[Corto] Helado de infidelidad

Título: Helado de infidelidad

Argumento: Un adolescente que sufre un continuado bullying por otro invita a su babysitter a la piscina, sin esperarse que allí esta se vuelva esclava de los deseos de otros.

Géneros: Anal, impregnación, sexo telefónico, garganta profunda, beso negro, infidelidad, coqueteo, humillación, sadomasoquismo (sin dolor)



Ya aviso que tiene un contenido muy fuerte, no apto para todos los públicos (si te gusta el sexo vainilla no abras el spoiler)

Este relato ha sido publicado en exclusiva para el foro que acabo de abrir ( losrelatosdezorro.mforos.com ), lo publico aquí como medida de seguridad (por si se borrase o algo), pero cuando el foro tenga más actividad y haya más gente metida pasaré de ponerlos aquí porque este blog será solo para sagas y relatos inviduales ''grandes''. Gracias

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Helado de infidelidad

Capítulo 1: El amor de su vidaUna vez más Michael recibió en el instituto otro empujón, otro golpe en la cabeza  Más insultos para su colección. Corrió prácticamente llorando y, en lugar de encontrarse a su madre en casa, se tropezó con Rica nada más abrir la puerta de la entrada.
— ¿Qué te pasa? Ay, mi niño. ¡Ya te han vuelto a molestar esos tontos! -exclamó aquella chica de rubios cabellos acogiendo al golpeado adolescente entre sus brazos.
— Logan me ha vuelto a pegar, y a los profesores les da igual.
— Aish  Calla, cariño. Calla. Luego se lo decimos a tu madre.
— No -espetó apartándose de ella y enjuagándose las lágrimas-. ¿Para qué? Si luego nadie hace nada.

Con los ojos llorosos, se paró a admirar sin disimulo alguno la belleza de su cuidadora. Era una universitaria de pechos imponentes, sin ser demasiado grandes combinaban bien con cualquier ropa que eligiese llevar. Su pelo era largo y liso, generalmente se lo dejaba suelto tapándole las orejas. Solía llevar ropa con escote o que dibujasen el contorno de aquellas magníficas ubres.
   Michael estaba seguro de que ella, a sabiendas de lo que le gustaban sus tetas, lo consentía. ¿Y por qué no? Si llegaba llorando o triste por haber sido acosado siempre se le dibujaba una sonrisa tras ser mimado por su hermosa canguro.

Era muy guapa, demasiado. Pero lo que más le encantaba al chico era que pese a tener su chicha nunca se veía acomplejada. Siempre vestía lindo y agradable a la vista, siempre sonreía y contagiaba su positividad. Por eso era el amor platónico de Michael. Aunque supiese que ella tenía novio y que un chiquillo como él nunca iba a tener posibilidades con semejante diosa.
   Por eso mismo se conformaba con desahogarse con ella y contarle como lo molestaba Logan, siendo consentido por ella mientras lo estrechaba contra sus pechos; abrazándolo como si fuesen una pareja de hecho.

Le volvía loco lo virginal que aparentaba ser. Por supuesto Michael no sabía como era en la intimidad, pero siempre la había visto actuar pura e inocente, sin un solo comentario que se pudiese sexualizar o malinterpretar.
   Y a pesar de eso, era la musa de sus pajas cada vez que se hacía una. Fantaseando con que la casta e virtuosa Rica, sin haberse abierto siquiera para su novio -del cual nada sabía- se dejaba llevar con el niño a su cuidado.

Por eso mismo, un día cualquiera finalizando ya el verano y a punto de empezar de nuevo el siguiente curso, se atrevió por fin a invitarla a una cita los dos solos  ¿Y qué mejor lugar para disfrutar de las buenas vistas que la piscina?

Lo sorprendente para Michael fue que, tras pensárselo unos segundos, Rica acabó respondiendo que sí.

Capítulo 2: Una piscina y un bikini muy sexyVarios eran los motivos por los que no se había armado de valor mucho antes para pedirle ir a la piscina. Uno de los factores era la gente, pues sus compañeros de instituto solían ir en manada a bañarse y lo último que quería era cruzarse con ellos. Era tanto terror a lo que pudiese pasar como vergüenza por lo que pudiesen pensar al ir acompañado de una ‘’canguro’’. Después, el motivo principal, sin duda alguna, era poder disfrutar de Rica sin que nadie los molestase.
   Acabando ya el verano, la piscina municipal había perdido gran parte del atractivo para los adolescentes. Sabía que en esas fechas estaría prácticamente vacía y solo habría madres con sus respectivos hijos.
  
Lo que no se esperaba ni de lejos era el provocativo bañador con el que iba a sorprenderlo Rica. Saliendo de los vestuarios del polideportivo, se dirigieron al enorme campo de césped que desde la vista aérea formaba un gran rectángulo verdoso, entre el cual se situaba una colosal piscina de tamaño olímpico. A lo largo de todo ese prado, había algunos árboles solitarios que alcanzaban poco más de tres metros de altura y hacían las veces de sombrillas para las personas que se aglutinaban bajo ellos; aún así era tan poca la gente que apenas serían más de 35 personas en todo el recinto. Y como era tan grande, nadie se acercaba a nadie y todos gozaban de intimidad.
    Caminando al lado de Rica no podía parar de mirarla: Observando como se le mediometía el hilo del bikini entre sus nalgas. Sus pechos retumbaban solemnemente dentro de su bañador que, o se lo parecía, o realmente era una o dos tallas más pequeño de lo que debería ser en realidad.
   Estiraron un gran manto cuadrado de color blanco y, encima, vaciaron las bolsas de ropa y utensilios hasta que quedaron prácticamente vacíos. Michael sonrió disimuladamente al estudiar su alrededor y descubrir que aquel día no habían ido chicos de su edad.

 Se lo pasó bien en el agua con Rica. Ambos se tiraron dentro de la piscina y se lanzaron agua intentando ahogarse entre risas. No todo fue bueno pues, al salir de la piscina y regresar a la toalla para secarse bajo el intenso sol, el protegido de su canguro descubrió que un grupo de jóvenes había acampado con sus toallas a menos de diez metros de donde estaba situado él con Rica.
— ¿Sabes qué? -le preguntó sacándolo de su ensimismamiento-. Voy a ir a por un par de helados. Creo que eso te animará -dijo como si le leyese la mente, volteando su mirada para fisgonear también lo que hacían los recién llegados.
— ¿De kínder?
— ¿Hay de kínder? -replicó riendo, aliviada de ver que Michael cambiaba su semblante a uno menos tenso-. Bueno, pues de Kínder. ¿Y si no quedase de qué lo quieres?
— Nata. O vainilla. En ese orden.
— Si te agobias mucho, métete en el agua y nada un poco. Pero nada de tonterías -dijo agarrando un diminuto bolso donde tenía su móvil y el monedero, entre otras cosas.

Se levantó frente la atenta mirada de los adolescentes y se marchó. Michael, pese a lo temeroso que era, no tenía miedo a quedarse allí solo  Sino más bien a que Rica tuviese cualquier problema al ir sola hasta allí. Más bien sabía que no debía dejar sola a una mujer así porque siempre iba a haber hombres dispuestos a lanzarse y era algo a lo que no estaba dispuesto a consentir. Agarró el móvil y, cuando se perdió de vista, corrió tras ella para perseguirla sin que se diese cuenta.
   Sí, prefería dejar la manta con todas sus cosas solas a dejar sola al amor de su vida.

Corrió descalzo aplastando los matojos de hierba y, a medida que llegaba a los muros del polideportivo, empezó a corretear sobre el suelo pavimentado. Con la piscina a sus espaldas, giró a la derecha una vez traspasado un gran portón y giró a la derecha  pegando el frenazo de su vida.

Rica había chocado con un chaval: era bajito y repelente, aunque por desgracia, no era cualquier chaval bajito y repelente…

Capítulo 3: Un deplorable accidenteMichael se acercó cauteloso aprovechando que Rica y el muchacho se miraban. Se escondió en un rincón muy cerca de ellos, a una distancia cautelosa donde podía verlo y escucharlo todo sin que lo descubrieran. Si hubiese sido otro, habría corrido a ayudarla, por desgracia Rica había ido a chocar con el peor elemento de toda la ciudad. Era un dieciochoañero que rondaría el metro setenta, tenía las cejas gruesas y pobladas, con un pelo tan negro como el de su cabeza, la cual estaba rapada como recortado está el césped. Tenía una mirada maliciosa, dejando entrever que nada en lo que anduviese metido podía ser bueno.
— ¡Joder! ¡Cómo duele! -bufó Logan con los ojos cerrados y sin levantar el culo del suelo. Parecía mareado-. Maldita puta. ¡Mira por donde vas!
— ¡L.. Lo siento! ¡Lo siento mucho! ¿Te he hecho daño? -inquirió temerosa Rica poniéndose en pie de inmediato. En sus nalgas había clavadas piedritas del suelo, aunque no se había hecho ni una rozadura tan siquiera.
— ¿Qué coño haces corriendo así? -le espetó Logan con toda la bordería posible, poniéndose en pie con dificultad-. ¡AHHHH! ¡Mi helado! ¡Has derramado mi helado!
— Cálmate  No grites. Solo es un helado -murmuró conciliadora alzando las manos-. ¡Oye, ha sido un accidente! Me preocupa más si te has hecho daño.
— ¡Claro que me he hecho daño, zorra! ¿No lo ves? ¡Y encima me has tirado mi helado!

Logan, a pesar de estar gritando, no paraba de mirarle el cuerpo de arriba abajo. Le miraba las tetas, como se le marcaba la entrepierna en la pieza inferior del bikini  Estaba tan alterada dejándose llevar por el griterío que montaba el chico que ni se dio cuenta que tenía medio helado pegado entre sus pechos.
— El helado me da igual -repuso con amabilidad, sin bajar las manos-. Te compraré uno si quieres, me preocupa más el daño que te hayas hecho al caerte.

Entonces pasó, Logan vio que frente a él en una esquina escondido estaba Michael, ese chico de dieciséis años con el que le encantaba meterse y entonces entendió la situación al instante. Ella era su acompañante, fuese quien fuese. Michael vio como un brillo de malicia destelló en el iris de ese matón y, durante una fracción de segundo, le sonrió perversamente como dándole a entender que le iba a joder la vida  Como hacía siempre.
— ¡Ese helado me ha costado mucho! ¡Era el helado más caro de toda la tienda! ¿Cómo me lo vas a pagar? ¿Eh? ¿Cómo me vas a compensar? -gritaba completamente histérico.

Rica miraba a los lados, asegurándose de que no se acercase nadie. Por suerte no me vio, quizás porque estaba demasiado ocupada pensando como salirse de aquel problemón.
— Bueno  Puedo comprarte el helado que más te guste.
— ¿Ah, sí? ¿Y cómo me vas a compensar por haberme empujado? ¿Me vas a pagar también por eso? Sí, me vas a pagar por esas dos cosas, guarra.

A Michael le sorprendía que recibiese todos esos insultos sin molestarse, pero quizás era parte de la personalidad de Rica. Era tan pura y virginal que ni siquiera les daba importancia a esas vulgaridades. Logan no volvió a buscar con su mirada la de Michael, pero era evidente lo que el matón quería pues no paraba alternar la mirada entre el escote de Rica y sus ojos.
   Michael estuvo a punto de gritar, de advertirle que ese era Logan, el chico del que tanto le había hablado y que tanto le molestaba pero las palabras no salían. Estaba a punto de avisarle, pero le daba vergüenza reconocer que ella era su canguro y no su amiga. También, porque no decirlo, le tenía pánico a ese chico.

Capítulo 4: Quiero ese maldito heladoRica no era tonta, sabía que ese adolescente le miraba las tetas, ya fuese por el helado incrustado entre ellos o por lo espectaculares que eran sus atributos. Sin dejar de mirar si venía alguien y teniendo en cuenta que no podía marcharse sin más, se le acababan las opciones para calmar a ese niñato histérico.
— Venga, ven. Te voy a comprar un helado -musitó, amablemente, tendiéndole la mano.
— ¡Que no! Yo quería ese helado -le reprochó con un dedo acusatorio apuntando a su canalillo-. Quiero que pagues por lo que has hecho. ¡Ahora!

Ladeó la cabeza en todas las direcciones para asegurarse por última vez que nadie se acercaba y, seguramente, sopesando que sería la opción más rápida y sencilla, se arrodilló frente al adolescente alzando un poco el cuello.
— Está bien  Solo se me ocurre una manera de que puedas tomar este helado. Pero date prisa. ¿Vale? Me tengo que ir. Y además se está derritiendo. Espero que no te de asco…

Mientras ella hablaba el chico se había ido acercando, arrodillándose también frente a ella en mitad del camino que llevaba hasta la heladería. Quise gritar y interponerme, pero la triste realidad es que no moví ni un músculo.
— ¿De verdad? ¿Puedo? -preguntó atónito, aunque su cara no era de sorpresa ni de estar shock, sino de perversión. La boca abierta, ansioso por probar su ansiado helado.

Los grumos de helado daban paso a pequeños ríos de líquido azucarado blanco arrollando la tela del bañador. La lengua de Logan resbaló por el canalillo absorbiendo la cantidad mayoritaria del dulce. Con tres largas lamidas no dejo ni un solo rastro de los grumos, centrándose entonces a esparcir su saliva por los delgados ríos de helado derretido que restaban.
— S…Solo  Solo date prisa -musitó ella con nerviosismo, ruborizándose. Movía los ojos de un lado a otro sin saber donde mirar, dejando escapar varios suspiros cuando las manos del adolescente arremetieron contra el sujetador y lo bajaron del tirón, dejando sus dos enormes ubres a la vista-. ¿Q…Qué haces? Ahí no  -exclamó alterada, tratando de apartarlo sin lograrlo.
— Mi helado se ha escurrido hasta aquí. Me prometiste que podría tomármelo todo.
— ¿Y…Ya…? ¿Y…Ya estás más calmado? Siento mucho haberte tirado ese helado, iba con prisa. ¿Me perdonas? Venga, cielo  Dime algo.

Las aureolas rosadas eran un círculo perfecto finiquitado en dos hermosos pezones, por poco tan duros como una piedra. Logan amasó los dos pechos con sus manos por encima del bikini y se llevó los dos pezones a la boca, mordisqueándolos y besándolos con suavidad antes de alternar sus besos de uno a otro.
   Enrojecida y titubeante, era evidente que estaba perdiendo la cabeza con aquellos chupetones en unas zonas tan sensibles.
— C  Creo que ya es suficiente. No te podrás quejar -decía con voz temblorosa. Rica trataba de mirarle a los ojos, y este sin dejar de mamar de sus dos ubres como si fuese a salir leche de ellos le devolvía una mirada fija e intimidante. Ella era la que acababa mirando a otro lado, dejándolo que continuase chupando.

El reflejo del sol hacía brillar la saliva sobre sus dos ubres. Finalmente, y sin renunciar sus pezones, Logan preguntó:
— ¿Estás sola aquí? -preguntó entre pezón y pezón, mirándola a los ojos.
— Es  Estoy cuidando a un niño -confesó nerviosa, aún preocupada por permanecer en medio de aquel camino. Era una suerte que aquel día no hubiese prácticamente nadie en aquellas instalaciones.
— ¿Y dónde está? -preguntó justo antes de sacar la lengua y frotar el pezón endurecido contra esta como si fuese la alfombra roja. Con la otra mano pellizca el otro pezón y, evidentemente, no dejaba a Rica indiferente.

Intentando contener sus suspiros, ella contestó:
— Está en el césped, tomando un poco el sol. Oye  Creo que ya te he compensado. ¿Te importa si me voy ya? Voy con prisa -intentó apresurarse con urgencia.

Una mano de Logan la asió por la nuca impidiéndole retroceder, mientras con la otra se bajaba el bañador hasta los tobillos dejando entrever una brutal erección que no pudo sino sorprenderla pues  ¿Era posible aquel tamaño para un muchacho de su edad?
— Qué  ¿Qué haces? ¿Por qué te bajas el pantalón? -le cuestionó sin ser capaz de apartar la mirada de aquel miembro. Rica no miraba aquella verga con temor, no  era algo muy distinto.
— Maldita puta. ¿Necesitas preguntar? Me vas a pagar por esto.
— Qué  ¿Qué he hecho? Si te he dejado tomar ese helado.
— ¿Te crees que es suficiente con eso? Vienes provocando con ese bañador tan pequeño, -dijo mientras empezaba a masturbarse con lentitud, acercándola y alejándola al mismo tiempo, como si estuviese haciendo tiempo antes de meterla en su boca-, luego me tiras el helado y me haces daño  Y por comer el helado de entre tus sucias tetas mira como me has puesto. Todo esto es culpa tuya. ¿Te vas a hacer responsable, no?
— Y  Yo no  -empezó a decir, con sus labios rozando aquel duro cilindro de carne.
— Más vale que acabes el trabajo o empezaré a gritar. Les diré a todos que me empujaste y me hiciste daño, y me tiraste el helado.

A Michael, oculto ojipláto, le costaba creer que esas amenazas pudiesen tener algún efecto en Rica siendo tan inteligente y racional. Más bien, llegó a pensar herido, mientras veía aquel pene acercarse a los labios de su canguro, que se estaba dejando hacer todo aquello, pero  ¿De todas las personas tenía que ser con él? ¿Con ese matón? ¿Con ese niñato que encima la estaba insultando y maltratando?
   Bien mirado, parecía hipnotizada por esa polla. No porque fuese nada del otro mundo, era grande para su edad sí, pero el motivo parecía residir más bien en que ella amaba las pollas. ¿Pero como? ¿La virginal, pura y casta Rica tenía ese lado oscuro? Si nunca había gastado una sola broma sexual frente a él  Le costaba pensar que desease tocar con sus labios esa cosa resistiéndose como se estaba resistiendo.
— ¿A qué esperas? Chúpamela, perra. Y estaremos en paz.
— Vale, vale  Lo voy a hacer. Te voy a compensar. Pero vamos a un sitio donde no nos vea nadie al menos -ordenó sin éxito mirando de nuevo a los lados para asegurarse de que no venía nadie y, de nuevo, volví a pasar desapercibido.

Pero Logan no tenía ninguna intención de esperar un solo segundo más, así que dejó de pajearse, fijó la nuca de la rubia entre sus dos manos y frente a su entrepierna, y penetró esos labios carnosos al tiempo que, en pocos pasos, la hacía retroceder hasta la pared.

Capítulo 5: Chupándole el helado

En aquella ancha callejuela que formaba el camino hasta la heladería, solo resonaba un sonido de succión:Pwah, pwah, pwah, pwah…
   La cabeza de Rica, como si de una paloma se tratase, iba y venía al ritmo de las olas para chupar aquel notorio pollón bajo un sol de justicia. Al principio se la chupaba mecánicamente, de manera repetitiva. Luego, paró de hacerlo y empezó a pajearlo con una mano mientras sus otros dedos jugaban con sus testículos.
— Espero que estés contento  No te podrás quejar.

Decía justo antes de empezar a pajearle a dos manos sin dejar de mirarlo a los ojos, extendiendo bien su propia saliva a lo largo de todo el falo, desde el glande hasta los testículos. Cuando estuvo seco por la fricción, el mismo Logan le hizo retomar la mamada apurándola en una extendida garganta profunda.
— A mí no me engañas, esto lo haces gustosamente. Lo disfrutas. ¿Eh, puta? Ni una sola pega has puesto, te morías por una buena polla -le espetaba mientras esta se asfixiaba con aquella erección clavada en su garganta.

Sin darle tregua ni dejarle retroceder, empezó a follarse el inicio de su esófago dejándola retroceder muy poco y con embestidas secas.
   GlagGlagGlagGlagGlagGlaaag…. Aquella garganta profunda llegaba a su final, con Rica poniendo los ojos en blanco y dejando escapar por el contorno de sus labios burbujas de saliva que salían disparadas a presión.
   Cof, Cof  Cof  Tosía ella apoyándose con las dos manos en el suelo, completamente lila por la falta de oxígeno.
— ¿Qué haces? No has terminado, sigue chupándomela.

Y ya fuese por acabar antes o porque quería hacer una mamada bien hecha, empezó a pajearlo de nuevo besando el glande y mimándolo a él en concreto, besuqueándolo y haciendo que se marcase su silueta en torno a su inflada mejilla.
   Ella misma, sonriendo tímidamente, aporreó su propia lengua con el extremo de aquel falo, salpicando hilos de saliva sobre su cuello y sus pechos.
   Entonces volvió darle lamidas, pajeándola en una posición extraña y pasando la lengua por ángulos que no parecían cómodos para ella. Se centró en devorar eso testículos e impregnarlos de saliva mientras él tomaba el timón y reanudaba su paja.
   Con los testículos aún empotrado sobre sus labios y su nariz, ella dijo:
— ¿Estás más tranquilo ya? Dime que me has perdonado  Anda -como si no quisiese ni verla enterró la cara de ella bajo su bolsa escrotal.

Michael no podía entender como, humillándola de esa manera. Rica podía seguir siendo tan amable y tan correcta, es más, le estaba haciendo la pelota. ¿Por qué lo hacía? ¿Qué necesidad tenía?
—   Me siento tan mal por haberte molestado.

El glande de Logan acabó medio metido entre los labios de la universitaria, aferrándola por sus cabellos rubios ahondó un poco más aquella mamada hasta que le dijo.
— Si me quieres compensar haz una última cosa por mí. Sonríe con la polla en la boca mientras dices: Córrete en mi boca.

Y pajeándose en ella, sacó el móvil y le enfocó la cara en pleno acto con la cámara.
— Coggete eng mi booka -suplicó ella tapándose los ojos con la mano derecha, inmóvil mientras el chaval remataba aquella paja con su propia mano. Rica no había terminado de decir aquello con la boca llena cuando los primeros chorros de semen aterrizaron en su lengua.
— Lo has mamado tan bien el helado que ahora se te derrite, perra. Vaya boca que tienes -la felicitó con crueldad haciendo una última foto donde salía la lengua sumergida bajo un evidente charco de semen-. No te lo tragues aún, esta foto es para mis amigos.

``Baño público´´ colocó de título en la foto y, como Rica no puso ninguna pega, la envió por su grupo de whatsapp.
— ¿Cómo te estoy dejando que me hagas todo esto…? -preguntó aturdida, sosteniéndose la cabeza como si estuviese confundida.
— Me lo debes. Por tirarme un helado y haberme puesto así.
— Me tengo que ir  Lo he dejado solo, al chico -aclaró poniéndose en pie.
— Venga  ¿Qué le va a pasar? Está en la piscina. Deja que te presente a unos amigos  Estarán encantados de conocerte -le animó poniéndose detrás de ella, restregando su cipote contra las nalgas de ella.

Rica estaba ruborizada e incómoda al mismo tiempo. Si había hecho aquello por mero calentón, si lo había permitido por estar cachonda, era evidente para Michael que ahora estaba más cachonda todavía.
   ``Vete…´´ ``Conserva tu dignidad, Rica´´ se decía para sus adentros, decepcionado con ella por haberla visto hacer lo que acababa de presenciar. Aunque todo eso sería solo una pesadilla si se largaba en ese mismo momento.
— No gracias... Me voy a ir ya.
— He dicho que vengas conmigo. Después de todo lo que me has hecho no querrás volver a molestarme ahora que me has conseguido dejar tan contento. ¿No? Además, me siento mal  Me has chupado el helado demasiado bien y ahora la que se derrite eres tú. ¿Me dejas probar de tu helado?

Rica parecía indecisa, enrojecida y con el corazón latiéndole a mil por hora. Si quería irse, era evidente. Tenía novio pero no parecía que eso importase en ese momento.
— No hace falta, de verdad  -replicó con urgencia, echando a andar hasta donde se le había caído la bolsa-. Te he dicho que vengas. No me vas a dejar mal delante de mis amigos.

El protegido de su canguro vio como aquel matón, prácticamente sin pudor, la agarró de la muñeca y la arrastraba hacia unos baños públicos que estaban muy cerca de la heladería pero que, por ironías de la vida, no funcionaba.
   Cerca de la heladería había madres con sus hijos que iban directamente desde la piscina por el camino más corto. Por eso nadie había cogido el camino en el que segundos atrás habían permanecido Rica y el joven zagal.

Era un edificio cuadrado situado a quince metros del puesto de los helados y justo al lado del camino que llevaba a la piscina. Por eso, continuamente frente a su puerta pasaba mamas y niños. Aún así, nada le importo.
   Logan arrastró a una Rica cachonda perdida al interior de esos baños públicos  A la oscuridad de aquel rincón abandonado en el que nunca nadie se adentraba.

Michael se quedó titubeando si entraba o no, buscando la manera de ver lo que pasaba dentro. Se quedó unos treinta segundos rodeando el edificio hasta que decidió subirse a unas macetas detrás de este que le regalaba una vista privilegiada de lo que pasaba dentro  Desde una rejilla. Esta era lo suficientemente grande como para ver todo lo que estaba a punto de suceder en el interior.

Capítulo 6: Baño abandonadoLas madres y sus retoños, valga la redundancia, pasaban frente a la puerta de ese baño ajenas a lo que pasaba dentro. Y el interior: polvoriento, sucio y embarrado por la falta de mantenimiento, no fue siquiera una distracción para los dos calenturientos integrantes.
   De puntillas sobre las macetas, Michael vio a la perfección como Rica se había visto relegada a cuatro patas en mitad del baño; con los codos y las rodillas presionando contra el suelo, sufrió un ligero pero constante temblor, erizándose cuando las uñas de Logan se asomaron al contorno de sus nalgas.
   El matón demostró su dominio aplastando su mano contra el culo de esta para impedir que se levantase, mientras hacía una y otra foto al coño abierto de par en par para enviarla a sus amigos mientras le indicaba donde se encontraban. Era cuestión de tiempo que los acompañantes de Logan arribasen a aquel baño y Rica pasase de verse obligada a desahogar a un chico a tener que aguantar a cinco o seis cachondos perdidos.
   Logan grabó un video, aprovechando su ventaja, donde el coño rosado y cuyos labios vaginales se encontraban divididos goteaban sobre el arenoso piso.

Rica lo tenía tan mojado, tan sensible. Que cuando este apretó sus uñas en torno a sus nalgas y arrastró pesadamente su lengua desde el clítoris hasta su ano esta pegó un respingo acompañado de un gran gemido. Esto le animó a continuar comiéndole el coño y sus paredes inmediatas, haciéndole poner los ojos en blanco.
   Sabía que debía irse, no le convenía esperar a que llegase la caballería pero mayor era su necesidad de continuar sometida a cuatro patas que de ponerse en pie y marcharse tambaleándose.

Sintió de nuevo la polla de Logan, completamente tiesa, balanceándose frente a sus labios vaginales y rozando su jugo vaginal. Hilos de lubricación natural colgaban entre los muslos, evidenciando que estaba lista para ser penetrada.
   Por primera vez, Rica estaba siendo irresponsable y estaba dejando solo a Michael  O eso pensaba.
— Tengo que irme ya  -pero sin terminar de irse, un niñato de 18 años seguía jugando con ella.

Sin mediar palabra se folló sus dos nalgas, apretándolas con las manos y embistiéndolas. Luego la hizo apretar un muslo contra el otro y empezó a follárselos, estando tan mojados que resbalaba la polla prácticamente sola. La vagina de Rica estaba tan encendida que por poco salía echa en llamas y, como la buena perra que era, subió más el culo para recibir la embestida final.
   Sabía que dejarse follar que más de cuatro chicos abusasen de ella, pero no pudo evitarlo. Logan separó las dos nalgas, apuntó el glande a aquella tremenda vagina y susurró.
— Como parece que tienes prisa  Solo te voy a meter la puntita, puta -dijo agarrándola del pelo con el glande ya metido.
— Solo la puntita. ¿Vale? No más…

Y Logan la metió en picado, haciendo que soltase Rica el alarido de su vida dejándose llevar al hacer un gesto con la cara que podría ser malinterpretado con dolor, pero era placentero. Muy placentero.
   Los testículos de Logan retumbaron contra el clítoris de la rubia y sin darle tregua, empezó a darle duro haciendo que dentro del baño solo se escuchasen los gemidos de la universitaria al mismo volumen que los chapoteos.
CHAP, CHAP, CHAP, CHAP, CHAP, CHAP.
— ¡OH! ¡AH! ¡AH! ¡AH! ¡AHH…! ¡AHHH!­ -Sus berreos iban en crechendo, cada vez más altos y elevados.

Las madres que pasaban  en ese momento cerca de la puerta tapaban los oídos de sus vástagos y miraban sorprendidas a la par de impresionadas el interior del baño. Viendo también a cinco adolescentes meterse de cabeza en el baño.
   Podrían haber llamado a la policía, pero esos gemidos no eran de auxilio ni de súplica  Eran gritos de placer.
— ¡Vaya follada le estás metiendo a la perra! -exclamó uno de los que acababa de entrar.
— ¿Qué hace una diosa como esta en un sitio como este? -preguntó otro.
— Esta es una perra fácil -contestó a desgana Logan, sudando la gota gorda sin ahorrar una sola embestida. PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS-. ¡Mirad como gime la perra! Y sabe que ahora va a tener que ser compartida.
— ¡Que rico me follas! -fue lo único que chilló Rica, fuera de sí.

Logan la agarró del cuello y apretó, asfixiándola. Le comió la boca y ella le devolvió el beso acompañando su movimiento de caderas contra las embestidas de él. Sus ojos estaban en blanco y se le había desencajado la boca, con la lengua prácticamente fuera.
   El matón, sin querer compartir de momento su trofeo, apretó y apretó sintiendo como en respuesta a la asfixia aquellos músculos vaginales se contraían apretujando su polla en lentas embestidas. La presión se sentía tan placentera que no pudo retrasar más el orgasmo.
— Te dejaré respirar cuando consigas hacerme correr, perra.

Con urgencia y apretando los dientes, los ojos suplicantes de la universitaria buscaron a los del cruel chico bastante años más joven que ella. Como medida desesperada, empezó a hacer una especie de twerk con sus piernas, logrando que a pesar de intentar retrasarlo, Logan llegase al punto de no retorno. Sin mover un centímetro sus caderas, ella fue la única que en un acto desesperado antes de terminar de asfixiarse, meneó su coño entorno a la polla.
   ‘’PLAS  PLAS  …. PLAS…. PLAS      .¡PLAS!’’ Y con esa última embestida la polla de Logan por segunda vez vomitó un torrente de semen dentro de su vagina, liberándola de la asfixia y haciendo que se quedase medio noqueada con el coño vomitando semen.
— Vaya paja me ha hecho con su coño  Se ha sentido brutal -se burló Logan-. ¿Sabéis que es la canguro de Michael? Ha venido con él  estaban de cita los dos -les informó con crueldad.

Con el culo en pompa y su coño desprendiendo un hilito de semen, dos de los recién llegados se arrodillaron en torno a la cabeza de Rica y empezaron a usarla para que esta se la chupase. A pesar de estar semi inconsciente, por auto reflejo sus labios asimilaron ambos glandes mientras, un tercero, le metía los dedos en el coño y removía el semen de del interior.
— ¿Qué mierda haces? -le espetó uno.
— Quitar esta mierda. No quiero meter el nabo en un coño repleto de leche.
— Así no se hace, quita -le espetó haciéndolo a un lado, era negro y pese a lo que se decía de la gente de color, no le mediría más de dieciocho centímetros aunque, eso sí, era muy gorda.

Soltó un largo escupitajo sobre el ano de Rica y repartió a lo largo de su cipote otro tanto de saliva antes de perforar lentamente el ano de la rubia. Lejos de mostrar una excesiva resistencia, el culo de aquella canguro asimiló la enorme butifarra negra al tiempo que ella pegaba un alarido aunque, como antes, fue de placer.
— ¡AHHHHH!... ¡AAAHHHHHHHHHHH! -gritaba cada vez que la sacaba por completo y la clavaba hasta el fondo. Estremeciéndose.

El negro le tapó la boca con una mano y empezó a follársela con más ímpetu. El semen salía a borbotones de la vagina de Rica, disparado a presión. La mano silenciaba casi a la perfección los alaridos de la mujer que, poniendo el culo en pompa, recibió como una campeona todas y cada una de las embestidas. Al apretar el musculo del esfínter y sentirse tan apretado, el negro como un toro negro pegó el sprint final aporreando ambas nalgas a una velocidad de vértigo.
— ¡Me voy a volver loca! ¡Oh…! ¡Dios! ¡Michael! -berreo como si se arrepintiese de haber venido con él a la piscina.
— ¿Michael? Es nuestro amigo. ¿Quieres que lo llame y le dices un par de cosas?
— ¡No! ¡No lo llames! -logró decir entre las embestidas del negro, que estaba a punto de acabar en lo más profundo de ella.
— Lo llamo y le dices -dijo Logan empezando a marcar con crueldad desde su propio móvil, hasta que cogiéndolo puso el manos libres.
— ¿Sí? -preguntó este desde fuera del baño, sin perder detalle de todo lo que pasaba dentro.

PLAS, PLAS, PLAS, PLAS, PLAS  El negro, eufórico, se follaba ese culo como si fuese a hacer fuego con él. Un azote, otro azote. Otro azote más hasta dejarlo rosado.
— M..Michael, no  No me dijiste que tenías tantos amigos. No  ¡Ummm…! ¡Umm! ¡Umm! -Rica se mordió el puño mientras las embestidas del negro se volvían frenéticas hasta inundar su culo de semen-. No te preocupes, Michael  Estoy con unos amigos. Continúa tomando el sol. Voy enseguida.

No dijo nada más, enterrando la cara entre sus manos mientras el negro, retrocediendo, le dejaba el culo exageradamente abierto.
   Agarrándola del pelo, dos gordos con cara de malos llamados Astérix y Obélix se repartieron sus labios de nuevo para la mamada interrumpida. Sorprendentemente, el sexo oral que Rica les aplicó no fue desganado ni apresurado  No, fue entusiasta.

Los miraba a los ojos mientras se metía sus hediondas pollas en la boca. Apestaban a semen, a sudor, a hormonas masculinas  Y la lengua de Rica las repasaba dándole igual, a pesar de sentir unas arcadas al llegar aquel sabor tan fuerte a sus papilas gustativas.
    Aquellos pollones gordos, cuyas venas verdosas se marcaban, se intentaban incrustar como gusanos en la tierra entre sus labios. Sin ser capaz de engullir más, la forzaban a casi desencajar la mandíbula y tragar más pero, como buena sumisa que era, hacía lo que ellos requerían.
   Glug, glug, glug, glug, glug  succionaba la polla de Astérix hasta que Obélix se impacientaba, robaba aquella boquita a su hermano y con la abundante y espesa saliva colgando todavía de sus labios empezaba a recibir voluntariamente una alegre mamada de la agotada Rica.

   Un brillo de perversión iluminaba los ojos de Rica, demostrando que si la llamaban guarra era con razón  Pese a todo lo que le habían hecho, seguía con ganas de más. La mamada que le dio a Obélix no fue sucia, sino bonita. Gozó de ver a una chica tan bonita comiéndole la polla con ese arte. Con esos ojos tan eróticos y para después rematarla con una buena garganta profunda.
Ninguno de los adolescentes que estaba allí se enternecía con la belleza de Rica, se alegraban de que fuese suya y, tal como hace el ser humano con todo lo bello, lo acapara, lo consume  y lo destruye.

Michael borraba de su cabeza la fantástica, pura e inocente Rica asumiendo que esa era la verdadera. Todo lo demás era una mentira y, en una parte de su interior, desearía verla destruida de no ser por lo que la amaba.
   Glug,Glug, glug, glug  Puajjj  Las nauseas acudieron a la garganta de la muchacha cuando Obélix, sin piedad alguna, aplastó su cabeza contra su polla sudada forzando aquella mamada tan morbosa como desagradable para ella.

Felix, un húngaro criado en España, aferró las nalgas de Rica aún a cuatro patas y con una facilidad impresionante la clavó dentro del coño para follársela sin reparos.
   Plas, plas, plas, plas, plas  Tras un rato de silencio el chapoteó volvió a escucharse desde fuera del baño. Felix la agarró del pelo aplastando la cara angelical de ella contra el sucio suelo al igual que las tetas de esta. Dejaban claro que por hermosa que fuese querían verla humillada, sometida  Rota.
   La cara de Rica emulaba expresiones de éxtasis, persiguiendo su propio orgasmo. Felix acabó dentro de ella sin poder seguirle el ritmo y, Astérix, aplastándola con su ligero sobrepeso, reanudó la follada en le pringoso coño de semen buscando su propio orgasmo.
— ¡Hm, hm, hm, hm, hm….! -gemía Rica con los ojos cerrados y los labios apretados, sintiendo el gran peso del gordito apoyarse sobre dos manos que apretaban su columna. A pesar de eso, ella permanecía con el culo bien arriba, facilitando la penetración.

Le encantaba sentir como pasaban de follársela con ganas de correrse a tener urgencia por correrse. Podían hacerle lo que sea por su necesidad de acabar: Aplastarla contra el suelo, escupirle, azotarla
— Más duro  -exclamó accidentalmente Rica, sin haberlo pretendido decir en voz alta.
— ¿Más duro? Esta perra quiere más duro -rugió Astérix volcándose sobre ella y follándosela como un conejo, como un conejo muy gordo aplastándola.

El orgasmo que le iba a venir era enorme, pero le costaba. Falta algo más ‘’bestia’’ para hacerla acabar. Y como loca, no podía aguardar a venirse como una perra en celo.
   Sintió las arremetidas finales de Astérix expulsando todo el semen de sus testículos dentro de ella, haciéndose sentir así misma como el contenedor de semen de esos niñatos. Algo humillante  Y delicioso.

Astérix se apartó, para que fuese esa vez Obélix el que la cabalgase. Pesaba todavía más, la aplastaba mucho mejor y su polla era ligeramente más gorda y rozaba más  Rica tuvo la sensación de inflarse como un globo cuando Obélix, con grandes embestidas que parecían romperla, explotó en su interior.

Capítulo 7: La recta finalLa llamada seguía en línea, y Michael, llorando miraba alternativamente el móvil y la rejilla. Viendo como esos desgraciados se turnaban para correrse dentro de ella y esta, totalmente agotada y sucia, no hacía nada por impedirlo. Nada ni nadie le ponía fin.
— Michael, no te preocupes por la que te cuida. Está con nosotros  Bueno, eso ya lo sabes. ¿No? Nos la estamos follando bien duro y a ella le encanta. Apuesto a que tienes envidia de pensar que lo está haciendo con nosotros y no contigo. ¿Michael? ¿Estás llorando? -preguntó con crueldad.

Mientras hablaba, Rica estaba abierta de piernas recibiendo al gran zoquete de Obélix apretar las dos rodillas de la mujer contra sus pechos y mientras su vagina totalmente saturada intentaba dejar ir o dejar entrar de una vez por todas la polla del gordo, ella preguntó entre gemidos:
— ¡Ah! ¡Ah! ¡Ah! ¡Ah…! Dame un respiro. ¿Quieres? -pidió dirigiéndose a Obélix-. Ay, Michael. ¿Por qué lloras? -preguntó en un tono lastimero plagado de sinceridad. Era obvio que sentía pena por él, como había hecho siempre-.
— Que perdedor -dijo Félix.
— Michael, amigo. ¿Me puedes ir a comprar una bebida? Tráemela al baño abandonado -dijo Logan mientras se sentaba, literalmente, clavando su ano en la boca de Rica y forzándola a hacerle un beso negro.

Muerto de la excitación por aquella postura, Obélix aporreó ese coño como si quisiese romperle el coño.
PLAS PLAS PLAS PLAS PLOP CHOP CHOP CHOP CHOP  Los golpes pasaron de ser secos a encharcados. Se escucharon pedos vaginales mientras los muslos de la universitaria empezaban a temblar descontroladamente.
— ¡Hmm…! ¡Hmm…! ¡¡¡¡HMMMM!! -berreaba la universitaria en un intento desesperado por respirar.

Su lengua hurgó en aquel agujero negro mientras Logan se pajeaba removiendo su culo al saborear aquella lengua explorándolo. Más placer le dio que una cara tan bonita como esa estuviese comiéndole el culo mientras el se pajeaba. Mientras el gordo seboso de Obélix derramaba hasta la última gota de reserva de leche que había en sus cojones.
   Ella misma buscó la polla de Logan y empezó a masturbarla descontroladamente, fue tal la empatía al sentirlo derramar las primeras gotas de semen que eyaculó como una loca. Por masoquismo, por la humillación de la situación, por lo bien que se movía ese gordo y como la aplastaba, por lo que fuese…

Un gran chorro de néctar transparente salió disparado contra el vello púbico de Obélix. Apenas la dejaron descansar un momento cuando, el pato, uno que todavía no había hecho nada. La arrastró contra una de las antiguas duchas y empotrándola contra los azulejos y aplastando las tetas contra ellos, empezó a aporrear sus nalgas en duro sexo anal, mientras la polla de Astérix y de Felix volvían a erguirse poco a poco.





Capítulo 8: Instinto natural

El sol volaba bajo, habían pasado demasiadas horas desde que estaba en su zenit.

Michael estaba tumbado en su manta cuando Rica llegó tambaleándose desde algún lugar de la piscina. La parte superior de su bañador estaba rota y tenía que sostenerse los pechos con lo que quedaba de él, por sus muslos desprendían largas y delgados gusanos de semen. Estaba sucia y polvorienta, aunque también sudada.
- Mira Michael... -empezó a decir de repente-, me da mucha vergüenza lo que has oído por teléfono, pero somos humanos y a veces tenemos que satisfacer impulsos...
- Pero lo has disfrutado. ¿No? ¿Has disfrutado que te hagan todas esas cosas? ¡Eres una guarra!
- Michael, no seas tonto. Una no es de piedra y hay ciertas cosas que gustan... -hizo una pausa, intentando enseñarle-. Cuando un chico y una chica se sienten atraídos, a veces no se piensa con la cabeza...
- ¿Y a ti te gusta que te violen? ¿Que te humillen? -le grita.
- Llámame loca pero  -replicó con calma, con voz suave-. Creo que alguien tiene un poco de celos.

Se estiró al lado de su protegido y sin pudor alguno le tocó la dureza entre las piernas.
- Si te portas bien, cuando lleguemos a casa te pagaré lo de hoy  como quieras.

Y así, Michael, descubrió el lado oscuro y masoquista de Rica.



FiNNNNNNN