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viernes, 13 de marzo de 2020

[Corto] Bondad vecinal

[En alguna parte mientras Clare & Alan follan apasionadamente en algún lugar de la ciudad]


Fran estaba saliendo de su casa y cerrando a su paso la puerta de esta, cuando de repente la casa de los vecinos abrió su puerta y salió al rellano Juanjo, un hombre de mediana edad con una esposa seis años más joven.
-- Hombre, chaval. ¿Cómo están tus padres? -El aludido se encogió de hombros-. Venga, no seas así. ¿No están en casa?
-- No -fue su única contestación.
-- ¿Y qué hacen fuera? -preguntó con interés. Algunos aquí por trabajo estamos forzados a irnos a trabajar y tus padres que pueden permitírselo...
-- Ya, pero mira... -contestó Fran con un leve encogimiento de hombros.
-- No salgas de casa, Fran. Con esto del Coronavirus nos podemos infectar cualquiera.

Sin haber cerrado la puerta de su casa, de ella asomó su cabeza su pareja. No estaban casados, eran antimatrimonio, pero eran una pareja vistosa.¿Qué habrá visto en este inutil? pensó mientras la veía dar un beso a su marido.
-- Fran. Hola, guapo. No salgas mucho de casa que puedes pillar el coronavirus.
-- Ya, solo iba a comprar algo al estanco.
-- ¿Qué necesitas? Puedo dártelo yo -preguntó mientras su marido baja las escaleras despidiéndose de ambos meneando la mano, y siendo ignorado tanto por su mujer como por el vecino.
-- ¿Tienes huevos? -preguntó con indiferencia. Si podía ahorrarse comprar algo, mejor. Y por qué no, podría bucear a su vecina, al tiempo que tendría una excusa para meterse en su casa.
-- Claro, pasa.

Fran accedió al interior, cerrando la puerta de un golpe. La casa estaba limpia pero desordenada, fruto de una pareja que recogía y ordenaba, pero no demasiado frecuentemente.
-- ¿No están tus padres?

Nadia vestía un desvergonzado vestido de falda aireada. Entró en la cocina y se puso de puntillas para agarrar los huevos del estante de arriba. Fran tuvo una vista espectacular de unos pezones asomando fuera del vestido, libres de ropa interior unas nalgas que daban a entender que tampoco llevaba nada debajo.
   A Fran se le paró mientras la miraba, no disimuló en absoluto. Esa mujer era una pícara sin inocencia alguna que sabía muy bien el efecto que causaba en los hombres. ¿Cuantas veces se había entretenido hablando con él en el supermercado? ¿Y al cruzárselo en el estanco?
-- ¿Cómo me vas a pagar? -preguntó la chica de 36 años en broma. Claramente estaba en coqueteándole.
-- Creía que ibas a ayudar a tu vecino -contestó sonriéndole levemente. Nunca sonreía, pero a ella sí.
-- Iba lista. No, voy a ser un poco egoista. ¿Qué podría pedir?
-- ¿Necesitas que te haga algo?
-- Sí. Unas cuantas cosas.

Nunca había llegado tan lejos, sí... Alguna vez había estado dentro de su casa, pero siempre había estado cerca Juanjo. La miró de arriba a abajo de manera inquisitiva, dejando claro que le gustaba lo que veía.
   En los últimos años había aprendido como tratar a las mujeres, y con las adecuadas le funcionaba. Desde luego demostrar interes no era lo mismo que comportarse como un baboso.
-- ¿Y? ¿Qué necesitas? -preguntó.
-- Un chico joven como tú puede ayudarme en muchas cosas. Y vives al lado... ¿Qué tal si me cambias la manguera de la ducha? También se nos ha fundido una bombilla.
-- Creo que estás muy aburrida, Nadia.
-- Sí... Para que coja el coronavirus ese, no digas tonterías. Seguro que tu también estás aburrido.

Sonrió levemente antes de contestar, abandonando la atenta observación de los ojos de ella a sus pechos sin contención dentro del vestido. A ella no le parecía molestar que ``bajase la mirada´´, al contrario, sonreía. Incluso llegaba a facilitar ciertas posiciones en las que el pezón se descubría casi por completo antes de que ella se remangase de nuevo, como si no tuviese importancia. El también omitió interés alguno en mencionarlo.
-- ¿Y por qué empiezo? ¿Por el grifo o por la luz?
-- El grifo, mejor -dijo al instante. Mira, tengo todo lo necesario aquí.

Fue a un armario de su habitación, por supuesto Fran la siguió y la observó poner el culo en pompa mientras descalza rebuscaba en su último cajón del armario. No pareció molestarse que se quedase mirando como sacaba una manguera de ducha totalmente nueva.
-- Aquí tienes. Luego te daré la bombilla...
-- ¿Todo esto por un par de huevos?
-- ¿Te quejarás? Encima de que tienes el lujo de ayudarme... -dijo la muy creida-. Y de hecho, puede que te pida algo más... Pero ya veremos.
-- Vale.

La vio sentarse en el asiento del vater mientras inclinaba su espalda hacia adelante y apoyaba ambas manos en su barbilla.
-- Qué calor. ¿Te importa si me quito la camisa?
-- ¿Importarme? Me alegrarás la vista. Un chico joven guapo y fibroso como tú medio desnuda en mi casa...
-- Eso es un sí, supongo -De un tirón, agarró la parte baja de su camisa y exhibió sus disimulados pero marcados músculos en todo su torso y brazos.

No le llevó demasiado tiempo cambiar la manguera vieja por la nueva, inmediatamente después, estaba en el comedor subido a una escalera y cambiando la bombilla fundida en la lámpara central del comedor.
-- ¿Tienes novia ya? Parece mentira que hace unos años aún te abrazabas a tu madre cuando me veías -musitó sentada en el sofá.
-- No. ¿Y tú, qué tal con tus amantes? -se quedó boquiabierta, tardó en reaccionar. Fran sabía que, ni de lejos, era la mejor manera de acabar follando con ella. Pero le daba curiosidad saber como reaccionaría ante el método más directo y sin tacto.
-- ¿Perdona?
-- Tus amantes... Una mujer como tú no tendrá problemas en encontrar...
-- ¿Quién te dice que tengo amantes?
-- Nadia, por favor... No me digas que no.

Bajó de una salto de la escalera y se quedaron mirando un momento.
-- Eres más directo de lo que me esperaba -Fran se encogió de hombros.
-- No tengo amantes, soy fiel. Me da que crees que todas las mujeres son unas putas.
-- Solo algunas -contestó- Y tú eres una.
-- ¿Lo crees de verdad?
-- No, me gustaría que lo fueras -eso la hizo reir-. Me gustaría que lo fueses conmigo.
-- Fran... Si soy casi como tu madre.

El veinteañero se puso intencionalmente frente a ella, con su entrepierna comprimida dentro del chandal marcando la evidente erección bajo él.
-- No me has contestado. ¿Cuando fue la última vez que echaste un buen polvo?

Nadia lo miró, nadia no pudo contenerse y sonrió pícaramente, pero no dijo nada.
-- ¿Me dejas un cinturón?
-- ¿Para qué? -preguntó, de nuevo, coqueta.

Evidentemente era una situación violenta; él la calentaría de nuevo.

Fue hacia su habitación, y Fran la siguió cachondo perdido. Entre las piernas de su vecina, en los muslos, le pareció entrever un brillo sibilino, resbaladizo y atrevido entre sus muslos. Fran se detuvo en mitad del pasillo, se quitó las bambas y el pantalón dejándose puesto solo el calzoncillo.
   Nada más entrar en el cuarto, Nadia le tendía un cinturón... Y el lo cogió.
-- ¿Qué vas a hacerme con él?
-- ¿Das por hecho que voy a hacerte algo?

Esta vez no sonrió.
-- Nadia. ¿Te gusta tan duro que buscas en otros hombres lo que Juanjo no te da?
-- ¿Qué quieres decir? -preguntó con inocencia fingida. Le había entendido muy bien.
-- Digo si te gusta ser una perra.


No contestó, asintió. Fran enrolló con suavidad el cuello de Nadia. Su vecina tenía un cuerpo de infarto, le sacaba más de 12 años; quizás era por eso por lo que siempre le había coqueteado tanto.
-- Mientras pasa toda la mierda esta del coronavirus, creo que me voy a entretener contigo... Cada vez que Juanjo te descuide yéndose a trabajar.
-- ¿No me vas a sacar a pasear? -preguntó, sonriendo.
-- Creo que ahora mismo lo que necesitas no es que te saque a pasear...

Tiró de la correa y la hizo ponerse a cuatro patas en la cama, le levantó la falda del vestido y vio la sabrosa perspectiva de ese coño goteando. No lo comió inmediatamente, no. Sacó su polla del calzoncillo y amenazó a ese orificio carnoso con atravesarlo varias veces, pero no llegó a hacerlo.
-- ¿Tomas pastilla?
-- No... Estamos buscando un bebe.
-- ¿Y toda vía nada?
-- Todavía nada... -había un deje de excitación en su voz, se había vuelto aguda. Fran había tenido la actitud ideal, su seguridad le había granjeado la aprobación de su vecina.

Sin soltar el cinturón hecho correa, amasó ambas nalgas y las separó. A Fran le satisfació no recibir ninguna queja de ella cuando pasó los pulgares rozando su ano... Sí, iba a dejarle hacer lo que quisiese con ella.
-- Entonces... Nada de condón. ¿No?
-- ¿Tú que quieres? ¿Qué me quede preñada? No, no. Córrete fuera...
-- Entonces tendrías que obligarme a ponerme condón. ¿No? Para que no haya riesgos...
-- Debería... -gimió ella, meneando el culo a los lados mientras Fran, con su glande, se frotaba contra los labios vaginales de ella. Era tan tentador clavársela sin más.
-- ¿No me pongo condón?
-- Si te corres fuera, no hay problema...
-- Si me corro fuera.

Introdujo su glande dentro y ella tembló de placer. ¿Cuantas cientos de pajas se había hecho con su vecina? ¿Quien le iba a decir tres años a tras que su despampanante vecina iba a abrirse de piernas para él?
-- ¿Sabes lo que hacen los perros cuando ven otros perros?
-- Se huelen el culo.

Fran emuló a un perro y metió las narices en el coño de Nadia, olfateándoselo, lamiéndoselo. Sus uñas se clavaron el la piel del trasero pomposo de ella mientras hurgaba en ella con su boca como una bestia famélica. La infiel vecina se revolcaba entre las sábanas como si tuviese retorcijones de placer, humedeciendo más y más sus sábanas con una impresionante cantidad de flujo vaginal.
-- ¿Y qué hacen los perros cuando tienen una en celo cerca?
-- Se la follan...

-- Siempre supe que eres una perra -rugió el joven clavándosela lentamente, mientras esta gemía sonoramente.
-- Auuuuuuuuu.... Fran, joder -gimió ella aún sin haber empezado a follar, tembló cuando el glande chocó con su cuello uterino.
-- Y a las perras están para embarazarlas.

Afincó en torno a su puño el cinturón de juanjo, ahora usado como correa improvisada para Nadia y tiró de ella. La mujer, exhalando en el zenit de su excitación, agarró sus manos a la correa mientras sus hermosos pechos trotaban dentro de su vestido. La muy perra, metafóricamente hablando, sacudió su coño golpeando las pelotas de su joven vecino, completamente ida.
   Fran arremangó más la correa y la sometió, aplastando su cara y sus tetas contra su propia cama, deshaciéndola. Como si fuese un mono follándose una perra, formó un arco con sus piernas y aporreó esa humeda vágina golpeando con sus testículo su clítoris.
   Un azote, otro azote y tiró de su cuello, asfixiándola.


Nunca había llegado tan lejos con ninguna mujer pero, aún con la cara roja y la correa amenazando su consciencia, sonreía y exhalaba cachonda perdida.
-- Más... Más...
-- Las perras no hablan -le increpó agarrándola del pelo sin soltar la correa, dominándola por ambos agarres. Aplastó su rostro contra los cojines violentamente mientras esta levantaba más el culo.

PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS...
-- ¡Ah! ¡Ah! ¡Ah! ¡Ah!¡Ah! ¡Ah!... -ladraba ella pareciendo llegar al orgasmo-. ¡No pares...! -se le escapó al final, siendo castigada con un azote. Fran no redujo el ritmo de sus embestidas.
-- ¡Que no hables, perra! Me voy a correr dentro de ti. ¿Algún problema con eso? -preguntó presionando la cabeza de ella contra las esponjosas almohadas blancas.
-- ¡HmmHmmHmmHmmmm! -protestó ella, placenteramente.
-- Joder, Nadia... Me corro -sollozó él, vulnerable, en un momento de placer. Aflojó sus agarres y ella respiró con desesperación, mientras su vagina se alzaba maliciosamente para exprimir su miembro a consciencia.
-- No, dentro no... -negó ella, pero solo eran palabras. Una sonrisa asomaba en sus labios.

Un calambre incendiario recorrió los testículos y el miembro de Fran, lanzando toda su carga dentro.
-- Madre mía... Uff... -suspiró ella al sentir como derramaba toda su semilla-. Ya podrías haber aguantado un poco más -Protestó al sentir su encharcada vagina derramar la semilla sobre las sábanas.
-- ¿Qué coño dices, Nadia? Esto está lejos de acabar.

La polla de su joven vecino estaba erecta, como si no se hubiese corrido. Ella sonrió, dejándole darle la vuelta de mala manera y abriéndose de piernas para él. Era más gorda que larga, y eso que no era precisamente corta. Era lo suficientemente extensa para alcanzar su cervix, lo suficientemente larga para disparar su carga a traves del cuello uterino. 

   Se arrodilló entre sus piernas y, dejando caer todo su enorme miembro sobre el vientre de ella, dejándole visualizar hasta donde llegaría dentro de ella, retrocedió y pillando carrerilla, taponó la salida del semen con su glande. Está dura... Muy dura... ´pensó Nadia antes de que el joven que había visto crecer el comiese la boca y se la clavase hasta el fondo. Solo le estaba jodiendo pensó intermitentemente cada vez que se la clavaba hasta el fondo por cada segundo que pasaba. Recordando el morbo que le daba provocar a un niñato como él. Sus pelotas golpean mi ano, madre mía... pensó extasiada A este ritmo me va a preñar de verdad.

De nuevo apretó el cinturón en torno a su cuello, de nuevo Nadia sintió la falta de aire. De nuevo sintió un orgasmo cercano. Ese chico se movía demasiado bien para ella, una verdadera delicia. Meneaba sus caderas de derecha a izquierda y de izquierda a derecha. Se la clavaba en perpendicular y sabía muy bien donde hacer palanca, todo esto sin parar un solo segundo.
   Notó los dedos de él, curiosos y traviesos, agarrar su culo. Que bien sentía cuando ese niñato se lo tocaba, cuando sus dedos exploraban su ano... Cuando sus dedos lo perforaron y lo invadieron, haciéndola gemir como una loca para unos segundos después, correrse inevitablemente.
   Fran sabía como apretar su cuello la correa, pese a su corta edad sabía como moverse...

Justo en ese momento le comió la boca, un beso sucio y acelerado. Nadia supo que se iba a correr dentro, inevitablemente. Podía haberle mordido o haberlo intentado apartar, pero quería que acabase dentro. Notó una nueva explosión, muy sutil y menos evidente que la anterior, dentro de ella.
   Y Nadia, con la lengua de su vecino casi llegándole a la garganta, se corrió por segunda vez, sintiéndose impregnada.

Fran se apartó de ella chorreando su propio suelo, avisando de que iba  a la cocina para beber algo. Nadia no quiso moverse, era demasiado perfecto. Simplemente se quedó ahí, disfrutando del relax de haber sido fuertemente follada. Su joven vecino, andando como si fuera su casa, bebió un largo trago de cerveza y dejándola sobre la mesita de noche la hizo ponerse de cuatro patas.
-- No creo que pueda más... Mi cuerpo ya no da más de si.
-- Voy a follarte hasta que me canse de ti -contestó él, directo y sin tacto.
-- ¿Es que no te has cansado ya?

Agarrándola del pelo e ignorando la correa, hizo ''limpiarle'' su polla. Eso debería haberle dado asco a ella, pero solo la hizo ponerse de nuevo a tono. Segundos después, la tenía de pie frente al armario comiéndole el cuello. Nadia no sabía que era lo que la tenía tan encendida. ¿Follarse al hijo de sus vecinos? ¿Dejarse follar por alguien tan joven? ¿O era la agresividad de este? No tenía pudor a tratarla como una perra en celo, y eso quizás era lo que más la traía loca. Decía quizás, porque también le excitaba pensar que se había abierto así al hijo de su vecina paquita.

   Chop, Chop, Chop, Chop... Sus tetas enormes se balanceaban de un lado a otro, mientras Fran con una mano tiraba de la correa de ella y, con la otra... Bueno, el pulgar de la otra mano estaba clavado en su ano.


Le estaba transmitiendo su interés por follarse su culo, pero mientras tanto martilleaba su coño para que todos los vecinos se enterasen que estaba siendo infiel. La ventana estaba abierta, pero se le olvidó cerrarla. Se la folló empotrada al armario, martilleando su coño sonoramente como si estuviesen en obras.

Desde esa posición, retrocedieron juntos sin sacarla y sin dejar de follar. Fran se sentó en la cama matrimonial y ella trotó de espalda a él, aplastando su polla y exprimiéndola bien. No tardó en conseguir que se corriese de nuevo.

Esta vez fue él quien se quedo tumbado en la cama, mientras ella retrocedía y se montaba sobre él sobre la morcillona verga del muchacho.
-- ¿Ya te has cansado? -preguntó, antes de comerle la boca. Jodiéndole... Para su sorpresa, tras poco menos de cinco minutos acaramelados, el joven ya estaba de erecto y la empaló en esa misma posición. Pocos segundos después, giró sobre ella y continuó follándosela en misionero.

Estuvo más de treinta minutos follándosela en esa posición, sin que ninguno de los dos pudiese correrse. Ella mojada, Fran erecto hasta que finalmente consiguió correrse una vez más. Nadia estaba sudada y agotada, de su coño ya no salía semen porque todo se había escurrido fuera. El muy desvergonzado volvió de la cocina con plátanos, mandarinas y peras. Se las comió una a una, reponiendo fuerzas, mientras Nadia se levantaba e iba al baño a orinar. Cuando volvió, Fran ya iba por la última pieza de fruta, habiendo dejado las cáscaras de todo lo demás en una esquina de la cama.
-- Eso manchará las sábanas.
-- La que empezó a mancharlas fuiste tú -le recriminó el muy cabrón.

La agarró de la correa de nuevo y todo volvió a empezar. La infiel perra a cuatro patas, exhibiendo su coño para él. No se reconocía, nunca nadie le había dado tanta hambre. Siempre se había conformado con mucho menos.
   De hecho, le sorprendía que ningún hombre pudiese aguantar tanto.

Ya estaba erecto de nuevo, Fran escupió contra su culo abundantemente, su ano resbaló una polla que tentaba una penetración. Nadia no puso pega ni Fran la esperó, clavándola lentamente antes de empezar a follarse frenéticamente su culo.
   Ahí si gimió. Nadia gimió como si estuviese de parto, de placer. Gemía como una loca histérica en un día de matanza, mientras aquella polla gorda entraba y salía de sus entrañas.
-- Me voy a correr... -avisó no mucho después de empezar. Nadia cerró los ojos y se mordió los labios, hasta el anal lo hace bien... Ni siquiera me duele pensó sin querer que acabase.

Se corrió como un loco dentro de ella.

-------


Se ducharon juntos y se provocaron en la ducha, aunque no follaron en ella. Al salir descansaron por separado, y ella le pidió, sorprendida, que se marchase a casa al percatarse que no faltaba demasiado para que su marido volviese. Las horas habían pasado volando, ni se había percatado de que la tarde se había desvanecido con una follada tras otra.
-- ¿Cuando vuelve Juanjo?
-- En media hora...

La agarró del pelo y la llevó hasta la cama, encontró unas bragas y se las metió en la boca. La agarró de ambas muñecas, dejando ambas axilas visibles y se la clavó hasta el fondo. No fue un polvo violento, no parecía tener prisa por correrse. Fue el polvo más intenso y morboso de toda la tarde, mientras pasaban los minutos ella la metía y la sacaba con una erótica parsimonia. Sin prisa, pero sin apenas pausarse. La miraba a los ojos, la agarraba del pelo y le transmitía desden con la mirada. Ella estaba completamente abducida por él, sabiendo que cuanto más tiempo pasaba más se arriesgaba a que Juanjo volviese del trabajo.

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-- Fran... -consiguió decir quitándose las bragas de la boca, pero él volvió a ponérselas-. Hmm...

Fran aceleró el ritmo de la follada, sabiendo lo poco que faltaba para que llegase su vecino. Había estado apurando, arriesgando hasta el último segundo hasta que finalmente notó el inevitable orgasmo acercándose. La agarró del cuello y cogió carrerilla, reventando ese coño para darlo de sí, haciéndola poner los ojos en blanco de placer mientras este la agarraba del cuello y la asfixiaba una última vez. Y se corrió, con ella prácticamente desmayada tras correrse también.

Quedó boca arriba, soltando semen a las sábanas -estando estas sudadas y repletadas de pringosa sustancia ya seca por todas partes. La dejó ahí tirada, poniéndose Fran su ropa y saliendo de la casa. Estaba a punto de abrir la puerta de su casa cuando escuchó a Juanjo hablarle oportunamente.
-- Vaya, hoy no paramos de cruzarnos.
-- Me voy, no vayas a pegarme el coronavirus -bromeó Fran con su propio humor negro-. Ni siquiera se despidió cerrándole la puerta en las narices.

Era tan imbécil Juanjo que seguramente ni se había tomado a mal esa reacción. Cuando Juanjo entró a la ducha esperando ducharse, encontró el cesto de la ropa llena y a su mujer embutida en una toalla y con el rostro demacrado por el cansancio.
-- ¿Q...Qué te ha pasado?
-- No he parado hoy, Juanjo. Me voy a duchar.
-- Vaya, que casualidad. Cuando llego yo.
-- Lo siento, pero necesito una buena ducha...

Ahí quedó la cosa. Minutos después, Nadia quedó dormida en su cama, plenamente satisfecha


1 semana después

Fran salía de su casa en pijama, malhumorado como siempre. No esperaba encontrar nada en el supermercado, pues la pandemia del coronavirus estaba resultando alargarse demasiado y la gente compraba como loca.
   Estaba ya cerrando la puerta cuando Juanjo, su vecino, subió las escaleras hasta su propia puerta.
-- Hola. Fran.
-- Hola, Juanjo. ¿Cómo está Nadia?
-- No sé, me dijo que justo ahora había ido a por leche. Espero que la consiga, porque tal como están los supermercados a otra...
-- Seguro que sí, Juanjo. Ten fe en tu mujer, ya verás como vuelve cargada de leche -rió Fran con una risa macabra, de nuevo su humor negro. Cerró la puerta de su casa, impidiendo que Juanjo viese a su propia mujer manchando el sofá de sus vecinos de semen.

Sin duda pondría la excusa de que no quedaba leche, una vil mentira... Porque era evidente que la había encontrado.






Fran podría aparecer en la historia final de [Clare & White]

17 comentarios:

  1. Cuando me pasaste el borrador no me lo podía creer. Lo veo en este momento con gifs y gana mucho, me alegra ver que vuelves a ser el de siempre en lo referente al trato de tus personajes. Solo espero que no crees una historia cutre con Fran. Será amigo o enemigo?

    Como sé que me vas a pedir una crítica, voy allá: Me ha gustado Nadia, no parece un personaje plano... hasta que se deja follar. Le faltan diálogos, aunque sé que lo has hecho así porque es un relato corto. Por otra parte, Fran puede convertirse en un buen personaje arisco y soberbio. Fran haría una buena pareja con Petra, la niña buena haciéndose la difícil con este hijo de la gran puta (El detalle del humor negro me encantó, pensé que iba a dejar a Juanjo que viese a su mujer en ese estado), Vicente y Jason me gustaría que los reservases para Clare, y los dos sabemos porque.

    La conversación de coqueteo no ha estado mal, pero le ha faltado ese tono picante que le pones a tus relatos sobre la comida. No te lo reprocho, sé que te guardas lo mejor para el relato de tu amigo Santiago y el de la pizza.

    Por cierto. ¿Por qué aún no tengo mi borrador sobre el de los gays? Lo quiero ya.

    Sobre Jason, si es como me contaste, promete. Me recuerda a cierta ex, con cierto camello y cierta infidelidad. ¿Te suena, zorrito? lol

    Quiero mi puto borrador.

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    1. Sigo esperando la crítica del prólogo de Clare & Alan. Tienes ventaja porque ya sabes ciertas cosas y sabes por donde van a ir los tiros xD Pero sí, Jason va de ese palo.

      Encima me dirás que ha sido suave, cabrón xD Bueno, como sea... Ya hablaremos del borrador. ¡Y comenta más!

      ¿Cómo puede ser que no hayas comentado nada sobre el coronavirus? XDDDDDDDDDDDDDDDDD

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    2. No, hoy empezaré el de Clare & Alan, y si todo va bien, lo acabaré antes del lunes. El relato de los gays lo estaba dejando porque es un relato que ''debe cocerse a fuego lento'', no puedo ir con prisas con ese relato y de ahí que lo esté reservando.

      Un abrazo.

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  2. Bueno no está mal .... esperando la continuación de Los hermanastros o el final de la pisera, un saludo

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  3. Zorroooo el coronavirus ya me tiene artooo jajjaja por culpa de eso no puedo y a la cancha el domingo a ver a mi Belgrano de Córdoba,Argentina jejjeje

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  4. Sexo duro y salvaje...muy entretenido para leerlo...ya que fran pueda aparecer en lo de alan y clare , no es mala idea que en mi relato exista ese fran como mochilero en la cabaña y se coja a las 2 mujeres o la egoísta de gricel lo quiera para ella sola....jejejee es una buena idea o no zorro??

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    1. Se puede estudiar. A fran yo lo imagino más casero, y como mucho para salir de su ciudad. Para mi es huraño y de poco contacto con los demás.

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    2. Como un hermitaño...si fuera así...cómo lo encajarías entonces con alan y clare?? Salvo que jason haga la juntada en la casa de fran , porque es la única posibilidad que puede existir...
      Es una lastima que no pueda unirse ese personaje con mi relato , ya que lo describes así a fran

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    3. Habia pensado en usarlo "como puente"

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  5. Molaría que metieras el juego del muelle en el próximo relato. Y si quieres, relacionarlo con el virus.

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    1. Reconozco que molaría mucho, peeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeero Clare no entraría en ese juego y solo yo sé por qué. Eso sí, estoy seguro que Petra y Marga no pensarían igual jajaja

      PD: Es una putada tener tiempo, no tener que ir a clase, no tener que trabajar y no poder tener tiempo para escribir porque... bueno, porque hay familia en casa con toda la mierda esta del confinamiento. Podré escribir, sí, pero no excesivas horas.

      Dios, por qué me has abandonado? :( Solo estoy blafemando.

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    2. Vale, es solo que me pareció interesante. Para otra ocasión. PD: que pautada, con lo bien que nos vendría ahora más material del tuyo XD.

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  6. Hijo...no te eh abandonado jejejee... Es más...vos me abandonaste jajaja

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    1. Ahora que se que sos cordobes no puedo evitar escuchar ese cantito...

      Con amor,
      Niñita.

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