exceso de gifs en algunos puntos (aunque, en general, muy bien escogidos). Muy buen final.

    Requiem

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  11. Si te digo la verdad, estaba seguro de que tirarías la toalla. Desde tus primeros relatos has ido escribiendo muchos y hay demasiadas historias que has terminado, otras que has dejado inconclusas. Esta la has terminado, y te aplaudo porque... Vaya manera de acabarla! Lo que más me ha impresionado no ha sido lo sexual, sino el morbo de las situaciones que servían como preparativos para el sexo. Ha sido frecuente que dejases a las personajes femeninas chupándole a Alex su bolsa escrotal, y en los 10 minutos esperaba muchas cosas, pero no que la dejase ''chupando'' por 10 minutos. Me ha encantado!

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  12. Muy bueno el relato y los GIFT, parece una fotonovela, ja ja
    Final un poco romántico para mi gusto, sobre todo por lo que esconde la rubia
    Amerita un epilogo
    Podría ser uno de tus primeros relatos cortos
    Si me permites criticarte algo, lo de las escupidas en la boca es mas asqueroso que erótico y en la escena del trio fuiste un poco rápido
    Pero igual estuvo muy bueno

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  13. Este relato al principio me gustaba porque pensaba que era diferente por los giros dramáticos que tomo en la segunda y tercera parte pero terminó siendo igual a otros que leído de este género y si ánimos de ofender al escritor porque a pesar de todo me parece bueno el relato raya en lo absurdamente fantasioso provocado que parezca una película porno en vez de un relato erótico además que termine odiando más rita que a la misma Nicole por que es una total hipócrita y no entiendo de verdad como ella terminó con pablo lo que me lleva a otro punto lo ridículamente masoquista es pablo pero ni hablar

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    1. Ten en cuenta dos cosas:
      1- el relato es focalizacion interna, es decir, es Alex el que lo cuenta, lo que la "verdad" esta claramente distorcionada.
      2- el zorro tiene un extraño amor con alex impidiendole verlo como el claro perdedor de esta historia, llevando a la peor escena de todo el relato que es cuando Rita dice algo asi como "a veces solo quiero que los malos ganen" con una rita totalmente desenfocada y fuera de personaje.

      Con amor,
      Niñita

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    2. Me gustaria leer tú versión, esta historia me ha gustado, pero me ha disgustado la traición de Rita, no al final, sino cuando se va con Alex al baño y luego en la noche sin decirle nada a Pablo, me gustaria leer ese final en que Alex queda en peor situción.

      espetro que el zorro me de tu correo o lo publique

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  14. siguiendo mi comentario, que entiendo que como hay varios anonimos no se pueda unir, da igual, mi final apoteosico hubiera sido que pablo aceptara que está rodeado por un eje del mal, formado por tres personas, pablo acepta que es inferior en algun aspecto, pero no es del todo malo, ha aprendido, pero debe alejarse de personas con determinados valores o conceptos de la lealtad muy particulares.

    Hubiera sido fantastico, como pablo con media sonrisa sale de la casa con una buena maleta, se despide cordialmente de tres personas que ya no le sirven para nada en su vida, acepta su diferencia en artes amatorias sin significar inferioridad. Y por supuesto, a dos tias llorando por la perdida de un verdadero hombre que quizas no es el que mejor folle pero si el único capaz de amar, apoyar, reforzar, reconfortar a una mujer...

    Para mi Rita resultó el personaje mas perverso, la verdaderamente infiel, y no me creo que tan de repente ella se ha desencantado de su Alex, nada mas lejos, solo han pasado unos pocos dias, y en breve hará lo que le apetece. No dudo de su amor hacia pablo pero sin duda su integridad queda por los suelos.

    Han quedado muchas cosas sueltas, inexplicables....

    un abrazo al AUTOR, con mayusculas.

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    1. Te podria decor exactamente qie va a pasar con rita... perp el zorro no quiere spoilers

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    2. GPS74 is that you?

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  15. No está mal pero sinceramente no es lo que me esperaba, si que es verdad que esta genial que el malo en este caso no "triunfe", y lo pongo entre comillas porque no se sabe lo que pasa después del final, pero nos tienes acostumbrados a otra cosa y si que es verdad que me esperaba que Alex se quedase con las dos y el "cornudo" se quedase expectante ante el portento de macho que hay ante el. Con esto no quiero decir que este mal el relato, todo lo contrario me parece súper excitante y me mantuvo en un Estado de permanente tensión/cachondez, sin lugar a dudas súper morboso. Espero tu próxima publicación maestro porque de verdad que tus relatos impactan e impresionan.
    P.D. Crees que acabarás en algún momento bienvenido a la familia o ya lo damos por perdido. Un saludo y espero ver algo tuyo pronto.

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  16. PRIMERO.-
    Solo hemos leido el primer capitulo y ya estamos Felices, nos agrado que tratara a Rita, como una "!PERRA!" Jaja.
    Se lo merecia despues de ser tan odiosa, somos bien malos.


    el fin de semana lo terminamos y comentamos.

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  17. Espero la continuacion de esta historia, es el relato que más me ha impactado en mucho tiempo, no precisamente por el contenido sexual si no por la trama, la traicion de Rita ya que mientras leia pensaba que todo era un plan de ella y pablo, estoy deseando leerlo, me encantaria si me permitieran darle un vistacito.

    Magmifica historia

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    1. Hey! gracias por el interes, te comento, la primera version anda rondando las 1000 palabras, lo que, puede parecer poco: Pero, si tenemos en cuenta que no soy el zorro que necesita gastar 400 palabras para que un personaje levante una lapicera, no es tan poco.
      El zorro ha visto algunos detalles. a grandes rasgos, no estoy haciendo tratamiento ni nada por el estilo, como mucho tengo una idea clara de que paso esa noche y como terminara el encuentro un año despues.
      Es menester avisar que el relato sera 100% no erotico, por lo que, guarden esos penes, degenerados.
      En cuanto al momento de finalizarlo: No lo se, tendra que ver con mi caudal de trabajo y la dificultad del mismo. Cuando logre crackear lo que estoy escribiendo tendre mas tiempo disponible para traicion 2 electric boogaloo.
      Te agradesco nuevamente por el interes.

      Si quieres el esqueleto de la primera idea de continuacion, que no va a pasar y que no tendra ningun punto de contacto con esta que estoy escribiendo, salvo algunos detalles generales. pidele mi mail al zorro.

      Con amor, Niñita

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  18. Muchas ganas de leer esto, pero bueno aquí sigo recién circuncidado y sin poderme masturbar jaja, pero bueno como broche de oro para la espera seguro esto sea con lo primero que estrene al nuevo soldado sin casco. Felicidades por haberlo terminado!

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  19. Ok gente linda.
    La verdad es que no sabia muy bien donde poner esto, pero muchos de uds (no TANTOS pero mas de los que pude localizar) me han pedido ver la continuación, a algunos se la he mandado, en distintas etapas de evolución. hasta que llegamos a este punto.
    ESTE PUNTO: el relato esta a todas luces finalizado. queda solo la pequeña cuestion es "españolizarlo" para lo que contare con la inestimable ayuda de un lector de por esos lares.
    El motivo de la tardanza (lo se soy mas lento que el zorro) es simple: cuestiones idiomaticas, veran, la primera mitad del relato fue escrita de corrido, horas antes de ponerme a escribir un guion en el que estaba trabajando. Y si bien no es 100% español es algo parecido a castellano neutro. los resultados fueron CATASTRÓFICOS al llegar la tarde no daba pie con bola, los dialogos que se me ocurrian eran un pastiche horrible entre simil español, porteño y calculo que algun otro modismo no definido. Fue tal es desastre de esa juntada, que tuve que empezar a calcular dias de diferencia entre trabajar en este relato y mi trabajo real. Eso sumado a que diciembre suele ser el mes en que se hace todo lo que no se hizo en el resto del año dieron como resultado un casi abandono de "Tracion 2: Electric Boogaloo".
    Pido nuevamente las disculpas del caso. Pero tengo la esperanza de terminar de dar los toques finales a la continuación en estos días.
    Recuerden: el relato es corto (5500 palabras aprox) es solo diálogos, pasa un año después de la finalizacion de Traición y es NO ERÓTICO (lo aviso para que lo lean con los pantalones puestos). Y por lo que dijo el zorro hace un tiempo es cannon!
    Un abrazo a todos, y gracias por su interés. Y ya que estamos un agradecimiento especial al querido zorro por su generosidad desmesurada, no solo de dejarme jugar con sus personajes sino de hacérselo llegar a ustedes.

    Con amor,
    Niñita

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  20. Rita fue muy puta dejandose acabar adentro varias veces por Alex y no por Pablo. Por eso solo ya Pablo debio haberla abandonado😠

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