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jueves, 10 de agosto de 2017

Dos hembras en Villamacho 1.V

Los dos hermanos consiguen someter y fornicar con Olivia, pero poco después discuten enfrentándose en objetivos y métodos. Mientras que Andres es mucho más conformista, evitando el riesgo; Prono se propone lo imposible...

¿Conseguirá el hermano mayor demostrar a su pariente escéptico que sí es posible? Mientras, Sandra continúa llevando los celos de su marido a un nuevo nivel, el cual comienza a perder los estribos. Tanto la madre como la hija, sin saberlo, serán engañadas y llevadas a una situación muy difícil para ambas.


Capítulo 1: El macho alfa

Parte V: Cuatro volcanes en su zenit



5.0: Prólogo

Poco después de que la familia de Sandra y Joaquin llegasen a Villamacho, Andres consiguió iniciar dos relaciones, ambas secretas, tanto con la madre con la hija. Tras muchas semanas de planificación seduciéndolas, logró tener sexo con ambas pero estas, no queriendo reincidir, rompieron el contacto con él.
   Ninguna de las dos sabía que la otra también había sido víctima de sus encantos, y no sospecharon cuando este, haciéndose amigo del marido en un bar, logró infiltrarse en la casa hasta invitarle a una barbacoa familiar en su casa. El plan era sencillo, pasar un fin de semana en esta las dos familias juntas… Lo que Joaquin no sabía es que su nuevo amigo y vecino aspiraba a volver a hacer suyas durante el tiempo que pasasen en su casa tanto a su mujer como a su hija, creyendo ambas que serían capaces de resistirse y mantenerse fieles. ¡No iban a volver a caer!
   Sin embargo, Sandra, movida por el morbo, propuso un día antes un juego de pareja en el que ella seduciría a Andres, poniéndolo cachondo y provocándolo para dejarlo con las ganas. Esto lo hizo tanto por el gusto de poner celoso a su marido, como para satisfacer su ego sintiéndose deseada por su vecino; todo esto prometiéndose a sí misma no caer, evitando tener sexo o contacto con él.

Lo que ninguno sabían es que a la barbacoa también estaba invitado Prono, hermano mayor de Andres, y que a diferencia de su hermano su temperamento era agresivo e impredecible. Entre ambos hermanos consiguen someter a la hija de Joaquin y Sandra, follándosela en la habitación ante el desconocimiento del resto de su familia.
   Pero ni las ambiciones de los dos hermanos podrían quedar satisfechas solo con eso, y planean juntos llegar mucho más lejos con ambas mujeres… Las incógnitas son: ¿Cómo lo harán? ¿Lo conseguirán? ¿Podrá la madre mantenerse fiel, algo que ni la hija ha conseguido?
   Sin saber esto, Sandra continua calentando a ambos hombres ante la mirada celosa de su marido… ¿Qué ocurrirá?



5.1 El imposible plan de Prono

Rob y sus suegros se hallaban plácidamente estirados en las tumbonas del jardín mientras, los hijos de estos, jugaban a futbol en un alejado lado del jardín. Tanto los botes y los golpes que daban a la pelota así como sus gritos, se escuchaban a la perfección tanto desde las tumbonas como desde el interior de la casa.
   En la planta superior se encontraba Olivia, desnuda y sudada, estirada sobre la cama que permanecía a Andres. Su pecho ascendía y bajaba con lentitud, su cuerpo transmitía tranquilidad y desasosiego al solitario ambiente del lugar. La débil corriente de aire zarandeaba dócilmente las blancas cortinas, ventilando el interior de la habitación del olor a sexo, sudor y semen que se resistía a desaparecer. La joven estaba calmada y tranquila, ya no se molestaba en cuestionarse si lo que hacía estaba bien o estaba mal y por ello evitaba pensar en su pareja, pues quería empezar a ser un poco más egoísta. Le dio pereza pensar en siquiera levantarse de la cama aún sabiendo el riesgo que suponía continuar en ella, pues cualquiera de su familia podría subir las escaleras buscándola, encontrándola en ese estado; ese fue el motivo por el que se levantó, agarrando las dos piezas del bikini y las chanclas antes de dirigirse al cuarto de baño que había en aquella misma planta. Bajo la corriente de agua en la ducha, se acarició el sexo y el culo con ambas manos como si quisiese asegurarse de que todo estaba intacto… Así era: No había disfrutado tanto en su vida. Comenzaba a temer volverse adicta a aquello. A continuar amando a su pareja pero depender de otros hombres para quedar sexualmente satisfecha.
   Los dos hermanos Prono y Andres se habían acuartelado en la cocina del piso de abajo. Desde ella podían vigilar -sin siquiera asomarse directamente- al resto de los invitados asegurándose de esta manera que todos continuaban fuera, pudiendo hablar así con total libertad.

Pese a todas las cosas que habían compartido estos a lo largo de su vida, no habían tenido la preparación suficiente para estar vacunados contra el exceso de pudor e incomodidad que sentían tras haber compartido a una chica en el mismo lecho. No les había resultado desagradable, e incluso les había gustado pero, mientras habían permanecido en aquella habitación, la violencia que sentían no les había permitido disfrutar lo máximo que, en otras circunstancias, sí que hubiesen hecho.
   Nada se dijeron el uno al otro sobre esto: Salieron de la habitación en silencio, bajaron las escaleras y, tras encerrarse en la intimidad de la cocina, el dueño de la casa agarró de la nevera dos latas de cerveza tirándole una a su pariente. El hermano mayor, Prono, fue el primero en romper el hielo:
— Ahora va la madre.
— No quiero repetir esto con Sandra -el aludido no contestó, no era la respuesta que quería oír. Andres dio un largo trago a la cerveza antes de negar con la cabeza, reafirmando sus palabras.
— ¿No te ha gustado lo que ha pasado ahí arriba? -Andres negó de nuevo con la cabeza antes de contestar.
— No se trata de si me ha gustado o no. Ha sido diferente, y yo quiero disfrutar a Sandra. ¿Entiendes a lo que me refiero?
— Tenemos un problema, porque yo también quiero beneficiarme a la madre -dijo pegando dos tragos rápidos inclinando la lata casi en vertical sin dejar de mirar a su hermano pequeño.
— Haz lo que quieras. Lo único que te digo es que no quiero compartirla contigo.
— Pero si me elige a mí…
— Te he dicho que no quiero repetir lo de arriba, al menos no de momento.
— Es decir, que si me la puedo follar…

Andres se mordió la lengua mientras dejaba la cerveza medio vacía sobre la encimera. No le hacía ninguna gracia tener que compartir a Sandra con su hermano, pero si ella elegía hacer algo con Prono, él no se opondría. Era una mujer libre para elegir tanto a uno como a otro y no iba a comportarse como un crio; pero la idea de tener un trio los tres sin haber podido disfrutar de ella en la intimidad…
— Si te la puedes llevar a un lugar apartado donde el resto de la familia no se entere, te la follas.
— Eso no es lo que tenía planeado -Tratándose de Prono, aquello iba mucho más allá de una mera insinuación.
— No me fastidies
— No lo hago -declaró envalentonándose. Su hermano era muy manipulador y tenía mucha labia, siempre había sido capaz de convertir sus batallas dialécticas a su favor pero, en aquella ocasión, era él el que tenía toda la ventaja. Prono no tenía la inteligencia de su hermano, y mucho menos su paciencia, pero el que menos estaba dispuesto a ceder era Andres y el que más margen tenía para regatear era él-. Ya nos hemos follado a la niñata esa y le hemos enseñado quien manda, pero la madre… ¡Buf! La madre es otro cantar.
— ¿Qué tienes planeado? -se limitó a preguntar Andres centrándose en mantener la compostura. Se había entrenado a si mismo para mantener la cabeza lo más fría posible, y era así como se le daba bien llevar a su terreno todas las conversaciones.

Su hermano sonrió, dejando la lata sobre la encimera imitando a su hermano; dio unos pasos al frente hacia el centro de la cocina reuniéndose con su contrario en esta, y desde aquella posición pudo observar que la pareja y el novio de Olivia siguiesen estirados en las tumbonas, y así era.
— Tenía planeado jugar un poco con el marido… ¿Cómo se llamaba?
— Define jugar.
— Encelarlo un poco.

No hizo falta que dijese nada más. Su hermano mayor era un sádico y se lo había demostrado muchísimas veces: Pese a su ausencia de maldad, su genio y temperamento le daban un extraño sentido de la diversión y el morbo. Le gustaba el riesgo, y no disfrutaba tanto si no se ponía en situaciones complicadas… Desde que había llegado a su casa, se había exhibido como competidor ante Joaquin y su yerno, atrayendo toda la atención posible para que se pusiesen celosos. Tampoco ocultó sus intenciones frente a Sandra y Olivia, dándole igual quien se percatase, se las comía con la mirada y se dirigía a ellas de una manera sucia y otras veces seductora. Pero incluso aquello no parecía haberlo considerado como provocarles celos… ¿Qué tenía en mente? Andres estaba preocupado.
— ¿Y lo que has hecho hasta ahora que ha sido? ¿Disimular? Me das miedo, Prono. ¿Qué tienes pensado? ¿Restregarle la polla a Sandra frente a su marido? -La declaración provocó la risa del aludido.
— Planeo jugar un poco con ellas delante de esos dos inútiles.
— ¿Y si te sale mal y se envalentonan?
— No lo van a hacer... ¿No te has dado cuenta que me miraban y se callaban?
— Porque son educados. ¿Se van a discutir contigo por mirarlas? Pero acercarte a ellas y hablarles sabiendo que ellos te están mirando -Andres no quiso darle ideas, pero decidió añadir algo más-. Como si te diese igual que estuviesen delante…
— Por eso mismo no harán nada.

Se volvió a morder la lengua, su hermano siempre había sido capaz de sacarlo de sus casillas pero en aquella ocasión era diferente… Se jugaba mucho más.
— Te he dicho mil veces que te arriesgas mucho enseñando tus cartas -su hermano se precipitó a interrumpirle, pero este le acalló con una mano-. Sé lo que vas a decir, que pienso demasiado y que tendría que dejarme llevar más. Y en otras ocasiones podías tener razón… Pero no en esta -hizo una pausa y esperó-. Ambos estuvimos en el Bar der pepe cuando se inició la cacería. Muchos esperaron que ellas se paseasen por el pueblo para abalanzarse, pero se equivocaron de estrategia. Yo no -Prono se mantuvo callado, alerta-. Yo busqué a la madre en el colegio, y a la hija en su casa. Y no forcé a ninguna, utilicé las cartas que tenía pero ellas no sabían cuáles eran… Y si me hubiese mostrado como tú me habrían cerrado la puerta de su casa en mis narices.
— Pero eso no pasó -se adelantó Prono.
— Eso no pasó -repitió Andres antes de continuar-. Porque hay algunas cosas que es mejor no pensarlas y hacerlas, improvisando. Pero esta no es una de ellas… Tan pronto estas dos pueden dejarse follar como pueden mandarte a la mierda y largarse con toda su familia. La estrategia del éxito aquí es pasar desapercibido y no presionar más de lo necesario.
— ¿Has visto lo que ha pasado en esa habitación? -dijo elevando el tono de voz, Andres le apresuró a que bajase el tono y este lo hizo-. Esas dos son unas putas malfolladas sedientas de dos machos que se las follen bien. Harán todo lo que les digamos, y si voy ahora al jardín y le doy a entender a la mujer del inútil ese que si viene aquí se va a comer una buena butifarra no lo dudes: Va a venir.
— ¿Y qué? -inquirió Andres cruzándose de brazos-. Hay una diferencia entre eso que acabas de decir y lo de encelar al marido. ¿Te crees que a ellas les haría gracia que sus parejas sospechasen? Claro que no. Ellas quieren seguir con ellos…
— Son unos putos inútiles -lo interrumpió exasperado.
— … por las razones que sean -finalizó con calma-. Tu juego de mostrar las cartas y pintarte una jodida diana en el pecho ni me ayudará a mí ni las ayudará a ellas. Piensa bien lo que haces, porque podrías arruinar todos esos meses que me las he trabajado.
— No habrías tardado tanto si lo hicieses a mi modo.
— ¿Están aquí, no? Y Olivia, aunque no lo parezca, estaba muy cerrada de mente al principio con la idea de ser infiel pero con mucha paciencia le fui mostrando las ventajas de serlo. Eso y otros factores que tengan que ver con su pareja han ayudado a que ella esté en la habitación de arriba deshecha. ¿La madre? Más de lo mismo.
— Eso te lo concedo, la mujer está pidiendo a gritos una buena polla.
— Pero ya no es solo en cómo les afecta a ellas que yo haya sido sutil, sino en sus parejas. Nosotros somos los amantes, y ellas no están solteras no lo olvides.

Esta vez fue Prono el que se cruzó de brazos y tuvo que morderse la lengua. Una discusión más a favor de su hermano, y aunque no pensaba rendirse fácilmente, ya no se le ocurrían más argumentos.
— Tampoco pensaba pintarme una diana en el pecho…
— ¿No? -le cuestionó se rascaba el mentón mientras lo miraba pensativo-. Tal vez simplemente habías pensado en mostrarte seductor frente al marido para que sintiese un poco de celos antes de llevártela al interior de la casa y follártela victorioso -musitó con tono de novela épica.
— Suena bien.
— ¡Despierta! Si haces algo parecido a eso solo conseguirás volverlos recelosos: Cada vez que no las tengan delante se preguntarán dónde están. Cada vez que tengan la más mínima sospecha de que pasa algo raro, en vez de dudar se abalanzarán a descubrir que ocurre… Por eso tienes que disimular.
— Sigo diciendo que ese par de inútiles no harían nada incluso si sospecharan algo.
— Cuando me lo puedas garantizar hablaremos. ¿Me has entendido?
— Bueno, yo lo haré a mi manera y tú a la tuya y que la madurita elija al que le guste más.
— Me parece bien -declaró chocando los nudillos junto a los de su hermano para sellar su acuerdo, algo que hacían desde pequeños-. Y cuando ya nos la hayamos follado los dos… ¿No te gustaría hacer un trio con la madre? ¿Un cuarteto?

El no respondió, pero a ambos se les puso dura fantaseando con ello. Ambos hermanos, dueños y señores de aquellos dos coños tan viciosos y necesitados. Oyendo los gemidos de ambas hembras y los chasquidos húmedos de sus huevos contra sus pieles rasuradas, pero antes de todo eso quería disfrutar bien a Sandra y tenerla para él solo.
— Primero aprende a disimular, y luego hablamos.
— Aprende tú a vivir el momento y no pensar tanto -le contestó mientras observaba impasible a su hermano alejarse de la cocina-. Ellas lo disfrutan más -alzó un poco más la voz procurando que no fuese lo suficientemente alta para oírse desde la piscina-. Son más guarras y morbosas que nosotros dos juntos. ¿Quieres que te lo demuestre? -Prono consiguió que su hermano se detuviese y escuchara la propuesta que estaba a punto de hacerle.


***

— Me pone enfermo -rugió con poco más que un susurro desde su tumbona. Rob seguía roncando y no se enteraba de nada; debía aprovechar en aquel momento que los niños jugaban a lo lejos y los otros tres se habían ido al interior.
— Es solo un juego, cariño -contestó su mujer con un tono apaciguador volviendo la cabeza para mirar sobre las gafas de sol a su marido.
— Ese descarado ni se ha molestado en disimular una sola vez. ¡Me dan ganas de cruzarle la cara! -su tono de voz se fue elevando inconscientemente hasta que prácticamente vociferaba, aún así su yerno no se despertó. Se mentalizó de que debía controlarse si no querían enterarse de todo el pastel.
— Es divertido -musitó divertida acompañando la declaración con una melódica risa-. ¿No confías en mí?
— Confío en ti… Incluso en Andres. Pero no en su hermano. Seguro que si le surgiese la ocasión te violaría… Tiene pinta de no estar muy bien de la cabeza. Estábamos en la mesa y no paraba de miraros a ti y a Olivia a los pechos… ¿Te parece normal?
— Es un hombre -inmediatamente se calló arrepentida, se le había escapado pero ya no podía hacer nada así que se apresuró a terminar-, es algo normal.
— Hacerlo disimuladamente sí, pero es que no se corta ni un pelo.
— Hay hombres y hay hombres… -dijo mientras se ponía bien las gafas y se recostaba de nuevo. Joaquin se levantó de su tumbona y se sentó en la de su esposa, hablando muy rápido. Estaba alterado y quería asegurarse de que podían hablar antes de que volvieran.
— ¿Quieres que lo diga? Estoy muy celoso, sí. Pero no porque no confíe en ti sino porque no confío en él.
— ¿Qué puede hacerme él?
— Forzarte… -propuso antes de añadir muy aceleradamente una opción tras otra con un tono que rozaba la histeria-. Agredirte… Violarte.
— Y supongo que si pasase eso estamos muy lejos para que yo grite y pida auxilio a mi hombre. ¿Verdad? -razonó con una sonrisita irónica mientras le acariciaba la mejilla antes de besarlo con ternura. Sandra sabía que estaba siendo cruel, pero le gustaba verlo así… Por primera vez en mucho tiempo sentía que Joaquin la valoraba y deseaba como al comienzo de su relación.
— Tampoco hay que ponerte en esa situación.
— Si llegásemos a esa situación, lo haría sin dudarlo ni sentir vergüenza alguna -declaró solemnemente. Por supuesto que no consentiría que nadie la violase, y eso era algo que no iba a pasar… ¿Cómo podían violarla si se moría porque cualquiera de los dos la complaciese? Se había prometido no volver a ser infiel, pero eso no le impedía (con el debido permiso de su pareja) divertirse un poco a costa de ambos-. Sí nos ves demasiado cercanos a Prono y a mí… No te preocupes, simplemente estaré jugando pero no pasara nada más… ¿Vale?

Su marido asintió, derrotado. Era imposible parar aquel endemoniado juego… ¿Por qué no entendía que el solo hecho de que la mirase de aquella manera lo hería como su marido? Ya no era solo su orgullo y dignidad ante lo humillante que resultaba, sino que parecía que consentía que su esposa coquetease con otros hombres. Y la peor era ella… Sí, confiaba en ella y sabía que no había mujer más fiel; pero era la primera en disfrutar con todo aquel grotesco espectáculo… Qué sería lo que le daba más morbo. ¿Los celos que le provocaba? ¿El interés que creaba? ¿O la curiosidad de cómo se comportaría el propio Prono? Joaquin había bajado su sospecha en lo referente a su amigo y vecino tras haber hablado con él y aclarado las cosas, pero su hermano era un caso totalmente diferente.
   Se había mostrado chulo e indiferente, exhibiendo su deseo por su mujer y su hija desde el comienzo. Tanto el como su yerno confiaban completamente en sus parejas y debido a esto no tenían ninguna preocupación en lo referente a estas, pero ninguna gracia les hacía ver al muy indecente revolotear como un buitre alrededor de ambas.
   Su mujer le había dicho que tanto Prono como Olivia se habían ido a la cocina a picar algo, y nada más enterarse había sentido la insoportable necesidad de ir a interponerse, para impedir que el muy desgraciado se aprovechase de su hija, sacando ventaja de la intimidad que ofrecía la casa. Por suerte estaba orgulloso de su hija y no tenía el más índice de duda de que esta no haría nada de lo que se pudiese arrepentir.
— Si intenta algo mientras tú no estás -empezó a decir Sandra rompiendo el silencio que llevaba existiendo entre los dos, únicamente interrumpido por los aleatorios gritos de los chicos jugando al balón-… Te lo diré. ¿Vale? No tienes que preocuparte.
— Me dejas mucho más tranquilo -murmuró queriendo dar por zanjada la conversación. Olivia apareció a lo lejos por un lado de la casa; Joaquin se esforzó por encontrar algo que se saliese de lo normal pero la veía como siempre.
— Cariño… ¿Y Prono?
— Se ha quedado comiendo… No veas como traga el tío -diciendo esto Olivia intentaba disimular.
— ¿Y Andres? -Ante la pregunta de su madre negó con la cabeza con cara inocente.
— No tengo ni idea; a la cocina no vino.
— Fue al baño, pero como no volvió…
— Tal vez sigue en el baño -propuso pensativa.
— ¿Tanto tiempo? -le cuestionó su padre extrañado. ¿Dónde podía estar?

Olivia se metió en la piscina sin vacilar, bajando lentamente por las escaleras. Estuvo al menos unos diez minutos dentro antes de que Prono apareciese por la puerta trasera de la casa con ambas manos ocupadas: En su mano diestra transportaba una fuente transparente llena de grasienta carne, la cual había sobrado de la barbacoa. La otra llevaba cinco platos en vertical con un montón de tenedores y cuchillos envuelto en servilletas. En todo el camino desde la puerta hasta las hamacas presumió de un equilibrio envidiable y, al llegar, dejó la carga sobre una de las tumbonas que estaban situadas más al centro.
— ¡Enanos, venir a picar algo! -gritó rudamente haciendo que los ronquidos de Rob se interrumpiesen de golpe-. Tú también, Olivia.

La aludida, desde el interior de la piscina, rechazó la invitación.
— No gracias, no me apetece más -le reprochó con una mueca. El hermano mayor de Andres fue pinchando carne y colocándola en platos vacíos mientras los ofrecía. El primero era para Joaquin quien, con una respetuosa pero silenciosa mueca, levantó las manos rechazando el plato el cual fue cogido por su hijo mediano Pedro que había aparecido de la nada.

Los tres chicos, con un hambre implacable, fueron los primeros en agarrar los platos y disfrutar de las sobras antes de que Prono, en último lugar, pinchase una larga butifarra y la dejase caer sobre el plato ofreciéndoselo -junto a tenedor, cuchillo y servilleta- a la madre de los dos menores. Esta rechazó el plato, pero cuando lo retiró ella cazó con sus dedos el alargado cilindro de carne mientras decía:
— Las gambas y la carne saben mejor si se comen con los dedos…
— Así podrás chupártelos -murmuró grabando a fuego la visión de cómo Sandra abría la boca para dar el primer mordisco. Sabedora de lo provocativo que podía llegar a ser, y mientras disfrutaba mirándolo descaradamente a los ojos, sacó la lengua lo máximo que pudo al tiempo que metía un cuarto de la butifarra dentro de su boca; fue entonces cuando, con suavidad, mordía el trozo de carne mientras metía escondía su lengua.

Sus hijos y su yerno no se habían dado cuenta, pero sí su marido y el hermano de su vecino que se habían quedado poco menos que boquiabiertos.
— Está buena la butifarra que me prometiste -susurró coqueta con un hilo de voz cuando había terminado de tragar y masticar.
— No solo te prometí esa butifarra -Prono hizo ademán de ponerle otro trozo de carne, pero ambos entendieron que no se refería a nada que hubiese en la bandeja. Sandra lo había entendido la primera vez que se lo dijo, un rato atrás cuando la invitaba al interior de la casa a comer, pero para ella no había sido más que un tonteo inocente que no llevaba a ningún lado… Aún así no dejaba de ser divertido.
— Con esta tengo suficiente por ahora -declaró en un tono de voz mucho más alto, como si ya no le importase que los niños y su yerno lo escuchasen.
— Y tú…
— Rob.
— Rob. ¿Qué quieres? ¿Butifarra? ¿Lomo? ¿Pechuga?
— No tengo hambre, gracias.
— Como quieras, ha sobrado mucha. Si luego quieres más…
— Sé dónde encontrar más, gracias -zanjó el novio de la veinteañera. Su hostilidad no hizo más que dibujar una sonrisa en el rostro de Prono, pero no dijo nada más.

De toda la butifarra que le había dado, solo quedaba una punta y, tras resbalarse de los dedos de la madurita, el diezmado trozo de carne se deslizó por el canalón de su escote hasta caer entre sus muslos.
   ``Esta guarrilla ya se está pasando´´ pensó Prono haciendo su sonrisa todavía más grande. Primero miró el trozo de butifarra que había entre los muslos de Sandra y luego la miró a ella que, tras agarrar con delicadeza el último resto, le guiñó un ojo y sonriendo se lo lanzó dentro de la boca.
   Su marido no parecía estar prestando atención, pero él era avispado y sabía que de reojo analizaba todo lo que hacía, evitando así hacer nada que pudiese perjudicarlo en un futuro; Andres apareció tras él agarrando directamente de la fuente un trozo de lomo y devorándolo en tres mordiscos antes de cargar a su hijo Satur sobre su hombro y lanzarse juntos hacia la piscina con la camisa y las sandalias incluidas. Olivia había tenido que apartarse para no ser aplastada, pero se unió a las risas contagiada por la inocente alegría de Satur en los brazos de su padre.
— ¡Tráete a los tuyos, Joaquin! ¡Venga, que dentro de no mucho ya no habrá casi sol!
— Me esperaré hasta ese momento, gracias -sostuvo el padre aludido con una sonrisa forzada, claramente incómodo. Su esposa lo miró con expresión reprobatoria antes de agarrar a sus dos hijos de las muñecas e intentar arrastrarlos a la piscina entre risas pero fueron ellos los que, abusando de su fuerza, la acompañaron gentilmente hasta la piscina para depositarla con sumo cuidado sobre la superficie acuática, dándose la vuelta satisfechos una vez la madre estaba junto a su hija en el interior de la piscina.

Lo que no esperaban era que Prono, apareciendo tras ellos por sorpresa, agarrase ambos torsos y los levantase a ambos llevándolos en una leve carrera hasta la piscina donde se tiraron los tres.
— ¡Eso es trampa, cabrón! -dijo Pedro riéndose lanzándole un disparo de agua con la palma.
— ¡Pedro! ¡Esa lengua! -le reprochó su madre mientras su cara cambiaba de divertida a seriedad total.
— Pero es un tramposo -contestó el mediano disparando agua también a su madre.

En pocos segundos, la piscina se transformó en una batalla naval donde sus armas eran sus manos y la munición chorros ilimitados de agua.
— Cariño. ¡Vente! -gritó la veinteañera apartándose del estruendoso ruido que había tras ella. Alzó la mano invitando a su pareja que se metiese con ella, y eso hizo: Se acercó y se inclinó frente a ella con una irónica sonrisa mientras le plantaba un beso en la boca y le decía con poco más que un murmullo:
— Lo siento, Oli. Pero me apetece descansar -declaró en una rotunda negativa al tiempo que metía la mano derecha en el agua y la usaba para lanzar un chorro sorpresa a la cara de su novia.
— ¡Imbécil! -gritó intentando parecer enfada antes de sonreírle y sacarle la lengua.
— Andres. ¿Puedo ir al sofá a echarme una siesta?
— Como si estuvieses en tu casa -Fue una respuesta automática, pero no contestó sin sorpresa. No le gustaba nada aquella reacción, aunque tampoco había pasado nada para propiciarla, pensó. Su paranoia aumentó cuando su amigo y vecino decidió seguir a Rob al interior de la casa ante la silenciosa mirada de Sandra, Andres y su hermano.
— Me gusta el plan de mi yerno -aseguró sonriendo mientras seguía a su hijo político al interior de la casa.

Andres y su hermano intercambiaron una fugaz mirada de la que no hubo testigos: Mientras que la del dueño de la finca transmitía duda y preocupación, la de su hermano mayor le transmitía oportunidad.
   ``¿Va a intentar algo aquí con los chicos y la hija delante?´´ Se preguntó al tiempo que lo veía desplazarse silenciosamente como un cocodrilo mientras los tres menores, la veinteañera y su madre seguían riendo y combatiendo. En un momento concreto su cabeza desapareció y unos segundos después Satur soltaba un grito de sorpresa mientras se elevaba hasta estar sentado sobre los hombros de tu tío.
— ¡Ara, petit! ¡No tinguis compassió! -Le apremió su tío en catalán para que este patalease furiosos disparos de agua hacia todos los integrantes de la piscina.

Los tres hijos de Sandra contraatacaron entre risas; mientras que la madre de estos retrocedió de espaldas hacia el dueño de la piscina sin mirar atrás hasta que su culo chocó contra la entrepierna de este; tenía que ponerse de puntillas para llegar llegar pero sintió la inevitable satisfacción de lograr lo propuesto. El padre de Satur, sin dejar de mirar el espectáculo que daban su Satur y su tío contra los tres vástagos de su invitada, la agarró disimuladamente de ambas caderas y la apretó contra sí.
   El agua en aquella parte de la piscina llegaba a Sandra hasta el cuello mientras que al madurito dueño de la piscina no le alcanzaba más arriba de los pectorales.
   Tras unos segundos restregando su polla contra su culo, ella se apartó excusándose de mala manera:
— Lo siento, Andres… Que torpe soy.
— No tienes que disculparte… Si eres tan patosa volverás a tropezarte conmigo -murmuró sonriendo, tranquilo de que no se les escuchase pues con el alboroto que armaban los niños no había quien los espiase.
— No, no creo que vuelva a tropezarme. Iré con mucho más cuidado… -susurró con voz aguda y dulce; alargó el mucho muy exageradamente. Se le notaba lo cachonda que estaba tanto en su tono de voz como en su mirada.
— Con lo torpe que eres da igual con el cuidado que vayas, acabará sucediendo.
— ¿Ah, sí? -inquirió mientras hacía un ademán caminar hacia adelante, pero Andres aprovechó para rodearla con sus brazos y tirar de ella hacía sí-. ¡Para! Nos van a ver… ¡Están delante!
— No miran -le susurró al oído mientras le apretujaba un seno con una mano y la otra, sin la intención de invadir, acariciaba por encima del bañador su necesitado sexo— Pueden girarse… Suéltame -suplicó sin resistirse demasiado.
— Como quieras… -aceptó dejándola alejarse de él, no sin previamente de agarrarle la nalga y apretujársela cariñosamente antes de que ella se reuniese junto a todos en el centro de la piscina sin volver la vista atrás.

Con discreción había dado el primer paso, pero sabía que su hermano se había estado preparando para dar el suyo propio desde que saltó a la piscina. ¿A quién elegiría: Madre o hija? Lo que a Andres le preocupaba no era ya por quien se decantase, pues era consciente de que la extraña desaparición de las parejas de las dos mujeres podía suponer que mirasen desde la distancia lo que ocurría en la piscina. No creía que fuese así, y se había asegurado antes de mostrarse cercano a Sandra unos instantes atrás pero, su hermano no era de los que disfrutaba manteniendo el perfil bajo y aquel podía ser precisamente el problema. Era capaz de acercarse y manosearlas con descaro frente a los tres menores sin preocuparse siquiera por las consecuencias. Era parte de su encanto, pero también un defecto que le podía causar muchos problemas y volver la situación en su contra.
   Sin embargo, a medida que pasaron los minutos se dio cuenta que su hermano mayor debía haber aceptado bien su consejo de pasar desapercibido, pues no se acercó ni tocó a ninguna de las dos mujeres; dedicándose a jugar con los pequeños, cargándolos sobre sus hombros e invitando a su hermano a batallar ``al potro acuático´´: Un juego donde los adolescentes podían montarse sobre cualquiera de los dos hermanos intentando derribar al jinete contrario.
   Tras unas cuantas rondas en las que Olivia y su madre animaban a los menores, apostando por quien iba a caer entre risas , mientras hacían pequeñas trampas empujando: los tres adolescentes acabaron cansándose de la piscina y salieron al exterior, reuniéndose donde estaban las tumbonas y las toallas para secarse. Querían jugar ``un último partidillo´´ antes de que se oscureciese. El sol seguía iluminando en algún lugar sobre el horizonte el cielo, pero ya no podía verse en él.

Los cuatro adultos quedaron solos en la piscina mientras miraban en silencio como los chicos agarraban la pelota tras calzarse las bambas y los calcetines antes de salir chutando el balón hacia un lugar alejado del jardín.
   Ninguno de los cuatro adultos pareció tener interés en abandonar la piscina, pero tampoco en romper el silencio que los envolvía.
— Estos niños… Qué energía que tienen. No han parado en todo el día -dijo Sandra dando el primer paso.
— Ya crecerán, ya -le rebatió su hija achancándolo a la edad.
— No tiene nada que ver con crecer, siendo grande también se puede tener mucho aguante -chispeó Prono sonriendo coqueta; los cuatro estaban separados formando un perfecto rectángulo. Andres estaba frente a Sandra y Olivia frente a Prono… ¿Esta posición era fiel al interés que sentían cada uno? ``No lo creo´´ pensó el padre de Satur divertido. Él sabía que su hermano tenía muchísima compatibilidad con la hija, pero la madre le causaba una irresistible curiosidad. Por el contrario y aunque Olivia causaba en él un interés innegable, si tenía que decidir se quedaba con la madre.
— Y siendo grande también se puede continuar siendo un gilipollas -contraatacó la aludida con una sonrisa traviesa.
— Lo que es seguro es que no todos los que crecen mantienen esa energía -replicó su contrario mientras se sumergía parcialmente, daba la impresión de que estaba buscando un punto débil por el cual atacar, emulando así a una bestia depredadora. Su comentario era una indirecta que se había entendido muy bien, haciendo referencia a los dos vagos que habían en el interior de la casa.
— Si, es verdad. Hay adultos que trabajan duro y no tienen demasiada energía en su tiempo libre -el chascarrillo fue acompañado con un guiño.
— Yo trabajo en el campo igual que ellos y todavía no estoy cansado.
— Seguro que lo estás disimulando. Te ha tenido que agotar mucho cargar con esos enanos -se burló la veinteañera, y el cuarentón en consecuencia se lanzó contra ella agarrándola por los brazos.
— Sí, ya siento como me fallan las fuerzas -se cachondeó sumergiéndola mientras ella lograba gritar ``abusón´´ antes de acabar bajo el agua. Las burbujas aparecían en la superficie con ferocidad antes de que Prono le permitiese salir a la superficie.

No se esperó el contraataque, intentando la joven aporrear el pecho del contrario como si fuese una puerta. El agredido logró a detener ambos puños agarrándola por las muñecas y manteniéndolas bien arriba quedando suspendidas sobre su cabeza apretujando parcialmente sus senos.
— Tú también tienes bastante energía.
— Seguro que es la comida -bromeó la madre de la joven-. Nos habéis hinchado a carne.
— Todavía queda mucha… Espero que puedas hacer hueco para que entre toda.
— No sé yo… soy de cenar ligero -aseguró bajándole los ánimos sin llegar a dar una completa negativa. Prono soltó las muñecas de la veinteañera.
— Pues no sé que haremos con tanta carne que ha sobrado -Sopesó en voz alta mientras miraba sutilmente a Olivia y después reía-. Hay que hacer ejercicio antes de comer.
— ¿Vas a proponer algo que podamos hacer en la piscina? -preguntó en broma Sandra.
— ¿Qué me dices, Andres? Podemos jugar a lo de antes con ellas dos y ver quien gana.
— Claramente ganaría yo -declaró riendo mirando a su hija-, la experiencia puede contra la juventud.
— Elige sobre quien vas a montarte, entonces -propuso Andres sintiendo curiosidad por saber a quien elegiría. La respuesta no le sorprendió, pero si la manera: Se mordió el labio inferior como si estuviese indecisa, mirando a Prono dando a entender que lo iba a elegir a él pero, en el último momento, acabó eligiendo al hombre con el que tenía más confianza.

Sandra no era estúpida y aunque se sentía atraída por ambos hombres de manera diferente, sabía que el hermano mayor de Andres tenía una extraña fijación con ella. No iba a darle la oportunidad de tocarla si podía evitarlo, porque al contrario que el otro, parecía no cortarse ni un pelo.
   Segundos después Prono se había sumergido y sin hacer ningún esfuerzo acabó pasando entre las piernas de Olivia y cargándola sobre sus hombros.
   Andres en cambio fue más gentil con la madre aprovechando para acariciarle los muslos bajo el agua como si fuesen halagos silenciosos. Ya estaban los cuatro preparados y el choque se produjo de nuevo entre risas hasta que ambas cayeron juntas abrazadas.
— Eso es un empate. Habrá que volver a intentarlo…
— ¡Ni de coña! -clamó la veinteañera abriendo mucho los ojos para dar redundancia a su negativa…

Al ponerse a la defensiva Prono encontró difícil encontrar una brecha para separarlas.
— Podemos hacer ejercicios de piscina, nadando -propuso pensativo el hermano de este-. Así os entrará hambre.
— No… Si hambre ya tengo -anunció la progenitora de Olivia-. Lo que quería decir es que no estoy acostumbrada a comer demasiado por la noche.
— Hoy es una excepción, mujer -replicó riendo el anfitrión mientras le tendía la mano invitándola a acercarse al centro de la piscina. Ella aceptó y se la dio con delicadeza alejándose de su hija hasta llegar al extremo opuesto.

Ambos hombres estaban contentos: Habían conseguido separarlas y estaban a solos con ellas, sin nadie más que las molestara.



***
Escena de la piscina, lado de Prono con Olivia:

— ¿Qué tal estuvo? -preguntó con la voz tan baja que solo ella podía escucharle. Las luces de la piscina se encendieron justo en ese momento, el cielo se había oscurecido casi sin que se hubiesen dado cuenta.
— ¿El qué? -inquirió ella sin saber a que se refería. Tenía que alzar la mirada para verle la cara, la cual estaba repleta de gotas de agua que brillaban con el reflejo de la luz artificial; ella se encontraba contra la pared, y vio a Andres y su madre en la otra parte de la piscina pero no escuchaba lo que se decían.
— El trio…
— Estuvo… -se calló, miró al agua y sopesó bien que contestar antes de hacerlo, pero ni ella misma estaba segura de la respuesta-. Fue demasiado bestia.
— Pero te gusto -intentó adivinar.
— No. Sí… No sé. Fue demasiado raro…
— Te corriste varias veces.
— Sí, pero follar no trata solo de correrse… No estoy segura de si me gustó.
— Yo creo que te volvió loca y estas deseando que repitamos -ella reprimió su risa.
— ¿Crees que quiero repetir? No vais a volver a follarme ninguno de los dos -``Eso no me lo creo ni yo´´ pensó mientras agachaba el mentón intentando dejar de mirarlo a los ojos y a los labios, pero no podía ``Deja de mirarlo, idiota… Va a creer que quieres algo´´.
— Yo creo que te encantó como te follamos y te encantaría repetir… y no necesariamente con los dos.
— ¿Insinúas que me gustó más contigo? Tu hermano folla muy bien.
— Yo lo decía más en otro sentido… -aseguró serio.
— ¿Cómo persona? Definitivamente me gusta más tu hermano. Él sabe estar y no es un creído de mierda.
— ¿Eso piensas de mí? ¿Qué soy un creído? -Prono no pudo evitar sonreír la cuestionó mientras se acercaba lentamente, sus caras estaban cada vez más cerca a pesar de que Olivia no acercaba en absoluto la suya pero, al estar contra la pared de la piscina, tampoco podía retroceder.

Colocó sus manos temblorosas contra sus duros pectorales, sin duda eran resultado de un laborioso trabajo de campo y con los que solo su hermano podía competir. Al no responder, Prono rompió de nuevo el silencio.
— Yo sé lo que soy, de lo que puedo presumir y también sé lo que quiero -dijo agarrándola por las muñecas y separándolas, empujando sus manos contra la pared y dejándola totalmente indefensa en posición de crucificada.
— ¿Eres consciente de que mi novio puede estar viendo esto?
— ¿Te excitaría que así fuese?
— Amo a mi novio, no disfruto engañándole.
— Pero disfrutas.
— No soy de piedra -se lamentó ruborizándose sin poder impedir que se acercase más y más, pero no la besó. Sentía su propio corazón batir contra su pecho furioso, le costaba respirar debido a la hiperactividad que causaba la adrenalina y notó amplificada por mil la voz de ese bastardo al lado de su oreja.
— Cuento con eso -aseguró riendo mientras soltaba sus muñecas y le agarraba el pecho por encima del bañador. No apretaba demasiado ni muy poco, pero lo suficiente para hacerla sentir sometida… Otra vez-. Además, hay una parte de mí que si es de piedra.

Olivia no pudo evitar abrir la boca enmudeciendo un gemido cuando sintió los dedos de Prono agarrar tanto por delante como por detrás el hilo de su bañador y tirando de él hacia arriba metiéndose y creando fricción entre sus labios vaginales exteriores y sobre los internos. Los dedos que tenía en la parte de adelante, no satisfechos, soltaron el bañador y se posaron a los dos lados del hilo acariciando sus labios externos.
— ¡Para! -consiguió suplicar mientras reprimía los suspiros. Olivia sentía que iba a perder la cabeza, y empezaba a desear que se la follase ahí mismo ``¿Cómo es posible? Tuve sexo con los dos horas atrás… No entiendo a mi cuerpo´´ pensaba mientras agachaba de nuevo la mirada. Entonces recordó también que su madre estaba en la piscina a pesar de que no podía verla ya que Andres se encontraba frente a ella, ocultándola. No le pareció que estuviesen haciendo nada ya que el agua que los rodeaba estaba muy calmada-. Para… Nos van a descubrir.
— Pararé si prometes que esta noche vendrás a darme un masaje…
— ¿Un masaje? -repitió incrédula. Los dedos intrusos penetraron el orificio de su coño a ambos lados del hilo del bañador.
— Promételo y pararé. Cuando lo hayas prometido te diré como lo haremos.

Ya era suya, y sabía que aunque quedaba mucho para que se acostasen la noche estaba lejos de terminar. ¿No había quedado satisfecho con lo que habían hecho en la habitación de su hermano? No pudo pensar más, su mente quedó en blanco con una única certeza, quería que esos dedos no parasen y, al mismo tiempo, quería tener su polla dentro.
   Se lo imaginó poniéndose entre sus piernas, agarrando su propia polla y restregándola contra su acuático coño, siendo empalada. Estaba segura de que se correría poco después de tenerla dentro, pues se sentía muy cachonda. Quería besarlo, morderle, lamerle y que él hiciese lo mismo que ella… pero debía guardar la compostura. Todo era mejor que aquella situación, y luego podía retractarse. ¿Quién la obligaba?
— Lo prometo.
— ¿Eh? -le metió cruelmente los dedos más profundo-. No te he oído bien.
— Te haré ese estúpido masaje.
— Más te vale, o te arrepentirás. No porque no quieras, sino porque me lo has prometido. Y las promesas se cumplen.
— Lo prometo, lo prometo -repitió ella con un hilo de voz, su voz nuevamente sonaba muy aguda. Se lo iba a follar ahí mismo…

La otra mano la agarró del cuello haciendo que su nuca acabase contra el borde de la piscina y las yemas de sus dedos acariciaron a sabiendas uno de sus puntos más débiles.
— Como ya sabrás -le susurró al oído-. Dormiremos fuera. Mi hermano ya tiene preparadas cinco tiendas de campaña con sus almohadas y mantas. Una para ti y tu novio, otra para tus padres, para tus hermanos, otra para Satur y Andres… Y otra para mí. Quiero que vengas a mi tienda de campaña lista para hacerme un masaje.
— Sácame los dedos… -suplicó ella mientras acercaba su boca a la de él, se besaron. Él no sacó sus dedos hasta unos segundos después de haber empezado a cruzar lenguas, entonces Prono se separó de ella y Olivia se apresuró a ponerse bien la parte de abajo del bañador.
— Tendré condones preparados, no quiero luego excusas.
— He dicho que iré a hacerte un masaje, no que vaya a hacer nada más.
— Eso no te lo crees ni tú -rio entre dientes, burlón.
— Es cierto, si directamente no hubiese condón tendrías cero posibilidades, pero aunque tengas condones listos no va a pasar nada. Ya te lo he dicho, no vais a volver a follarme. Iré a hacerte el masaje que te he prometido y luego me iré.

A Prono le pareció muy divertido que la veinteañera pasara de hablar de follar a hacer un masaje, volviéndose muy cauta cuando quería hablar claro y cuando quería hablar con sutilidad.
— Pues eso, ven a mi tienda de madrugada… Luego te diré la hora. No creo que te diga nada por estar en mi tienda haciéndome un masaje… ¿No?
— Tú sueñas -susurró ella-. Si quieres lo del masaje iremos al interior de la casa.
— Me lo has prometido, recuérdalo. Lo haremos en mi tienda de campaña -sentenció Prono teniendo en mente el plan maestro. Ese masaje era el postre, antes tenía que encontrar la manera de llegar a la madre y follársela; ese encuentro con la niñata veinteañera lo había excitado demasiado y aunque había acordado con su hermano que no tendrían sexo ni con una ni con otra, no aguantaba más-. También puedes decirle que vas al baño, o esperarte a que se duerma.

El otro lado de la piscina se vio alterado por ondas y salpicaduras de agua al salir Andres y su madre de esta.
— Ya está demasiado oscuro, cariño. Deberíamos secarnos e ir para adentro -la apremió su progenitora ya fuera de la piscina seguida de Andres. La aludida se apresuró a seguir a su progenitora y alejarse del hombre que conocía tan bien sus debilidades.

Le encantaba Andres como hombre, pero acababa de darse cuenta que pese a odiarlo, sentía debilidad por Prono que, sexualmente, parecía ser exactamente su tipo.
   Ambos hermanos se miraron sin olvidar lo que habían hablado cuando salían de la cocina. Una pequeña apuesta sobre si el hermano mayor conseguía hacer algo que el menor no… Follarse a las dos antes de compartirlas con este. Andres no lo veía capaz, no creía que madre e hija pudiesen excitarse por compartir a un hombre y por eso había aceptado…
  
Prono había dejado lista a la hija, pero era la madre a la que todavía tenía que trabajársela. Solo había una regla… No podían follarse a ninguna antes de que ambas mujeres se encontrasen en la misma tienda de campaña donde acabarían los cuatro, aunque esta regla estaba a punto de ser rota por Prono.

***
Escena de la piscina, lado de Andres con Sandra:

— Me da a mí que no vamos a nadar demasiado -Sandra reía nerviosa prediciendo a la perfección lo que no iba a ocurrir. Las luces de la piscina se encendieron justo a tiempo, no quedaba demasiado para que se oscureciese del todo.
— ¿Ahora que por fin estamos solos? Me da que no -negó Andres acercándose a ella. Sandra chocó de espaldas contra la pared.
— No estamos solos… Mi hija y tu hermano están al otro lado.
— ¿Preferirías estar con mi hermano? Puede llegar a gustar.
— Me gustáis de maneras diferentes -replicó poniéndole las manos en el pecho para que no se acercase más-. Recuerda donde estamos.
— Bajo el agua nadie verá nada.
— Pero se nota si hacemos algo…
— Solo quiero hablar contigo -mintió Andres deseando follársela ahí mismo.
— Yo también llevo todo el día deseando solo hablar contigo -le siguió el juego mientras, manteniendo todavía una mano contra su pecho, la otra bajaba hasta su bañador y le agarraba el endurecido miembro. Ella sonrió complacida por la rapidez de su erección-. Es increíble… Pero si ni te he tocado.

Él no le hizo caso, usó su mano buena para presionar sus dos dedos centrales contra su coño, su inflamado clítoris se vio abrazado por ambos dedos.
— Entonces solo hablemos como amigos en mi piscina, te parece -propuso Andres mientras que la aludida no respondía pero sí le sonreía cómplice. Dio un meneo a aquella polla que ya estaba fuera del bañador, como si estuviese recargando una escopeta y el dueño de esta lo tomó como un sí-. Entonces dime... ¿Qué te gusta de mí?
— La labia que tienes, tu inteligencia -la respuesta estaba preparada, como si hubiese aprovechado los instantes anteriores para pensárselo-. Y tu delicadeza sin faltarte rudeza…
— ¿Y mi hermano?
— Es una bestia, eso me ha parecido -declaró-. Sé que tú puedes serlo… teniendo sexo. Me lo demostraste pero… Me refiero como actitud.
— ¿Te gusta que sea así?
— Es una hombría diferente… Esa rudeza puede ser muy morb… -reprimió un gemido quedándose con la boca abierta. Andres acababa de meterle los dedos mientras la palma de su mano acariciaba en círculos su clítoris.
— Así que el carácter rudo también te excita, gracias por la información -dijo agarrándola del cuello mientras la masturbaba con suavidad. Ella en cambio lo pajeaba a un ritmo constante y que en absoluto carecía de lentitud, a pesar del alto grado de excitación que le transmitía a su amante.
— Aja…
— Mi hermano está interesado en ti.
— Lo sé -entonces se sintió celosa porque sabía que ahora estaba intentando trabajarse a su hija. Sandra tenía la certeza de que su niña se resistiría debido a que ella tenía un joven novio con mucha más vitalidad que aquellos dos hombres. Los celos eran injustos… ¿Cómo podía desear a otro hombre cuando ya tenía uno que estaba loco por ella? Pero era la idea de tener aquellos dos machos detrás de ella lo que le resultaba tan atractivo.
— Y yo también.
— Lo sé -repitió sonriendo, sin ser capaz de pensar en nada más.
— ¿Quieres follártelo?
— Sí… -se confesó sin dudarlo apretando el ritmo de la paja-. Pero también quiero que me folles tú.
— ¿Te gustaría que te follásemos los dos a la vez? -susurró con intimidad, con voz suave. ``¿Me está proponiendo un trio?´´ sopesó Sandra antes de contestar. Por su parte Andres sabía lo que había acordado con su hermano, pero se moría por follársela… La deseaba demasiado. Y sabía que ella también estaba al límite.
— No eso no. ¡Ah! -pegó un chillido al verse sorprendida por Andres que, rápido como un rayo, la agarró por encima de ambos gemelos y logró pasar sus defensas quedando atrapado entre sus dos piernas-. Se nota mucho.
— Me da igual -gruñó Andres mientras pensaba en el acuerdo con su hermano: ``Tengo que controlarme, a este paso me la voy a follar´´.
— A mí también… -confesó ella cerrando los ojos mientras sentía aquella polla sobre su coño.

Estaba tan cerca… Solo debía cogerla, apuntarla contra si misma y meterla, pero se limitó a cruzar con suma dificultad los pies en torno a la cintura de su amante y restregarse contra aquella polla.
— ¿Por qué quieres follarte a los dos pero luego no quieres hacer un trio?
— Me atrae… pero no quiero follármelo. Me expresé mal… Contigo tengo suficiente.
— Pero si él te diese la opción. ¿Lo harías?
— Si ahora me intentase seducir un desconocido no podría decirle que no, me habéis dejado muy cachonda…
— Así que si ahora hago esto…
— Aja… -afirmó lentamente mientras sentía como se agarraba la polla y separaba un poco sus caderas.
— Y luego hago esto…
— Sí… -musitó mientras sentía el glande restregarse contra su pubis hasta presionar contra su clítoris. Se la iba a follar, y aunque sabía que podían verlos ya no tenía fuerzas para resistirse. Tal vez si lo hacían lento incluso nadie lo notaría

La besó mientras se pajeaba contra su coño. Su glande presionaba ya contra el orificio carnal y solo le bastaba empujar, pero no lo hizo. Se iba a volver loca…
— No voy a follarte aquí, con tu marido tan cerca -mintió Andres. Cumpliría lo que había acordado con su hermano, al fin y al cabo era como la banca, iba a ganar de todas formas. Aquella mujer ya le pertenecía a él como a su hermano, y lo que había sucedido en la piscina lo confirmaba.
— Métemela… No me dejes así.
— Yo me quedo igual… Luego te pegaré la follada del siglo.
— Si me dejas así y tu hermano me provoca no seré capaz de decirle que no.
— Te lo folles a él o no, te follaré -anunció volviéndola a besarla.
— ¿No te importa? -preguntó extrañada, le molestaba que no fuese así.
— No quiero compartirte ni con mi hermano, pero eres libre de hacer lo que quieras. Si te lo follas, eso no cambiará lo que hay entre nosotros. Además, yo también soy libre de follarme a quien quiera… ¿No? -Se volvieron a besar, sobraban las palabras. Sus lenguas batallaron furiosas entre sus labios antes de que sus entrepiernas se separasen.

Prono no le había contado como pensaba conseguir, si es que lo hacía, que madre e hija se reuniesen en su tienda de campaña mientras todos estuviesen dormidos. Sí ya la tenía dura, le sobreexcitaba la idea de que los tres y, posteriormente, los cuatro follasen reprimiendo sus gemidos mientras todos los demás dormían.
   Había colocado las tiendas de campaña separadas, cada una a unos tres metros de otra, pero aún así todo podría escucharse. Su hermano le había informado que por encima de todo, quería lograr que Joaquin supiese que se estaba follando a su esposa sin que pudiese hacer nada, pero que no haría nada para que así fuese.
   A decir verdad, incluso a él mismo le excitaba la idea de que Joaquin sospechase de todo aquello sin poder hacer nada, pero era demasiado riesgoso y no lo iba a consentir.

Aún quedaba una larga noche por delante e iba a tener que centrarse en no acorralar a madre o hija y follárselas, pues cuanto más cachondas estuviesen más posibilidades tendrían de que ambas cayesen en la trampa… El padre de Satur lo consideraba imposible, y aunque así lo creía esperaba que su hermano mayor lograse obrar un milagro. Uno que, para poder conseguirlo, hacía falta arriesgarlo todo y pese a su labia y su habilidad para convencer; era Prono el único de los dos con un mínimo de posibilidades de poder lograrlo.
   Andres siguió a la madurita hasta las tumbonas, donde no tardaron en reunirse los dos rezagados que venían de la piscina.
— ¡Niños, no tardaremos demasiado en cenar! -anunció la madre a grito pelado mientras se arropaba con su toalla.

Ya quedaba menos…




5.2 El hacedor de lo imposible

En la terraza exterior, la mesa que iban a utilizar para cenar ya estaba completamente preparada para su función. Además de estar listos los vasos, tenedores y cuchillos, los platos y servilletas; el eje central de la mesa gozaba de todo tipo de platos para picotear desde embutido de calidad hasta rodajas del tradicional pan manchego.
   A menudo se oía a Sandra o su esposo reprender a sus hijos menores por intentar coger queso o patatas mientras Andres reía restándole importancia.
— Pero mama. ¡Satur también está picoteando!
— Esta es su casa, y vosotros sois mis hijos. Esperaréis a que estemos también sentados.
— Pero Olivia también está picando -se chivó Pedro mientras fulminaba con la mirada a su hermana, incrédulo. Era testigo de como, sin que nadie se lo reprochase, ella podía coger lo que quisiese sin que nadie se lo reprochase.
— Privilegios de la mayoría de edad -le chinchó ella al tiempo que le sacaba la lengua y remataba tirándose la patata frita dentro de la boca.
— Pues si Oli puede yo también -replicó harto apresurándose a coger una sin importarle ya que le pudiese caer la bronca… Pobre ingenuo.

Su mano estaba ya encima del plato y preparada para agarrar su ansiado objetivo cuando su mano recibió un guantazo de advertencia.
— Estate quieto, chaval -le ordenó su padre completamente serio hasta que su vástago se rendía en su intento de delinquir. Satisfecho por la sumisión, agarró una patata del plato y se la llevó a la boca-. Haz lo que te dice tu madre… ¿Eh?
— Sois todos unos putos hipócritas -despotricó antes de darse media vuelta enfurruñado y dirigirse hacia el sofá. Allí se encontró con su hermano pequeño y el hijo único de Andres que miraban pasmados la televisión.
— Voy a ver cómo va la cena -comentó Sandra mientras se levantaba y entraba en el interior de la casa para dirigirse hacia la cocina. Prono estaba allí solo: Separando la sartén de las furiosas llamaradas que producía el fogón, removiendo el interior de la cazuela para evitar que se pegase.

No pudo evitar la mujer morderse el labio cuando llego. ¿Era buena idea estar cerca de él a solas? ``No tendría que pasar nada´´ se auto-convenció recordándose donde estaba… Se sentía  intimidada por la visión que tenía de él, y estaba segura de que si le daba una mano acabaría mordisqueándole hasta el hombro. No se fiaba de él, pero tampoco es que fuese a pasar nada por hablar un poco con él.
— Veo que se te da bien cocinar -señaló desde detrás suyo. Prono ni se giró ni le dio importancia a que ella hubiese entrado en la cocina.
— Se me da de lujo; aunque eso tendrás que decidirlo luego cuando pruebes lo que te haga.
— Yo también se cocinar bien.
— Dudo que nadie te haya hecho lo que te haré yo.

Ya estaba con la conversación mal interpretable. ¿Cómo podía ser tan descarado y desvergonzado? ¡Era una mujer casada que tenía muy cerca a su marido y a sus hijos! Sintió un impulso irrefrenable de dejarlo con el calentón. ¿Y por qué no iba a hacerlo? Se lo estaba ganando.
— ¿Y qué me vas a hacer? -No se tuvo que esforzar demasiado para sonar cercana y coqueta.
— Un poco de esto y un poco de aquello -No pareció que le diese demasiada importancia.
— No estaría mal que especificases un poco. ¿O no puedes? Tal vez no tengas ni idea de lo que quieres hacer.
— Hay veces que es mejor no planear las cosas y dejarse llevar -replicó riendo acordándose de la conversación con su hermano mientras cerraba el gas y trasladaba a un plato lo frito en la sartén.
— ¿Cómo en la piscina?
— Por ejemplo… -contestó con cautela. No se sentía seguro hablando de aquello en aquel momento, no sin haber comprobado su disposición y sus verdaderas intenciones.
— Se estaba muy bien en la piscina -murmuró acercándose paso a paso mientras hablaba, quedándose muy cercana; ambos estaban frente a la encimera ni muy juntos ni muy separados, la conversación había pasado de ser en voz alta a tratarse desde los susurros. La disminución de sus voces fue tan sutil que ni se dieron cuenta-. Toda la tarde la habíamos pasado escuchando los gritos de los niños y la dichosa pelota… Los ronquidos de mi yerno. Lo que hay que aguantar.
— ¿A tu marido también? -propuso él con cautela, pero sin cruzar del todo la línea roja por si tenía que retroceder.
— ¿Aguantar a mi marido? -completó la madre de los tres hijos dubitativa.

Era una opción añadir que se refería a los ronquidos, pero prefirió guardarlo solo como último recurso. No llegaría a ninguna parte con ella si no se arriesgaba ni se mostraba comprensivo a su situación, pues para que ella se soltase tenía que darle motivos primero.
— Sí…
— Me gusta su compañía…
— Pero…
— … Pero puede llegar a ser un poco cargante. Cuando todos acabamos en la piscina menos mi marido… -Sabiendo a que se refería, el oyente decidió obviar el hecho de que el novio de Olivia también había hecho lo mismo que su suegro-… ni se molestó en participar. Nos lo estábamos pasando tan bien y lo único que hizo fue irse dentro… -Sandra echó la vista atrás para asegurarse de que no había nadie más en la cocina antes de continuar-. A ver la tele o… yo que sé. ¿Echar la siesta?
— Entonces normal que disfrutases tanto de la piscina… Fue muy relajante -Sandra asintió sonriendo mientras se mordía la uña del meñique-. Tal vez tengamos que repetir algo así. No sé si me entiendes… Más relajante. Sin… Sin tu marido -No le convencía la manera en que lo propuso, pero tampoco lo consideraba un error. Si ella estuviese interesada podría aceptarlo o discutirlo, pero se notaría y no era así.
— ¿Me estás proponiendo hacer algo sin mi marido? -inquirió apartándose levemente como si sintiese rechazo.
— Te propongo hacer algo diferente.
— ¿Cómo qué?
— Ahora cenaremos y posiblemente hagamos algo con los niños, pero luego iremos a dormir…
— Aja… -afirmó la mujer expectante sin sonreír. No había reticencia ni escepticismo en su expresión facial, pero tampoco ayudaba su seriedad.
— ¿Qué tal va la cena? -preguntó Joaquin apareciendo de repente por la puerta de la cocina.

``Vaya, ha aparecido una mosca molesta´´ pensó para sus adentros sintiendo ganas de golpear al intruso. Había estado tan cerca…
— Le estaba diciendo a Sandra que me faltan dos platos más como este. ¿Podrías llevarlo a la mesa? -preguntó mientras volvía a encender el fuego y echaba un poco de aceite de oliva a la sartén.
— Ya lo llevo yo -La mujer del recién llegado, que conocía a su esposo, decidió salir de la cocina con el plato de comida junto a su marido, pero antes de salir dijo soltó la bomba, no pudo evitarlo-. Ah, Prono. Luego continúas diciéndome eso tan interesante -musitó importándole poco que su marido estuviese a su lado.
— Lo haré -dijo riendo antes de centrarse en la sartén. Joaquin se mantuvo callado unos segundos antes de explotar.
— ¿A qué ha venido eso? ¿Qué estabais hablando?
— Estaba coqueteando conmigo -dijo decidiendo ser sincera. Era un juego, después de todo, pero uno del que su pareja estaba al tanto-. Tranquilízate, cielo… Está todo bajo control.
— ¿Coquetea contigo y me dices que está todo bajo control? -inquirió alterado dejando de caminar. Sandra se detuvo unos pasos más adelante, inconsciente de que lo estaba dejando atrás.
— Yo he dado el pretexto para que pudiese hacerlo -Joaquin se quedó boquiabierto-. ¿Recuerdas nuestro pequeño juego?
— Me está empezando a tocar la moral ese maldito juego tuyo. ¿Qué te está pasando? Nunca habías hecho algo así.
— Precisamente por eso, Joaquin. Es algo diferente, y es divertido… Pero ya te dije que no iba a pasar nada.
— Que sí -la interrumpió de malas formas acercándose a ella pero sin bajar la voz, aún así ninguno de los dos gritaba-. Que quieres jugar con ellos y dejarlos con el calentón. ¿Pero has pensado en cómo me siento yo? -``Ha pisado donde no tenía que pisar´´ se dijo a si misma ante el argumento de su pareja.
— ¿Has pensado como me he sentido yo alguna vez, Joaquin? Me he llegado a sentir vieja y desamparada teniéndote como pareja. Ya no es por ti, sino por la actitud tan indiferente que mostrabas… ¡La mayoría de las veces ni te preocupabas por si yo acababa satisfecha después de hacer el amor!
— Eso no es verdad.
— ¿No? -le cuestionó totalmente molesta-. Pero eso no me da derecho a ser infiel, está claro. Aunque no lo estoy siendo.
— Pero estás calentándolos…
— No los caliento -negó. Estaba mintiendo, sí… ¿Qué iba a decirle sino? Se acercó más a su marido-, me muestro interesada para que ellos crean lo que quieran creer. Se montan sus propias películas creyendo que me van a tener ahí… pero no será así.
— No vería problema si esas conversaciones las tuvieseis a vista de todos pero… ¿Los dos solos en la cocina? ¿De verdad?
— ¿Confías en mí? -inquirió Sandra directa-. No quiero respuestas de más de una sílaba, contesta con un sí o un no. Si la respuesta es no, tranquilo que dejaré de jugar.
— Me pones en un…
— Sí o no.
— No es justo, Sandra. Te respondería no solo por los celos, aunque confíe en ti.
— No te he preguntado si puedes soportar o no los celos, te he preguntado si confías en mí.
— Sí -afirmó derrotado, y ella sonrió.
— ¿Crees que tendría algo con ellos? -La mujer tuvo que forzarse a evitar pensar en que ya había tenido algo con uno de ellos muchas semanas atrás, y aunque solo había sido una vez, Joaquin no debía enterarse. Lo sucedido en la piscina con Andres, por lo contrario, no era del todo ser infiel… Simplemente le estaba provocando y calentando lo mejor que pudo: Definitivamente lo tenía todo controlado.
— No…
— Entonces confía un poco en mí.
— Pero es que te veo a solas con ese hombre y…
— No va a pasar nada. ¿Por qué te crees que es tan divertido? Porque ellos se creen que podría pasar algo.
— ¿Andres también te está…?
— No. Andres no ha hecho nada, solo ha sido Prono pero nuestro juego incluye a los dos.
— Nuestro juego solo incluía a Andres.
— No sabía que aparecería un segundo jugador -replicó sonriendo como esperando que su pareja hiciese la vista gorda-. Pero me gustaría provocar también a Andres. Quiero dejarlos a ambos cachondos perdidos y que tú te mueras de celos -musitó mientras le miraba la entrepierna con sutileza-. Pero ahí quedará todo, no haré nada con ellos.
— ¿De verdad?
— De verdad.
— ¿Te atraen?
— Como hombres un poco… No soy de piedra.
— ¡Y es que eso es lo que me preocupa!
— Sé controlarme perfectamente, cielo. Las mujeres tenemos mucho más auto-control que los hombres.
— Pero no sois de piedra -replicó con cierta ironía.
— Quería decir que… ¡Ajj! Que me atraen porque son apuestos, pero que puedo controlar perfectamente mi líbido.
— Sí en algún momento…
— ¿Seguís aquí? -Prono había aparecido tras ellos con dos platos humeantes, interrumpiéndolos-. Perdón, no quería interrumpir.
— No. Ya… Ya habíamos acabado -dijo Sandra encaminándose hacia la terraza exterior.

Prono se apresuró a seguirla, pero una mano le cortó el camino estampando la palma en la pared.
— No creas que no sé lo que intentas -gruñó Joaquin sin dejar de mirarle a los ojos; no retiró la mano de la pared. No lo iba a hacer hasta que hubiese terminado con él.
— No sé de que hablas -aseguró sin perder la sonrisa.
— Yo creo que sí.
— Supongamos que lo sé.
— Supongamos que si sigues por ese camino te vas a dar de cara contra la pared. No hay salida al final de ese túnel.

La lengua picaba a Prono y tenía unas ganas irrefrenables de contradecirle, pero era mejor ser inteligente y no acudir al trapo.
— ¿Camino? ¿Pared? ¿Salida? Me he perdido.
—  Yo creo que sabes muy bien a que me refiero. Tal vez te estés haciendo una idea equivocada, pero mi mujer es fiel hasta la medula.
— Por desgracia eso parece… -murmuró fingiendo su derrota.
— Le digas lo que digas, ella es mi mujer. No lo olvides.
— Sé que es tu mujer -``Y cuando me la folle pensaré lo zorra que es tu mujer y como se ha rendido ante un verdadero hombre, gilipollas´´ Prono no dejaba de sonreír ante la seriedad de Joaquin-. Y tienes una mujer preciosa y con un cuerpazo, lástima que sea tuya…
— Mírala y habla con ella. Porque eso es lo más cercano que vas a poder estar de ese… Cuerpazo -Joaquin continuó con su mano sosteniendo metafóricamente la pared mientras alzaba su dedo índice y le advertía-. Y como me entere de que intentas algo te arrepentirás.

Nada le habría gustado más que responderle que se la iba a follar y que a ella le iba a encantar. O que no tendría que forzarla a nada porque ella aceptaría gustosa. Incluso que era su propia mujer la que saltaría a sus brazos… Pero en aquella ocasión y por mucho que le reventase, tenía que mantener escondidas sus cartas y dejarle creer que él tenía el control de la situación.
— Supongo que haré eso: Mirarla y hablar con ella. Sandra se lo pasa bien calentando aquello que no quiere tener.
— Es así de sádica -finalizó Joaquin mordiéndose la lengua para no decir nada más-. No olvides lo que te he dicho-. Apartó la mano de la pared y se largó hacia la terraza.

Prono se quedó parado unos segundos mientras pensaba en lo que había pasado y lo que quedaba por pasar. ¿Ella le había contado que estaban coqueteando? ¿Por qué haría eso? Su hermano le había contado muchas horas atrás que el matrimonio había acordado una especie de juego, pero incluso si estaba jugando no creía que fuese necesario que fuese tan sincera.
   Sopesó las palabras de su marido… ¿Y si Sandra realmente estaba jugando con él? Tal vez no tuviese pensado estar predispuesta a nada.
   Antes de intentar nada tenía que apresurarse a comprobar si era así o era su esposo el ingenuo.

***

La cena transcurrió sin incidente alguno: El patriarca de la familia invitada no sabía disimular la antipatía que sentía por el hermano mayor de Andres, pero no tenía ningún problema con este otro. Todos reían y contaban anécdotas cambiando ágilmente de conversación cada poco tiempo.
   Cuanto todos estuvieron llenos y la conversación se hubo enfriado, el anfitrión propuso a sus invitados jugar en una actividad familiar que abarcaba toda la casa: El escondite.
   Aunque pudiese ser un juego infantil a nadie le pareció una mala idea. Las propuestas de juegos de mesas como el monopoly, el parchís y los juegos de cartas fueron ideas rápidamente descartadas ante el razonamiento de que, una casa tan grande, tenía que aprovecharse el espacio.
   Las reglas eran sencillas: No se podía salir al exterior, los que estaban escondidos podían moverse de sitio siempre y cuando no fuesen descubiertos, cuando esto pasara eran eliminados, por último podían esconderse en cualquier lugar de la casa.

Satur se presentó como voluntario para ser el primer cazador y, a medida que los fuese encontrando, estos tenían que reunirse y esperar en el comedor.
   Empezó a contar con los ojos cerrados hasta treinta antes de iniciar la caza…

… Ya estaban todos escondidos.

***
·· Treinta segundos antes··

Satur se tapó los ojos y empezó a contar en voz alta, provocando en consecuencia que todos comenzasen a andar en todas las direcciones. Su tío Prono, en cambio, tenía otros planes: Siguió en silencio a Sandra por la planta baja mientras esta buscaba un buen lugar para esconderse y, una vez se hubo asegurado de que nadie podía verlos, la agarró por la muñeca y la indicó que la siguiera.
   Importo poco que titubease ya que acabó cediendo y siguiéndole hasta una puerta blanca, la cual conducía hasta el sótano. La mujer dudó sobre si sería buena idea bajar, pues una cosa era estar a solas en una cocina y otra muy distinta lo era estar en un sótano; aún así entro dentro mientras él le sostenía la puerta y la cerraba una vez ella hubo cruzado el umbral.
   Las escaleras estaban iluminadas con una pobre luz que parecía estar encendida siempre, al llegar a bajo descubrió que estaba todo a oscuras y tendrían que abrir la luz. Se llevó una sorpresa al enterarse de que su metafórico secuestrador no pensaba hacerlo. La agarró de la muñeca y, escabulléndose entre las sombras, se escondieron tras un montón de cajas, de las cuales Prono apartó dos sobre las que se pudieron sentar.
— Me da a mí que esto es hacer trampa -concluyó intentando captar más detalles visuales de Prono, pero no lo consiguió. La poca luz que había provenía de la zona de las escaleras y esta era insuficiente; por lo tanto, solo lograba ver la silueta de este.

Notó como su acompañante se encogía de hombros antes de dar la excusa que ya tendría convenientemente preparada.
— Está dentro de la casa. ¿No? Sus palabras literales fue que no podíamos salir de la casa y que dentro de esta podíamos escondernos donde quisiésemos.
— Es verdad… -afirmó ella antes de añadir-. Pero parece que lo de estar solos se está volviendo una costumbre.
— ¿Es algo que no te guste?
— Soy una mujer casada, no puedo hacer estas cosas.
— No estamos haciendo nada malo -Sandra alcanzó a ver como sonreía.
— Eso también es verdad.
— Y sobre lo que hablábamos en la cocina…
— ¿Sí?
— Antes de que nos interrumpieran…
— Mi marido, por cierto -replicó en broma, pero lo dejó continuar.
— Sí, eso. Estábamos hablando sobre que podríamos hacer algo… Ya sabes.
— Sin mi marido -completó.
— Sin mi hermano, sin tus hijos…
— ¿Cómo en la piscina? Aunque no estábamos solos.
— Es verdad, pero se estaba muy bien.
— Aunque yo estaba con tu hermano y tú estabas con mi hija… -``Ups´´ Pensó Prono mientras le sonaba la alarma interna que le advertía estar adentrándose en aguas peligrosas-… ¿Qué hablabais por cierto?
— Podría contártelo. ¿Pero qué me darías a cambio?
— No tengo porque darte a nada -señaló con extrema frialdad, aunque no logró cortarle.
— Podrías decirme a cambio que hablaste tú con mi hermano.
— ¿Y quién empieza? -preguntó ella tras sopesarlo unos segundos-. Mejor empieza tú, que yo he preguntado primero.
— Estuvimos hablando de lo mucho que le gustó comerse aquellas butifarras y como le encantaría comerse una más. Parece que no comáis en vuestra casa, la tenéis muerta de hambre -dijo riendo.
— ¿Eso es todo? -señaló sin creerle.
— Le pedí que hiciera cierta cosa… Aunque eso ya te lo contaré. Te toca.

La aludida decidió no insistir, pero no olvidaría que le había pedido algo a su hija… ¿Qué podría ser? Sabía que el hombre que tenía al lado era un salido que no quitaba ojo a ambas, pero le costaba creer que su hija hubiese permitido cualquier cosa de ese creído.
— No lo olvidaré, tendrás que contármelo.
— Te acabarás enterando, te lo prometo. ¿Y bien?
— Tu hermano y yo estuvimos hablando sobre cómo había ido todo -Era mentira, evidentemente. ¿De qué hablaron? ¿Hablaron de algo siquiera? Ni se acordaba, y de lo que si recordaba era de lo que habían hecho y no fuese algo que pudiese contarle ``Cómo reaccionaría si le dijese que le estuve haciendo una paja a su hermano´´. No pudo evitar recordar como la trató Prono en el baño y cómo la había dejado…
— ¿Eso es todo?
— Tal vez me refresque la memoria si me dices que le pediste a mi hija.

``Ahora o nunca´´ pensó el hermano de Andres mientras se frotaba los labios con la lengua mientras imaginaba la mejor manera de abordarlo.
— Aunque no lo parezca tengo problemas de espalda y le convencí para que antes de dormir me hiciese un masaje.
— ¿Con un masaje te refieres a que te…?
— A que me haga un masaje, a secas. No creo que tu hija hubiese aceptado si le hubiese propuesto otra cosa.
— O tal vez le dijiste eso para luego intentar otra cosa.
— Puedes venir si quieres.

No pudo evitarlo, la hizo sonreír… Le hizo gracia.
— ¿Quieres que vaya a ver como mi hija te masajea la… espalda?
— ¿Por qué no?
— Suena… raro.
— Solo es un masaje -su razonamiento sonaba muy inocente.
— Tal vez te haya dicho que va a ir y no vaya luego -replicó con malicia ella. Seguramente sería buena idea que fuese, ya que su hija se sentiría más cohibida e intimidada si su madre estuviese delante.
— Uf, espero que no sea así… Necesito un buen masaje de verdad. Lástima que estés casada y no puedas ayudar a un amigo.
— Mi hija también tiene novio, es prácticamente lo mismo.
— Una pareja formal no es un matrimonio, además… no es nada malo. Es solo un masaje.
— Es prácticamente lo mismo para este caso…
— ¿Vendrás? -preguntó fingiendo ilusión.
— ¿Cómo quieres que vaya? ¿Sabes lo celoso ya que está mi marido? Solo faltaría que me escapase por la noche para…
— Estaría tu hija. ¿Qué puede pasar?

Sandra rio muy dulcemente, la verdad es que se desenvolvía bastante bien en las conversaciones. ``Está claro que tiene la suficiente confianza como para reunirnos a mi hija y a mí e intentar algo´´
— ¿Y si tuvieses que elegir entre mi hija y yo para que una te hiciese el masaje…? -Recordaba lo que había dicho en el baño, todo… A pesar de que en aquel momento parecía un hombre totalmente distinto que se movía más por la labia que por la fuerza; en cambio, estaba claro que no tenía la misma habilidad para ello que su hermano.
— ¿Cómo puedo elegir si no sé cómo hacéis los masajes? -Sin darse cuenta se iba a delatar solo, era ambicioso y aspiraba a estar con las dos. Solo que no sabía que ella jugaba con él (como le había prometido a su marido), tampoco dejaría que su hija hiciese ninguna estupidez.
— Eligiendo. Va, arriésgate.

Le habría encantado poder decir que una u otra, pero claramente sentía debilidad por Olivia. Pese a que la madurita le crease mucha curiosidad y tuviese algún que otro fetiche con las mujeres casadas, la sumisión que había demostrado horas atrás la niñata aquella le provocaba mucha predisposición hacia ella…
   Tampoco estaba dispuesto a renunciar a la madre. ¿Había una respuesta correcta siquiera?
— No elijo a ninguna. Es un masaje y ya está. Ella dijo que no tendría problema con su novio, que solo era un masaje -mintió tan descaradamente que incluso su acompañante femenina dudaba.
— Tal vez para ella es solo un masaje, para mí no.
— Entonces puedes venir y pasar el rato con nosotros como cuando estuvimos en la piscina y cuando ella se vaya a dormir…
— También puedo hacerte el masaje con mi hija e irme con ella cuando decida irse.
— Es otra opción.
— ¿Y dónde lo haréis? -preguntó con la curiosidad en alza. ¿Cómo podía ser tan descarado? Lo peor era que le funcionaba.
— En mi tienda de campaña.

Quedó enmudecida. ¿Pretendía que Olivia le hiciese un masaje a pocos metros del resto de cabañas? Antes de revelar este dato ella se imaginaba el masaje en la casa, lejos de las tiendas de campaña.
— ¿Realmente piensas que intento algo? Solo es un masaje… Un rato como el que pasamos en la piscina, sin niños ni marido, pero tampoco para hacer nada. Solo estar tranquilos.
— Y tú recibes un buen masaje.
— Esa es la idea.

Se mordió el labio, pensando pensar en lo divertido que sería dejarle con el calentón. ¿Debería hablar con su hija para proponérselo? Seguramente Olivia ya había pensado en esto.
   El juego que había acordado con su marido no consistía en tocamientos, solo en provocamiento verbal y conversaciones picantes. Y aunque esa condición ya la había rompido horas atrás… ¿Qué había de malo en darle un escarmiento? ``Le hacemos un masaje y luego le dejamos con todo el calentón…´´
   Sopesó la posibilidad de hablar sobre lo que había sucedido en el baño a la hora del mediodía, pero puesto que él mismo era el que esquivaba el tema prefirió no echar sal a la herida puesto que podía convertirse en una conversación incómoda de la que no sacaría ningún beneficio.
— ¿Y qué le dirás a tu marido? ¿Voy al baño? -dando por hecho que iba a ir… Que listo era.
— Podría decirle que voy a hacerte un masaje con mi hija, sería divertido.
— Incluso hasta puede que se apunte -bromeó él riendo entre dientes.
— Eh, que no sé le dan mal los masajes. Aunque mejor dejarlo fuera...

``¿Debería decirle que me amenazó? Podría abrir un camino a una conversación muy interesante sobre los celos… Bah. ¡Que coño! De perdidos al rio´´
— ¿Sabes que tu marido me amenazó cuando nos encontramos en el pasillo?
— ¿De verdad? -inquirió incrédula. Nunca se lo habría esperado de Joaquin, y era algo que le gustaba.
— Dijo que me limitase a hablar contigo y mirarte, nada más.
— De momento estás cumpliendo.
— Nunca te forzaría a nada más -aseguró riendo, acordándose seguramente de lo que pasó en el baño entre ellos dos-. Y me dijo que eras una mujer muy fiel… Claramente lo eres.
— ¿Lo dudabas, acaso?
— Sí, me hiciste dudar. No por lo que sucedió al mediodía… Ya sabes. Yo estaba muy cachondo y se me fue la cabeza.
— ¿Te estás disculpando? -preguntó cauta, podían ser perfectamente lágrimas de cocodrilo… Puro teatro.
— Tú tampoco es que te resistieses o negases.
— Hombre… Una no es de piedra -se excusó ruborizándose. Esto le hizo recordar que no debía volver a subestimarle… Estaba dando por hecho a que podría dejarle con el calentón pero perfectamente podría volver las cosas en su contra si se descuidaba.
— Lo que pasó, pasó. Suerte que no hicimos nada más serio.
— Fuiste muy respetuoso con eso, tengo que admitirlo -cedió por quedar bien, pues para sí misma pensaba algo muy diferente y se había divertido dejándola cachonda… Aún recordaba su promesa. Se alegraba porque no hubiese caído en el deseo y la lujuria, pero una parte de ella deseaba que hubiese sucedido algo: No volvería a caer en el error-. Cualquier otro hombre se habría aprovechado.
— Reconozco que me moría por hacerlo, pero lo que importa es que yo no lo hice y tú demostraste lo que tu marido piensa, que eres una mujer fiel aunque… Eso me lleva a pensar…
— ¿Qué? -inquirió ella al sentir que él se quedaba callado.
— ¿A que clase de juego retorcido estás jugando con pareja? ¿Le dijiste lo que habíamos estado hablando?
— Le dije que habías coqueteado conmigo, nada más.
— ¿Por qué?
— Para ponerlo celoso.

Pese a solo percibir la silueta de Prono; Sandra advirtió que este estaba temblando ligeramente.
— ¿Y cómo se llama eso que hacéis? ¿Dejar a un tercero con el calentón?
— Eso mismo -reconoció Sandra, tampoco había que mentir si era innecesario.
— Si eres tan fiel y tanto confía en ti, tal vez deberías decirle que vas a pasar un rato con tu hija. No le estarías mintiendo.
— Podría hacerlo… -reconoció sopesando la posibilidad, pero también yendo más lejos de ella-. También podría decirle que voy a pasar un rato contigo… Para ponerle celoso y dejarte con el calentón.
— Eres muy mala.
— Lo sé… Pero no creo que saliese bien. Muy posiblemente se pusiese tan celoso que saliese a buscarnos… ¿Y cómo iba a dormir?
— No lo haría. Mejor no deberías decirle nada y que duerma el pobre…
— Sería lo mejor -susurró ella. El silencio les permitía oír las pisadas sobre sus cabezas, claramente los estaban buscando… ¿Serían los últimos?
— Entonces que te parece si vienes a tienda a la una de la madrugada, a esa hora ya se debería haber dormido.
— Te advierto que si tienes esperanzas de que pase algo más te vas a quedar con las ganas… Con mi hija no tienes posibilidades, pero conmigo menos.
— Yo solo quiero mi masaje -replicó inocentemente pensando que solo le faltaba avisar a su hermano y Olivia, planificándolo para que todo saliese según lo previsto.

Había logrado lo que su hermano creía imposible, convencer a la madre para reunir tanto a la hija como a Sandra en su tienda de campaña. Ahora quedaba lo más difícil, conseguir que todo funcionase.
   Si todo salía bien tanto su hermano como él se las follarían durante toda madrugada, con el morbo de poder ser descubiertos, haciéndolas suyas…



14 comentarios:

  1. Bueno, os comento: Como ya dije este iba a ser un único relato que he dividido al final en tres partes; tengo totalmente escrito el que será el sexto relato, solo me falta corregirlo (no tardaré demasiado, entre mañana y pasado lo tendré ya publicado) mientras que el séptimo relato todavía no está escrito pero se exáctamente lo que quiero hacer.

    Digo esto ya que en este relato no hay sexo ya que si lo metiese se haría este demasiado largo, y por eso lo he cortado exactamente en ese punto. Es por eso por lo que el segundo relato (el sexto) es el que contendrá más sexo de todo el capítulo... De hecho es erótico en un 60-70%, puede que más.

    Aún no sé (Lo estoy estudiando), si valdría la pena meter el fetiche que quiero meter en la septima parte directamente en la sexta parte, pero entonces tendría que reescribir todo el relato y eso no me vale la pena.

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    Dicho esto, espero que me comentéis que os parece y lo dicho, espero que os guste y os excite mucho, porque el que viene está lleno de sexo.

    Un saludo.

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  2. Mi zorrito lindo se que te tengo olvidado pero valio la pena creo eres maravilloso tienes dudas a veces lo se pero siempre sales a flote me encantas me fasina como tus relatos me llevan a la locura me mojo me exito pienso que soy una de ellas dios mio que loco pero es lo que siento lees mis pensamiento y eso me descontrola me encanta como es prono quiero un hombre asi jajaja hasta me imagino su pene que rico gracias por este avance sigue asi papi besitos humedos

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  3. Parce, como está el relato? Lo tendrá acomodado para esta tarde o para la mañana. Un abrazo desde acá.

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  4. Cuando publicaras la sexta parte, estoy impaciente!!!

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  5. Lamentablemente hoy no he podido corregir casi, ignoro cuanto tiempo podré dedicarle mañana ya que tanto sabado como domingo trabajo. Esperaba tener hoy viernes mucho más tiempo libre pero... nada. Así que como mucho la publicacion del sexto se retrasaría unos dias, y digo como mucho si es que no me da tiempo a publicarla entre mañana sabado o pasado. Un saludo!

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    1. Que tal lo llevas. Sabes cuando lo tendrás listo??

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  6. Me parece muy fuerte que algunas personas estén utilizando mi correo de escritor para exigirme que me de prisa. Todo esto, siquiera, sin molestarse en decirme que les está pareciendo la historia, todo a pelo...

    Que nadie obliga a nadie a criticar ni comentar mis relatos, pero vamos parece que no se dan cuenta que exigiendo y encima sin proporcionarme críticas o opiniones (que me animan mucho y me hacen sentir que no escribo para el vacio), solo consiguen quitarme las ganas de escribir o incluso de tomármelo aún con más calma.

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    Al resto: Gracias por vuestro apoyo, gracias por no presionarme y recordaros que vuestra opinión es muy valiosa. ¿Os ha gustado el relato? ¿No os ha gustado? ¿Esperabais otra cosa? ¿Esperais que pase algo?

    Esas opiniones me hacen sentir que no escribo a ciegas, para un público que no conozco.

    Un abrazo a todos y todas, y gracias por los comentarios :)

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  7. A mi me está gustando, y como siempre te he dicho, desde el primer momento que empezaste la serie, tú a tu rollo.

    Si necesitas dejar de escribir 1 mes pues es lo que hay, como siempre agradezco tu esfuerzo por traernos esta fabulosa serie.

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    1. Exacto, esa es la idea. Pero yo no tengo ningunas ganas de dejar de escribir ni tampoco es que necesite que la gente (perdona que me exprese tan vulgarmente) me coma el culo para vanagloriarme. No, pero tampoco me da muchas ganas de escribir que me exijan con poco o ningún respeto al tiempo que evitan mostrar interés.

      Porque ojo, una cosa es que tú me digas: Me está encantando, estoy deseando leer la continuación. ¡Deja de vaguear y escribe? Ok. Incluso me haría gracia o me motivaría a escribir pero...

      Imagínate como han tenido que ser los comentarios que he recibido para que me queje.

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      PD: El tema está (y esto es lo que algunos no entienden) que yo no cobro por esto y por lo tanto no voy a darle una prioridad laboral o existencial. Es un hobbie y escribo por diversión, por lo tanto si llega un fin de semana y me tengo que matar trabajando (por ejemplo esta noche entre sabado y domingo he dormido solo 3 horas)... No me voy a poner a escribir, pero incluso si lo hiciese no sería porque nadie me lo exigiese; en todo caso lo haría porque gente como tú me animais a continuar, con respeto.

      Hoy al llegar del trabajo iba a ponerme a escribir pero al leer todos los mensajes que tenia acumulados desde el sábado... Meh, se me han quitado las ganas.

      Sí que diré que tiene un buen progreso y no tardaré más de una semana en publicarlo. Creo que os gustará, como ya dije me pareció supermorboso, aunque creo que es mejorable y por eso tardo tanto.

      ¡¡ Un saludo, Mr.x y muchas gracias por tu comentario!

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  8. Muy morboso el relato. Aun que no se por donde continuara todo. ¿Prono se beneficiará a la madre y a la hija? ¿Se unirá Andres a ellos y formaran un cuarteto? ¿Alguna de las 2 se echara atrás? ¿Alguna se confundira de tienda y entrara en la del "pobrecito" Satur? ¿Como evolucionara todo?
    Personalmente creo que seria más creible que prono se follara a la Madre primero y luego ambos se lo montarán con las 2. O que la hija entre en la tienda de Satur y se lo calce pensando que es Prono con ayuda de la oscuridad. Y la madre comience con Prono y se una Andrés a ellos tratándola de todo(decepcionado y excitatado) Si alguno de los cornudos los descubrirán y como reaccionaran, si lo asumirán, si les dolerá y deciden tomar cartas en el asunto, si lo hacen, lo harán al instante o al dia siguiente. Aun que no se como evolucionara todo, ni como nos sorprenderas. Bueno seguimos ansiosos con la espera. Aun que seguro merecerá la pena. Aqui seguiremos a la espera.¿Te he dicho que esperamos? Jaaaa! jaaa! jaaaa! Deja el vicio de trabajar y a mandarnos el relato :) lo primero es lo primero XD

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    1. Muchas Gracias, Anónimo jejeje

      El relato está escrito, y lo que llevo corregido... ¿Un 20-30%? Está sin alterar del relato original, pero hay cosas de la mitad o el final del relato que no me convencen y no sé si lo cambiaré totalmente (Muy posiblemente sí), pero bueno, mañana que es cuando continuo la corrección tomaré una decisión. Yo creo que os gustará mucho ;)

      Un abrazo.

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  9. Me parece fatal que te metan prisa. Animo

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  10. Hola yo si te animo a escribir me parece una persona genial y lo que quiero es que nos sorprenda en el próximo capítulo muchas gracias.

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  11. Zorro diría que entre la parte IV y V de esta saga falta parte del relato. En ningún momento se habla del encuentro de Olivia con los dos hermanos. Creo recordar que la primera vez que lo leí si que aparecía esa parte. Gracias.

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