Este relato NO es reciente, fue una saga que escribí en mis inicios y no está corregido de manera definitiva. Me prometí a mí mismo, que dejaría tal cual mis relatos para ir viendo el progreso que hacía como escritor, por lo tanto, es muy probable que quien lea este relato encuentre algunos errores.
Es un relato muy largo debido a que son (creo recordar) cinco capítulos unidos en uno solo. Espero que quien sea que lo lea, lo disfrute. ¡Un saludo!
Capítulo 1
Jack, con paso decidido, cruzo el umbral del portal que separaba
la valla de la casa. Un hermoso jardín, se interponía entre él y la puerta.
Había sido invitado por su mejor amigo, Harry, pero no era ese a pesar de ser
el motivo oficial, no era su razón para ir. La razón, esperaba tras la puerta,
en algún lugar de aquella casa, moviéndose tras las paredes.
Cada paso que daba por el jardín, cada paso que lo alejaba de la
valla y lo acercaba a aquella puerta, lo aproximaba al paraíso, su idea de la
utopía. No era la primera vez que visitaba aquella casa, y posiblemente, no
sería la última. Desde la primera vez, se volvió adicto. Supo desde el primer
momento que atravesó aquel umbral, que habría dado lo que fuese por vivir en
aquella casa. Era su droga, y él era el consumidor, un drogadicto de aquella
sensación; cualquier razón era buena, para ir a visitarla.
Se acerco nervioso a la puerta, siempre era como la primera vez.
Pico a la puerta, tembloroso. Al poco tiempo de picar, una hermosa mujer, de
una altura media, un poco más baja que él, le abrió la puerta, con una sonrisa,
capaz de iluminar con mas esplendor que el mismísimo faro de Alejandría. Unos
ojos marrones, con cierto tono color miel oscuro lo miraron, no lo dejo pasar
inmediatamente, pues lo contemplo con los ojos entre-abiertos, una mirada que
indicaba alegría de recibir dicha visita, dejo de sonreír para morderse el
labio inferior muy sensualmente y luego despegar los labios, una voz seductora,
a un ritmo lento y provocativo salió de su interior:
– Vaya, vaya, vaya… A quien tenemos aquí… – La mujer sonrió de
nuevo, con simpatía – ¿Has venido por alguna razón en concreto?
Jack trago saliva, siempre se le quedaba la mente en blanco, y
presa del nerviosismo, no sabía que responder, eso producía una pausa a la
pregunta de aquella mujer, pero siempre acababa contestando lo mismo, pero ese
día, añadiría algo más:
– Su hijo me ha invitado, señorita Fire, pero no es el único
motivo por el que vengo aquí… – Unos colores rojos inundaron sus mofletes,
sintió la cara ardiendo.
La adorable mujer, abrió los ojos con curiosidad, mientras
preguntaba:
– ¿Y qué otro motivo puede haber? – Preguntaba inocentemente,
haciéndose muy posiblemente la tonta, mientras miraba a Jack con picardía.
– Su hermosa sonrisa es adictiva, señorita, no me imagino el
daño que me causaría no volver a verla…
Por primera vez, vio cierta mezcla de deseo y satisfacción en su
mirada, la guardiana de la puerta, se mordió el labio, esta vez, con una
característica especial que no supo clasificar.
Ella se aparto, mirando hacia el interior de la casa y dejándolo
pasar…
Mientras Jack cruzaba ella lo agarro por los hombros y le
susurro bajito al oído:
–Si vienes por otro motivo que no sea mi hijo, no tienes que
esperar a que el te invite…
Una mezcla de placer y escalofrió le recorrió la espalda y la
oreja, pero al mirar hacia atrás, ella ya no estaba. Cerró la puerta, y fue
hacia la sala de estar, como ya había hecho tantas veces.
Harry se hallaba jugando a la consola, como siempre. Con un mando
listo a su derecha, y con la partida preparada para agregar un nuevo jugador.
Jack se dirigió al sofá donde se encontraba estirado su amigo, y
se dejo caer.
– ¿Qué hay, socio, todo bien? – Jack no respondió enseguida a la
pregunta de Harry, tenia cosas en la cabeza que le impedían pensar con
claridad.
– … – Jack aun pensaba en lo cerca que estuvieron los labios de
la madre de Harry de su oreja, pero hizo un esfuerzo por concentrarse en Harry
y su estúpido juego, aunque no tuviese ganas de jugar – Bueno, siento estar tan
disperso, pero tengo muchas cosas en la cabeza, no puedo pensar con claridad
jajaja
– Se exactamente a que te refieres, pero intenta relajarte
jugando un rato… ¡Que para eso te he invitado socio!
– Lo intentare Harry, aunque no te prometo nada, igualmente,
sabes que puedo machacarte sin estar concentrado en la partida jajaja
– Eso se verá, voy a hacer que te tragues tus palabras… – Las
palabras de Harry se transformaron en un idioma desconocido para Jack, era
ruido, sonido sin significado alguno.
Una larga melena rubia, lisa como la superficie del agua en un
día sin corrientes de aire, planeaban por el aire y, la madre de Harry, siempre
guiándolas hacia su destino, se dirigía hacia el sofá, con una bandeja llena de
frutos secos y refrescos. Se inclino lentamente para dejar la bandeja, sin
perder de vista a Jack…
– ¡Mama, vas a hacer que pierda, no me dejas ver! – Harry se
movía desde su posición, buscando algún Angulo de visión para poder continuar
la partida. Jack en cambio, había quedado desinhibido del mundo; miraba a
aquella diosa terrenal a los ojos, pero de reojo, sin necesidad de concentrarse
mucho en la vista panorámica, podía gozar de aquellas vistas, ofrecidas por el
magnífico escote que, solo era visible cuando se hallaba en aquella posición,
no eran grandes, pero no eran pequeñas para nada, tenían el tamaño perfecto y,
posiblemente, también la forma perfecta, con su dureza y su textura
inmejorables.
Ella se quedo unos segundos inclinada, mirando a Jack y el, con
sus 19 años, se sintió un niño. No sabía qué hacer, le habría encantado
invitarla a sentarse, aproximarse y en un descuido besarla. Tantas veces había
sucedido en su mente, de distinta forma, con distintos resultados. Pero siempre
sucedía, y ella lo deseaba.
Pero la imaginación distaba mucho de la realidad, ella sonrió,
se puso derecha y se fue hacia la cocina, o tal vez fuera hacia la habitación.
Pero su marcha le permitió ver aquel majestuoso culo, nalga rozando contra
nalga, parecía estar bailando, o mostrándose al público.
Tantas veces se lo había preguntado: ¿Ella lo hacía queriendo, o
era seducción natural? Tal vez ella tuviese algo innato que la hacía seducir a
los hombres. ¿Quedarse inclinada mostrando el escote no era un claro caso de
seducción? Lo estaba volviendo loco.
Era una tortura, pensando lo que podría ser, lo que ella
realmente quería. Pero nunca pasaba nada, el esta vez solo quería que pasase
algo, porque se levanto y dijo:
– Harry, voy al baño, no ganes al otro equipo sin mí.
– Ya he superado tu puntuación hace rato, ahora nos dejare
primeros!
Dicho esto, Jack se dirigió hacia el baño, aunque no era su
objetivo. La encontró en la cocina, fregando los platos. Con el delantal
puesto, llevaba debajo una falta color carne que le llegaba hasta las rodillas,
y en el torso, una especie de blusa de lana marrón, a modo de manta.
Tal vez no fuera el conjunto más sexy, pero ella en si ya
desprendía sensualidad y atracción física. Era como un gran imán, y Jack por un
momento, se sintió de pies a cabeza hecho de acero. Se acerco sigilosamente,
por detrás de ella. Freno chocando su entrepierna contra sus nalgas, sin tocar
nada más de lo necesario. Ella no aparto la vista de enfrente, siguió mirando
los platos.
– ¿Necesita que haga algo, señora, ya me he cansado de jugar?
– Creía que venias a jugar con tu amigo…
– También te dije que no era mi motivo principal.
Jack noto como ella movía lentamente su entrepierna, el
movimiento era imperceptible al ojo humano, pero se notaba en con el sentido
del tacto. Un movimiento circular leve restregaba su entrepierna, pero ella
respondió:
– No, cariño, no necesito nada… Puedes volver con mi hijo, por
cierto. Creo que ya tenemos suficiente confianza, puedes llamarme May
– ¿Seguro que no necesitas nada? – Tenía la impresión de que lo
estaba rechazando, aquella mujer madurita de cuarenta y pocos años de edad,
pero no se sentía de esa manera. Jack le pareció que sus palabras eran unas,
pero su deseo y necesidad era otro – Podría ayudarla en cualquier cosa
– No, cariño, estoy… bien. Fregando los platos no necesito
ayuda.
El pobre ya no sabía qué hacer, era una mujer muy simpática con
él, alegre y sobre todo, cariñosa. En cambio, siempre había sido distante en el
contacto físico, y el eso lo notaba.
Pero en ese momento su culo, parecía moverse por voluntad
propia, y Jack decidió tomar la iniciativa.
Coloco sus dos manos con delicadeza en su cintura, continuando
restregando la entrepierna, en el momento en el que sus manos hicieron
contacto, prácticamente vio el escalofrió que surgió en la espalda de May, como
reacción en cadena, ella se dio rápidamente la vuelta, mirando sin apartar la
vista de los ojos de Jack. Se lamia el labio inferior, lo tenía muy mojado, lo
observaba sin perder detalle alguno, y pareció, por un momento y por primera vez,
como si no supiese que decir.
– Quizás quieras venir al sofá conmigo y con Harry a jugar un
rato, necesitas desconectar.
– Aishhhh, cielo, me encantaría, pero no soporto esos juegos.
Además, no creo que sea buena idea, además… Me tengo que ir a comprar, ya tenía
la lista preparada ¿Lo ves? – May le enseño un trozo de papel con ingredientes
escritos en el, parecía más una excusa que una explicación.
– May, no quiero agobiarte, quizás me he acercado demasiado…
– Si, demasiado…
Jack vio como ella agachaba la cabeza, unos colores rojizos
llenaban sus pequeñas mejillas.
– No volveré a… ¿Acercarme tanto? – Era una pregunta, y él lo
sabía, la miraba esperando una respuesta, que nunca llego
May lo esquivo y se fue hacia algún sitio, el lugar era
desconocido. Con el corazón roto por aquel rechazo de la única mujer que había
amado, se dirigió a calmar sus penas con el videojuego de su amigo, para luego
irse hacia su casa y encerrarse en su habitación. Todo le había salido fatal,
no podía parar de pensar, como por haber sido tan impaciente, y no haber dejado
que ella tomase la iniciativa, la había perdido para siempre. Jack pensó, que
lo más seguro es que ella lo considerase un pervertido entre otros
calificativos peores.
Jack recibió la invitación de ir a casa de Harry a jugar no una
vez, si no muchas. Quedaban para jugar en los recreativos y para ir a dar una
vuelta, pero nunca para ir a su casa. El ya no podía volver allí.
El pobre joven con el corazón roto, se preguntaba como estaría
su amada, puede que le sacase más de 20 años, pero para él, el amor no tenia
fecha de caducidad.
Pensó en pasar a disculparse, y poder verla al menos, una vez
más.
La siguiente vez que recibió una invitación de su amigo,
accedió.
Una vez más, en frente de aquel umbral. Cruzo el jardín y pico
tres veces a la puerta. El corazón le dio un vuelvo al ver a May abriendo la
puerta, con su paralizante sonrisa, le observaba, como siempre. Con aquella
simpatía y alegría que la caracterizaba.
– Que ha perdido usted por aquí, ¿Caballero?
– Una disculpa
– Disculpa aceptada
La puerta se abrió…
El cruzo…
La puerta tras él se cerró…
Y como la ultima vez, una voz surgió de la nada, pero esta vez,
dos brazos atraparon su pecho, en un ardiente abrazo:
– Yo nunca quise tu disculpa, al igual que no quiero que
desaparezcas, nunca más – Los labios de aquella mujer, por primera vez, rozaron
levemente su oreja tras decir aquello.
Abrazado y, sintiéndose querido, sintió su espalda vacía. Nadie
detrás había. Como siempre, se dirigió al comedor, a fingir que la verdadera
razón de su visita, allí se hallaba. Con una sonrisa en el rostro, y el pecho,
lleno de euforia y esperanza. Cogió el mando y se relajo en aquel sofá, por el
resto de la tarde, el acabaría consiguiendo que ella cambiase de opinión. Jack
se propuso, en ese mismo momento, conquistarla como mujer y hacerla suya.
Aunque sudase sangre.
Volvió a ir a la cocina, ella estaba en el mismo sitio. Llevaba
una unos legan, como la ultima vez, estampo su entrepierna con sus nalgas. La
vio sonreír, no perdió el tiempo y la cogió de las caderas. Ella guardo
silencio, Jack noto como comenzaba a hiperventilar, acerco sus labios a la
oreja de aquella mujer y le susurro:
– Dime que no quieres esto, y no volveré a hacerlo – Esta vez
sonó decidido.
A través de los azulejos del armario, vio como abría la boca y
cerraba los ojos ante el roce de sus palabras. En realidad nunca se rendiría, a
no ser que ella lo ordenase. Pero no iba a hacerlo.
May susurro, con la voz temblando:
– Jack… Tengo marido, y mi hijo… Es tu mejor amigo… No voy a
decirte que no lo quiero, porque no sería verdad. Pero lo nuestro es imposible…
Lo siento.
– Nada es imposible en este mundo, yo no me rendiré. Pero tu sí,
lo acabaras haciendo
– Jack… – No fue su nombre lo que salió de los labios de May,
fue un lamento, un gemido, un suspiro. Deseo materializado en silabas
El le dio un beso en la mejilla, un beso de unos segundos, ella
no dijo nada.
Jack apretó su entrepierna contra sus nalgas, y ella en
respuesta se restregó ligeramente.
Esta vez, fue Jack, el que desapareció.
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Capítulo 2
Jack cogió a May por detrás en la cocina, le dio la vuelta y la
beso. Ella notó sus dedos deslizándose por debajo de su ropa, a través de la
ropa interior. Como sus extremidades se excitaban ante el contacto deseado. May
comenzó a gemir, era algo que esperaba desde hacía tanto tiempo, lo quería,
necesitaba desde hacía meses que aquello sucediera.
El joven la besaba con pasión, se notaba lo desesperado que
estaba, comenzó a subirle la falda, ella ya no se resistía, pero entonces…
… May abrió los ojos. Despertó de aquel sueño húmedo en el que
disfrutaba enormemente; ella sudaba recordando su inquietante sueño, no era la
primera vez, ni hacia poco que tenia esos sueños. La primera vez fue impactante,
y la segunda, y la tercera. Tardo muchísimo en acostumbrarse a aquellos sueños,
al principio le pareció una monstruosidad que ella, la madre fantasease con el
amigo de su hijo. Además de que le sacaba veintidós años a aquel joven.
No solo era indecente, era inmoral. Solo encontraba satisfacción
a aquella fantasía en sueños. Nunca se haría realidad, no podía, ella amaba a
su marido, con toda su alma. Y no se puede amar a dos personas al mismo tiempo…
Miro a su lado, su marido dormía plácidamente. El hombre al que
amaba, el que tan bien la trataba. La complacía en la cama y nunca la dejaba
insatisfecha, por lo tanto, la única razón por lo que debería sentir por Jack,
era una simple atracción física y sexual. Pura química, nada más.
Intento conciliar el sueño, pero no pudo. Estaba demasiado
caliente, y quedaban muchas horas para despertar, no hacia ni dos horas que se
había quedado frita en la cama.
—Cariño… — Su esposo, le daba la espalda, así que ella
sutilmente, lo abrazo. Deslizo la mano a su entrepierna, poco a poco se le
comenzó a endurecer. May le comenzó a besar, para despertarlo dulcemente,
mientras le susurraba a la oreja su nombre — Bruce… Despierta amor…
— Preciosa, es muy tarde y estoy muy cansado — Dijo el
adormilado hombre, aunque se dio la vuelta para besar a su esposa. Ella
contraataco, le besaba y abrazaba. Le masajeaba ese pedazo de carne que tanto
le gustaba. Poco a poco se fue endureciendo, y ya no había marcha atrás
May se bajo al pilón, mientras decía:
— Cariño, estoy demasiado caliente, no puedo dormir… — Aunque la
batalla ya la tenía ganada, comenzó a lamer la polla de su esposo. Se la
conocía hasta el más pequeño de sus detalles, dieciocho años habían pasado
desde la primera vez que se entrego a ella. Su marido comenzó a gemir, ante
aquel sexo oral tan bueno.
Ella se subió encima suyo, esperando quitarse el calentón de
encima lo más deprisa posible. Comenzó a besar a su amado marido, mientras lo
montaba como una fiera, estaba más mojada de lo normal, entraba y salía con
demasiada facilidad.
Fueron pasando los minutos y fueron probando distintas
posiciones, algunas le gustaban al, y otras a ella. Cuando se estaba
corriéndose, ella se imagino la cara de Jack en vez de la de Bruce. El orgasmo
no fue nada del otro mundo, pero lo disfruto mucho.
Ya estaba satisfecha, y solo le quedaba esperar a que su
esposo se corriese, luego se durmieron, relajados por el ejercicio realizado.
Todos sus sueños, estuvieron relacionados con Jack, algunos eran
pesadillas en las que el desaparecía, otras sueños en los que venía de visita a
casa, sonó el despertador, pillándola en medio de un sueño del que no deseaba
despertar.
Si soñaba con el después de haber quedado completamente saciada,
no podía ser solo atracción física. ¿Era posible amar a dos hombres al mismo
tiempo? Ella no tenía la respuesta a esa pregunta, pero si sabía que nunca
pasaría. Ella amaba a su esposo y sabía que era una relación imposible.
Se aseo al levantarse, su marido se había ido a trabajar hacia
horas. Oyó a su hijo levantarse para ir a clase, se vistió y bajo a prepararle
el desayuno. Aunque muchas veces se lo hacia el mismo, ella era feliz
preparándoselo, no se quedaba tranquila si no desayunaba, como era normal.
La pregunta la sorprendió a ella misma, aunque no era extraña,
si que era inesperada:
— Harry ¿Cuándo invitaras a Jack? Hace mucho que no lo traes ¿Os
habéis enfadado?
— Claro que no, mama. Pero además, si hace solo una semana que
no lo traigo, parece que estés deseando que venga
May se puso roja, la verdad es que así era. Pero no quería que
Jack desapareciese, aunque la posible relación física fuese imposible, le
gustaba tenerlo cerca, poder verlo. Aun ardía el beso que en la mejilla le dio,
declarándole que nada era imposible.
No sabía cómo sentirse, se sentía una mala persona, por dejar
que aquello sucediese. Ella nunca permitiría que sucediese nada con Jack, pero
no podía evitar aquel tonteo tan morboso, aquella seducción sin fin, a
escondidas de su hijo.
— Claro que no, hijo… Solo que me cae muy bien y veo lo contento
que te pones cuando queda contigo. Es normal que una madre se interese por la
felicidad de su hijo.
— Lo iba a invitar hoy, a ver si decide venir.
No pudo haber mejor noticia, contenta se dirigió a la cocina a
preparar la comida. Pensando en que en unas horas muy probablemente, casi
seguro, lo tendría a sus puertas.
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Jack
Jack fue invitado por Harry, no se lo pensó dos veces al
aceptar. La última vez que estuvo cerca de su May, le beso la mejilla. Se
preguntó qué pasaría la próxima vez que estuviesen a solas.
Las clases pasaron rápidas, se dirigió directamente a la casa de
su amigo. Pico a la puerta tres veces, como siempre. Nunca pudo entender el
porqué lo invitaba su amigo, pero siempre abría su madre, era lo más vago que podía
haber.
Como siempre, la puerta se abrió ligeramente, una cabeza se
asomo por el borde, con una brillante sonrisa y unos ojos picaros que le
observaban.
— ¿Contraseña? — May, la madre de Harry, siempre decía algo
distinto.
— ¿Posible?
— Ohm, esa no es la contraseña — May hizo una fingida mueca,
como si Jack hubiese errado la respuesta
— Todo es posible ¿Verdad?
— La respuesta es imposible, jovencito — Ella le sonreía, así
que eso era una advertencia, de que no pasaría nada
— A menudo, quien afirma que algo es imposible, acaba comiéndose
sus palabras
—… Jack, hay cosas que nunca serán posibles, y solo te dejare
entrar si entiendes eso
Desde la puerta, May dejo de sonreír, por primera vez en una
semana, la vio completamente seria.
— ¿Y si sigo diciendo que la contraseña es posible no me dejaras
entrar, y me cerraras la puerta en las narices?
— Mejor eso a que ocurra algo de lo que nos acabemos
arrepintiendo ¿No crees?
— Yo no me arrepentiría de que fuese posible lo que aseguras que
es imposible
May se mordió casi imperceptiblemente el labio inferior.
— Vale, es imposible — Mintió Jack, a esa respuesta, ella no
sonrió, se limito a abrir la puerta y dejarle pasar. Jack le susurro al oído
desde su espalda:
— Mentí, yo lo hare posible… O tal vez tu lo permitas — Jack
susurrarle eso al oído, fue a besarle la mejilla, esta vez más cerca de sus
labios, tenía la intención de ir poco a poco, pero May le rechazo el beso,
apartando la cabeza, lo miro a los ojos y le dijo:
— Es algo que no puedo permitir que suceda, Jack, espero que lo
entiendas… Tengo que ser fuerte por los dos — May estaba totalmente seria,
incluso con la cara apenada.
— Que sea difícil no implica que sea imposible, así que asúmelo,
yo lo hare posible. Y recuerda esto, si no pasa ya, es porque no quieres. Si te
haces alguna vez esa pregunta, la respuesta es: No pasa por ti.
May no le miraba a los ojos, tenía la cabeza agachada, lo miro a
los ojos y sin decir nada se fue a la cocina. Jack supo que lo mejor era
dejarla pensando. Pensar es bueno, cuando se está en caliente las decisiones
por defecto siempre favorecen al deseo. La fuerza de voluntad solo tiene efecto
si consigues pensar en frio o una tercera persona te convence del camino que
debes tomar. Pero si ella lo deseaba, con el tiempo, acabaría sucediendo.
Se dirigió al sofá, como siempre, saludo a su colega y se
estiro, listo para desconectar.
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May Fire
Se dirigió hacia la cocina, se sentía dividida. Pensaba en su
marido y solo sentía amor y comprensión. En cambio, pensaba en Jack y no era
amor, pero le excitaba pensar en el, era una atracción sexual muy fuerte,
estaba cansada de intentar ser fuerte. Sabía muy bien que de ella dependía el
ser tajante con Jack, decirle un no, y punto. Pero no se imaginaba hablándole
sin estar como siempre, tontear con él era todo lo que tenia.
Entonces se le encendió la bombilla, si lo que tenía por él era
atracción sexual, podría desahogarse una sola vez, dejarle claro que solo
podría pasar en una ocasión y que no volvería a repetirse… Esa idea la inundo
de positividad, de alegría, de una euforia incontenible.
May nunca se había planteado la posibilidad de hacer algo con
Jack, ya se había convencido a si misma que como mucho, el tonteo seria sin
fin, en cambio, se le ocurrió en ese mismo instante el tener sexo con él.
Desahogarse, disfrutarlo al máximo…
En su cabeza comenzó a planear como lo haría, y que haría
después: `` ¿Cómo le diría que solo sucedería una vez, y que nunca más
volverían a tontear? Y si la amenazaba con decírselo a su hijo o a su marido?
El nunca haría eso…´´
Así que eso hizo, dado que no se le ocurrió ninguna idea para
hacer que Harry se fuera de casa dejando a Jack con ella. Ideo un plan más
astuto, aunque a su vez más peligroso. Si tenía éxito, se quedaría satisfecha,
el capricho causado por el deseo de ese amor platónico desaparecería, y sería
lo bastante fuerte como para no volver a tontear. Ahora lo único que la hacía
vulnerable era Jack y el deseo que le producía.
May pensó, que ya que solo sucedería una vez, debía hacerlo bien
hecho. Debía disfrutarlo al máximo y no dejar cabos sueltos.
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Jack
Se comenzaba a hacer tarde, y el padre de Harry estaba a punto
de llegar. Aunque nunca se había quejado de que ambos amigos estuviesen jugando
en la sala de estar, también había dejado claro que no le hacía gracia tener
invitados cuando el llegaba de un duro día de trabajo.
Se estaba levantando ya del sofá, cuando se abrió la puerta de
la calle. Brucé, el padre de Harry, entró en la casa y se dirigió a la sala de
estar a saludar a Jack y a su hijo.
May se coloco silenciosamente a su lado, resplandeciente,
mirándolos a ambos.
– Hola Jack, Harry… Tu madre y yo hemos estado hablando sobre
las buenas notas que estas sacando, y como recompensa y de forma excepcional,
dejaremos que Jack se quede este fin de semana a dormir. Desde mañana viernes
por la tarde hasta el lunes por la mañana.
– WOW! Genial! Nunca dejas que nadie se quede papa! – Dijo
ilusionado su amigo.
– Por eso he dicho que es algo excepcional, y espero que
entiendas que esto es una recompensa por tus esfuerzos académicas, no un
capricho.
– Claro, seguiré estudiando duro papa. ¡Gracias!
Ambos se estaban mirando, pero Jack no los miraba a ellos, si no
que miraba a May, esta le sonreía disimuladamente, y le guiño un ojo. ¿Se lo
había propuesto ella, que se proponía?
Cuando Bruce se fue al piso de arriba a darse una ducha, Jack
informo de que ya se iría a casa y mañana iría después de clase con Harry. Su
amigo se quedo terminando la partida, era online y no la podía pausar. Se
disculpo por no acompañarlo:
– Lo siento, pero ya sabes cómo van estas partidas que no se
pueden pausar.
– No tienes que disculparte, juego contigo cada día, sé que no
se pueden parar jajaja Buenas noches!
– Yo te acompañare al umbral del jardín – May se ofreció
sonriente, y el acepto. Había algo que no le gustaba de todo aquello.
Caminaron en silencio hasta la puerta, salieron al jardín, donde
sabían que no serian escuchados.
– May ¿Por qué le ha pedido a su esposo que me quede a dormir
todo un fin de semana, no decía que lo nuestro no pasaría? Pero está haciendo
posible que me quede durante una tarde, y dos días y tres noches…
– Lo he hecho por mi hijo, no va a pasar nada entre nosotros…
– Eso no ha sonado muy convincente…
– No pasara nada – May decía eso, pero no parecía una negación,
si no un reto. ¿Le estaba retando a demostrar que se equivocaba? May estaba
seria, estaban mirándose el uno al otro, en medio del jardín que había entre el
umbral y la casa.
– ¿Y que pasaría si mañana te ato y amordazo mientras esos dos
duermen, no podrías hacer nada para impedirlo?
– Tu nunca me harías eso… ¿Verdad? – Otra vez, May le retaba,
ella se estaba haciendo la pura, la inocente. Jack pensó que ella nunca
reconocería lo que ella esperaba que pasase, que esa mujer le dejaba a el tomar
la iniciativa, dominar la situación.
May comenzó a marchar hacia su casa, pero paró, se giro y le
miro con indiferencia
– Pero… Si fueses capaz de hacer algo similar, debes saber que
no volverá a suceder. Lo que me hagas, no se repetirá. Así que si haces
algo, más vale que lo disfrutes. Porque te odiare el resto de mi vida.
– ¿Me odiaras por hacer algo que los dos deseamos hacer? – Jack
estaba confuso ¿El sabia que ella sentía algo por él, fuese lo que fuese,
entonces, indirectamente le estaba dando permiso para ‘’abusar’’ de ella… por
lo tanto era algo que ella quería, pero también le estaba informando que si
hacia algo, le odiaría por ello? Nada tenía sentido – Si ya te estás imaginando
eso, es imposible que te pille desprevenida. Por lo tanto, si sucede es porque
realmente quieres.
– Si, te odiare, y no volverás a verme sonreír, ni bromear
contigo como lo hago. Y si sucede, será porque habré confiado en ti, y habrás
abusado de mi confianza, ¿lo entiendes? – May seguía totalmente seria, pero eso
que dijo, Jack lo tradujo a: `` He decidido que dejare que me hagas lo que
quieras, pero como tengo esposo al que amo incondicionalmente, pero también te
deseo a ti, este fin de semana me dejare dominar por ti, y después me hare la
enfadada y la borde´´
Jack, no sabía si era eso o no, pero decidió confiar que esas
eran sus intenciones. Esa mujer, a la que amaba, lo estaba utilizando como a un
perro. Iba a disfrutar con él durante un fin de semana, y luego lo tiraría a la
basura, como un condón usado.
– Si sabes que te deseo, no me pondrás en ninguna situación en
la que la tentación y la excitación puedan dominarme. ¿Verdad, May? – El
decidió hacerle ver que ella era la que realmente deseaba eso, y que si
sucedía, era porque ella lo permitía.
–No, yo también te deseo y soy responsable, soy una mujer adulta
con esposo e hijo y les seré fiel. Por eso, es todo un reto para mí tenerte
aquí un fin de semana. Si por mí no va a pasar nada, por ti tampoco tendría que
pasar nada. ¿Entiendes? Si nos deseamos mutuamente, porque somos de carne y
tenemos tentaciones, podemos elegir controlarnos o no. Si yo puedo controlarme,
tu también.
– Tu lo que quieres, May, es que yo me descontrole, disfrutar de
la situación y luego hacerte la víctima.
– No, te equivocas… Quiero confiar en que tu, tanto como yo,
podrás controlarte y tu fuerza de voluntad será tan fuerte como tu deseo.
Buenas noches…
Dicho esto May se metió en la casa, ya había oscurecido, y ella
había dejado muy claro que iba a dejarle hacer cualquier cosa, con el precio de
que no volvería a hablarle.
Jack estaba dispuesto a arriesgarse, incluso más que eso. Iba a
celebrarlo a lo grande, lo disfrutaría, se desinhibiría ese fin de semana y si
luego ella estaba enfadada, la convencería para que le perdonase, además,
acababa de reconocer que lo deseaba, era un mensaje.
Cuanto más pensaba en el asunto, mas se excitaba: `` Si esa
perra (nunca había pensado así sobre ella, pero al ver que lo estaba
utilizando, su deseo paso de ser romántico a agresivo) quería hacerse la buena
y pura, a cambio de hacerle parecer el malo. Entonces sería el malo, la haría
sufrir.
Jack disponía de todo un fin de semana, para metérsela en el
bote, es decir ponerla tan cachonda como fuese posible, satisfacerse solo él,
para conseguir que ella renunciase a su orgullo y dignidad y le suplicase ser
follada. Cuando la hubiese humillado suficiente en ese sentido, podrían
disfrutar por fin del resto de fin de semana juntos.
Se dirigió a paso lento hacia su casa, tanto May como Jack,
hicieron sus planes para aquel prometedor fin de semana, y hasta entonces, no
se sabría lo que, en teoría estaba a punto de pasar.
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Capítulo 3
Jack estuvo durante toda la mañana pensando en lo que le
esperaba al terminar las clases, mirando al cielo desde su pupitre. No había
podido dormir, se había pasado la noche estirado en la cama, con el cansancio y
el sueño, pero demasiado caliente como para dormir.
No quería masturbarse, quería reservarse para ese fin de semana,
no lo disfrutaría si se rendía tan rápido.
Pudo dormir durante unas cinco horas, y eso le bastaba. Estaba
demasiado excitado como para tener sueño, se había imaginado más de cuarenta
situaciones distintas en las que acababan teniendo sexo juntos. Él ya iba
mentalizado con lo que iba a pasar, cuanto más tiempo pasaba más lógica tenia;
ella quería parecer inocente, una esposa perfecta y piel, y en caso de que el
tomase la iniciativa, no sería hacer el amor, ni follar… Sería un abuso puro y
duro, ella se haría la ingenua y todos la creerían. Total, era una adulta
responsable. ¿No?
Ella ya se lo dejo claro la pasada noche, ella podía evitar
aquella situación. May tonteaba la primera, y con más frecuencia que él. ‘’Sí,
no podía ser de otra forma. ‘’
Ese era el fin de semana en el que darían rienda suelta a su
deseo, a su perversión, a su lujuria, a su libido… Ese era el plan de ella, y
después, cuando acabase el fin de semana, volvería a ser la esposa modelo y
fiel que había sido siempre. Jack supuso que ella ya no podía aguantar más, no
había otra posible explicación…
Sí, ese era el día a día de Jack en la clase, pensando en
May. Pero ese día era más de lo normal, pensamientos más agresivos, más
rudos… Siempre la había visto como una diosa, y si eso era demasiado como una
reina, un amor platónico, al que nunca podría llegar a aspirar.
Solo el estar bajo el mismo techo que ella ya le parecía un
sueño, una atopía. Jack recordó los primeros días que ella empezó a tontear, a
seducirle:
‘’May se acerco a él, se inclino mostrando su tentador escote y
le dio un beso, muy cerca de los labios casi rozándolos, mientras decía:
– Jajajaja a Jack… Eres un encanto, cariño – Afirmó ella ante
una ocurrencia de su amigo Harry.’’
Ese fue el primero de todos los tonteos, estuvo días pensando,
en si habría sido un accidente aquel beso en la mejilla, tan cerca… Luego
comenzó a ver, que ella lo provocaba, y cuando por primera vez intento
acercarse ni hacia ni dos semanas… Lo rechazo.
Ya no la veía como una diosa, ni siquiera como una reina. Ahora
la veía como una mujer, tan simple como eso. Una mujer a la que podía seducir y
conquistar. Aunque ella se negase con palabras, su cuerpo siempre delataba su
deseo. Jack no entendía con exactitud que separaba una violación de una
dominación consentida. Él no quería violarla, tampoco iba a hacerlo porque ella
había dejado claro que lo deseaba. Ella siempre decía que estaba mal, que era
imposible y no iba a suceder. En cambio el cuerpo de May (mediante gestos como
morderse los labios, enrojecerse, entrecerrar las piernas) indicaba, sin duda
alguna, que deseaba todo aquello.
¿Contaba como violación si ella gritaba que no durante el acto,
aunque gimiese y su cuerpo la delatase?
Esas dudas atenazaban la cabeza de Jack, el estaba desesperado.
¿Por qué le hacía eso?
¿Por qué una mujer madura, de cuarenta y pocos años,
convenció a su marido para que le invitase a quedarse, si sabía que él la
deseaba tanto?¿Y porque dijo que si pasaba algo se enfadaría para siempre con
él? Obviamente no lo dijo en serio, ella solo quiso preparar el terreno, ¿Pero
no habría sido más lógico decírselo cuando el ya hubiese empezado a manosearla?
Si según lo que ella dijo, quería confiar en él, dándole una oportunidad. Pero
si ella quería darle confianza, ¿Por qué ya estaba pensando en cómo
reaccionaría si el intentaba tener sexo con ella? La respuesta, la ‘’única’’
respuesta lógica, era que ella se había rendido, ella deseaba eso, y lo iba a
consentir, aunque no pensaba admitirlo.
Eso la convertía en una ‘’perra’’ calculadora. No por el hecho
de desearlo, o que fuese a permitirlo, en todo caso eso la hacía humana, y una
mujer. Lo que la convertía en una perra era que pensaba utilizarlo y luego, con
la excusa de que había abusado de ella, no volver a dirigirle la palabra. Ella
iba a coger el camino fácil, y no aceptaría las consecuencias.
Sonó el timbre, aquel que indicaba el fin de la clase. Hoy Harry
no había ido al colegio, ignoraba la razón, cogió la mochila y se dirigió
directamente a aquella casa, donde esperaba su amigo… Y su madre. Ya no la veía
como un amor platónico al que adoraba, ahora la veía como una mujer, un objeto
que deseaba. Si ella iba a usarle a él, él la usaría a ella. Y haría mucho más
que eso. La calentaría, la pondría tan cachonda, que se vería obligada a
suplicar que la follase, o como muy poco a insinuarlo. No se la follaría antes,
ni después, solo cuando ella lo admitiese… Le daba igual pensar que tardaría
hasta el domingo en minar su fuerza de voluntad, esperaría lo que fuese para conseguirlo,
pero algo dentro de él, en lo más oscuro de su ser, presentía que no tardaría
mucho en conseguirlo.
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May Fire
No quedaba demasiado para que Jack golpease sutilmente tres
veces la puerta. Ya habría salido sin duda de clase, y de la universidad a su
casa había unos veinte minutos. May se miró al espejo. Acababa de salir de la
ducha, llevaba la toalla enrollada en la el pecho, el pelo mojado le caía por
el hombro. Tenía que secárselo, maquillarse y vestirse antes de que él llegase.
Se dio prisa y cogió `la ropa´ interior, un tanga muy, pero que muy
provocativo. Era ligero y de color negro grisáceo, y indicaba claramente que
quería guerra. Su plan era no resistirse demasiado, aunque ponérselo difícil.
Su boca en todo momento debía decir que no, pero su cuerpo tenía (en
imperativo) que darle pistas a Jack para que la abordase. Lo más importante era
que ella no confesase su deseo, que todo `pareciese’ forzado…
Solo pasaría aquel fin de semana, no pasaría nunca, pero que
nunca más. May tenía la sensación de que si se lo repetía mucho a si misma, lo
recordaría con más facilidad. Si ella se lo pedía o demostraba verbalmente
estar de acuerdo con esa situación, el podría echárselo en cara siempre. En
cambio, no pasaría lo mismo si ella no confesaba de en ese momento en adelante
desearlo, ella habría sido `semi-violada’, abusada por un joven. Y si él
se lo decía a alguien, esa sería su defensa.
Se puso lentamente el tanga, se había depilado el conejo al
mínimo. Había vello, pero estaba muy corto, con uno o dos días de crecimiento.
Después se puso el sujetador a juego, era muy suave, algodón puro. Se miro al
espejo, estaba lo mas insinuante posible. Y eso le convenía, necesitaba que
Jack la desease, que se descontrolase. Porque cuanto más esperase, menos
control tendría ella sobre si misma.
No pensaba ponérselo fácil, lo haría sufrir para conseguir el
premio. Pero ella estaba muy caliente, y no creía poder resistir mucho si el
empezaba a insistir. Por lo tanto, el sexo ese día estaba ``d-e-s-c-a-r-t-a-d-o’’
: pensó, en letras mayúsculas, dentro de su cabeza.
May necesitaba que Jack la desease con solo verla, pero que
tuviese que disimular delante de Harry y su esposo. Y que si encontraba algún
momento, ella no se dejaría tocar, pero si tontear y rozar cuerpos… Que
caliente la ponía…
Pensando todo eso, se había quedado embobada pensando en lo que
iba a pasar, mirándose en el espejo con la ropa interior ya puesta. Quedaban
cinco minutos, se horrorizo, no iba a estar lista.
Se puso a presión la blusa roja, con un escote considerable,
pero con cierto disimulo.
El sujetador hacia bien su trabajo de apretar su pecho, le hacía
aparentar menos.
La falda venía después, era una falda de tubo, muy ligera, fácil
de subir y de color blanco. Contrastaba con el rojo de la blusa y el negro de
la ropa interior. Se la encajo, era lo suficientemente estrecha como para
obligarla a mantener sus piernas ligeramente juntas.
Se comenzó a maquillar, no le gustaba maquillarse, demasiado
trabajo para ocultar la verdadera apariencia, era muy dejada para eso. Pero en
esa ocasión quería provocar, y el maquillaje era necesario.
Pinta-labios, un poco de sombra de ojos, pestañas color negro…
Su piel era suave, y no tenía ni un solo punto negro, ni un solo grano. Era una
suerte, pues siempre tenía alguno, las arrugas se le estaban retrasando, de
momento no tenía ni una.
– Mama, han picado a la puerta, creo que es Jack. ¿Puedes abrir
tu? – Su hijo tenía la mala costumbre de pedirle que abriese la puerta, es que
lo mataba. Pero tenía la excusa de haber pillado fiebre y tener mareos. Por
suerte ``debía´´ ser contagioso y no anularon la estancia de Jack.
Bajo descalza por la escalera, hasta llegar a la puerta, volvió
a picar tres veces. May abrió lentamente la puerta, como siempre, se asomo por
el borde, como si estuviese desnuda, o no quisiese mostrar el interior de la
casa.
– Lo siento, Jack… Harry tiene fiebre y por eso no va a poder
estar por ti, por eso no ha ido a clase… Deberás volver otro día… – Bromeo
ella, tuvo que contener la risa y mantener la cara sería. ``Necesitaba´´ ver
cuál sería su reacción, tanto la física como su respuesta.
– Vaya… Así que Harry no podrá salir durante toda la tarde, ni
el sábado ni el domingo… Incluso poniéndome en lo peor, en lunes tampoco podrá
salir si la fiebre le dura… – La cara de él mostraba sarcasmo, como si no
creyese lo que decía, lo más seguro, pensó ella, es que el pensase en realidad
que al día siguiente la fiebre ya habría desaparecido con los cuidados
adecuados. – ¿Estar solo durante un viernes, sábado, domingo y quizás, y solo
quizás el lunes también? Soy su mejor amigo, eso no lo puedo consentir, me
quedare con el jugando a la consola o viendo pelis y series hasta que se
encuentre mejor, para que no se aburra. Aunque eso suponga contagiarme. Le hare
compañía, o moriré en el intento.
Jack dramatizaba, lo hacía queriendo y se notaba. May no pudo
evitar abrir la puerta de par en par y aplaudir.
–Bravo Jack. ¡Bravo! – May aplaudía mientras se reía a carcajada
limpia, no se esperaba aquel discurso – Seguro que ese discurso tan bonito no
es tuyo, y lo has cogido de alguna serie o algo así…
– No lo he hecho, pero de ser así lo que importa es el contenido
del mensaje, no su autor. Así pues, para no hacer mi viaje hasta aquí inútil.
No dejar solo y aburrido al pobre, moribundo y enfermizo Harry durante todo el
fin de semana… ¿Me permite ``vuestra merced´´ pasar y escalar hasta la más alta
torre a salvar a mi moribundo amigo del suicidio por desesperación?
– Adelante, caballero sin armadura – Haciendo el ademan de darle
paso, Jack entró y mientras ella cerraba la puerta, susurró – Además, me vendrá
bien tener un caballero de vuestra valía por las cercanías, por si esta dócil
dama necesita, a un valiente sir de… vuestra noble estirpe.
Jack le cogió la mano con sutileza, la levanto y le dio un beso
con ternura en los nudillos, mientras se inclinaba. Ella, sin poder evitar
reírse, hizo el ademan de subirse la falda verticalmente (uno par de milímetros
solo) y se agacho, como en las películas.
– Ahora, si me disculpa, debo salvar a mi enfermizo escudero de
las garras de ``la fiebre´´
May con la risa floja ante tanta teatralidad, le dio un
golpecito en la espalda:
– Corta el rollo, Shakespeare. – Intento vocalizar ella,
tapándose la boca con la otra mano, con la intención irracional de
``silenciar´´ la risa.
Jack le guiñó un ojo y subió hacia las habitaciones. Oyó a Harry
reír, y aprovecho para terminar de arreglarse. Hacía tiempo que no se lo pasaba
tan bien, con una cosa tan tonta.
Aquel fin de semana prometía, pero no sabía qué era lo que
le esperaba. ¿Cuándo sucedería?¿Cuando, a lo largo de todo el fin de semana,
conseguiría hacerla suya? Que pasaría después? El riesgo de ser descubierta
para ella tenía mucho morbo… ¿Era esa la idea que la poseía? Además de la idea
de resistirse, de hacer que pareciese un abuso… Era un fetiche que nunca había
podido probar, su marido era muy romántico, muy lento y muy dócil en la cama
con ella, la complacía y satisfacía sus necesidades. Ella le amaba pero, tenía
otras necesidades, otros fetiches, otros… Deseos. Aunque muchas veces había
intentado despertar el instinto salvaje de Bruce, no lo conseguía. Y en el
fondo, aunque no tanto, era algo que May aspiraba desatar en Jack. Le asustaba
pensar que la sodomizara, o que lo hiciese muy duro, que la rudeza con que se
lo hiciese le impidiese disfrutar. Pero el morbo, precisamente de esa fantasía,
era lo que la calentaba tanto.
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Jack
Miró el reloj, eran las cinco. Habían pasado dos horas desde que
llegó a la casa. Él y su amigo veían capítulos de Breaking Bad, una serie muy
buena y muy polémica. Faltaban 3 horas para que llegase su padre. Poco a poco,
víctima de los mareos continuos, la fiebre y el cansancio, Harry fue cerrando
los ojos para no volver a abrirlos.
A Jack le pareció demasiado fácil, demasiado pronto. Pero cuanto
antes empezase su plan, antes surtiría efecto. Paro el ordenador, la televisión
y la luz. Cerró con sumo cuidado, y bajo las escaleras.
Encontró a May viendo la tele en el comedor. Era un comedor
bastante sencillo, rectangular. Al bajar las escaleras Jack giro a la derecha,
aunque también podía girar hacia la izquierda, y ese pasillo llevaba
directamente a la puerta de la calle, y vio la paronímica, delante de él estaba
ella, sentada en el sofá alargado. Solo veía su cabello liso, no veía sus
hombros siquiera. El sofá estaba justo en frente de la tele, no tenia perdida.
Las persianas estaban cerradas, y la luz que había era puramente artificial. En
la sala de estar, justo al girar a la derecha desde el pie de las escaleras,
había una puerta, que incomunicaba el pasillo al ser cerrada, así que la cerró
con mucho cuidado de que el manillar ni la puerta hicieran ruido al ser cerrada
Se acerco cual ninja, con sigilo y destreza, con los calcetines como única
prenda en los pies, por lo que no había sonido que lo delatase.
``Técnica secreta… Del secuestrador´´: Pensó a modo de broma.
La agarro del cuello, con el brazo, a modo de pinza con el
antebrazo, sin apretar.
Obviamente, ella produjo un chillido, no se lo esperaba. Pero
aquel sonido procedente de sus labios, fue silenciado instantáneamente
por una mano, que los sello.
– Cumple mis demandas, rehén. Y no sufrirás daño alguno. Para
empezar, me harás un hueco en el sofá. Para continuar pondrás una película que
al señor secuestrador le guste, y para terminar, la vera usted conmigo.
¿Comprende usted las exigencias del señor secuestrador? ¿Ha leído usted todos
los términos y condiciones?
Notó como una sonrisa se fue formando en la palma de su mano,
era la primera vez que tocaba esos labios para algo que no fuese un beso en la
mejilla. Eran tan suaves…
– Clickeo en ``he leído y acepto los términos y condiciones´´ –
Admitió May, con una preciosa sonrisa en el rostro.
– ¿Sabes que esa es la mayor mentira que hay?
– Pues muy mal, jovencito. Hay que leérselo todo – Aseguro May
con una indignación consentida. ¿Qué quieres ver?
– La película da igual mientras la compañía sea buena – Cito
Jack de algún autor anónimo.
– ¿Te parezco una buena compañía? ¿Una vieja como yo?
– Si tu eres vieja yo no te encuentro atractiva…
– Entonces no me encuentras atractiva
– No – Mintió Jack
– Muy bonito, gracias por ser tan sincero – May pareció enfadada
o cortada. Pero no era un problema porque quería pillarla por sorpresa
– Sabes que no eres vieja, no seas falsamente modesta. May… Que
frio hace aquí. Pero si estamos en verano!
– Tengo la bomba de frio conectada, ahora es como si
estuviésemos en invierno.
– Se nota, estas temblando.
– Soy friolera, lo soporto mejor que el calor. Lo entenderás
cuando tengas más de cuarenta y el calor te provoque mareos –Aseguro ella,
seria.
– Puedo calentarte con contacto físico.
– No, gracias… – May entono ese agradecimiento con una especie
de continuación, por lo tanto, intuyó que ella quería que continuara
insistiendo. Estaban solos y ella tenía frio, era perfecto.
– Trae una manta al menos…
May le pareció insatisfecha de que no continuase e insistiese
con la propuesta de contacto físico. ``Tranquila, que esto no ha hecho más que
empezar´´
– ¿Por qué has bajado sin Harry? ¿Se encuentra bien? – Pregunto
May mientras iba a buscar la manta.
– Se quedo dormido mientras veíamos Breaking Bad, así que para
no aburrirme baje a ver algo contigo.
– Que considerado – Mintió con la voz llena de ironía May – Me
halaga que pienses en mi entretenimiento y no solo el de tu amigo.
– Ya lo ves, no permitiré que tu tampoco mueras de aburrimiento
– Jack se miraba los pies, estaba estirado en el sofá. Era lo suficientemente
ancho como para esparcirse sin caerse por el borde, lo que le permitiría
tenerla entre sus piernas.
La mujer ``fantasía´´ llego con una manta enorme, de esas de
piel que pesan de color marrón. Era muy ancha, de un grosor exagerado…
Eso le llevo a pensar que llevaba rato con la bomba de aire, para facilitarle
una excusa de estar juntos o acercarse. ``Deseo cumplido, aquí el genio te
resuelve tus problemas´´: Pensó Jack con sarcasmo al deducir que todo eso era
una situación provocada por ella misma. Ya no había ninguna duda, si es que le
rondaba antes de llegar a esa conclusión alguna por la cabeza. Ella, había
puesto una temperatura invernal, cosa que no era normal. Ella quería follar,
ella quería tonteo, ella quería roce, ella quería que el tomase la iniciativa.
Si su teoría era correcta, ahora diría que no si le pedía darse calor propio,
pero si el insistía se acabaría dejando. Una mujer normal que no estuviese
interesada definitivamente lo cortaría de sano, pero si ella se dejaba agarrar
y tocar, seria la prueba definitiva, lo que descartaría el sexo no-consentido.
Jack, una vez asimilado eso, esperó a que ella estirase la manta
y se sentase en el sofá, a sus pies, pero sin tocarlos. Mantenía las
distancias, significado: Tenía que tener siempre el la iniciativa. Llego el
momento de descartar si todo había sido un mal entendido o realmente ella
quería ser seducida.
La agarro por la boca y por el ombligo a la altura de la cintura
con una mano, la otra se limito a taparle la boca. Tiro de ella hasta estampar
sus nalgas con su entrepierna, como ella tenía la manta agarrada, quedaros los
dos tapados:
– El secuestrador te ordena no dejarle morir de frio y darle
calor corporal, no hay un no como respuesta – Bromeo Jack, entre los dedos que
aprisionaban su boca, noto como los labios se separaban, soltando un aire
caliente que le abraso los dedos.
– La verdad… Es que tengo algo de frio, pero no te confundas, si
me tocas en algún sitio que no debes me separare en seguida. ¿Me has entendido?
Recuerda lo que te dije ayer – May lo dijo totalmente seria, mirándolo a los
ojos, con el cuerpo girado para poder mirarle a la cara.
``Dijo ella con su culo presionando mi empalmada entrepierna´´:
Pensó Jack. Lo peor es que ella no tenia como disimular, él llevaba un chándal,
así que la dureza la tenía que notar ella por fuerza. Y ella llevaba una falda
larga, pero ligera. Por lo que no tenia donde sostenerse.
– Tranquila ¿Para que querría tocar a una ``vieja tan poco
atractiva como tú´´ – Le espeto Jack, no pareció molestarle… Aunque ya no lo
estaba mirando.
– Eso espero… – Susurro muy bajo May, con la voz tan silenciosa
como una brisa, otra vez estaba con las continuaciones.
Eligieron una película y comenzaron a verla. ¿Alguno de los dos
estaba prestando atención? Se pregunto Jack, mientras su polla se restregaba
ligeramente contra ese culo escultural. Era duro, pero al mismo tiempo, enorme.
La figura de aquella señora era perfecta. No estaba demasiado delgada, pero
tampoco tenía la suficiente chicha para llamarla mujer rellenita.
Hasta ahora no se había dado cuenta.
La manta era enorme, y los tenia enrollados. Un extremo tapaba
totalmente a May, y el otro extremo de dos puntas, enrollaba el brazo y la
pierna de Jack. Sus cuellos quedaban desprotegidos.
Jack se fijo, en algo que hasta ese momento había pasado
desapercibido para él, May tenía su larga y lisa cabellera recogida sobre el
hombro izquierdo, mirando hacia la tele. Y el hombro izquierdo, totalmente
desprotegido, mostraba una blusa que le caía por el hombro, incluso parte del
brazo. Y dejaba la tira del sujetador descolgada.
Nunca había entendido del todo el idioma ni la lógica de las
mujeres, porque para él los hombres eran simples. Si querían sexo, buscaban
sexo. Si querían tonteo, tonteaban abiertamente. Ellas en cambio, por su
experiencia, lo hacían todo sutilmente.
Jack no sabía en qué idioma estaba aquella pista, aquella señal.
¿Sería chino, sería el idioma feminista? Claro, seria por eso, las mujeres
hablaban otro idioma, y venían de Marte. Pero significase lo que significase en
el idioma de aquel hermoso ser, en el idioma masculino, cuello desprotegido
significa: Cómemelo todo, que gozare de placer… ¿A qué esperas, quieres una
invitación vía correo? ¡C-ó-m-e-m-e!
Si Jack acertaba en la suposición de que estaba tan cachonda
como parecía, la siguiente pregunta tendría una respuesta negativa.
– May, tengo hambre… Qué te parece si traes algo para
picar… – Jack no quiso decir nada más.
– Lo siento guapo, pero en el sofá no comemos comida, y además,
no puedo dejarte comer nada porque faltan cuatro hora para que comamos…
– ¿Vas a dejar que me muera de hambre?
– Sí, aunque… Si tanta hambre tienes, puedes ir a picar algo a
la cocina… –Susurró May, con la nunca apoyada en el pecho de Jack, ese tono era
sensual y provocador. Una clara invitación a ‘’comer’’ algo que no sea comida
en el sofá.
– Hace demasiado frio como para ir a la cocina, y estoy muy a
gusto, dime May, ¿Se pueden comer cosas que no sea comida?
– Chicles o caramelos si…
– Eso me servirá para calmar el hambre… – Susurró Jack lo más
cerca de su oído.
– ¿Has traído caramelos o chicles?
– No, pero tengo algo más dulce que un camarero y más
``duradero´´ que un chicle. – Y le clavo un mordisco en el cuello. No apretó,
solo clavo los dientes, y los labios, a modo de chupetón, chuparon y chuparon
esa hermosa y suave piel…
Un gemido lleno de incredulidad surgió de la garganta de May,
mientras inconscientemente apretaba sus nalgas contra su entrepierna y se abría
de piernas.
– Ahhhhhhh… ¿¡Pero, que, demonios, estas, haciendo, maldito…!?
Pufff Jack… Para… Recuerda lo que… – May hizo una pausa, puso los ojos en
blanco ante aquella comida de cuello sin fin, era el primer contacto
físico ``desenfrenado´´ que tenían sin ropa de por medio desde que inicio
su tonteo con él. Jack notó la mano de ella empujando, sin demasiada fuerza ni
convicción, su frente, para luego agarrarlo del pelo, mientras intentaba
silenciar los gemidos de su boca – Recuerda lo que hablamos… Nada de tocar
partes que no son, ¡Y eso incluye el cuello!
– No estoy tocando partes tuyas intimas, y has dicho que en el
sofá no se come ``comida´´, solo obedezco tus indicaciones. Además, no te como
la boca ni te toco el pecho ni la entrepierna. ¿Qué más te da? Si esto me quita
el hambre, déjame que vea la peli mientras te como el cuello
– … – Ella hizo una pausa, a pesar de que le gustaba, el se
imagino que no se lo pondría tan fácil. – ¡Nooooo! Suéltame!
May con fuerza y decisión intento soltarse de sus brazos, e ir
hacia adelante, para escapar de Jack.
– Tú eliges, o me dejas comerte el cuello, o te como y te toco
todo. Si para calmar mi hambre de ti tengo que elegir entre no comerte nada y
comértelo todo, no dudes en que lo hare.
– Déjame ir, ahora. O gritare…
– Grita, venga. Grita – Dicho esto, comenzó a comerle con más
desesperación el cuello.
– No me obligues, lo hare…
– … – Jack no tenía nada que decir, el sabor de su piel
era adictivo, él deseaba tocarla, acariciarla, abrazarla… Quería tocar su
entrepierna y sus tetas, era todo un reto no hacerlo. Pero el necesitaba ir
poco a poco, para que a la larga, ella no pudiese negarse a nada.
Poco a poco fue babeándole el cuello, subió por el hombro y por
parte de la mejilla, hasta llegar a la oreja:
– May, ya ni siento el frio… Ni el hambre… Tú y tu cuerpo me
satisfacéis en todo. – Susurró, para luego comenzar a besarle los bordes de la
oreja, y darle pequeños mordiscos.
Jack la aprisionaba en sus brazos, pero no agarraba nada
especial. Las manos parecían tener voluntad propia y dirigirse a las zonas
íntimas de esa mujer. Tubo que pegar las palmas contra el estomago y el muslo
de la pierna de May para contener ese deseo.
Ella poco a poco dejo de quejarse, su respiración era rápida, y
en su pecho notaba el temblor de los latidos provocados por el corazón
acelerado de ella.
– Te dejo… que me comas la oreja… pero nada más… ni el cuello
tampoco… es una zona muy sensible…
– Tu oreja me encanta, pero es como dar un muslo de pollo a un
león, no me satisface – Y volvió a morder su cuello, mojado por la anterior
comida que le metió.
Jack decidió llegar al siguiente paso, así que le susurro a May
que se girara, y aunque se resistió, la coloco encima de su entrepierna, él
apoyo su espalda totalmente en el despaldo del sofá. La manta cubría la espalda
ella, y caía por los lados, tapándolos a ambos.
– He dicho que nada mas… El cuello como mucho ¿Qué hacemos en
esta posición?
– Confía en mí, no te tocare nada indecente. ¿No querías confiar
en mí? ¿O solo eras una cínica que me decía lo que yo quería oír? Hazlo, confía
en mí.
– Quiero confiar en ti… Pero es imposible pensar bien… – May
tenía la voz temblorosa, debida a una clara lucha interna, prácticamente no
convencían a ninguno de los dos esas palabras. Ni siquiera a ella misma.
– Dijiste que como mucho el cuello, pues solo te comeré el
cuello.
– Me he arrepentido.
– Ya es tarde – Jack coloco sus manos en su espalda y la atrajo
hasta él, tirando de ella y clavo otro mordisco en su cuello. Siempre se había
preguntado porque los mordiscos, más que los besos o los lametones, podían dar
tanto placer. Un mordisco en el cuello podía estimular todo el cuerpo de una
mujer, y de un hombre ¿Seria por su agresividad? Esas preguntas se acumulaban
en su cabeza. Si quería mordiscos más agresivos los tendría.
Apretando los dientes sin demasiada fuerza, tiraba más de
su piel, fingiendo un movimiento de desgarro. Subió del hombro a la parte alta
del cuello, donde besos y chupetones sin marcar la acribillaban el cuello
Ella parecía poseída, ya no se quejaba, no decía nada.
– Levanta el culo, ahora. – Ordeno Jack.
Aunque ella se resistió durante un par de segundos, dudando. Lo
acabo haciendo, su culo se elevo y el pudo levantar su falda. Era una falda muy
rara, medito Jack mientras la manipulaba. Parecía ser poco elástica, pero luego
lo era mucho. Daba muchísimo de si, lo suficiente para que ella separase sus
piernas y apoyase su entrepierna contra sus piernas.
May tenía las rodillas contra el sofá, y eso la alejaban de la
entrepierna de Jack. En cuanto Jack subió del todo la falda, dejándola
comprimida en la cintura, dejo la ropa interior desprotegida. No podía verla,
ni sentirla, pero levanto a May y la obligo a rozar su ropa interior contra su
chándal. Sus entrepiernas solo estaban siendo separadas por tres prendas.
– Jack, recuerda lo que prometiste…
– Dije que no te tocaría nada, y no lo estoy haciendo. Tu puedes
restregarte y yo también. Esto tiene como objetivo calentarnos porque hace
mucho frio.
– No… – Dijo eso, pero sus caderas se movían solas.
Jack ya la tenía, estaba moviendo las caderas sola, ahora fue él
que levanto sus caderas y se bajo el chándal. Dejando solo los dos prendas
entre sus entrepiernas.
– Jack ¿Q… Que haces? – May estaba sometida, moviendo sus
entrepiernas contra su paquete, restregándose, sus palabras ya no tenían
importancia. Su cuerpo la delataba completamente.
– El chándal no me dejaba sentir tu calor… La ropa interior
tampoco, me quito la mía. – Dijo Jack sonriendo, volvió a levantar sus caderas,
tirando de sus calzones hacia abajo y se sentó, ella se le escapo el comienzo
de un gemido al notar su coñito, únicamente protegido por el tanga, por fin
restregarse con la polla de su deseado amante.
– Me estas tocando… Con tus partes…
– Y te gusta.
– Dijiste que no me tocarías nada indecente
– Y no te estoy tocando, nos separan tus bragas.
– Esto es indecente… Mi hijo, tu amigo está durmiendo arriba, y
mi marido esta a punto de llegar.
Jack busco algún reloj con la mirada, pero no encontró ninguno.
– No creo que desde que empezamos, hayan pasado más de una hora,
por lo tanto, si cuando empezamos faltaban tres horas, y la peli no ha
terminado, de hecho, va por la mitad, como mucho a pasado una hora. Por lo
tanto, no pongas eso como excusa. Y para terminar… – Acerco sus labios a la
oreja de May y susurró – Mientras no tengas mi polla dentro, no estaremos
follando, ahora mismo nos estamos dando calor corporal, eso no es ninguna
infidelidad. ¿Cierto?
– Pero es inmoral, nuestras entrepiernas se están rozando…
– ¿Y eso no te gusta? Se sincera por una vez…
– No – Mintió May
– ¿Seguro?
– ¡No…! – Repitió ella
– Respóndeme a esto, y se sincera. ¿Consideras sexo restregarnos
por fuera, sin tocarnos con las manos ni besarnos?
– No…
– Entonces no es una infidelidad.
– No…
– Entonces disfrutemos de esto. Y no seas mentirosa, lo estas
deseando, no vamos a follar – ``Por ahora´´: Pensó Jack, ante el silencio de
May, filtro sus manos por sus caderas, y agarro el tanga tirando ligeramente de
él hacia arriba – Vaya… Pero si llevabas un tanga…
May quedo totalmente desarmada, no pensaba ``descubrir´´ ese
dato tan pronto. Jack se lo noto por la cara que puso.
– No es…. Ahhhhh. No me quedaba otra ropa inter… Ahhhhh y
tuve que… Mmmmm Ponerme… est… – Un beso la interrumpió, Jack estaba moviendo su
tanga, para meter el hilo entre los labios de su vagina, eso la excitaba y la
hacía gemir, pero esa sensación de placer, para ambos no se pudo comparar al
beso instantáneo, húmedo y tan, tan deseado…
Hay jóvenes que salen de discoteca, y se lían con cualquier
mujer o hombre borracho, esos besos no cuestan conseguirlos. Hay jóvenes que
tienen citas, y se besan a la primera, o a la segunda o tercera cita, si
el interés es mutuo, no se tarda mucho. Pero esas escasas veces en las que un
hombre y una mujer, o un hombre con un hombre, o una mujer con otra mujer,
tardan meses y meses en poder besarse, tardan tanto que llega a ser en lo
único que piensan y sueñan, en besarse, en comerse la boca.
Ese fue el beso, impactante, eléctrico, húmedo. Mejor de lo que
cualquiera de los dos hubiese podido imaginar y soñar, un beso profundo y con
un sentimiento retenido y contenido durante mucho tiempo.
Las lenguas chocaban, eufóricas, por conocerse. May ya no tenía
más fuerza de voluntad para negarse a nada, se lo noto. Le mordía los labios,
se los besaba, los perforaba con su lengua y ella no se quejaba ni oponía. Fue
entonces cuando dejo de incrustarle el hilo de tela de tanga y lo aparto, en
ese momento, en que no había nada por medio, sus entrepiernas se masturbaban
mutuamente. Su coñito, totalmente húmedo y caliente, suave como una nube le
masturbaba el tronco de su polla, y su capullo, rozaba con el escaso vello de
la entrepierna de May, era un masaje erótico, no otra cosa, como ella movía
salvajemente sus caderas y clavaba aquel tronco entre sus labios. El roce con
aquel vello era sutil, le encantaba, era el contraste perfecto entre suavidad y
ternura y un pequeño punto de tacto áspero.
May cogió su mandíbula, y como si luchase contra un infierno,
separo sus labios de los de él. Ella tenía algún hilo de baba colgando, debido
a la rudeza del morreo, tenía la mandíbula desencajada, como si la tuviese
fuera de control.
– Recuerda… Que nada de… Meterla ¿¡Okey!?
– Cállate, bésame y Restregate.
– Idiot…– Otro beso la silencio, ella en consecuencia comenzó a
apretar a ansia viva su entrepierna contra aquel tronco entre sus piernas, como
si lo necesitase lo más dentro posible. ``Realmente las maduras, son totalmente
distintas a las jóvenes, que ansia tiene´´: Pensó Jack.
Jack estaba demasiado cachondo, ya no podía más. Volcó a May en
el sofá, con la manta encima, y se metió entre sus piernas.
– Cariño, no la met… – La callo con otro beso, lo estaba
suplicando, pero no lo ordenaba, eso indicaba claramente que ella no tenía el
control de la situación. Ya no necesitaba nada más, si ella usaba eso como
``enfado´´ él le echaría en cara no haber sido agresivo ni abusivo con
ella, y que nunca recibió una orden de frenar, todo eran suplicas y peticiones
indecisas que denotaban su deseo de continuar.
– May, tienes el coño empapadisimo..:
– No… La… Metas… Por favor… Jack, hazlo por mí… Ah… Ahh… – Ella
comenzó a gemir ante el roce de la punta.
– Si hago esto precisamente es porque eres tú, solo tú.
Jack cogió su pene por el tronco, y presiono el capullo contra
sus labios, no quería meterla todavía, no quería ponérselo tan fácil.
Restregó la punta contra aquel coño empapado, lentamente, sin llegar a meterla,
desde la parte de abajo hasta su clítoris, y luego del clítoris hasta la base,
donde haciendo fuerza peligraba por entrar. Cada vez que subía y bajaba, May
gritaba:
– Ahh… Ahhh…. Ahhhhhh… Jack, no la metas…
Jack la beso algo que ella ya no le negaba, comenzó a pajearse,
con la mano ascendía y bajaba, masturbando el tronco, mientras presionaba la
punta contra su clítoris. Metió ligeramente el capullo, rozando la parte
inferior del clítoris, la bolsa que tienen las mujeres justo debajo, en la
parte interior, que tanto placer les da… Jack aprendió eso hace mucho: ``Si les
gusta que las toquen con los dos dedos de garfio, restregar esta zona con la
punta las enamora´´
–Ahhh Ahhhhh mmmmmmmm Ahhhhh Jack Ahhh mmmm…. no pases de ahí
Jack ya no aguantaba más:
–¿Qué pasa si metiese accidentalmente mi pene en tu conejito?
– No sé qué pasaría…
– ¿Qué crees que sentirías?
– M… Mucho placer – Tartamudeo May, roja como un tomate.
– Mírame a los ojos, y pídeme que te la meta, quiero darte
placer… Solo pídemelo.
– No, esto es indecente… Nunca lo hare, estas abu… mmmm…
abusando… de mi… Ahhhhh – Gemía May al ser masturbada por aquella polla sin
piedad. Ante el roce de aquel palo con su punto g, su coño se le abrió de par
en par. Como las aguas para moisés según la biblia. Las paredes vaginales se le
contraían hacia fuera, suplicando ser llenadas de inmediato.
May tenía la cara desencajada, gemía con la lengua saliéndose de
la boca, a Jack le pareció una expresión muy provocativa y sensual.
– May, pídeme que te de placer.
– No… Mmmmm
– May, si te la meto… ¿Qué sentirás? – Jack quería que ella se
lo pidiese, pero parecía imposible
– Mucho placer… –May gemía, pero evitaba mirarle a los ojos a
toda costa, mientras era semipenetrada.
– Mírame a los ojos y dime que sentirás cuando te la meta. – Eso
ya no era una petición, era una orden.
May lo miró a los ojos, y repitió lo que sentiría una vez, mas.
– May, ¿Quieres que te haga sentir ese placer?
Una lágrima se desprendió por la mejilla de la mujer
– Si…
Jack le beso, le presiono sus labios contra los de ella, cogió
una de sus piernas y la paso sobre su hombro, para tener más profundidad soltó
el tronco de su polla y empujo hacia adelante, la cabeza ya estaba semimetida,
pero se deslizo con mucha facilidad hacia adentro, debido a la humedad y las
contracciones de su vagina. Sus testículos chocaron contra el culo de ella:
– Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh……. Mmmmm mmmmm Ahhhhhhh
¡Diooooos! – May gimió como una loca ante la primera embestida, otra vez,
cuanto más se hacen esperar las cosas, mas se disfrutan cuando llegan
Jack la saco del todo y volvió a meterla, del todo, a un ritmo
muy lento, pero con muchísima potencia y fuerza, lo más hondo posible. La metía
en pocas milésimas de segundo, ese era la noción del tiempo que el disponía,
tardaba dos segundos en sacarla aproximadamente y la metía lo más rápido y
fuerte que podía.
–Ohhhhhh Que gusto May, lo estaba deseando… Pffff
– No te corras dentro.. Por favor, córrete donde quieras pero
dentro no.
Él la callo con un beso, ya era suya y podía hacer lo que
quisiese, se correría en su coño si le apetecía. Cada vez aumentaba mas el
ritmo, lentamente la velocidad de extracción llevaba menos tiempo, pronto llego
a la velocidad normal, meter y sacar.
Su vagina estaba totalmente encharcada, y se metía y salía con
facilidad inquietante.
Él dejo abandonada la boca de ella para pasarse a su cuello,
ella aun llevaba la blusa y del cuello paso al hombro, del hombro al escote,
donde con la mano que sobraba subía el pecho.
Sus tetas estaban tan apretadas que un pezón asomo por fuera de
la blusa.
– Ahhhhh… Si me follas tan rápido me voy a correr… Jack mmmmm –
Y otro deseo que iba a ser concedido… No, eso no iba a pasar de momento. Ella
tenía que quedar desesperada para asegurar próximos polvos a lo largo del fin
de semana, y esa misma madrugada iba a follarsela, la necesitaba cachonda.
–May, me correré en tu coño – La silencio con un beso, para que
ella no pudiese decir nada. Con ambas manos cogió sus piernas y las levanto
para llegar lo más hondo posible. Ella sin mucha convicción intentaba
separarlo, colocando y empujando sus palmas contra las costillas de Jack,
el acelero, ya era la meta final. Se iba a correr en su coño.
May le besaba, le mordía los labios y le perforaba con su
lengua, estaba vez era ella
–Ufff Jack, córrete en mi boca… Ahhhhh Ahhhhh Ahhh ¡Ahhhhhh!
–Suplicaba ella
– Me quiero correr en tu coño, quiero llenarte con mi leche
caliente.
–¿¡Mamaaaaaa!? ¿¡Donde estas!? – Harry abrió la puerta del comer
y vio a ella mirando hacia él.
– ¿Mama? Que haces tan a oscuras? – Pregunto su hijo.
– E… Estoy mmmmmmmm Viendo una… Película, cariño- Tartamudeo
May, mientras, Jack continuaba follandola, sutilmente, bajo la manta, en la
misma posición.
– ¿Y donde esta Jack?
– T…T… Tuvo que… mmmm irse a su casa, dijo que luego volvía, lo
llamo su madre aquí.
– Vale, gracias mama, me voy a duchar…
Jack al sentir que se iba acelero, la cogió de las piernas y las
levanto, poniendo a prueba la elasticidad de May.
– Mi hijo nos va a descubrir
– Ya me corro en tu coño, me corro May – Gemía Jack.
– En el coño no… córrete fuera, y nos va a pillar mi hijo… Ahhh,
Ahhhhh mmmm Ahhhhhhh tan fuerte no, ves más lento, házmelo mas cariñoso –
Susurró suplicante May
– Me corrooooooooooo – Dijo lo más bajo posible Jack, y para
silenciar su gemido ante el orgasmo que estaba a punto de llegar, mordió el
hombro de May, aquello que tanto placer le daba.
–¡Mama!¡ No hay toallas en el baño – Harry se asomo desde la
puerta, y ya no vio la cabeza de su madre en el sofá.
– E… Esta en… mi habitación
– ¿Puedes ir a buscármela?
–Ahhhhhchiiissss…
–Salud mama
– Cariño ves tú, la peli está muy interesante, no me la cortes
por la mitad
Jack se corrió, la saco del coño y se corrió en los labios exteriores,
el clítoris y su vello recortado. Él lamia su pezón mientras restregaba su
polla contra el vello de su vagina, era como un felpudo y muy suave. Ella
sintió muchas cosas: Insatisfacción por no correrse, satisfacción por la
follada y todo el placer que había sentido, y por no haber sido llenada por la
leche de Jack… Le acariciaba la cabeza…
– ¿¡En que armario!? – Grito Harry desde arriba
– ¡En el del espejo, cariño!... – Grito, pero después de una
pausa vino el susurro hacia Jack– Esto que hemos hecho está mal… Me siento
fatal, ha sido culpa de los dos, no solo tuya. Tú me has tentado y yo te he
tentado, tú lo deseabas y yo lo deseaba. Pero no volverá a pasar…
– No sé el futuro, May – La beso en los labios de decir eso,
totalmente satisfecho – Queda mucho fin de semana por delante, puedo darte
mucho placer y tu puedes dármelo a mí. Piensa esto, la infidelidad ya
esta cometida ¿Quieres disfrutar y arrepentirte? ¿O arrepentirte y no disfrutar
más? Si me das lo que deseo, te complaceré, hasta que llegue el lunes y no
volveré tontear contigo, a no ser que tu lo hagas conmigo, no me contestes
ahora, solo piénsatelo.
Jack la volvió a besar, ella se quedo en silencio, pensando.
Jack cogió sus calzoncillos, sus pantalones y sus calcetines que debido a la
excitación se quito casi sin darse cuenta. Se los coloco, y cuando escucho la
ducha de Harry encendida, cogió la puerta, y se fue para fingir la excusa de su
madre.
El sonrió, May ya era suya, podía negarse, rechazarlo, pero
nunca más podría evitar disfrutar con él. Él le pertenecía, y ella le
pertenecía a él. Y quedaban 3 noches, 2 días y 1 mañana, para que se repitiesen
ese tipo de situaciones.
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Capítulo 4
Estuvo sentado en un banco durante una hora hasta que pensó que
no sería sospechoso si volvía. En realidad con que hubiese salido a la puerta y
picase a la puerta ya habría hecho el papel de que había salido y vuelto, pero
sintió que también necesitaba tomar el
aire.
La cabeza de Jack no paraba de repetirse una y otra vez lo
mismo: ``Lo he logrado´´
Sí, lo había conseguido. Después de meses de tonteo, deseo y
sueños; se folló a aquella madura, y ella no había sido obligada, ella lo había
consentido en todo momento, aunque en ningún momento hubiese llegado a
reconocerlo. Aunque él no sabía que le esperaba de en ese momento en adelante…
¿Ella se seguiría resistiendo, o sucumbiría al deseo y placer?
``Lo más seguro es que se haga la difícil, dirá que fue un
desliz, que fue culpa de ambos y que no podía volver a suceder´´ Pensó
Jack.
May, la madre de Harry, su mejor amigo, siempre había tonteado
con él, pero nunca había reconocido abiertamente que quisiese follar con él,
por lo tanto, siempre que ella quisiese podía decir que el la forzó a hacer
algo que no quería. Por lo tanto, era esencial que no los descubriesen, pero al
mismo tiempo, el deseaba disfrutar de aquella madura.
Quería dominarla, hacerla suya y disfrutar de su cuerpo; su
olor, su sabor, su tacto… Todo era perfecto, no tenia queja alguna de May.
Caminó rápido, llegó al exterior de la casa, atravesó el jardín
y picó tres veces, según su reloj faltaba una hora para las nueve de la noche,
la hora a la que llegaba. Normalmente era puntual, porque siempre era la misma
rutina, y tenía garaje propio, por lo que Bruce, el marido de May no tenía que
buscar sitio para aparcar.
La puerta se entre abrió, y como siempre, ella apareció, tenía
el pelo mojado y estaba sin maquillar. Se había duchado, estaba seria, algo
malo. Pues siempre le deslumbraba con una sonrisa.
– No te dejare pasar si no me prometes, aquí y ahora que no
volverá a suceder.
– Te lo prometo – Juró Jack solemnemente… May lo miró durante
unos segundos, y luego abrió la puerta – Te lo prometo, mientras cruzo los
dedos de las manos.
Dicho esto le dio un beso en la boca, ella no se lo rechazo,
pero tampoco movió un musculo.
Ella lo miro, incrédula.
– Maldito niñato inmaduro, jum. – Dijo May mientras cerraba la
puerta y se largaba, dándole la espalda.
– ¡Harry! ¡Ya he vuelto! – Exclamó Jack mientras, con una
sonrisa en la cara, se dirigió a la habitación de su amigo.
– ¡Menos mal, podrías haber avisado, espérate que estoy en el
baño, tardare un rato!
Jack, no dispuesto a perder el tiempo, decidió en lugar de
esperar y a por May y aclarar las cosas, la encontró en la cocina, de espaldas
a él y pelando lechuga para lo que supuso que sería la ensalada para la cena,
la agarro por detrás, encerrando sus cinturas en sus antebrazos y cerrándolos a
modo de candado, apretando una mano contra la otra. Apoyo su barbilla en el
hombro de May, tubo que agacharse un poco.
– Aprovecho que Harry está ocupado para decirte que me encanto
lo que paso antes y que… Superó mis expectativas. ¿Te gustó? – Él necesitaba
saber que pensaba, que sentía.
– Jack…
– Solo respóndeme con sinceridad por una vez. Yo nunca te
mentiré ni te ocultare mis verdaderas intenciones si tú no me ocultas nada. He
estado enamorado de ti desde que te vi por primera vez, pero ese sentimiento
primario evoluciono al verte cada día. Siento un cosquilleo continuo cada vez
que pienso en ti. Es amor, de eso no hay duda. Pero después de sentir y hacer
lo que hicimos en el sofá, no creo que pueda parar. Y sé que te gusto, lo
disfrutaste. Así que si crees que después de eso voy a parar, no pienso hacerlo
hasta que no desees hacerlo conmigo. Pero piensa que a mí no me vale que me
digas que no quieres, porque tu puedes mentir, pero tu cuerpo no.
– Jack… Me ha gustado mucho, muchísimo. Pero no podemos
repetirlo, estoy casada… Si estuviese soltera, ya estaría saliendo contigo, y
nos pasaríamos los días juntos pero… no puede ser, entiéndelo por favor…
– Mientras tú me quieras y yo te quiera, serás mía y yo seré
tuya. No me importa compartirte con tu marido, estas casada con él y le amas
tanto como yo te amo a ti. Pero porque ser infelices tu y yo, dejándolo a solo
él siendo feliz en la ignorancia, cuando podemos seguir siendo los tres
felices, el en la ignorancia y nosotros en la clandestinidad.
– No se trata de que él no lo sepa, si no de que es inmoral, no
estoy a gusto siéndole infiel a mi marido, además de que te saco 23 años,
podría ser tu madre… – May parecía estar diciendo eso para convencerse a sí
misma. – Pero igualmente… Después de este fin de semana, que excusa tendrás,
los únicos momentos en los que podrás estar en esta casa será cuando Harry te
invite…
Jack estaba preparado para esa conversación, había pensado más
de un centenar de veces lo que pasaría después.
– No hace falta que venga yo siempre, podríamos alquilar alguna
habitación de motel barata entre los dos, o podrías venir a mi piso de la uní.
Podríamos hacer lo que quisiésemos, si tú quieres y yo quiero, podemos superar
cualquier obstáculo. – Él la beso, ella contesto a esa acción con un beso
húmedo, estaba llorando.
– No es tan sencillo… Parece que no lo entiendes… – May se
revolvió en su abrazo y se escapo de su abrazo, comenzó a hablar en un tono de
voz agresivo, pero sin elevarla demasiado – ¡Soy una ama de casa con
responsabilidades, se notaría si dejo de cumplir con mis obligaciones. También
soy una mujer casada! ¿Acaso piensas que mi marido no notara el cambio en la
cama? ¿Que puedo satisfacer a dos hombres sin acabar aborreciendo el sexo? Si
hacemos lo que tú quieres hacer, tendría que ir a trabajar por la mañana,
limpiar y hacer la compra por la tarde, en algún momento satisfacerte a ti, y
cuando llegase mi esposo satisfacerle a él. Hacer eso, cada día de la semana, a
ti te resulta fácil porque solo tienes que bajarte los pantalones y meterla…
Qué bonito.
``WoooW, vaya carácter, da miedo cuando se enfadan las maduras
de verdad´´: Pensó él retrocediendo unos pasos.
– Vale, vale… Tranquila… No tendríamos que hacerlo siempre, solo
cuando tu quisieses. Me conformo con poder estar contigo una vez a la semana.
Además, de momento disfrutemos del fin de semana – Harry hizo un ruido
arriba, indicando que había terminado, así que bajo el volumen, acercándose a
ella. – No nos van a pillar, solo no rechaces ninguna petición que te haga.
Satisfáceme y yo te daré placer, así de fácil. No pienses si va a ser moral o
no. Todo el mundo, hasta tu marido y tu hijo, hacen cosas que no están bien.
Mueren personas a diario asesinadas, otras roban y nadie se entera. Comparado
con eso ¿Qué mal estamos haciendo el mundo? Solo satisfacemos mutuamente
nuestros deseos.
May lo miro con odio, con los brazos cruzados.
– No va a volver a pasar, es mi última palabra. Si te acercas a
mi gritare y se enteraran mi marido y mi hijo. A ver si tienes lo que hay que
tener para intentarlo.
– Te llevaras una sorpresa, así que no me lo pongas difícil,
porque por ti hare lo que sea
– Que me haya gustado no indica que lo desee, haber si te
enteras. Ahora vete con mi hijo, antes de que me termines de mosquear, no
quiero que vuelvas a estar a solas conmigo, nunca.
Jack sabía reconocer una batalla perdida, pero la guerra acababa
de comenzar. Él tenía leves conocimiento de psicología. Por su personalidad y
forma de ser, nunca gritaría delante de su marido e hijo, porque le preocupaba
ser descubierta, también porque ella por una parte lo deseaba, y su rechazo
actual era debido a que ella quería tener el control de la situación, y si él
la controlaba, ella tendría que estar siempre a su servicio.
Los brazos cruzados en psicología indican que la persona quiere
protegerse de algo, está en guardia o a la espera de algo. Es una forma
inconsciente de mantenerse ``atada´´ y bajo control. Una cosa es que May
hubiese puesto los brazos así por costumbre o comodidad, pero ella nunca
cruzaba los brazos, por lo tanto ella no estaba convencida del todo de lo que
decía.
Su enfado era simulado, aunque parte de él era real.
También había un dicho que tenia parte de verdad, y era que un
perro ladrador, era poco mordedor. Eso no tenia base, cuando un perro ladra, es
en advertencia, pero ya varia en la personalidad de perro el morder o no. Hay
perros más agresivos que otros, y May no era agresiva, por lo tanto, por mucho
que amenazase, tenía que hacerla muy gorda para que cumpliese sus amenazas.
Harry empezó a bajar las escaleras y, Jack, aun mirando a May,
dio media vuelta dirigiéndose al comedor. Faltaban más de tres cuartos de hora
para que llegase Bruce, por lo que se dirigió a jugar con su amigo un rato
alguna partida online.
El tiempo pasaba rápido mientras jugaba, pero le pareció curioso
que la madre de Harry, se pasease tanto por el comedor, estaba como impaciente
esperando algo. Caminaba con nerviosismo por la parte trasera del comedor, y
Jack tenía la sensación de que si las miradas fuesen balas, tendría la nuca
hecha un colador. ``¿Por qué me mirara tanto?´´
Jack intento que no se notase, primero miro de reojo, y luego
sin disimulo alguno la miro. May tenía una cara que expresaba preocupación.
Ella aparto la vista, sin aguantársela al ver que la miraba.
– May, siéntate al lado de tu hijo, no hace falta que estés todo
el rato despierta. Si llego a saber que estaría tan incómoda por mi presencia
no habría venido. – Dijo intentando forzar alguna reacción o comentario por su
parte.
– No digas tonterías, no es por ti. Estoy aburrida solo eso…
– Ven a jugar entonces.
Jack la miro, esta vez sí que ella le mantuvo la mirada. Él
joven dejo el mando en el sofá y preguntó:
– Esta bien, ¿Y a que quieres jugar? – Dijo guiñándole un
ojo – ¿A algún juego de mesa? Ven, no seas tonta, siéntate con tu hijo y
conmigo.
Pareció estar indecisa, pero se dirigió al sofá y, confundió a
Jack al sentarse a su lado, muy cerca. No tenía el comportamiento normal de
tonteo y seducción, pero él creía que ella huiría de él, no que se sentaría a
su lado sin más.
– Podríamos jugar al parchís.
– ¡Mama! Que estábamos jugando! Vienes tu y lo jodes todo!
– Me ha invitado el y yo solo he aceptado.
– Al parchís mismo. – Afirmo Jack queriendo saber hasta donde
quería llegar May.
– Harry, hijo, ves a buscarlo, está en el cobertizo del jardín.
– ¡Mama…!
– Ni mama ni peros, no va a ir tu amigo, y yo soy tu madre y te
lo estoy pidiendo, ¿Puedes ir, por favor?
Harry la miro con rabia en la mirada, se levanto y se fue. Jack
miro a May que lo miraba atentamente.
– ¿Qué pretendes, May? Creía que no querías quedarte ni un
momento a solas conmigo.
– He cambiado de opinión, no follaremos mas, eso seguro, pero no
hay razón para no divertirme contigo ¿No? – May sonrió y le dio un beso en la
mejilla –
– Eso significa que quieres jugar fuerte, entonces jugaremos,
que te apetece si hacemos una apuesta. – Jack se lo jugaría todo en ella si
aceptaba.
– Haremos esto, si consigo follar contigo antes de mañana por la
tarde, serás mía durante el resto de tu vida, es decir. – Se apresuro a aclarar
para que no hubiese confusiones – Seguirás estando con tu marido, no me
tendrás que obedecer ni estar cada día conmigo, pero sí que deberás quedar de
vez en cuando conmigo, a modo de cita o follaamigos. Cuando nos vaya bien a
ambos, sin presiones, pero tampoco sin excusas.
– Hummm vale, y si no lo consigues, no volverás a intentar
hacerlo conmigo, a no ser que yo empiece. Por lo tanto que repitamos será
directamente decisión mía, por lo que me pertenecerás, pero yo a ti no.
– Estoy de acuerdo, ahora vamos a por las condiciones, si desde
ahora hasta mañana te pido compañía, me la concederás, por ejemplo, si voy a tu
habitación a las cinco de la mañana, no podrás negarte, porque estoy en clara
desventaja.
– Jack eso no es una posibilidad, no va a pasar, tendrás que intentarlo
en momentos como este.
– Lo haremos como te he dicho, no abusare. Si veo que tienes
posibilidad de estar conmigo sin ser descubierta, te llamare y por cierto. Para
que te quedes más tranquila, besarnos, tocarnos y masturbarnos no cuenta.
Tenemos que tener sexo normal para que cuente, también puedo provocarte siempre
y cuando no nos descubran.
– Esta bien, pero la violación no cuenta. Si yo te digo que no,
aunque la metas, es que no.
– Tu siempre dices que no aunque quieras.
– Es lo que hay Jack, lo tomas o lo dejas.
– Prepárate para sufrir.
– No guapo, tu vas a sufrir, te voy a poner tan cachondo que no
vas a suplicarme que te folle, y por supuesto, no lo hare.
Jack le ofreció la mano a esa madurita de cuarenta i dos años,
era todo tan irreal. ``Acabamos de apostar si consigo follármela será mía, esta
mujer esta loquísima´´ : Pensó Jack incrédulo. Era el tipo de situación que la
lees en un relato, o en un foro por un usuario que asegura que le ha sucedido y
dices: Es imposible que eso suceda en la vida real, pero estaba sucediendo y
ella le tendió la mano sonriéndole. Harry llego a los cuatro minutos
aproximados, ambos se preguntaban donde se habría metido.
– Estaba en el baúl mas viejo que había, y no encontraba
la llave, mierda, me he olvidado los dados… Ahora vuelvo.
Harry se volvió a ir, aunque esta vez tardaría muy poco, Jack se
le ocurrió una pregunta para May.
– ¿Puedo hacerte una pregunta, esperando una respuesta
totalmente sincera? – Comenzó a decir él
– Claro, dispara.
– ¿Te gusto mi tamaño? Por lo que tengo entendido a las maduras
os gustan grandes.
– Tienes un tamaño… del que puedes presumir, no es enorme pero
me hizo daño al principio hasta que logre acostumbrarme
– Son diecinueve centímetros jejeje
– Vaya – Susurro May sorprendida – Creía que eran
menos…
– Entonces es mucho para ti.
– Bueno, no… Navego mucho por internet, y en cierto foro hay
un doctorbp al que le gusta escribir sobre pollas
kilométricas y… claro, una se hace ilusiones pero luego las cosas
decepcionan mucho.
– Perdona por no tener una polla kilométrica, May.
May se acercó a la oreja de Jack y le susurró:
– Es una pena, porque kilométrica o no, ya no la voy a disfrutar
más.
Harry entro justo en ese momento, aunque al parecer no se
percato, porque se sentó inmediatamente tirando los dados encima del juego de
mesa.
– Tanta mierda por unos dados, para un juego de mesa de… –
Se quejó Harry
– ¡Harry! Cuida esa boca. – Le amenazo su madre con el dedo.
– Bueno, empecemos a jugar.
La partida fue típica, dados al azar sacaban de problemas y
metían en líos a las fichas de los jugadores, la partida se destaco por
comentarios tipo:
``Jajajaja Toma Jack! Te la como la ficha y me cuento
veinte´´ : De May
O los `` ¡Toma! Saco un tres y la meto en salva! La he metido,
Harry! Tu madre ya no me la puede comer Jajajaja´´
Harry ante cada comentario los miraba y decía cosas como:
– Estáis enfermos, los dos. No sé si es que sois muy inocentes o
yo soy muy mal pensado.
Pero entonces recibía una colleja de su madre ``castigándole´´
por esos pensamientos sucios, aunque los tenía con razón.
May se fue al baño, y Harry, más serio que nunca le preguntó:
– Jack, tío… ¿Estas tonteando con mi madre o ella tontea
contigo?
– Pero que dices, el enfermo ahora eres tu Jajajajajajajaj
– Respondió Jack riéndose, intentando quitarle hierro al asunto.
– Se lo que digo, J.
– Claro, y no tenemos nada mejor que hacer que jugar al parchís
contigo delante, podríamos estar en la ducha o en su cama si eso fuese así.
Ojala tío, tu madre me pone durísimo, perdona que te lo diga, pero nunca te
haría eso.
– Bueno, pero es que no es normal. Os pasáis el día gastándoos
bromas, con risitas por aquí y por allá y no sé qué mierda os pasa.
– ¿Puedo preguntarte algo para saber cómo reaccionarias si
pasase, aunque ya te aviso que es por curiosidad?
– De broma en broma la verdad se asoma, pero pregunta.
– ¿Si tuviese un rollo con tu madre como te sentaría, H?
– Pues como una patada en el culo, J, como si me apuñalases por
la espalda, así me sentiría. Es que no quiero ni imaginármelo tío.
– Vale, ¿y si tu madre dejase a tu padre y se liase con un
tercero?
– Eso ya es otro tema, y ya es cosa suya, pero tú eres mi mejor
amigo, tío.
– A ti te mola mi madre. – Aseguro Jack, refriéndose a su madre.
– ¡Pero tu madre no tontea conmigo!
– Porque nunca te ve, no ves que siempre venimos a mi casa, pero
lo reconozco, me mola tu madre, muchísimo.
– Gracias J, por reconocerlo. Pero ahora dime ¿Estas tonteando
con mi madre?
A Jack no le quedaba otra, no era nuevo que Harry lo sospechaba
y por eso los dejaba solos.
– Si, pero mucho más que eso, a mi no me mola, estoy enamorado
de ella… Esta buenísima y es súper-amable y simpática.
– Lo que me faltaba, lo sabía, y ella tontea contigo. Y no lo
niegues.
– No le digas nada, te lo cuento luego – Decía Jack,
justo en ese momento la madre de Harry, y su amigo no dijo nada.
Continuaron jugando aunque Jack ya no bromeaba como antes, y
Harry estaba totalmente serio. May debió percibirlo porque no gasto ninguna
broma mas, cuando May gano, Jack y Harry se fueron a su habitación, cerraron la
puerta y pusieron música.
Jack se sentó en la silla y su amigo en la cama, donde
comenzaron a hablar, susurrando.
– Harry, ¿Me prometes que si te hablo con total sinceridad no te
cabrearas?
– Te lo prometo, solo quiero que seas sincero, si no, no podre
confiar en ti.
– Hoy me he follado a tu madre, mientras tu dormías. Cuando
fuiste al comedor y le preguntaste donde estaban las toallas y que ibas a
ducharte, yo estaba con ella.
– ¿Por qué no me lo has contado antes? Creía que éramos amigos,
mierda J. Yo siempre te lo cuento todo!
– ¿Cómo amigo que crees que elegí? Tu felicidad, la ignorancia
es la felicidad, además ¿Qué hubieses podido hacer si te lo decía, solo
sentirte mal, decidí librarte de pasarlo mal, pero no he dudado ni un segundo
en contártelo, ¿Verdad? Si ya lo sospechabas ¿Para qué ocultarlo?
– Entonces mi madre a puesto los cuernos a mi padre.
– Tu madre le ama, todo el día se lo pasa diciendo que lo
nuestro es imposible, que no sucederá, que ama a su marido. Y que se arrepiente
muchísimo… De hecho, ha dicho que no volverá a suceder… Aunque ella y yo
sabemos que si, venga tío, no me cortes el rollo, te lo suplico.
– No lo hare con una condición.
– ¡Lo que sea, Harry!
– Que me facilites la cosa con tu madre, esta para comer
pan.
– Tu lo tienes más fácil, mi madre hace años que está soltera y
anda el día chateando con tíos de lo cachonda que esta, pero no queda con
ninguno.
– ¿Cómo lo sabes eso, puede llevar tíos hoy o los días que
vienes aquí.
– Porque cuando ve que buscan algo serio, aparte de sexo. Y ella
quiere un follaamigos, pero sin compromisos, básicamente para follar, ya han
pasado más de 5 meses que quedo con uno y ella no quedo satisfecha, así que la
tienes a tiro.
Jack se alegro de llegar a un trato, le daba igual si se liaba
con su madre. Le molestaba, claro. Pero a Harry también debió molestarle igual
que él se hubiese tirado a su madre. Así que decidió que si para comprar el
silencio de su amigo tenía que otorgarle una cita con velas junto a su madre,
lo haría.
– Harry, haremos esto. Tú me facilitas este fin de semana con tu
madre y yo, te invito toda la semana a dormir a mi casa, te diré las cosas que
le gustan a mi madre, como conquistarla entre otras formas. He leído las cosas
íntimas que le gustan en los chats (Ya que usamos el mismo ordenador y no es
cuidadosa)… Bueno, ¿Qué me dices?
– Claro, como lo voy a rechazar. Me siento acorralado.
– Yo me beneficio a tu madre, y tu a la mía. Es como cambiarnos
los juegos de la play jajaja
– Sí, mierda, exactamente lo mismo.
– Pero Harry, Si yo te ayudo con mi madre, tú tienes que
ayudarme con la tuya.
Harry le miro mal.
– ¿Qué te ayude? ¡Pero si ya te la has tirado!
– Pero ella no tiene intención de repetir, aunque se nota que lo
desea.
– Pues claro, creo que en el sofá quedo claro
– Harry, pero yo necesito que sea antes de mañana, porque ella y
yo hemos hecho una apuesta…
– ¿Qué apuesta? – Susurró Harry con curiosidad, y Jack se lo
contó todo. Lo que tenía planeado, lo que habían acordado, lo que ella dijo…
–… Y si consigo follarmela, ella mismo acepto ser mía. Así que
necesito follarmela esta noche, sino estaré en sus manos y solo follare con
ella cuando le apetezca.
– Esta bien, pero con una condición. – Harry hizo una pausa, se
lo pensó bien y por fin dijo – No quiero ver como follais, ni quiero saber los
detalles, tampoco quiero escucharlo. Nada me daría más asco.
– Eso pensaba hacer.
Salieron de la habitación, y bajaron a jugar un rato, por el
camino hacia el comedor se encontraron a Bruce, el padre de Harry.
– Menos mal que salís a saludar jóvenes – Aclamó con sarcasmo el
padre.
– ¿Hace mucho que llegaste? – Interrogó Harry, aunque Jack
le notó las ganas de bajar a jugar, por lo tanto lo más seguro es que su amigo
preguntase por quedar bien.
– Os vi entrar en la habitación y decidí no molestar, así que
hace un buen rato.
– Bueno, Jack y yo vamos a jugar un rato.
– No, ahora vamos a cenar, luego ya jugareis. Y no hagáis
demasiado ruido que hoy estoy muy cansado. Ayer no dormí bien y hoy estoy
agotado.
Fueron al sofá, donde estaba May, atenta. Parecía claramente que
sospechaba algo.
– ¿Qué hacíais arriba?
– Estábamos… Va, no seas cotilla mama, ¿Te pregunto yo lo que
haces en la cocina tantas horas?
– Cocinar para vosotros, desagradecido. – Rugió May con fuego en
los ojos.
– Y te lo agradecemos, pero no me veras preguntártelo.
– Muy gracioso, sentaros ya que tu padre y yo estamos esperando.
Se sentaron juntos, Jack tuvo la suerte de tener en esa larga
mesa pero estrecha de ancho a May en frente. Se tocaban los pies, y se sentó
ella voluntariamente. Ella le miraba con aires de superioridad, como segura de
su victoria. Jack tuvo la impresión de que esa mujer quería que el ganase, tal
vez fue de forma inconsciente. O tal vez no, a lo mejor May quería que el
ganase, y pertenecerle. Era perfectamente posible, dado que ella nunca decía lo
que pensaba realmente, como aquello de ``es imposible, no puede pasar´´ o lo de
``confió en ti, y si intentas algo será contra mi voluntad´´.
Jack empezó a entender, poco a poco. Que ella amaba a su marido
en el sentido sentimental, lo idolatraba, pero ella era (en la cama y en el
sentido plenamente erótico) una perra en celo, que deseaba ser dominada. Ella
quería jugar con fuego y quemarse. Quería que el jugase con ella, lo vio en su
mirada. Su orgullo como esposa, le impedía admitirlo. Y en ese momento entendió
que de sus labios nunca saldría que ella lo deseaba. Quizás cuando ya fuese
obvio, pero de momento solo habían follado hacia unas dos horas, por lo tanto
podía ser considerado como un desliz.
Bruce aun no había venido, se estaba duchando. Los tres hablaban
de cosas sin sentido, universidad, chicas, juegos. Jack quiso probar los
límites de aquella mujer que tenia sentada delante. Así que se descalzó de la
sandalia y estiro la pierna. Subió desde el pie hasta la rodilla, y profundizo
por el muslo. Ella pegó un pequeño respingo, aunque estaba claro que se lo
esperaba, aquellos ojos se clavaron en los suyos. Un comienzo de sonrisa que se
quedo prácticamente en una mueca, hizo que levantara brevemente la mejilla,
para poco a poco abrió la boca. Daba la impresión que quería gemir, pero
silencio cualquier sonido que pudiese salir de su garganta.
Harry se percato, y inicio una ronda de preguntas, al parecer,
para distraerse a sí mismo y a su madre. Ella dejo de mirar a Jack para mirar a
su hijo y contestarle sonriendo.
Su pie continuo profundizando el camino hacia el muslo, cada vez
más cerca de la entrepierna. El en empeine notaba el roce de la falda tirante.
Ya estaba tocando la entrepierna cuando su marido entró por la puerta, dio un
beso a su esposa para luego sentarse. Comenzaron a cenar, no sin antes Jack
terminar lo que empezó. Con un seco empujón, introdujo el dedo gordo para su
sorpresa, sin ningún impedimento. Iba sin ropa interior, obviamente. Eso dejaba
claro que era una perra en celo, le gustaba la idea, de ser descubierta en
cualquier momento. Eso le daba una idea de que hacer esa noche.
Ante aquella incursión de su zona intima, no hubo sonido que los
delatase, pero May miro fijamente sus labios mientras dejaba caer la mandíbula,
dejándola entreabierta, reprimiendo un enorme gemido. Jack lo vio de reojo,
pues él estaba fingiendo estar atento al padre de Harry.
Toco con la planta del pie el borde de la silla, estaba empapado
incluso con la falda debajo. Comenzó a sacar y a meter el dedo, mientras comía
los muslos de pollo y bebía, riendo las gracias del padre que contaba las
anécdotas de un duro día de trabajo. Le resulto muy difícil hacer tantas cosas
a la vez, y no podía evitar tener una mala coordinación, sin embargo, ordeno a
sus extremidades memorizar el patrón de cada uno. El dedo gordo del pie solo
tenía que empujar y tirar. Las manos tenían que mover la comida, la boca comer,
reír y hacer comentarios cortos. Los ojos nunca tenían que mirar a May, como si
no existiese, de esta manera no dejaba lugar a sospechas.
May en cambio, se le notaban mucho los gestos que
reprimía, de placer. Saco el dedo, ya le había dado suficiente. Bruce comenzó a
dedicar la conversación a May, que comenzó a reír a comer. Mirando a su mirado,
sin embargo, Jack continúo acariciando con su pie sus rodillas y muslos, a
veces May se atragantaba. En ningún momento le miró ni le recriminó lo que él
le estaba haciendo debajo de la mesa.
``La muy perra está disfrutando de lo lindo, pero luego nunca lo
reconoce´´ Musitó él para sí mismo, mientras miraba como su amante y su esposo
conversaban, comenzó a sentir celos, unos celos incontrolables. ``Eso es lo que
ella quiere, tenernos a los dos para ella sola´´ Se dijo, y con la clara
intención de hacerle llegar esos celos y frustración, introdujo su pie en su
entrepierna y comenzó a acariciarlo todo, estaba empapado, esta vez lo hacía
con ansia, ella debió notar el cambio, porque enseguida cogió la servilleta y
se la puso en la boca como si se estuviese limpiando la boca para poder morder
algo y disimular la reacción.
Su marido la miró, era obvio que había notado un comportamiento
extraño.
– ¿Te pasa algo, cariño? Llevas rarísima toda la cena.
– Estoy mareada, creo que me ha sentado mal algo, no he querido
decir nada por no molestar a nuestro invitado.
– Vete a la cama, cariño. Ya terminamos de los tres y yo fregare
los platos, iré en un rato, así que descansa, estoy seguro que Jack lo
entenderá. – La tranquilizo su marido, dándole un beso en los labios, mientras
Jack asentía; olía a oportunidad para él, aunque no tenía ni la menor idea de
cómo esquivar a Bruce.
– Esta bien, cielo. Voy directa a la cama, no hagáis ruido. –Suplicó
su esposa, mientras miraba a cada uno alternándose – Así que chicos, si os
tenéis que duchar hacerlo ya, porque como me despertéis estando dormida, ya no
podre volver a coger el sueño.
– Es cierto chicos, Jack, ves tú primero a la ducha, la que está
situada al lado de la habitación de Harry, así no la molestaras a ella con el
ruido. – Ordeno Bruce, mientras su esposa salía del comedor, dirigiéndose hacia
su habitación; antes de salir por la puerta, miro por encima del hombro a Jack,
mostrándole una leve sonrisa.
– Claro, señor. ¿Le ayudo a recoger?
– No, muy amable Jack, pero aun tengo que terminar el plato y el
postre, además de que me gusta tomarme un café. Harry tampoco ha terminado, por
lo que dúchate y luego va Harry, por cierto… Intenta no tirar demasiada agua,
no quiero parecer ahorrador y tacaño, pero tampoco estamos para tirar cohetes.
– Le informó Bruce, para Jack eso suponía un toque de atención.
``No gastar demasiada agua, lo pillo´´ razonó Jack mientras
respondía en voz alta:
– Claro señor, me han invitado a su casa y no tengo ninguna
intención de perjudicarles. – Aseguró Jack mientras se dirigía a la ducha del
piso superior y cerraba la puerta del pasillo tras de sí.
Él joven Jack corrió escaleras arriba, y en vez de girar hacia
la derecha donde se encontraban el baño y la habitación de Harry, fue hacia la
habitación de los padres de la casa. Entró en la alcoba y ella se encontraba
con una bata. Ya se había cambiado, mientras miraba con nerviosismo a Jack:
– Hola cielo… ¿Qué necesitas?
– Perdona May, pero era por si podía indicarme donde estaban las
toallas del baño, para la ducha.
– Claro, están en la habitación de Harry… – Comenzó a decir
ella, pero al imaginar que no sabría encontrarlas por sí mismo, tomo la
iniciativa y salió de la habitación, fue hasta la de Harry seguido por Jack y
comenzó a rebuscar en unos cajones al nivel del suelo. Teniendo que ponerse a
cuatro patas para rebuscar en el interior del cajón. May se encontraba con las
rodillas apoyadas en el suelo, mientras una mano la sostenía y con la
otra buscaba en el cajón. Tenía el culo en pompa, era una bata blanca la que
llevaba encima. Claramente podía transparentarse un poco, era blanca pero muy
fina.
Jack se fijo en la zona de la entrepierna y vio una enorme
mancha de humedad, el pobre joven ya no lograba aguantarse más. Así que con los
pies se quito las mismas bambas, para luego quitarse la camisa, los calcetines
y los pantalones. Era completamente imposible, que ella no oyese nada de lo que
sucedía detrás suyo.
Él se agacho y cogió la bata por la parte de las rodillas y la
levanto, dejando el culo y la entrepierna al aire, no llevaba ropa interior,
ergo quería guerra.
– ¿¡Que estas haciend….!? – Le tapo la boca con la mano,
mientras al oído le susurraba:
– Si tu boca no es capaz de decir la verdad, me la confirmara tu
cuerpo. En cualquier caso no necesito que hables.
Jack con la mano que le sobraba se cogió el miembro y bien
sujeto, lo acerco contra la entrada de May, no oponía ningún tipo de
resistencia física, pero sí que se quejaba con sonidos. Lo mismo que poner un
cartel de: ``prohibido pasar´´ pero no dejar guardias vigilando.
Restregó con desesperación la punta de su órgano contra los
labios vaginales de May, estaban tan mojados que no hacía falta lubricar nada,
ni preliminares. De un empujón entro la mayor parte. La impotente mujer dejo
escapar un quejido en todo de protesta:
– mmmmmmmmmmmm… mmm, mmm, mmm… – Gemía May ante cada embestida,
eran claros síntomas del placer producido por sus embestidas, así que le soltó
la boca.
Ahora que Jack tenía las manos libres, estampó sus dos palmas en
las perfectas nalgas de May, ese culito respingón, que vibraba pese a su
dureza. Usaba las manos para hacer que la cintura de May se empotrase con más
fuerza en su entrepierna, pudiendo perforarla mejor.
– Ahhhhh ah ah ah ah ah ah ah Jack esto esta ma ah ah ah mmmmm –
Comenzó May a decir, aunque no lo terminó, ni ella se lo creía. Jack pensó lo
mismo: ``Esto está muy bien, los dos lo disfrutamos´´
– Yo creo que esto está muy bien, gozas como una tigresa. Si tu
marido y tu hijo no hubiesen estado debajo, te habría follado en la misma mesa,
me has puesto perrísimo.
– Jack… Acaba ya, córrete, como suba me arruinas la vida y el
matrimonio, no quiero perder a mi marido.
– Y yo no quiero perjudicarte, así que haz me corra rápido.
Follame rápido, y consigue que acabe en seguida.
– Avísame, no quiero que me dejes embarazada por accidente…
Dicho esto, Jack dio unos cachetes cariñosos al culo de May,
mientras con la otra mano la agarraba del pelo, esto hizo que May elevase el
culo inconscientemente, curvando la espalda.
– Ahhh Ahhhhh no tan fuerte, me haces daño ahí abajo…
– Aclárate May, quieres que lo haga lento o rápido…
– Solo date prisa… Ahh mmmm – Gimió ella, Jack pensó en lo
apretado que tenía el coño, le costaba meterla y sacarla, y eso le daba
muchísimo placer.
– Estírate en la alfombra boca arriba, quiero besarte. – Exigió
Jack sacándosela y señalando a la alfombra que había a los pies de la cama.
May sin negarse, lo hizo, pero mientras se estiraba susurro
mirándole a él a los ojos:
– Me voy a arrepentir de esto… Estaré toda la noche pensando en
esto y lo pasare mal.
Jack se puso encima, a lo misionero. Comenzó a restregarla
contra esos labios tan suaves y mojados:
– Entonces, disfrútalo mientras dure – Le aconsejo mientras se
la volvía a clavar, dejo caer su tronco estampándose con las tetas de May y
besándola con desesperación. Aun sin sentir el orgasmo, podía notar que la
excitación era tanta que se correría de un momento a otro.
Jack noto como los dedos de ella se dirigieron a su propio
clítoris y empezaron a masajearse en círculos.
La lengua de ella era húmeda y caliente, estaba cachonda
perdida, era normal que no se hubiese negado, sus pensamientos estaban
corrompidos por su libido y no podía razonar con claridad. Acelero el paso al
sentir la tensión sexual que había en la boca de May, se le escapaban gemidos,
que intentaba silenciar besándole a él.
Notó por primera vez ese cosquilleo en la punta, que indicaba el
punto sin retorno. Aun podía parar, pero no pensaba hacerlo. Su posición
preferida comenzaba ahora, cogió las dos piernas de May, retando su
flexibilidad y las junto contra sus tetas, ni demasiado juntas ni demasiado
separadas, los brazos mantenían esa posición, encerrando las piernas, mientras
sus manos se dirigieron a su cuello. Sin apretar demasiado, marco con sus
palmas la unión de los hombros con el cuello.
– Ah Ah Ah así me haces daño, estas llegando hasta el fondo… Me
la estas clavando, para Jack Ah Ah Ah… ¡AHH MMMMM! ¡Me vas a partir Jack!
– Comenzó a elevar la voz May, Jack la beso para callarla, mordiéndole los
labios. Acelero al máximo que sus caderas le permitían, llegando hasta el
fondo. Entre los labios de May se escapaban enormes gemidos. Jack entro de
forma inevitable en el punto sin retorno, ya no se podía parar.
May abrió los ojos, y los puso en blanco produciendo desde su
garganta un enorme y prolongado gemido…
– ¡¡mmmmmmmmmmmmmmm!! – La escucho Jack mientras notaba
como se le comenzaba a disparar toda la leche en su interior, inundándole
completamente por dentro: ``Mierda, se me ha olvidado sacarla, estaba demasiado
concentrado en la cara que ha puesto´´
Pequeños espasmos recorrían las piernas totalmente estiradas que
apuntaban al techo, mientras May se había quedado con la boca abierta, como
desmayada. Parecía hipnotizada por un orgasmo que aun duraba. Jack admiro la
belleza oculta en aquel rostro producido por el placer. Aun se estaba
descargando dentro, las pocas gotas que quedaban, si se había corrido dentro,
al menos disfrutaría de esa sensación.
Saco la mitad de su polla, y comenzó a masajearla, exprimiendo
hasta la última gota dentro. Luego la saco con cuidado y junto su
entrepierna con la suya. Se tumbo encima suyo mientras comenzó a besarla. La
adoraba, era perfecta. Y al parecer a ella le gustaba que le follase duro, y
eso es lo que más le ponía.
– Tienes que ir a tu baño a lavarte antes de que tu marido te
pille.
May pareció retomar la compostura, se levanto y salió de la
habitación, tambaleándose impasible, con indiferencia dibujada en el rostro.
Jack abrió la ventana para que se ventilase la habitación, y se
dirigió a la ducha tras coger la toalla del cajón y el pijama. Le había entrado
muchísimo sueño, un relax muy potente se apodero de su cuerpo, aunque estaba
claro que el fin de semana solo acababa de comenzar. El día siguiente era
Sábado y el marido trabajaba por la mañana.
Así termino un viernes, que hasta el momento, a ellos dos les
pareció, muy, pero que muy largo.
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Capítulo 5
— ¿Qué tal ha ido? — Interrogó Harry a su amigo apareciendo por
la puerta, tenía la toalla enrollada en la cintura, y se estaba secando el
pelo.
Jack le estaba esperando, pero no esperaba que el dueño de la
habitación le preguntase por lo que acababa de pasar con su madre. Le pilló
desprevenido, aunque tampoco le sorprendió demasiado, la curiosidad humana
puede ser una bendición, pero también una maldición.
— Creía que no querías saber nada de lo que pasase — Preguntó él
en consecuencia, Jack no era el tipo de hombre que contaba sus intimidades y
prefería dejarlo en el mas absoluto de los secretos, pero tampoco le gustaba
mentir.
— Y así es, no te pido los detalles, solo quiero saber cómo a
fue. — Harry insistió, aunque parecía convencido en no querer saberlo todo, era
la impresión que daba.
— Pues fue… Bien. — Bromeó Jack, le tomaba su petición al pie de
la letra.
— Venga, no me seas imbécil. Quiero saber cómo fue, con algo de
información pero sin entrar en detalles, ya me entiendes. — El anfitrión
comenzó a enseñar sus cartas, él quería saber que había pasado, hasta el último
detalle, pero al mismo tiempo el no quería saber nada.
— Pues genial, no se puede comparar con ninguna chavala de
nuestra edad, se nota muchísimo el cambio, lo que hace la experiencia y un
cuerpo maduro…
Jack tuvo la impresión de que su amigo se había quedado
conforme: ni mucha información, ni muy poca, la justa. Harry lo miraba mientras
se ponía el pijama, Jack lo miraba de reojo sin saber que pasaba por la mente
del dueño de la habitación.
— He estado pensando que podría invitar a tu madre a tomar un
café el domingo, si consigues tener influencia sobre mi madre para mañana por
la noche, podríamos convencer entre los tres a tu madre para que venga.
— Parece que estas celoso y quieres una madurita para ti solo —
Se burlo Jack. ``Así que eso es lo que quieres´´ Pensó él mientras se reía, al
parecer su amigo estaba interesado en el tema ``milf´´ y quería hacer un
intercambio de madres. Jack con May y Harry con su madre.
— Tu madre no esta tan buena como la mía, pero es una fresca —
No le ofendía a él que su amigo hablase así de su madre, lo tenía asumido. La
habitación se sumió en el más absoluto de los silencios.
— Tu me facilitas las cosas con tu madre, y yo te ayudo con la
mía, H.
La madre de Jack se llamaba Jess, llevaba muchísimo meses sin
tener sexo con hombres, dado que compartían ordenador y ella no cerraba sus
redes sociales, por lo que podía espiar sus movimientos. De vez en cuando, ella
quedaba para tener sexo con gente anónima que conocía en chats. Pero nunca se
liaba con personas cercanas, porque eso podía crear problemas. Se había
separado de su padre años atrás, y estaba sola en lo que refería a satisfacer
sus necesidades como mujer. Algunos meses atrás tuvo una mala experiencia con
un hombre y fue la última vez que volvió a buscar por internet ese tipo de
relaciones. Su mujer era una mujer muy mona, tenía treinta y nueve años, su
cuerpo no era precisamente lo que se entendía por atractivo. Era una mujer
delgada, no tenía demasiado pecho, el típico escote que con ropa no se
disfruta, y el culo era lo más provocador que tenia. Lo que mas atraía de Jess
a los hombres no era su cuerpo, que era lo mas mediocre que podía haber, sino
su personalidad, su forma de hacer. Como seducía a los hombres, era una mujer
que tenia la apariencia de mujer difícil, de esas que nunca podrían conseguir
ni aunque le entrasen. Pero al mismo tiempo era una calienta-braguetas, que
aprovechaba cualquier situación para insinuarse.
Esa era su madre, una mujer necesitada e insatisfecha, que por
apariencia era lo mas corriente que podía haber, pero por forma de ser y de
comportarse seducía a cualquier hombre que osase dirigirle la palabra, aunque
ella tenía una única regla, y era que no se liaría nunca con ningún hombre que
viviese cerca de ella o su hijo. Siempre que había tenido una cita, era ella la
que se iba, a ciudades lejanas, a las que era muy poco probable que
volviese.
Los dos sin decir nada mas apagaron la luz y esperaron al sueño,
Harry en la cama superior y Jack en una cama empotrada. No quedaba nada por
decir, era un intercambio de madres, que era imposible de predecir las
consecuencias que traería.
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May Fire
Introdujo los dedos en su vagina, aun la tenia caliente y
abundantemente húmeda. El pringoso esperma de Jack brotaba del interior de su
entrepierna… ``No puedo creer que se haya corrido dentro ese niñato´´ Se decía
a si misma mientras intentaba extraer la mayor parte de aquel liquido de su
interior. De su vagina salían sonidos obscenos y sucios, producto del toqueteo
con sus propios dedos.
— Oh… Dios… Mmmmm — Comenzó May a gemir, la calentaba tanto
aquella situación. Ella se encontraba sentada en el bidet, echándose agua con
la clara intención de retirar el máximo líquido posible de la zona. La madre,
muy preocupada, estuvo considerando la posibilidad de tomarse la pastilla del
día después, pero no le hacían mucha gracia, dado que era química pura y no
podía ser bueno para el cuerpo.
Toc Toc Toc
— Cariño, ¿Estas lista para ir a la cama? — May se sobresaltó,
era su marido el que picaba, aunque no abrió la puerta. Hizo la pregunta a
través de ella.
— Me duele el estomago, ahora voy, cielo.
— ¿Necesitas algo? — Preguntó con el tono amable de siempre.
— Gracias amor, pero no hará falta.
— ¿Están los críos en la cama ya? — Inquirió Brucé desde el otro
lado —Te espero en la cama.
— Da igual si están o no, déjalos un poco a su bola.
Bruce no respondió, y May pudo volver a sus pensamientos. Estaba
increíblemente cachonda, su coñito empapado le pedía polla. Y su marido le iba
a dar guerra esa noche. Si Jack se había corrido dentro, solo necesitaba que
ahora lo hiciese Bruce. Sin ropa interior, volvió a colocarse la bata. Comprobó
que no se transparentase ni nada…
La apuesta seguía en pie, él la había violado, le tapo la boca y
lo hizo contra su voluntad. Esa era la realidad y lo que pensaba decirle a
Jack.
Un relampagueante recuerdo de lo hablado entre su joven amante y
ella no hacía demasiadas horas le vino a la mente:
``– ¿Qué pretendes, May? Creía que no querías quedarte ni un
momento a solas conmigo.
– He cambiado de opinión, no follaremos mas, eso seguro, pero no
hay razón para no divertirme contigo ¿No? – May sonrió y le dio un beso en la
mejilla –
– Eso significa que quieres jugar fuerte, entonces jugaremos,
que te apetece si hacemos una apuesta. – Jack se lo jugaría todo en ella si
aceptaba.
– Haremos esto, si consigo follar contigo antes de mañana por la
tarde, serás mía durante el resto de tu vida, es decir. – Se apresuro a aclarar
para que no hubiese confusiones – Seguirás estando con tu marido, no me
tendrás que obedecer ni estar cada día conmigo, pero sí que deberás quedar de
vez en cuando conmigo, a modo de cita o follaamigos. Cuando nos vaya bien a
ambos, sin presiones, pero tampoco sin excusas.
– Hummm vale, y si no lo consigues, no volverás a intentar
hacerlo conmigo, a no ser que yo empiece. Por lo tanto que repitamos será
directamente decisión mía, por lo que me pertenecerás, pero yo a ti no.
– Estoy de acuerdo, ahora vamos a por las condiciones, si desde
ahora hasta mañana te pido compañía, me la concederás, por ejemplo, si voy a tu
habitación a las cinco de la mañana, no podrás negarte, porque estoy en clara desventaja.
– Jack eso no es una posibilidad, no va a pasar, tendrás que
intentarlo en momentos como este.
– Lo haremos como te he dicho, no abusare. Si veo que tienes
posibilidad de estar conmigo sin ser descubierta, te llamare y por cierto. Para
que te quedes más tranquila, besarnos, tocarnos y masturbarnos no cuenta.
Tenemos que tener sexo normal para que cuente, también puedo provocarte siempre
y cuando no nos descubran.
– Esta bien, pero la violación no cuenta. Si yo te digo que no,
aunque la metas, es que no.
– Tu siempre dices que no aunque quieras.
– Es lo que hay Jack, lo tomas o lo dejas.
– Prepárate para sufrir.
– No guapo, tu vas a sufrir, te voy a poner tan cachondo que no
vas a suplicarme que te folle, y por supuesto, no lo hare.
Jack le ofreció la mano a esa madurita de cuarenta i dos años,
era todo tan irreal.´´
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May satisfecha tenía todo a su favor, el la había violado. Le
tapo con la mano la boca y la monto como un animal. Podían haberlos descubierto
su hijo y su esposo que estaban cenando abajo y podían haber subido en
cualquier momento. Por lo tanto, la apuesta todavía seguía en pie y Jack no
había ganado. Como aun quedaba la madrugada y la mañana estaba segura de que la
soberbia de aquel joven le llevaría a aceptar que no había ganado la apuesta,
dado que aun tenía tiempo.
Y ella tenía un marido, que la satisfacía enormemente. Pensaba
follar con el toda la noche, o hasta que el aguantase para quitarse ese
calentón de encima, y no volver a sucumbir a ante aquel niñato presuntuoso.
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La excitada mujer salió del baño decidida, cruzo el pasillo y
entro en su habitación. Su esposo estaba ya estirado, con las gafas de leer
puestas y una revista deportiva en las manos, no le prestó atención a May. Sentía
el coñito encharcado y como sus pezones estaban duros como piedras. Cerró la
puerta y se dirigió a su Bruce, se estiro a su lado, posando su cabeza en sus
pectorales. Se abrió de piernas, y la bata se dio de sí, dejando ver unas
piernas totalmente depiladas, un chochito con muy poco pelo, vello púbico de
uno o dos días como mucho. Bruce se le abrieron los ojos como platos, se le
desencajo la mandíbula mientras dejaba caer la revista, May observo su boca
abierta, se movía, al parecer intentando decir algo, palabras mudas que no
llegaban a producirse.
May se llevo lentamente los dedos a la boca, para captar su
atención para más tarde dirigirla a su coñito, lo hizo sin mirar, ella no
apartaba los ojos de su esposo. El seguía el dedo, y trago saliva. Intento
ponerse en el lugar de su esposo:
``Vio a su mujer entrar en la habitación, apoyarse en su pecho,
abrirse de patas de la forma más sensual posible para mostrar un conejo
totalmente empapado, pidiendo guerra. Y unos dedos húmedos en su busca para
jugar.´´
Unas gotas de sudor cayeron por las sienes de su marido,
mientras tragaba saliva y comenzó a tartamudear:
– C… Cariño, t…tenemos un invitado y nuestro hijo e…está
despierto, posiblemente estén hablando y puedan enterarse… Hagámoslo por la
mañana, cuando estemos seguros de que están dormidos
– Que pena… Me ``muero´´ por ser penetrada, mira que mojada
estoy… Tal vez sea por el morbo de ser descubiertos, pero el hecho es que estoy
cachondisima. – Se rindió falsamente la inteligente mujer, con la voz más
sensual que podía salir de aquella garganta.
Atraves de las sabanas, vio algo crecer de reojo. Algo
endureciéndose, a Bruce le temblaban las manos, estaba sudando y parecía que la
iba a violar allí mismo, May percibió en seguida que estaba al límite de sus
fuerzas.
– S…S….Si, m…mañ…ana mejor. – Consiguió vocalizar dándose la
vuelta y dándole la espalda a Bruce.
May completamente divertida, lo abrazo dulcemente y le dio un
beso en la mejilla con mucha ternura, para luego susurrarle en la oreja:
– Hoy estoy en uno de esos días, es una pena que no quieras…
arriesgarte. – Y con mucha picardía comenzó a mordisquearle la oreja, ese era
el punto débil de su esposo.
Ella dirigió su mano por debajo de las sabanas hasta agarrar
aquel duro faro que ya comenzaba a liberar líquido pre seminal, hacia muchísimo
tiempo que no lo sentía tan duro.
Bruce giro sobre si mismo y la agarro por el cuello, ella se
dejo llevar, bajándole el pantalón del pijama al tiempo que abría totalmente
sus piernas, May cogió la polla que tanto amaba y la guio hasta el inundado y
viscoso coño.
–Se gentil…
Bruce la clavo hasta el fondo de una sola estocada, era una
sensación difícil de escribir, en la que sentía daño ante esas estocadas, pero
era un dolor que se transformaba casi inmediatamente en placer. Tuvo la
impresión de que su esposo quiso partirla por la mitad, volvió a sacarla casi
por completo y repitió el proceso. De una forma muy lenta, las estocadas eran
profundas, potentes y fuertes, pero sobretodo muy lentas.
May sentía que le faltaba el aire, y podía ver como de su coño
se extraía aquella polla, de lo más profundo de su ser, lentamente, para ser
empotrada de nuevo:
–………. – La mujer no tenia oxigeno suficiente para gemir o
producir ruidos. Su esposo sabio lo mucho que a ella le ponía el juego del
ahogamiento. Trataba básicamente de que la follase mientras la estrangulaba,
pero siempre dejándola respirar. De esta forma a ella le costaba más respirar,
y se producía un intenso mareo, haciendo la situación muchísimo más intensa.
Bruce soltó su cuello, y la agarró por la espalda, levantándola
de la cama y sentándose en ella. Ahora era May la que botaba encima del pene de
su esposo. Ruidos muy sucios surgían de su vagina, producidos por la fricción.
– Mmmm mmm mmmm mmmmm – Gemía ella desde esa posición, subiendo
y bajando el culo como una loca, su marido le tapaba la boca, ya que ambos
sabían por experiencia lo ruidosa que era.
– Cariño yo… Ohh me voy a correr – Confesó Bruce, para desgracia
de May.
Ella paró en seco, no podía correrse tan rápido, normalmente
duraba mucho mas. ``¿Por qué justo hoy que necesito un buen polvo te vas a
correr tan rápido´´
– Bruce, no te pienso consentir que te corras, no ves lo perra
que me tienes, necesito que me folles muchísimo más. Por favor, hazlo por mí,
Follame sin piedad aguanta un poco.
– Lo intentare, cariño… Pero me has puesto muy cachondo, hacía
tiempo que no te veía tan puta en la cama.
– Sabes que solo estoy así cuando tengo mucha tensión acumulada…
Asi que follame lento y no pares. Quiero que me hagas gozar como una perra,
grrr – Jugueteó May mientras daba besos a su esposo.
Ella decidió, que era preferible que el diese las estocadas. Así
que se saco aquella polla que tanto placer le daba, se quito la bata y se
estiro en la cama con las piernas abiertas.
– Penétrame sin piedad cariño, pero dura… Necesito que dures –
May no lo pedía, lo suplicaba.
Su marido a una velocidad increíble, le tapo la boca de un beso
y guiándola con su propia mano, se la metió en un abrir y cerrar de ojos. Comenzó
sin piedad a partirla por la mitad, o esa debió ser la sensación que sintió
ella, totalmente satisfecha con aquella follada que le estaba metiendo su amado
macho.
– Mmmmm mm mmmmmm mm mmmmm mm mmmmm…. – Intentaba gemir ella, al
tiempo que besos muy obscenos y intensos se producían entre ellos. Era una
follada muy rápida, mientras se masturbaba con sus dedos.
May estaba a punto de correrse y noto como Bruce aumentaba el
ritmo. Las babas colgaban de su boca, era un beso muy sucio. Notó como su
esposo La agarraba de los tobillos y los empotraba contra la almohada
– Ahhhhhhh Dios Bruce, ahhh me estas taladrando lo más hondo…
Así me duele… Ahhhhh
– Me corro… Pffff Tómalo todo
– Dentro no, cariño Ahhhhh, no estoy tomando la pastilla
– Ya nos preocuparemos de eso después, ahora tómalo todo
– ¡Nooo! Cariño dentro no, córrete en mi boca, porfav… mmmm –
Suplicaba falsamente May para estimular a su esposo, fue callada por un beso,
mientras su coño estaba siendo bombardeada a pollazos. Durante unos segundos,
noto como la punta de la polla de Bruce se le clavo en lo más profundo de su
coño y en consecuencia, un liquido caliente la inundaba todo
– ¡Mmmmmmm… Ahh ahhh cabrón Ahhhhhhh dios…!
May sentía como el instrumento de su esposo soltaba los últimos
chorros, para luego extraerlo y estirarse en la cama, completamente sudado.
Ella se había corrido justo cuando el acabo dentro, pero no estaba satisfecha
del todo. Tenía demasiada tensión sexual acumulada y necesitaba más.
Se estiró al lado de su marido, dándole besos y siendo
correspondida. Vio como aquella polla comenzaba a perder dureza y tamaño, y
estaba bañada en su propio semen. La cogió y comenzó a lamerla, dejándola
impecable. La chupaba por los lados, de arriba a abajo, la punta. Se la metía
en la boca y la saboreaba… Le hizo una paja mientras lamia los testículos pero
cada vez era más pequeña. Estaba muerta hasta que se recuperase, ya conocía la
historia.
No era cuestión de resistencia, era cuestión de anatomía. Había
pollas que nada mas correrse podían continuar, otras que se endurecían, pero
que no podían correrse. La de su marido era de las que duraba, pero de las que
necesitaban un descanso para volver a empezar. Un descanso que se hacía eterno
y muchas veces, cortaba el rollo.
– Bruce, amor… Pon de tu parte, cariño. ¿No estás cansado,
verdad?
– No es cansancio, si no se levanta no se levanta.
May no se dio por vencida, se subió encima de aquella polla
muerta, restregando su coñito relleno de leche contra él.
– Necesito mucho mas…
Las veces que habían follado y May se había quedado con las
ganas, pocas habían sido las veces que se le volvió a subir en respuesta de las
provocaciones de May, las veces que volvía a ponerse dura, no tenia leche para
correrse. Y estaba en lo que ella llamaba ``Modo zombie´´
El modo zombie era una polla que estaba simplemente dura, a
bruce no le daba placer ni podía correrse, pero estaba dura, lo suficiente para
follar de forma normal.
Según había leído, esto sucedía cuando se forzaba a un hombre
con ``creación de esperma´´ lento a tener sexo continuado. Las veces que
consiguió ponérsela dura, estuvieron más de dos horas seguidas follando sin que
Bruce se corriese. Lo difícil era conseguir que en ese momento, se pusiese
dura.
–Si no es cuestión de cansancio… ¿Es que ya no te pongo…? Es
eso… – Susurró ella, haciéndose la víctima.
– Sabes perfectamente que me pones muchísimo.
– Ahora está muerta…
– ¿Y como me has puesto antes?, me has puesto más cachondo que
un toro semental
Al parecer la culpabilidad tampoco iba a servir, así que May se
sentó en las rodillas de Bruce, con las piernas abiertas y comenzó a meterse
los dedos, extrayendo a presión el semen.
– Sigo mojada… Cariño, quiero que me folles… Venga…
Todos los esfuerzos fueron inútiles, no se le levantó. Bruce y
ella se pusieron a dormir, ella resignada, cogió el sueño… Tenía la obligación
de resistir hasta el día siguiente después de comer. Perder, no era una opción.
Así que cerró los ojos, y espero que la noche pasase lo más
rápida posible, en un corto y relajante sueño.
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Algo la despertó, ella noto como en la absoluta oscuridad, abría
los ojos y no veía nada. Su marido roncaba a su derecha, por lo que no era él.
Unas manos la mecieron, intentando despertarla… Solo podía ser… Él. Miro el
reloj con números fluorescentes, eran las 5am.
Y comenzaba el juego…
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Jack
Él la zarandeo, con mucha suavidad pero constancia. De la boca
de May surgió un sonido que indicaba que estaba despierta. Paro de mecerla y se
acerco a donde debía estar su cara:
– Perdona May – Susurró con la voz más baja que
podía. – Harry está completamente dormido y yo… Bueno, estoy muy aburrido, me
preguntaba si querrías bajar conmigo un rato.
– La apuesta era que nada de hacerlo de madrugada o con riesgo
de que me pillase mi marido o mi hijo – Susurro May enfadada –
Ahora vete, antes de que mi marido se despierte.
– Ya he ganado la apuesta. ¿Te acuerdas?
May no pudo evitar reírse, que predecible era. Ahora ella, de algún
modo, le convencería de que no había ganado la apuesta y él lo admitiría y
seguiría intentando ganarla.
– Los dos sabemos que la he ganado, May.
– Jojojo Espero que lo estés diciendo de broma – Aseguro
May, divertida. – ¡Me violaste! Me tapaste la boca impidiendo que te suplicase
que me dejaras ¿Recuerdas? Además, nuestra apuesta fue que tenía que pedírtelo,
y lo hiciste sin permiso. Y en un lugar con riesgo de que nos pillasen.
Obviamente ``no´´ has ganado esta apuesta.
– Esta bien, te seguiré el juego, ahora baja conmigo.
– No pienso hacerlo, Jack. Voy a seguir durmiendo, vete.
– Esta bien, míralo de este modo. Si bajas, no te follare aunque
hasta que me lo supliques. Pase lo que pase no te follare ni te violare, solo
lo haremos si me lo pides. ¿Te vale?
– ¡Te he dicho que no! – Insistió ella entre los sonoros
ronquidos de su marido.
– Bueno… Yo estaré esperando en el comedor, por si quieres ver
una peli conmigo. Si no bajas… La veré solo; te estaré esperando.
– No pienso bajar, buenas noches. – Dijo May, pero Jack, cual
ninja, sea había esfumado sin dejar rastro de la habitación. Cerró la puerta y
se fue hacia el comedor, a esperarla.
No sin antes asegurarse de que Harry seguía dormido. Ligeros
ronquidos de muy bajo volumen surgían de su garganta. Jack cerró la puerta y
bajo las escaleras, llevaba una mochila con él, en su interior había objetos y
cosas que usaría con su musa.
– Voy a hacer que te derritas, May – Susurró en la
penumbra mientras se dirigía al comedor, dejó la puerta entre abierta, encendió
la tele, se sentó… Y esperó.
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May Fire
``El techo es tan… Negro… Tan Oscuro´´ Se dijo a si misma
``Estúpida de mi, duérmete… Duérmete, maldita´´
``Si bajo, perderé, si pierdo, tendré la obligación moral de
hacer lo que ese crio quiera´´
``No pienso bajar, no bajare´´ ``Pero si bajo… me dijo que no lo
haríamos si yo no se lo pedía´´
``No, eso es lo que quiere… Me hará cosas, aunque cumpla su
palabra no sé si podre aguantar´´ ``Debo resistir y aguantar aquí, debo
intentar dormirme´´
Comenzó a imaginar cosas, los besos de Jack, sus caricias… La
dureza entre sus piernas, su olor…
Su vagina comenzó a humedecerse de nuevo, los muslos le
resbalaban y ya era imposible, si es que antes no lo era. No podía bajar en
esas condiciones, asi que acerco sus labios a la oreja de Bruce, paso su pierna
lentamente sobre las de su esposo y susurró:
– Cariño… Amor, despierta…
Los ronquidos cesaron, pero el silencio reino en la habitación.
– Cariño… – Ronroneaba la mujer al oído de su esposo.
– No tengo ganas… Y estoy muy cansado. Tócate, cielo. Mañana por
la mañana si tenemos oportunidad te compensare.
Se quedaron en silencio, realmente el estaba muy cansado porque
comenzó a roncar a los pocos minutos.
May se levantó de la cama y se puso la bata: ``Siempre soy yo la
que se queda con las ganas´´
Ella se sentía querida, pero una mujer como ella necesitaba
mucho sexo y su marido, como a tantas otras parejas, ya le resultaba monótono
seguir aquel ritmo tan desenfrenado. La pasión del principio solo era una
reliquia en sus memorias. Algo que no daba placer al recordar, y llenaba de
nostalgia aquel cuerpo insatisfecho.
``Al parecer el amor no lo es todo, y la pasión más ardiente
está reservada solo para la juventud, y en caso de maduros… maduros ardientes´´
Razonó para sí misma: `` Entonces, si mi marido es el problema y yo tengo mis
necesidades y el no, necesito a un joven que me satisfaga sexualmente. ´´
Estaba claro, ella quería ganar la apuesta, de esta forma
tendría a ese joven a su servicio. Si perdía, aunque fuese de forma indirecta
ella estaría siempre a su servicio. No podía perder pero, tanto si ganaba como
perdía saldría favorecida en cuestión de sexo, la única diferencia era la
dependencia, ¿Dependería de él… o él dependería de ella?
Se dirigió hacia la puerta de la habitación, de memoria se sabía
la distancia. No necesitaba ver, May cruzó totalmente a oscuras la habitación.
Su excusa era estar desvelada en caso de que su marido o su hijo la descubrieran.
Cerró con cuidado la puerta de su alcoba y se dirigió al baño,
donde se aseo antes de bajar a paso lento hacia el comedor, donde le esperaba
Jack, su joven amante.
Excelente. Espero también la continuación de esta historia..espero no se artante con los pedidos jaja
ResponderEliminarNo, para nada. Sin embargo esta historia si que es seguro que no la continuare.
ResponderEliminarMi problema con la creacion o continuacion de historias, es que no planeo como seran. Simplemente las escribo y voy improvisando... Pero eso hace que muchas veces me quede sin la motivacion de continuar. Por eso ahora las historias quiero ''terminarlas'' antes de publicarlas.
Lo dicho, la de los pecados capitales y el siniestro es MUY posible que las continue dentro de poco, pero las otras... lo dudo mucho.
PD: Y no, no me olvido de la idea de los relatos basados en la madre y la hija en un pueblo lleno de hombres jajajaja
EliminarPaciencia. Un saludo.
Que bueno volver a leerte estimado Zorro. La verdad que tus historias son excelentes. Cuando empeze a leer relatos en la red, hace unos cuantos años atras, fue esta joyita la que me cautivó y es por eso que comento aquí. Siempre tuve una especial atracción por los relatos donde están implicados o los personajes principales son una MILF y un joven. Después de un largo periodo (bastante) tengo el placer de volverla a leer por cuarta vez (y no es una exageración), e intentado buscarla con anterioridad sin ningún resultado. Pero por suerte eso cambió.
ResponderEliminarNo quiero parecer un pesado más pero no puedo con mi genio y es por eso que tenía que decirlo; Es una lástima que esta historia no continúe. Siempre tuve la sensación de encontrar algun día una continuación de por ejemplo; Harry y Jess (la madre de Jack) o un poco más de este deleite literario. Bueno, no voy a martirizarte más con esto porque leí comentarios donde se lamentan lo mismo que te planteo.
Además no voy a irme sin decirte que estoy al día con tu nueva historia (Dos Hembras en Villamayor) y que es excelente, con cada nuevo relato te superas.
Sin más, te saluda y agradece un humilde fanático de tus obras. Saludos