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martes, 28 de febrero de 2017

(Resubido) La madre, el amigo del hijo y el tonteo sin fin

¿Qué harías si la madre de tu mejor amigo fuese tu amor platónico y esta diese a entender que le gustas?

Este relato NO es reciente, fue una saga que escribí en mis inicios y no está corregido de manera definitiva. Me prometí a mí mismo, que dejaría tal cual mis relatos para ir viendo el progreso que hacía como escritor, por lo tanto, es muy probable que quien lea este relato encuentre algunos errores.
Es un relato muy largo debido a que son (creo recordar) cinco capítulos unidos en uno solo. Espero que quien sea que lo lea, lo disfrute. ¡Un saludo!



Capítulo 1

Jack, con paso decidido, cruzo el umbral del portal que separaba la valla de la casa. Un hermoso jardín, se interponía entre él y la puerta. Había sido invitado por su mejor amigo, Harry, pero no era ese a pesar de ser el motivo oficial, no era su razón para ir. La razón, esperaba tras la puerta, en algún lugar de aquella casa, moviéndose tras las paredes.
Cada paso que daba por el jardín, cada paso que lo alejaba de la valla y lo acercaba a aquella puerta, lo aproximaba al paraíso, su idea de la utopía. No era la primera vez que visitaba aquella casa, y posiblemente, no sería la última. Desde la primera vez, se volvió adicto. Supo desde el primer momento que atravesó aquel umbral, que habría dado lo que fuese por vivir en aquella casa. Era su droga, y él era el consumidor, un drogadicto de aquella sensación; cualquier razón era buena, para ir a visitarla.
Se acerco nervioso a la puerta, siempre era como la primera vez. Pico a la puerta, tembloroso. Al poco tiempo de picar, una hermosa mujer, de una altura media, un poco más baja que él, le abrió la puerta, con una sonrisa, capaz de iluminar con mas esplendor que el mismísimo faro de Alejandría. Unos ojos marrones, con cierto tono color miel oscuro lo miraron, no lo dejo pasar inmediatamente, pues lo contemplo con los ojos entre-abiertos, una mirada que indicaba alegría de recibir dicha visita, dejo de sonreír para morderse el labio inferior muy sensualmente y luego despegar los labios, una voz seductora, a un ritmo lento y provocativo salió de su interior:
– Vaya, vaya, vaya… A quien tenemos aquí… – La mujer sonrió de nuevo, con simpatía – ¿Has venido por alguna razón en concreto?
Jack trago saliva, siempre se le quedaba la mente en blanco, y presa del nerviosismo, no sabía que responder, eso producía una pausa a la pregunta de aquella mujer, pero siempre acababa contestando lo mismo, pero ese día, añadiría algo más:
– Su hijo me ha invitado, señorita Fire, pero no es el único motivo por el que vengo aquí… – Unos colores rojos inundaron sus mofletes, sintió la cara ardiendo.
La adorable mujer, abrió los ojos con curiosidad, mientras preguntaba:
– ¿Y qué otro motivo puede haber? – Preguntaba inocentemente, haciéndose muy posiblemente la tonta, mientras miraba a Jack con picardía.
– Su hermosa sonrisa es adictiva, señorita, no me imagino el daño que me causaría no volver a verla…
Por primera vez, vio cierta mezcla de deseo y satisfacción en su mirada, la guardiana de la puerta, se mordió el labio, esta vez, con una característica especial que no supo clasificar.
Ella se aparto, mirando hacia el interior de la casa y dejándolo pasar…
Mientras Jack cruzaba ella lo agarro por los hombros y le susurro bajito al oído:
–Si vienes por otro motivo que no sea mi hijo, no tienes que esperar a que el te invite…
Una mezcla de placer y escalofrió le recorrió la espalda y la oreja, pero al mirar hacia atrás, ella ya no estaba. Cerró la puerta, y fue hacia la sala de estar, como ya había hecho tantas veces.
Harry se hallaba jugando a la consola, como siempre. Con un mando listo a su derecha, y con la partida preparada para agregar un nuevo jugador.
Jack se dirigió al sofá donde se encontraba estirado su amigo, y se dejo caer.
– ¿Qué hay, socio, todo bien? – Jack no respondió enseguida a la pregunta de Harry, tenia cosas en la cabeza que le impedían pensar con claridad.
– … – Jack aun pensaba en lo cerca que estuvieron los labios de la madre de Harry de su oreja, pero hizo un esfuerzo por concentrarse en Harry y su estúpido juego, aunque no tuviese ganas de jugar – Bueno, siento estar tan disperso, pero tengo muchas cosas en la cabeza, no puedo pensar con claridad jajaja
– Se exactamente a que te refieres, pero intenta relajarte jugando un rato… ¡Que para eso te he invitado socio!
– Lo intentare Harry, aunque no te prometo nada, igualmente, sabes que puedo machacarte sin estar concentrado en la partida jajaja
– Eso se verá, voy a hacer que te tragues tus palabras… – Las palabras de Harry se transformaron en un idioma desconocido para Jack, era ruido, sonido sin significado alguno.
Una larga melena rubia, lisa como la superficie del agua en un día sin corrientes de aire, planeaban por el aire y, la madre de Harry, siempre guiándolas hacia su destino, se dirigía hacia el sofá, con una bandeja llena de frutos secos y refrescos. Se inclino lentamente para dejar la bandeja, sin perder de vista a Jack…
– ¡Mama, vas a hacer que pierda, no me dejas ver! – Harry se movía desde su posición, buscando algún Angulo de visión para poder continuar la partida. Jack en cambio, había quedado desinhibido del mundo; miraba a aquella diosa terrenal a los ojos, pero de reojo, sin necesidad de concentrarse mucho en la vista panorámica, podía gozar de aquellas vistas, ofrecidas por el magnífico escote que, solo era visible cuando se hallaba en aquella posición, no eran grandes, pero no eran pequeñas para nada, tenían el tamaño perfecto y, posiblemente, también la forma perfecta, con su dureza y su textura inmejorables.
Ella se quedo unos segundos inclinada, mirando a Jack y el, con sus 19 años, se sintió un niño. No sabía qué hacer, le habría encantado invitarla a sentarse, aproximarse y en un descuido besarla. Tantas veces había sucedido en su mente, de distinta forma, con distintos resultados. Pero siempre sucedía, y ella lo deseaba.
Pero la imaginación distaba mucho de la realidad, ella sonrió, se puso derecha y se fue hacia la cocina, o tal vez fuera hacia la habitación. Pero su marcha le permitió ver aquel majestuoso culo, nalga rozando contra nalga, parecía estar bailando, o mostrándose al público.
Tantas veces se lo había preguntado: ¿Ella lo hacía queriendo, o era seducción natural? Tal vez ella tuviese algo innato que la hacía seducir a los hombres. ¿Quedarse inclinada mostrando el escote no era un claro caso de seducción? Lo estaba volviendo loco.
Era una tortura, pensando lo que podría ser, lo que ella realmente quería. Pero nunca pasaba nada, el esta vez solo quería que pasase algo, porque se levanto y dijo:
– Harry, voy al baño, no ganes al otro equipo sin mí.
– Ya he superado tu puntuación hace rato, ahora nos dejare primeros!
Dicho esto, Jack se dirigió hacia el baño, aunque no era su objetivo. La encontró en la cocina, fregando los platos. Con el delantal puesto, llevaba debajo una falta color carne que le llegaba hasta las rodillas, y en el torso, una especie de blusa de lana marrón, a modo de manta.
Tal vez no fuera el conjunto más sexy, pero ella en si ya desprendía sensualidad y atracción física. Era como un gran imán, y Jack por un momento, se sintió de pies a cabeza hecho de acero. Se acerco sigilosamente, por detrás de ella. Freno chocando su entrepierna contra sus nalgas, sin tocar nada más de lo necesario. Ella no aparto la vista de enfrente, siguió mirando los platos.
– ¿Necesita que haga algo, señora, ya me he cansado de jugar?
– Creía que venias a jugar con tu amigo…
– También te dije que no era mi motivo principal.
Jack noto como ella movía lentamente su entrepierna, el movimiento era imperceptible al ojo humano, pero se notaba en con el sentido del tacto. Un movimiento circular leve restregaba su entrepierna, pero ella respondió:
– No, cariño, no necesito nada… Puedes volver con mi hijo, por cierto. Creo que ya tenemos suficiente confianza, puedes llamarme May
– ¿Seguro que no necesitas nada? – Tenía la impresión de que lo estaba rechazando, aquella mujer madurita de cuarenta y pocos años de edad, pero no se sentía de esa manera. Jack le pareció que sus palabras eran unas, pero su deseo y necesidad era otro – Podría ayudarla en cualquier cosa
– No, cariño, estoy… bien. Fregando los platos no necesito ayuda.
El pobre ya no sabía qué hacer, era una mujer muy simpática con él, alegre y sobre todo, cariñosa. En cambio, siempre había sido distante en el contacto físico, y el eso lo notaba.
Pero en ese momento su culo, parecía moverse por voluntad propia, y Jack decidió tomar la iniciativa.
Coloco sus dos manos con delicadeza en su cintura, continuando restregando la entrepierna, en el momento en el que sus manos hicieron contacto, prácticamente vio el escalofrió que surgió en la espalda de May, como reacción en cadena, ella se dio rápidamente la vuelta, mirando sin apartar la vista de los ojos de Jack. Se lamia el labio inferior, lo tenía muy mojado, lo observaba sin perder detalle alguno, y pareció, por un momento y por primera vez, como si no supiese que decir.
– Quizás quieras venir al sofá conmigo y con Harry a jugar un rato, necesitas desconectar.
– Aishhhh, cielo, me encantaría, pero no soporto esos juegos. Además, no creo que sea buena idea, además… Me tengo que ir a comprar, ya tenía la lista preparada ¿Lo ves? – May le enseño un trozo de papel con ingredientes escritos en el, parecía más una excusa que una explicación.
– May, no quiero agobiarte, quizás me he acercado demasiado…
– Si, demasiado…
Jack vio como ella agachaba la cabeza, unos colores rojizos llenaban sus pequeñas mejillas.
– No volveré a… ¿Acercarme tanto? – Era una pregunta, y él lo sabía, la miraba esperando una respuesta, que nunca llego
May lo esquivo y se fue hacia algún sitio, el lugar era desconocido. Con el corazón roto por aquel rechazo de la única mujer que había amado, se dirigió a calmar sus penas con el videojuego de su amigo, para luego irse hacia su casa y encerrarse en su habitación. Todo le había salido fatal, no podía parar de pensar, como por haber sido tan impaciente, y no haber dejado que ella tomase la iniciativa, la había perdido para siempre. Jack pensó, que lo más seguro es que ella lo considerase un pervertido entre otros calificativos peores.
Jack recibió la invitación de ir a casa de Harry a jugar no una vez, si no muchas. Quedaban para jugar en los recreativos y para ir a dar una vuelta, pero nunca para ir a su casa. El ya no podía volver allí.
El pobre joven con el corazón roto, se preguntaba como estaría su amada, puede que le sacase más de 20 años, pero para él, el amor no tenia fecha de caducidad.
Pensó en pasar a disculparse, y poder verla al menos, una vez más.
La siguiente vez que recibió una invitación de su amigo, accedió.
Una vez más, en frente de aquel umbral. Cruzo el jardín y pico tres veces a la puerta. El corazón le dio un vuelvo al ver a May abriendo la puerta, con su paralizante sonrisa, le observaba, como siempre. Con aquella simpatía y alegría que la caracterizaba.
– Que ha perdido usted por aquí, ¿Caballero?
– Una disculpa
– Disculpa aceptada
La puerta se abrió…
El cruzo…
La puerta tras él se cerró…
Y como la ultima vez, una voz surgió de la nada, pero esta vez, dos brazos atraparon su pecho, en un ardiente abrazo:
– Yo nunca quise tu disculpa, al igual que no quiero que desaparezcas, nunca más – Los labios de aquella mujer, por primera vez, rozaron levemente su oreja tras decir aquello.
Abrazado y, sintiéndose querido, sintió su espalda vacía. Nadie detrás había. Como siempre, se dirigió al comedor, a fingir que la verdadera razón de su visita, allí se hallaba. Con una sonrisa en el rostro, y el pecho, lleno de euforia y esperanza. Cogió el mando y se relajo en aquel sofá, por el resto de la tarde, el acabaría consiguiendo que ella cambiase de opinión. Jack se propuso, en ese mismo momento, conquistarla como mujer y hacerla suya. Aunque sudase sangre.
Volvió a ir a la cocina, ella estaba en el mismo sitio. Llevaba una unos legan, como la ultima vez, estampo su entrepierna con sus nalgas. La vio sonreír, no perdió el tiempo y la cogió de las caderas. Ella guardo silencio, Jack noto como comenzaba a hiperventilar, acerco sus labios a la oreja de aquella mujer y le susurro:
– Dime que no quieres esto, y no volveré a hacerlo – Esta vez sonó decidido.
A través de los azulejos del armario, vio como abría la boca y cerraba los ojos ante el roce de sus palabras. En realidad nunca se rendiría, a no ser que ella lo ordenase. Pero no iba a hacerlo.
May susurro, con la voz temblando:
– Jack… Tengo marido, y mi hijo… Es tu mejor amigo… No voy a decirte que no lo quiero, porque no sería verdad. Pero lo nuestro es imposible… Lo siento.
– Nada es imposible en este mundo, yo no me rendiré. Pero tu sí, lo acabaras haciendo
– Jack… – No fue su nombre lo que salió de los labios de May, fue un lamento, un gemido, un suspiro. Deseo materializado en silabas
El le dio un beso en la mejilla, un beso de unos segundos, ella no dijo nada.
Jack apretó su entrepierna contra sus nalgas, y ella en respuesta se restregó ligeramente.
Esta vez, fue Jack, el que desapareció.
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Capítulo 2
Jack cogió a May por detrás en la cocina, le dio la vuelta y la beso. Ella notó sus dedos deslizándose por debajo de su ropa, a través de la ropa interior. Como sus extremidades se excitaban ante el contacto deseado. May comenzó a gemir, era algo que esperaba desde hacía tanto tiempo, lo quería, necesitaba desde hacía meses que aquello sucediera.

El joven la besaba con pasión, se notaba lo desesperado que estaba, comenzó a subirle la falda, ella ya no se resistía, pero entonces…

… May abrió los ojos. Despertó de aquel sueño húmedo en el que disfrutaba enormemente; ella sudaba recordando su inquietante sueño, no era la primera vez, ni hacia poco que tenia esos sueños. La primera vez fue impactante, y la segunda, y la tercera. Tardo muchísimo en acostumbrarse a aquellos sueños, al principio le pareció una monstruosidad que ella, la madre fantasease con el amigo de su hijo. Además de que le sacaba veintidós años a aquel joven.

No solo era indecente, era inmoral. Solo encontraba satisfacción a aquella fantasía en sueños. Nunca se haría realidad, no podía, ella amaba a su marido, con toda su alma. Y no se puede amar a dos personas al mismo tiempo…

Miro a su lado, su marido dormía plácidamente. El hombre al que amaba, el que tan bien la trataba. La complacía en la cama y nunca la dejaba insatisfecha, por lo tanto, la única razón por lo que debería sentir por Jack, era una simple atracción física y sexual. Pura química, nada más.

Intento conciliar el sueño, pero no pudo. Estaba demasiado caliente, y quedaban muchas horas para despertar, no hacia ni dos horas que se había quedado frita en la cama.
—Cariño… — Su esposo, le daba la espalda, así que ella sutilmente, lo abrazo. Deslizo la mano a su entrepierna, poco a poco se le comenzó a endurecer. May le comenzó a besar, para despertarlo dulcemente, mientras le susurraba a la oreja su nombre — Bruce… Despierta amor…
— Preciosa, es muy tarde y estoy muy cansado — Dijo el adormilado hombre, aunque se dio la vuelta para besar a su esposa. Ella contraataco, le besaba y abrazaba. Le masajeaba ese pedazo de carne que tanto le gustaba. Poco a poco se fue endureciendo, y ya no había marcha atrás

May se bajo al pilón, mientras decía:
— Cariño, estoy demasiado caliente, no puedo dormir… — Aunque la batalla ya la tenía ganada, comenzó a lamer la polla de su esposo. Se la conocía hasta el más pequeño de sus detalles, dieciocho años habían pasado desde la primera vez que se entrego a ella. Su marido comenzó a gemir, ante aquel sexo oral tan bueno.

Ella se subió encima suyo, esperando quitarse el calentón de encima lo más deprisa posible. Comenzó a besar a su amado marido, mientras lo montaba como una fiera, estaba más mojada de lo normal, entraba y salía con demasiada facilidad.

Fueron pasando los minutos y fueron probando distintas posiciones, algunas le gustaban al, y otras a ella. Cuando se estaba corriéndose, ella se imagino la cara de Jack en vez de la de Bruce. El orgasmo no fue nada del otro mundo, pero lo disfruto mucho.
Ya estaba satisfecha, y solo le quedaba  esperar a que su esposo se corriese, luego se durmieron, relajados por el ejercicio realizado.

Todos sus sueños, estuvieron relacionados con Jack, algunos eran pesadillas en las que el desaparecía, otras sueños en los que venía de visita a casa, sonó el despertador, pillándola en medio de un sueño del que no deseaba despertar.

Si soñaba con el después de haber quedado completamente saciada, no podía ser solo atracción física. ¿Era posible amar a dos hombres al mismo tiempo? Ella no tenía la respuesta a esa pregunta, pero si sabía que nunca pasaría. Ella amaba a su esposo y sabía que era una relación imposible.

Se aseo al levantarse, su marido se había ido a trabajar hacia horas. Oyó a su hijo levantarse para ir a clase, se vistió y bajo a prepararle el desayuno. Aunque muchas veces se lo hacia el mismo, ella era feliz preparándoselo, no se quedaba tranquila si no desayunaba, como era normal.
La pregunta la sorprendió a ella misma, aunque no era extraña, si que era inesperada:
— Harry ¿Cuándo invitaras a Jack? Hace mucho que no lo traes ¿Os habéis enfadado?
— Claro que no, mama. Pero además, si hace solo una semana que no lo traigo, parece que estés deseando que venga

May se puso roja, la verdad es que así era. Pero no quería que Jack desapareciese, aunque la posible relación física fuese imposible, le gustaba tenerlo cerca, poder verlo. Aun ardía el beso que en la mejilla le dio, declarándole que nada era imposible.

No sabía cómo sentirse, se sentía una mala persona, por dejar que aquello sucediese. Ella nunca permitiría que sucediese nada con Jack, pero no podía evitar aquel tonteo tan morboso, aquella seducción sin fin, a escondidas de su hijo.
— Claro que no, hijo… Solo que me cae muy bien y veo lo contento que te pones cuando queda contigo. Es normal que una madre se interese por la felicidad de su hijo.
— Lo iba a invitar hoy, a ver si decide venir.

No pudo haber mejor noticia, contenta se dirigió a la cocina a preparar la comida. Pensando en que en unas horas muy probablemente, casi seguro, lo tendría a sus puertas.

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Jack
Jack fue invitado por Harry, no se lo pensó dos veces al aceptar. La última vez que estuvo cerca de su May, le beso la mejilla. Se preguntó qué pasaría la próxima vez que estuviesen a solas. 
Las clases pasaron rápidas, se dirigió directamente a la casa de su amigo. Pico a la puerta tres veces, como siempre. Nunca pudo entender el porqué lo invitaba su amigo, pero siempre abría su madre, era lo más vago que podía haber.

Como siempre, la puerta se abrió ligeramente, una cabeza se asomo por el borde, con una brillante sonrisa y unos ojos picaros que le observaban.
— ¿Contraseña? — May, la madre de Harry, siempre decía algo distinto.
— ¿Posible? 
— Ohm, esa no es la contraseña — May hizo una fingida mueca, como si Jack hubiese errado  la respuesta
— Todo es posible ¿Verdad?
— La respuesta es imposible, jovencito — Ella le sonreía, así que eso era una advertencia, de que no pasaría nada
— A menudo, quien afirma que algo es imposible, acaba comiéndose sus palabras
—… Jack, hay cosas que nunca serán posibles, y solo te dejare entrar si entiendes eso

Desde la puerta, May dejo de sonreír, por primera vez en una semana, la vio completamente seria. 
— ¿Y si sigo diciendo que la contraseña es posible no me dejaras entrar, y me cerraras la puerta en las narices?
— Mejor eso a que ocurra algo de lo que nos acabemos arrepintiendo ¿No crees?
— Yo no me arrepentiría de que fuese posible lo que aseguras que es imposible

May se mordió casi imperceptiblemente el labio inferior.
— Vale, es imposible — Mintió Jack, a esa respuesta, ella no sonrió, se limito a abrir la puerta y dejarle pasar. Jack le susurro al oído desde su espalda:
— Mentí, yo lo hare posible… O tal vez tu lo permitas — Jack susurrarle eso al oído, fue a besarle la mejilla, esta vez más cerca de sus labios, tenía la intención de ir poco a poco, pero May le rechazo el beso, apartando la cabeza, lo miro a los ojos y le dijo:
— Es algo que no puedo permitir que suceda, Jack, espero que lo entiendas… Tengo que ser fuerte por los dos — May estaba totalmente seria, incluso con la cara apenada.
— Que sea difícil no implica que sea imposible, así que asúmelo, yo lo hare posible. Y recuerda esto, si no pasa ya, es porque no quieres. Si te haces alguna vez esa pregunta, la respuesta es: No pasa por ti.

May no le miraba a los ojos, tenía la cabeza agachada, lo miro a los ojos y sin decir nada se fue a la cocina. Jack supo que lo mejor era dejarla pensando. Pensar es bueno, cuando se está en caliente las decisiones por defecto siempre favorecen al deseo. La fuerza de voluntad solo tiene efecto si consigues pensar en frio o una tercera persona te convence del camino que debes tomar. Pero si ella lo deseaba, con el tiempo, acabaría sucediendo.

Se dirigió al sofá, como siempre, saludo a su colega y se estiro, listo para desconectar.

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May Fire

Se dirigió hacia la cocina, se sentía dividida. Pensaba en su marido y solo sentía amor y comprensión. En cambio, pensaba en Jack y no era amor, pero le excitaba pensar en el, era una atracción sexual muy fuerte, estaba cansada de intentar ser fuerte. Sabía muy bien que de ella dependía el ser tajante con Jack, decirle un no, y punto. Pero no se imaginaba hablándole sin estar como siempre, tontear con él era todo lo que tenia.

Entonces se le encendió la bombilla, si lo que tenía por él era atracción sexual, podría desahogarse una sola vez, dejarle claro que solo podría pasar en una ocasión y que no volvería a repetirse… Esa idea la inundo de positividad, de alegría, de una euforia incontenible.
May nunca se había planteado la posibilidad de hacer algo con Jack, ya se había convencido a si misma que como mucho, el tonteo seria sin fin, en cambio, se le ocurrió en ese mismo instante el tener sexo con él. Desahogarse, disfrutarlo al máximo…

En su cabeza comenzó a planear como lo haría, y que haría después: `` ¿Cómo le diría que solo sucedería una vez, y que nunca más volverían a tontear? Y si la amenazaba con decírselo a su hijo o a su marido? El nunca haría eso…´´


Así que eso hizo, dado que no se le ocurrió ninguna idea para hacer que Harry se fuera de casa dejando a Jack con ella. Ideo un plan más astuto, aunque a su vez más peligroso. Si tenía éxito, se quedaría satisfecha, el capricho causado por el deseo de ese amor platónico desaparecería, y sería lo bastante fuerte como para no volver a tontear. Ahora lo único que la hacía vulnerable era Jack y el deseo que le producía.

May pensó, que ya que solo sucedería una vez, debía hacerlo bien hecho. Debía disfrutarlo al máximo y no dejar cabos sueltos.
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Jack

Se comenzaba a hacer tarde, y el padre de Harry estaba a punto de llegar. Aunque nunca se había quejado de que ambos amigos estuviesen jugando en la sala de estar, también había dejado claro que no le hacía gracia tener invitados cuando el llegaba de un duro día de trabajo.
Se estaba levantando ya del sofá, cuando se abrió la puerta de la calle. Brucé, el padre de Harry, entró en la casa y se dirigió a la sala de estar a saludar a Jack y a su hijo.

May se coloco silenciosamente a su lado, resplandeciente, mirándolos a ambos.
– Hola Jack, Harry… Tu madre y yo hemos estado hablando sobre las buenas notas que estas sacando, y como recompensa y de forma excepcional, dejaremos que Jack se quede este fin de semana a dormir. Desde mañana viernes por la tarde hasta el lunes por la mañana. 
– WOW! Genial! Nunca dejas que nadie se quede papa! – Dijo ilusionado su amigo.
– Por eso he dicho que es algo excepcional, y espero que entiendas que esto es una recompensa por tus esfuerzos académicas, no un capricho.
– Claro, seguiré estudiando duro papa. ¡Gracias!

Ambos se estaban mirando, pero Jack no los miraba a ellos, si no que miraba a May, esta le sonreía disimuladamente, y le guiño un ojo. ¿Se lo había propuesto ella, que se proponía?
Cuando Bruce se fue al piso de arriba a darse una ducha, Jack informo de que ya se iría a casa y mañana iría después de clase con Harry. Su amigo se quedo terminando la partida, era online y no la podía pausar. Se disculpo por no acompañarlo:
– Lo siento, pero ya sabes cómo van estas partidas que no se pueden pausar.
– No tienes que disculparte, juego contigo cada día, sé que no se pueden parar jajaja Buenas noches!
– Yo te acompañare al umbral del jardín – May se ofreció sonriente, y el acepto. Había algo que no le gustaba de todo aquello.

Caminaron en silencio hasta la puerta, salieron al jardín, donde sabían que no serian escuchados.
– May ¿Por qué le ha pedido a su esposo que me quede a dormir todo un fin de semana, no decía que lo nuestro no pasaría? Pero está haciendo posible que me quede durante una tarde, y dos días y tres noches… 
– Lo he hecho por mi hijo, no va a pasar nada entre nosotros…
– Eso no ha sonado muy convincente…
– No pasara nada – May decía eso, pero no parecía una negación, si no un reto. ¿Le estaba retando a demostrar que se equivocaba? May estaba seria, estaban mirándose el uno al otro, en medio del jardín que había entre el umbral y la casa.
– ¿Y que pasaría si mañana te ato y amordazo mientras esos dos duermen, no podrías hacer nada para impedirlo?
– Tu nunca me harías eso… ¿Verdad? – Otra vez, May le retaba, ella se estaba haciendo la pura, la inocente. Jack pensó que ella nunca reconocería lo que ella esperaba que pasase, que esa mujer le dejaba a el tomar la iniciativa, dominar la situación.

May comenzó a marchar hacia su casa, pero paró, se giro y le miro con indiferencia
– Pero… Si fueses capaz de hacer algo similar, debes saber que no volverá a  suceder. Lo que me hagas, no se repetirá. Así que si haces algo, más vale que lo disfrutes. Porque te odiare el resto de mi vida.
– ¿Me odiaras por hacer algo que los dos deseamos hacer? – Jack estaba confuso ¿El sabia que ella sentía algo por él, fuese lo que fuese, entonces, indirectamente le estaba dando permiso para ‘’abusar’’ de ella… por lo tanto era algo que ella quería, pero también le estaba informando que si hacia algo, le odiaría por ello? Nada tenía sentido – Si ya te estás imaginando eso, es imposible que te pille desprevenida. Por lo tanto, si sucede es porque realmente quieres.
– Si, te odiare, y no volverás a verme sonreír, ni bromear contigo como lo hago. Y si sucede, será porque habré confiado en ti, y habrás abusado de mi confianza, ¿lo entiendes? – May seguía totalmente seria, pero eso que dijo, Jack lo tradujo a: `` He decidido que dejare que me hagas lo que quieras, pero como tengo esposo al que amo incondicionalmente, pero también te deseo a ti, este fin de semana me dejare dominar por ti, y después me hare la enfadada y la borde´´ 

Jack, no sabía si era eso o no, pero decidió confiar que esas eran sus intenciones. Esa mujer, a la que amaba, lo estaba utilizando como a un perro. Iba a disfrutar con él durante un fin de semana, y luego lo tiraría a la basura, como un condón usado.
– Si sabes que te deseo, no me pondrás en ninguna situación en la que la tentación y la excitación puedan dominarme. ¿Verdad, May? – El decidió hacerle ver que ella era la que realmente deseaba eso, y que si sucedía, era porque ella lo permitía.
–No, yo también te deseo y soy responsable, soy una mujer adulta con esposo e hijo y les seré fiel. Por eso, es todo un reto para mí tenerte aquí un fin de semana. Si por mí no va a pasar nada, por ti tampoco tendría que pasar nada. ¿Entiendes? Si nos deseamos mutuamente, porque somos de carne y tenemos tentaciones, podemos elegir controlarnos o no. Si yo puedo controlarme, tu también.
– Tu lo que quieres, May, es que yo me descontrole, disfrutar de la situación y luego hacerte la víctima.
– No, te equivocas… Quiero confiar en que tu, tanto como yo, podrás controlarte y tu fuerza de voluntad será tan fuerte como tu deseo. Buenas noches…

Dicho esto May se metió en la casa, ya había oscurecido, y ella había dejado muy claro que iba a dejarle hacer cualquier cosa, con el precio de que no volvería a hablarle.
Jack estaba dispuesto a arriesgarse, incluso más que eso. Iba a celebrarlo a lo grande, lo disfrutaría, se desinhibiría ese fin de semana y si luego ella estaba enfadada, la convencería para que le perdonase, además, acababa de reconocer que lo deseaba, era un mensaje.

Cuanto más pensaba en el asunto, mas se excitaba: `` Si esa perra (nunca había pensado así sobre ella, pero al ver que lo estaba utilizando, su deseo paso de ser romántico a agresivo) quería hacerse la buena y pura, a cambio de hacerle parecer el malo. Entonces sería el malo, la haría sufrir. 

Jack disponía de todo un fin de semana, para metérsela en el bote, es decir ponerla tan cachonda como fuese posible, satisfacerse solo él, para conseguir que ella renunciase a su orgullo y dignidad y le suplicase ser follada. Cuando la hubiese humillado suficiente en ese sentido, podrían disfrutar por fin del resto de fin de semana juntos.

Se dirigió a paso lento hacia su casa, tanto May como Jack, hicieron sus planes para aquel prometedor fin de semana, y hasta entonces, no se sabría lo que, en teoría estaba a punto de pasar.
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Capítulo 3
Jack estuvo durante toda la mañana pensando en lo que le esperaba al terminar las clases, mirando al cielo desde su pupitre. No había podido dormir, se había pasado la noche estirado en la cama, con el cansancio y el sueño, pero demasiado caliente como para dormir.
No quería masturbarse, quería reservarse para ese fin de semana, no lo disfrutaría si se rendía tan rápido.
Pudo dormir durante unas cinco horas, y eso le bastaba. Estaba demasiado excitado como para tener sueño, se había imaginado más de cuarenta situaciones distintas en las que acababan teniendo sexo juntos. Él ya iba mentalizado con lo que iba a pasar, cuanto más tiempo pasaba más lógica tenia; ella quería parecer inocente, una esposa perfecta y piel, y en caso de que el tomase la iniciativa, no sería hacer el amor, ni follar… Sería un abuso puro y duro, ella se haría la ingenua y todos la creerían. Total, era una adulta responsable. ¿No?
Ella ya se lo dejo claro la pasada noche, ella podía evitar aquella situación. May tonteaba la primera, y con más frecuencia que él. ‘’Sí, no podía ser de otra forma. ‘’
Ese era el fin de semana en el que darían rienda suelta a su deseo, a su perversión, a su lujuria, a su libido… Ese era el plan de ella, y después, cuando acabase el fin de semana, volvería a ser la esposa modelo y fiel que había sido siempre. Jack supuso que ella ya no podía aguantar más, no había otra posible explicación…
Sí, ese era el día a día de Jack en la clase, pensando en May.  Pero ese día era más de lo normal, pensamientos más agresivos, más rudos… Siempre la había visto como una diosa, y si eso era demasiado como una reina, un amor platónico, al que nunca podría llegar a aspirar.
Solo el estar bajo el mismo techo que ella ya le parecía un sueño, una atopía. Jack recordó los primeros días que ella empezó a tontear, a seducirle:
‘’May se acerco a él, se inclino mostrando su tentador escote y le dio un beso, muy cerca de los labios casi rozándolos, mientras decía:
– Jajajaja a Jack… Eres un encanto, cariño – Afirmó ella ante una ocurrencia de su amigo Harry.’’
Ese fue el primero de todos los tonteos, estuvo días pensando, en si habría sido un accidente aquel beso en la mejilla, tan cerca… Luego comenzó a ver, que ella lo provocaba, y cuando por primera vez intento acercarse ni hacia ni dos semanas… Lo rechazo.
Ya no la veía como una diosa, ni siquiera como una reina. Ahora la veía como una mujer, tan simple como eso. Una mujer a la que podía seducir y conquistar. Aunque ella se negase con palabras, su cuerpo siempre delataba su deseo. Jack no entendía con exactitud que separaba una violación de una dominación consentida. Él no quería violarla, tampoco iba a hacerlo porque ella había dejado claro que lo deseaba. Ella siempre decía que estaba mal, que era imposible y no iba a suceder. En cambio el cuerpo de May (mediante gestos como morderse los labios, enrojecerse, entrecerrar las piernas) indicaba, sin duda alguna, que deseaba todo aquello.
¿Contaba como violación si ella gritaba que no durante el acto, aunque gimiese y su cuerpo la delatase?
Esas dudas atenazaban la cabeza de Jack, el estaba desesperado. ¿Por qué le hacía eso?
 ¿Por qué una mujer madura, de cuarenta y pocos años, convenció a su marido para que le invitase a quedarse, si sabía que él la deseaba tanto?¿Y porque dijo que si pasaba algo se enfadaría para siempre con él? Obviamente no lo dijo en serio, ella solo quiso preparar el terreno, ¿Pero no habría sido más lógico decírselo cuando el ya hubiese empezado a manosearla? Si según lo que ella dijo, quería confiar en él, dándole una oportunidad. Pero si ella quería darle confianza, ¿Por qué ya estaba pensando en cómo reaccionaría si el intentaba tener sexo con ella? La respuesta, la ‘’única’’ respuesta lógica, era que ella se había rendido, ella deseaba eso, y lo iba a consentir, aunque no pensaba admitirlo.
Eso la convertía en una ‘’perra’’ calculadora. No por el hecho de desearlo, o que fuese a permitirlo, en todo caso eso la hacía humana, y una mujer. Lo que la convertía en una perra era que pensaba utilizarlo y luego, con la excusa de que había abusado de ella, no volver a dirigirle la palabra. Ella iba a coger el camino fácil, y no aceptaría las consecuencias.
Sonó el timbre, aquel que indicaba el fin de la clase. Hoy Harry no había ido al colegio, ignoraba la razón, cogió la mochila y se dirigió directamente a aquella casa, donde esperaba su amigo… Y su madre. Ya no la veía como un amor platónico al que adoraba, ahora la veía como una mujer, un objeto que deseaba. Si ella iba a usarle a él, él la usaría a ella. Y haría mucho más que eso. La calentaría, la pondría tan cachonda, que se vería obligada a suplicar que la follase, o como muy poco a insinuarlo. No se la follaría antes, ni después, solo cuando ella lo admitiese… Le daba igual pensar que tardaría hasta el domingo en minar su fuerza de voluntad, esperaría lo que fuese para conseguirlo, pero algo dentro de él, en lo más oscuro de su ser, presentía que no tardaría mucho en conseguirlo.
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May Fire
No quedaba demasiado para que Jack golpease sutilmente tres veces la puerta. Ya habría salido sin duda de clase, y de la universidad a su casa había unos veinte minutos. May se miró al espejo. Acababa de salir de la ducha, llevaba la toalla enrollada en la el pecho, el pelo mojado le caía por el hombro. Tenía que secárselo, maquillarse y vestirse antes de que él llegase. Se dio prisa y cogió `la ropa´ interior, un tanga muy, pero que muy provocativo. Era ligero y de color negro grisáceo, y indicaba claramente que quería guerra. Su plan era no resistirse demasiado, aunque ponérselo difícil. Su boca en todo momento debía decir que no, pero su cuerpo tenía (en imperativo) que darle pistas a Jack para que la abordase. Lo más importante era que ella no confesase su deseo, que todo `pareciese’ forzado…
Solo pasaría aquel fin de semana, no pasaría nunca, pero que nunca más. May tenía la sensación de que si se lo repetía mucho a si misma, lo recordaría con más facilidad. Si ella se lo pedía o demostraba verbalmente estar de acuerdo con esa situación, el podría echárselo en cara siempre. En cambio, no pasaría lo mismo si ella no confesaba de en ese momento en adelante desearlo, ella habría sido `semi-violada’, abusada por un joven.  Y si él se lo decía a alguien, esa sería su defensa.
Se puso lentamente el tanga, se había depilado el conejo al mínimo. Había vello, pero estaba muy corto, con uno o dos días de crecimiento. Después se puso el sujetador a juego, era muy suave, algodón puro. Se miro al espejo, estaba lo mas insinuante posible. Y eso le convenía, necesitaba que Jack la desease, que se descontrolase. Porque cuanto más esperase, menos control tendría ella sobre si misma.
No pensaba ponérselo fácil, lo haría sufrir para conseguir el premio. Pero ella estaba muy caliente, y no creía poder resistir mucho si el empezaba a insistir. Por lo tanto, el sexo ese día estaba ``d-e-s-c-a-r-t-a-d-o’’ : pensó, en letras mayúsculas, dentro de su cabeza.
May necesitaba que Jack la desease con solo verla, pero que tuviese que disimular delante de Harry y su esposo. Y que si encontraba algún momento, ella no se dejaría tocar, pero si tontear y rozar cuerpos… Que caliente la ponía…
Pensando todo eso, se había quedado embobada pensando en lo que iba a pasar, mirándose en el espejo con la ropa interior ya puesta. Quedaban cinco minutos, se horrorizo, no iba a estar lista.
Se puso a presión la blusa roja, con un escote considerable, pero con cierto disimulo.
El sujetador hacia bien su trabajo de apretar su pecho, le hacía aparentar menos.
La falda venía después, era una falda de tubo, muy ligera, fácil de subir y de color blanco. Contrastaba con el rojo de la blusa y el negro de la ropa interior. Se la encajo, era lo suficientemente estrecha como para obligarla a mantener sus piernas ligeramente juntas.
Se comenzó a maquillar, no le gustaba maquillarse, demasiado trabajo para ocultar la verdadera apariencia, era muy dejada para eso. Pero en esa ocasión quería provocar, y el maquillaje era necesario.
Pinta-labios, un poco de sombra de ojos, pestañas color negro… Su piel era suave, y no tenía ni un solo punto negro, ni un solo grano. Era una suerte, pues siempre tenía alguno, las arrugas se le estaban retrasando, de momento no tenía ni una.
– Mama, han picado a la puerta, creo que es Jack. ¿Puedes abrir tu? – Su hijo tenía la mala costumbre de pedirle que abriese la puerta, es que lo mataba. Pero tenía la excusa de haber pillado fiebre y tener mareos. Por suerte ``debía´´ ser contagioso y no anularon la estancia de Jack.
Bajo descalza por la escalera, hasta llegar a la puerta, volvió a picar tres veces. May abrió lentamente la puerta, como siempre, se asomo por el borde, como si estuviese desnuda, o no quisiese mostrar el interior de la casa.
– Lo siento, Jack… Harry tiene fiebre y por eso no va a poder estar por ti, por eso no ha ido a clase… Deberás volver otro día… – Bromeo ella, tuvo que contener la risa y mantener la cara sería. ``Necesitaba´´ ver cuál sería su reacción, tanto la física como su respuesta.
– Vaya… Así que Harry no podrá salir durante toda la tarde, ni el sábado ni el domingo… Incluso poniéndome en lo peor, en lunes tampoco podrá salir si la fiebre le dura… – La cara de él mostraba sarcasmo, como si no creyese lo que decía, lo más seguro, pensó ella, es que el pensase en realidad que al día siguiente la fiebre ya habría desaparecido con los cuidados adecuados. – ¿Estar solo durante un viernes, sábado, domingo y quizás, y solo quizás el lunes también? Soy su mejor amigo, eso no lo puedo consentir, me quedare con el jugando a la consola o viendo pelis y series hasta que se encuentre mejor, para que no se aburra. Aunque eso suponga contagiarme. Le hare compañía, o moriré en el intento.
Jack dramatizaba, lo hacía queriendo y se notaba. May no pudo evitar abrir la puerta de par en par y aplaudir.
–Bravo Jack. ¡Bravo! – May aplaudía mientras se reía a carcajada limpia, no se esperaba aquel discurso – Seguro que ese discurso tan bonito no es tuyo, y lo has cogido de alguna serie o algo así…
– No lo he hecho, pero de ser así lo que importa es el contenido del mensaje, no su autor. Así pues, para no hacer mi viaje hasta aquí inútil. No dejar solo y aburrido al pobre, moribundo y enfermizo Harry durante todo el fin de semana… ¿Me permite ``vuestra merced´´ pasar y escalar hasta la más alta torre a salvar a mi moribundo amigo del suicidio por desesperación?
– Adelante, caballero sin armadura – Haciendo el ademan de darle paso, Jack entró y mientras ella cerraba la puerta, susurró – Además, me vendrá bien tener un caballero de vuestra valía por las cercanías, por si esta dócil dama necesita, a un valiente sir de… vuestra noble estirpe.
Jack le cogió la mano con sutileza, la levanto y le dio un beso con ternura en los nudillos, mientras se inclinaba. Ella, sin poder evitar reírse, hizo el ademan de subirse la falda verticalmente (uno par de milímetros solo) y se agacho, como en las películas.
– Ahora, si me disculpa, debo salvar a mi enfermizo escudero de las garras de ``la fiebre´´
May con la risa floja ante tanta teatralidad, le dio un golpecito en la espalda:
– Corta el rollo, Shakespeare. – Intento vocalizar ella, tapándose la boca con la otra mano, con la intención irracional de ``silenciar´´ la risa.
Jack le guiñó un ojo y subió hacia las habitaciones. Oyó a Harry reír, y aprovecho para terminar de arreglarse. Hacía tiempo que no se lo pasaba tan bien, con una cosa tan tonta.
 Aquel fin de semana prometía, pero no sabía qué era lo que le esperaba. ¿Cuándo sucedería?¿Cuando, a lo largo de todo el fin de semana, conseguiría hacerla suya? Que pasaría después? El riesgo de ser descubierta para ella tenía mucho morbo… ¿Era esa la idea que la poseía? Además de la idea de resistirse, de hacer que pareciese un abuso… Era un fetiche que nunca había podido probar, su marido era muy romántico, muy lento y muy dócil en la cama con ella, la complacía y satisfacía sus necesidades. Ella le amaba pero, tenía otras necesidades, otros fetiches, otros… Deseos. Aunque muchas veces había intentado despertar el instinto salvaje de Bruce, no lo conseguía. Y en el fondo, aunque no tanto, era algo que May aspiraba desatar en Jack. Le asustaba pensar que la sodomizara, o que lo hiciese muy duro, que la rudeza con que se lo hiciese le impidiese disfrutar. Pero el morbo, precisamente de esa fantasía, era lo que la calentaba tanto.
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Jack
Miró el reloj, eran las cinco. Habían pasado dos horas desde que llegó a la casa. Él y su amigo veían capítulos de Breaking Bad, una serie muy buena y muy polémica. Faltaban 3 horas para que llegase su padre. Poco a poco, víctima de los mareos continuos, la fiebre y el cansancio, Harry fue cerrando los ojos para no volver a abrirlos.
A Jack le pareció demasiado fácil, demasiado pronto. Pero cuanto antes empezase su plan, antes surtiría efecto. Paro el ordenador, la televisión y la luz. Cerró con sumo cuidado, y bajo las escaleras.
Encontró a May viendo la tele en el comedor. Era un comedor bastante sencillo, rectangular. Al bajar las escaleras Jack giro a la derecha, aunque también podía girar hacia la izquierda, y ese pasillo llevaba directamente a la puerta de la calle, y vio la paronímica, delante de él estaba ella, sentada en el sofá alargado. Solo veía su cabello liso, no veía sus hombros siquiera. El sofá estaba justo en frente de la tele, no tenia perdida. Las persianas estaban cerradas, y la luz que había era puramente artificial. En la sala de estar, justo al girar a la derecha desde el pie de las escaleras, había una puerta, que incomunicaba el pasillo al ser cerrada, así que la cerró con mucho cuidado de que el manillar ni la puerta hicieran ruido al ser cerrada Se acerco cual ninja, con sigilo y destreza, con los calcetines como única prenda en los pies, por lo que no había sonido que lo delatase.
``Técnica secreta… Del secuestrador´´: Pensó a modo de broma.
La agarro del cuello, con el brazo, a modo de pinza con el antebrazo, sin apretar.
Obviamente, ella produjo un chillido, no se lo esperaba. Pero aquel sonido procedente de sus labios,  fue silenciado instantáneamente por una mano, que los sello.
– Cumple mis demandas, rehén. Y no sufrirás daño alguno. Para empezar, me harás un hueco en el sofá. Para continuar pondrás una película que al señor secuestrador le guste, y para terminar, la vera usted conmigo. ¿Comprende usted las exigencias del señor secuestrador? ¿Ha leído usted todos los términos y condiciones?
Notó como una sonrisa se fue formando en la palma de su mano, era la primera vez que tocaba esos labios para algo que no fuese un beso en la mejilla. Eran tan suaves…
– Clickeo en ``he leído y acepto los términos y condiciones´´ – Admitió May, con una preciosa sonrisa en el rostro.
– ¿Sabes que esa es la mayor mentira que hay?
– Pues muy mal, jovencito. Hay que leérselo todo – Aseguro May con una indignación consentida. ¿Qué quieres ver?
– La película da igual mientras la compañía sea buena – Cito Jack de algún autor anónimo.
– ¿Te parezco una buena compañía? ¿Una vieja como yo?
– Si tu eres vieja yo no te encuentro atractiva…
– Entonces no me encuentras atractiva
– No – Mintió Jack
– Muy bonito, gracias por ser tan sincero – May pareció enfadada o cortada. Pero no era un problema porque quería pillarla por sorpresa
– Sabes que no eres vieja, no seas falsamente modesta. May… Que frio hace aquí. Pero si estamos en verano!
– Tengo la bomba de frio conectada, ahora es como si estuviésemos en invierno.
– Se nota, estas temblando.
– Soy friolera, lo soporto mejor que el calor. Lo entenderás cuando tengas más de cuarenta y el calor te provoque mareos –Aseguro ella, seria.
– Puedo calentarte con contacto físico.
– No, gracias… – May entono ese agradecimiento con una especie de continuación, por lo tanto, intuyó que ella quería que continuara insistiendo. Estaban solos y ella tenía frio, era perfecto.
– Trae una manta al menos…
May le pareció insatisfecha de que no continuase e insistiese con la propuesta de contacto físico. ``Tranquila, que esto no ha hecho más que empezar´´
– ¿Por qué has bajado sin Harry? ¿Se encuentra bien? – Pregunto May mientras iba a buscar la manta.
– Se quedo dormido mientras veíamos Breaking Bad, así que para no aburrirme baje a ver algo contigo.
– Que considerado – Mintió con la voz llena de ironía May – Me halaga que pienses en mi entretenimiento y no solo el de tu amigo.
– Ya lo ves, no permitiré que tu tampoco mueras de aburrimiento – Jack se miraba los pies, estaba estirado en el sofá. Era lo suficientemente ancho como para esparcirse sin caerse por el borde, lo que le permitiría tenerla entre sus piernas.
La mujer ``fantasía´´ llego con una manta enorme, de esas de piel que pesan de color marrón. Era muy ancha, de un grosor exagerado…  Eso le llevo a pensar que llevaba rato con la bomba de aire, para facilitarle una excusa de estar juntos o acercarse. ``Deseo cumplido, aquí el genio te resuelve tus problemas´´: Pensó Jack con sarcasmo al deducir que todo eso era una situación provocada por ella misma. Ya no había ninguna duda, si es que le rondaba antes de llegar a esa conclusión alguna por la cabeza. Ella, había puesto una temperatura invernal, cosa que no era normal. Ella quería follar, ella quería tonteo, ella quería roce, ella quería que el tomase la iniciativa. Si su teoría era correcta, ahora diría que no si le pedía darse calor propio, pero si el insistía se acabaría dejando. Una mujer normal que no estuviese interesada definitivamente lo cortaría de sano, pero si ella se dejaba agarrar y tocar, seria la prueba definitiva, lo que descartaría el sexo no-consentido.
Jack, una vez asimilado eso, esperó a que ella estirase la manta y se sentase en el sofá, a sus pies, pero sin tocarlos. Mantenía las distancias, significado: Tenía que tener siempre el la iniciativa. Llego el momento de descartar si todo había sido un mal entendido o realmente ella quería ser seducida.
La agarro por la boca y por el ombligo a la altura de la cintura con una mano, la otra se limito a taparle la boca. Tiro de ella hasta estampar sus nalgas con su entrepierna, como ella tenía la manta agarrada, quedaros los dos tapados:
– El secuestrador te ordena no dejarle morir de frio y darle calor corporal, no hay un no como respuesta – Bromeo Jack, entre los dedos que aprisionaban su boca, noto como los labios se separaban, soltando un aire caliente que le abraso los dedos.
– La verdad… Es que tengo algo de frio, pero no te confundas, si me tocas en algún sitio que no debes me separare en seguida. ¿Me has entendido? Recuerda lo que te dije ayer – May lo dijo totalmente seria, mirándolo a los ojos,  con el cuerpo girado para poder mirarle a la cara.
``Dijo ella con su culo presionando mi empalmada entrepierna´´: Pensó Jack. Lo peor es que ella no tenia como disimular, él llevaba un chándal, así que la dureza la tenía que notar ella por fuerza. Y ella llevaba una falda larga, pero ligera. Por lo que no tenia donde sostenerse.
– Tranquila ¿Para que querría tocar a una ``vieja tan poco atractiva como tú´´ – Le espeto Jack, no pareció molestarle… Aunque ya no lo estaba mirando.
– Eso espero… – Susurro muy bajo May, con la voz tan silenciosa como una brisa, otra vez estaba con las continuaciones.
Eligieron una película y comenzaron a verla. ¿Alguno de los dos estaba prestando atención? Se pregunto Jack, mientras su polla se restregaba ligeramente contra ese culo escultural. Era duro, pero al mismo tiempo, enorme. La figura de aquella señora era perfecta. No estaba demasiado delgada, pero tampoco tenía la suficiente chicha para llamarla mujer rellenita.
Hasta ahora no se había dado cuenta.
La manta era enorme, y los tenia enrollados. Un extremo tapaba totalmente a May, y el otro extremo de dos puntas, enrollaba el brazo y la pierna de Jack. Sus cuellos quedaban desprotegidos.
Jack se fijo, en algo que hasta ese momento había pasado desapercibido para él, May tenía su larga y lisa cabellera recogida sobre el hombro izquierdo, mirando hacia la tele. Y el hombro izquierdo, totalmente desprotegido, mostraba una blusa que le caía por el hombro, incluso parte del brazo. Y dejaba la tira del sujetador descolgada.
Nunca había entendido del todo el idioma ni la lógica de las mujeres, porque para él los hombres eran simples. Si querían sexo, buscaban sexo. Si querían tonteo, tonteaban abiertamente. Ellas en cambio, por su experiencia, lo hacían todo sutilmente.
Jack no sabía en qué idioma estaba aquella pista, aquella señal. ¿Sería chino, sería el idioma feminista? Claro, seria por eso, las mujeres hablaban otro idioma, y venían de Marte. Pero significase lo que significase en el idioma de aquel hermoso ser, en el idioma masculino, cuello desprotegido significa: Cómemelo todo, que gozare de placer… ¿A qué esperas, quieres una invitación vía correo? ¡C-ó-m-e-m-e!
Si Jack acertaba en la suposición de que estaba tan cachonda como parecía, la siguiente pregunta tendría una respuesta negativa.
– May, tengo hambre… Qué te parece si traes algo para picar…  – Jack no quiso decir nada más.
– Lo siento guapo, pero en el sofá no comemos comida, y además, no puedo dejarte comer nada porque faltan cuatro hora para que comamos…
– ¿Vas a dejar que me muera de hambre?
– Sí, aunque… Si tanta hambre tienes, puedes ir a picar algo a la cocina… –Susurró May, con la nunca apoyada en el pecho de Jack, ese tono era sensual y provocador. Una clara invitación a ‘’comer’’ algo que no sea comida en el sofá.
– Hace demasiado frio como para ir a la cocina, y estoy muy a gusto, dime May, ¿Se pueden comer cosas que no sea comida?
– Chicles o caramelos si…
– Eso me servirá para calmar el hambre… – Susurró Jack lo más cerca de su oído.
– ¿Has traído caramelos o chicles?
– No, pero tengo algo más dulce que un camarero y más ``duradero´´ que un chicle. – Y le clavo un mordisco en el cuello. No apretó, solo clavo los dientes, y los labios, a modo de chupetón, chuparon y chuparon esa hermosa y suave piel…
Un gemido lleno de incredulidad surgió de la garganta de May, mientras inconscientemente apretaba sus nalgas contra su entrepierna y se abría de piernas.
– Ahhhhhhh… ¿¡Pero, que, demonios, estas, haciendo, maldito…!? Pufff Jack… Para… Recuerda lo que… –  May hizo una pausa, puso los ojos en blanco  ante aquella comida de cuello sin fin, era el primer contacto físico  ``desenfrenado´´ que tenían sin ropa de por medio desde que inicio su tonteo con él. Jack notó la mano de ella empujando, sin demasiada fuerza ni convicción, su frente, para luego agarrarlo del pelo, mientras intentaba silenciar los gemidos de su boca – Recuerda lo que hablamos… Nada de tocar partes que no son, ¡Y eso incluye el cuello!
– No estoy tocando partes tuyas intimas, y has dicho que en el sofá no se come ``comida´´, solo obedezco tus indicaciones. Además, no te como la boca ni te toco el pecho ni la entrepierna. ¿Qué más te da? Si esto me quita el hambre, déjame que vea la peli mientras te como el cuello
– … – Ella hizo una pausa, a pesar de que le gustaba, el se imagino que no se lo pondría tan fácil. – ¡Nooooo! Suéltame!
May con fuerza y decisión intento soltarse de sus brazos, e ir hacia adelante, para escapar de Jack.
– Tú eliges, o me dejas comerte el cuello, o te como y te toco todo. Si para calmar mi hambre de ti tengo que elegir entre no comerte nada y comértelo todo, no dudes en que lo hare.
– Déjame ir, ahora. O gritare…
– Grita, venga. Grita – Dicho esto, comenzó a comerle con más desesperación el cuello.
– No me obligues, lo hare…
–  … – Jack no tenía nada que decir, el sabor de su piel era adictivo, él deseaba tocarla, acariciarla, abrazarla… Quería tocar su entrepierna y sus tetas, era todo un reto no hacerlo. Pero el necesitaba ir poco a poco, para que a la larga, ella no pudiese negarse a nada.
Poco a poco fue babeándole el cuello, subió por el hombro y por parte de la mejilla, hasta llegar a la oreja:
– May, ya ni siento el frio… Ni el hambre… Tú y tu cuerpo me satisfacéis en todo. – Susurró, para luego comenzar a besarle los bordes de la oreja, y darle pequeños mordiscos.
Jack la aprisionaba en sus brazos, pero no agarraba nada especial. Las manos parecían tener voluntad propia y dirigirse a las zonas íntimas de esa mujer. Tubo que pegar las palmas contra el estomago y el muslo de la pierna de May para contener ese deseo.
Ella poco a poco dejo de quejarse, su respiración era rápida, y en su pecho notaba el temblor de los latidos provocados por el corazón acelerado de ella.
– Te dejo… que me comas la oreja… pero nada más… ni el cuello tampoco… es una zona muy sensible…
– Tu oreja me encanta, pero es como dar un muslo de pollo a un león, no me satisface – Y volvió a morder su cuello, mojado por la anterior comida que le metió.
Jack decidió llegar al siguiente paso, así que le susurro a May que se girara, y aunque se resistió, la coloco encima de su entrepierna, él apoyo su espalda totalmente en el despaldo del sofá. La manta cubría la espalda ella, y caía por los lados, tapándolos a ambos.
– He dicho que nada mas… El cuello como mucho ¿Qué hacemos en esta posición?
– Confía en mí, no te tocare nada indecente. ¿No querías confiar en mí? ¿O solo eras una cínica que me decía lo que yo quería oír? Hazlo, confía en mí.
– Quiero confiar en ti… Pero es imposible pensar bien… – May tenía la voz temblorosa, debida a una clara lucha interna, prácticamente no convencían a ninguno de los dos esas palabras. Ni siquiera a ella misma.
– Dijiste que como mucho el cuello, pues solo te comeré el cuello.
– Me he arrepentido.
– Ya es tarde – Jack coloco sus manos en su espalda y la atrajo hasta él, tirando de ella y clavo otro mordisco en su cuello. Siempre se había preguntado porque los mordiscos, más que los besos o los lametones, podían dar tanto placer. Un mordisco en el cuello podía estimular todo el cuerpo de una mujer, y de un hombre ¿Seria por su agresividad? Esas preguntas se acumulaban en su cabeza. Si quería mordiscos más agresivos los tendría.
Apretando los dientes sin demasiada fuerza,  tiraba más de su piel, fingiendo un movimiento de desgarro. Subió del hombro a la parte alta del cuello, donde besos y chupetones sin marcar la acribillaban el cuello
Ella parecía poseída, ya no se quejaba, no decía nada.
– Levanta el culo, ahora. – Ordeno Jack.
Aunque ella se resistió durante un par de segundos, dudando. Lo acabo haciendo, su culo se elevo y el pudo levantar su falda. Era una falda muy rara, medito Jack mientras la manipulaba. Parecía ser poco elástica, pero luego lo era mucho. Daba muchísimo de si, lo suficiente para que ella separase sus piernas y apoyase su entrepierna contra sus piernas.
May tenía las rodillas contra el sofá, y eso la alejaban de la entrepierna de Jack. En cuanto Jack subió del todo la falda, dejándola comprimida en la cintura, dejo la ropa interior desprotegida. No podía verla, ni sentirla, pero levanto a May y la obligo a rozar su ropa interior contra su chándal. Sus entrepiernas solo estaban siendo separadas por tres prendas.
– Jack, recuerda lo que prometiste…
– Dije que no te tocaría nada, y no lo estoy haciendo. Tu puedes restregarte y yo también. Esto tiene como objetivo calentarnos porque hace mucho frio.
– No… – Dijo eso, pero sus caderas se movían solas.
Jack ya la tenía, estaba moviendo las caderas sola, ahora fue él que levanto sus caderas y se bajo el chándal. Dejando solo los dos prendas entre sus entrepiernas.
– Jack ¿Q… Que haces? – May estaba sometida, moviendo sus entrepiernas contra su paquete, restregándose, sus palabras ya no tenían importancia. Su cuerpo la delataba completamente.
– El chándal no me dejaba sentir tu calor… La ropa interior tampoco, me quito la mía. – Dijo Jack sonriendo, volvió a levantar sus caderas, tirando de sus calzones hacia abajo y se sentó, ella se le escapo el comienzo de un gemido al notar su coñito, únicamente protegido por el tanga, por fin restregarse con la polla de su deseado amante.
– Me estas tocando… Con tus partes…
– Y te gusta.
– Dijiste que no me tocarías nada indecente
– Y no te estoy tocando, nos separan tus bragas.
– Esto es indecente… Mi hijo, tu amigo está durmiendo arriba, y mi marido esta a punto de llegar.
Jack busco algún reloj con la mirada, pero no encontró ninguno.
– No creo que desde que empezamos, hayan pasado más de una hora, por lo tanto, si cuando empezamos faltaban tres horas, y la peli no ha terminado, de hecho, va por la mitad, como mucho a pasado una hora. Por lo tanto, no pongas eso como excusa. Y para terminar… – Acerco sus labios a la oreja de May y susurró – Mientras no tengas mi polla dentro, no estaremos follando, ahora mismo nos estamos dando calor corporal, eso no es ninguna infidelidad. ¿Cierto?
– Pero es inmoral, nuestras entrepiernas se están rozando…
– ¿Y eso no te gusta? Se sincera por una vez…
– No – Mintió May
– ¿Seguro?
– ¡No…! – Repitió ella
– Respóndeme a esto, y se sincera. ¿Consideras sexo restregarnos por fuera, sin tocarnos con las manos ni besarnos?
– No…
– Entonces no es una infidelidad.
– No…
– Entonces disfrutemos de esto. Y no seas mentirosa, lo estas deseando, no vamos a follar – ``Por ahora´´: Pensó Jack, ante el silencio de May, filtro sus manos por sus caderas, y agarro el tanga tirando ligeramente de él hacia arriba – Vaya… Pero si llevabas un tanga…
May quedo totalmente desarmada, no pensaba ``descubrir´´ ese dato tan pronto. Jack se lo noto por la cara que puso.
– No es…. Ahhhhh. No me quedaba otra ropa inter… Ahhhhh  y tuve que… Mmmmm Ponerme… est… – Un beso la interrumpió, Jack estaba moviendo su tanga, para meter el hilo entre los labios de su vagina, eso la excitaba y la hacía gemir, pero esa sensación de placer, para ambos no se pudo comparar al beso instantáneo, húmedo y tan, tan deseado…
Hay jóvenes que salen de discoteca, y se lían con cualquier mujer o hombre borracho, esos besos no cuestan conseguirlos. Hay jóvenes que tienen citas,  y se besan a la primera, o a la segunda o tercera cita, si el interés es mutuo, no se tarda mucho. Pero esas escasas veces en las que un hombre y una mujer, o un hombre con un hombre, o una mujer con otra mujer, tardan meses y meses en poder besarse, tardan tanto  que llega a ser en lo único que piensan y sueñan, en besarse, en comerse la boca.
Ese fue el beso, impactante, eléctrico, húmedo. Mejor de lo que cualquiera de los dos hubiese podido imaginar y soñar, un beso profundo y con un sentimiento retenido y contenido durante mucho tiempo.
Las lenguas chocaban, eufóricas, por conocerse. May ya no tenía más fuerza de voluntad para negarse a nada, se lo noto. Le mordía los labios, se los besaba, los perforaba con su lengua y ella no se quejaba ni oponía. Fue entonces cuando dejo de incrustarle el hilo de tela de tanga y lo aparto, en ese momento, en que no había nada por medio, sus entrepiernas se masturbaban mutuamente. Su coñito, totalmente húmedo y caliente, suave como una nube le masturbaba el tronco de su polla, y su capullo, rozaba con el escaso vello de la entrepierna de May, era un masaje erótico, no otra cosa, como ella movía salvajemente sus caderas y clavaba aquel tronco entre sus labios. El roce con aquel vello era sutil, le encantaba, era el contraste perfecto entre suavidad y ternura y un pequeño punto de tacto áspero.
May cogió su mandíbula, y como si luchase contra un infierno, separo sus labios de los de él. Ella tenía algún hilo de baba colgando, debido a la rudeza del morreo, tenía la mandíbula desencajada, como si la tuviese fuera de control.
– Recuerda… Que nada de… Meterla ¿¡Okey!?
– Cállate, bésame y Restregate.
– Idiot…– Otro beso la silencio, ella en consecuencia comenzó a apretar a ansia viva su entrepierna contra aquel tronco entre sus piernas, como si lo necesitase lo más dentro posible. ``Realmente las maduras, son totalmente distintas a las jóvenes, que ansia tiene´´: Pensó Jack.
Jack estaba demasiado cachondo, ya no podía más. Volcó a May en el sofá, con la manta encima, y se metió entre sus piernas.
– Cariño, no la met… – La callo con otro beso, lo estaba suplicando, pero no lo ordenaba, eso indicaba claramente que ella no tenía el control de la situación. Ya no necesitaba nada más, si ella usaba eso como ``enfado´´ él le echaría en cara no haber sido agresivo ni  abusivo con ella, y que nunca recibió una orden de frenar, todo eran suplicas y peticiones indecisas que denotaban su deseo de continuar.
– May, tienes el coño empapadisimo..:
– No… La… Metas… Por favor… Jack, hazlo por mí… Ah… Ahh… – Ella comenzó a gemir ante el roce de la punta.
– Si hago esto precisamente es porque eres tú, solo tú.
Jack cogió su pene por el tronco, y presiono el capullo contra sus labios, no quería meterla todavía, no quería ponérselo tan fácil.  Restregó la punta contra aquel coño empapado, lentamente, sin llegar a meterla, desde la parte de abajo hasta su clítoris, y luego del clítoris hasta la base, donde haciendo fuerza peligraba por entrar. Cada vez que subía y bajaba, May gritaba:
– Ahh… Ahhh…. Ahhhhhh… Jack, no la metas…
Jack la beso algo que ella ya no le negaba, comenzó a pajearse, con la mano ascendía y bajaba, masturbando el tronco, mientras presionaba la punta contra su clítoris. Metió ligeramente el capullo, rozando la parte inferior del clítoris, la bolsa que tienen las mujeres justo debajo, en la parte interior, que tanto placer les da… Jack aprendió eso hace mucho: ``Si les gusta que las toquen con los dos dedos de garfio, restregar esta zona con la punta las enamora´´
–Ahhh Ahhhhh mmmmmmmm Ahhhhh Jack Ahhh mmmm…. no pases de ahí
Jack ya no aguantaba más:
–¿Qué pasa si metiese accidentalmente mi pene en tu conejito?
– No sé qué pasaría…
– ¿Qué crees que sentirías?
– M… Mucho placer – Tartamudeo May, roja como un tomate.
– Mírame a los ojos, y pídeme que te la meta, quiero darte placer… Solo pídemelo.
– No, esto es indecente… Nunca lo hare, estas abu… mmmm… abusando… de mi… Ahhhhh – Gemía May al ser masturbada por aquella polla sin piedad. Ante el roce de aquel palo con su punto g, su coño se le abrió de par en par. Como las aguas para moisés según la biblia. Las paredes vaginales se le contraían hacia fuera, suplicando ser llenadas de inmediato.
May tenía la cara desencajada, gemía con la lengua saliéndose de la boca, a Jack le pareció una expresión muy provocativa y sensual.
– May, pídeme que te de placer.
– No… Mmmmm
– May, si te la meto… ¿Qué sentirás? – Jack quería que ella se lo pidiese, pero parecía imposible
– Mucho placer… –May gemía, pero evitaba mirarle a los ojos a toda costa, mientras era semipenetrada.
– Mírame a los ojos y dime que sentirás cuando te la meta. – Eso ya no era una petición, era una orden.
May lo miró a los ojos, y repitió lo que sentiría una vez, mas.
– May, ¿Quieres que te haga sentir ese placer?
Una lágrima se desprendió por la mejilla de la mujer
– Si…
Jack le beso, le presiono sus labios contra los de ella, cogió una de sus piernas y la paso sobre su hombro, para tener más profundidad soltó el tronco de su polla y empujo hacia adelante, la cabeza ya estaba semimetida, pero se deslizo con mucha facilidad hacia adentro, debido a la humedad y las contracciones de su vagina. Sus testículos chocaron contra el culo de ella:
– Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh……. Mmmmm mmmmm Ahhhhhhh ¡Diooooos! – May gimió como una loca ante la primera embestida, otra vez, cuanto más se hacen esperar las cosas, mas se disfrutan cuando llegan
Jack la saco del todo y volvió a meterla, del todo, a un ritmo muy lento, pero con muchísima potencia y fuerza, lo más hondo posible. La metía en pocas milésimas de segundo, ese era la noción del tiempo que el disponía, tardaba dos segundos en sacarla aproximadamente y la metía lo más rápido y fuerte que podía.
 –Ohhhhhh Que gusto May, lo estaba deseando… Pffff
– No te corras dentro.. Por favor, córrete donde quieras pero dentro no.
Él la callo con un beso, ya era suya y podía hacer lo que quisiese, se correría en su coño si le apetecía. Cada vez aumentaba mas el ritmo, lentamente la velocidad de extracción llevaba menos tiempo, pronto llego a la velocidad normal, meter y sacar.
Su vagina estaba totalmente encharcada, y se metía y salía con facilidad inquietante.
Él dejo abandonada la boca de ella para pasarse a su cuello, ella aun llevaba la blusa y del cuello paso al hombro, del hombro al escote, donde con la mano que sobraba subía el pecho.
Sus tetas estaban tan apretadas que un pezón asomo por fuera de la blusa.
– Ahhhhh… Si me follas tan rápido me voy a correr… Jack mmmmm – Y otro deseo que iba a ser concedido… No, eso no iba a pasar de momento. Ella tenía que quedar desesperada para asegurar próximos polvos a lo largo del fin de semana, y esa misma madrugada iba a follarsela, la necesitaba cachonda.
–May, me correré en tu coño – La silencio con un beso, para que ella no pudiese decir nada. Con ambas manos cogió sus piernas y las levanto para llegar lo más hondo posible. Ella sin mucha convicción intentaba separarlo, colocando y empujando sus palmas contra las costillas de Jack,  el acelero, ya era la meta final. Se iba a correr en su coño.
May le besaba, le mordía los labios y le perforaba con su lengua, estaba vez era ella
–Ufff Jack, córrete en mi boca… Ahhhhh Ahhhhh Ahhh ¡Ahhhhhh! –Suplicaba ella
– Me quiero correr en tu coño, quiero llenarte con mi leche caliente.
–¿¡Mamaaaaaa!? ¿¡Donde estas!? – Harry abrió la puerta del comer y vio a ella mirando hacia él.
– ¿Mama? Que haces tan a oscuras? – Pregunto su hijo.
– E… Estoy mmmmmmmm Viendo una… Película, cariño- Tartamudeo May, mientras, Jack continuaba follandola, sutilmente, bajo la manta, en la misma posición.
– ¿Y donde esta Jack?
– T…T… Tuvo que… mmmm irse a su casa, dijo que luego volvía, lo llamo su madre aquí.
– Vale, gracias mama, me voy a duchar…
Jack al sentir que se iba acelero, la cogió de las piernas y las levanto, poniendo a prueba la elasticidad de May.
– Mi hijo nos va a descubrir
– Ya me corro en tu coño, me corro May – Gemía Jack.
– En el coño no… córrete fuera, y nos va a pillar mi hijo… Ahhh, Ahhhhh mmmm Ahhhhhhh tan fuerte no, ves más lento, házmelo mas cariñoso – Susurró suplicante May
– Me corrooooooooooo – Dijo lo más bajo posible Jack, y para silenciar su gemido ante el orgasmo que estaba a punto de llegar, mordió el hombro de May, aquello que tanto placer le daba.
–¡Mama!¡ No hay toallas en el baño – Harry se asomo desde la puerta, y ya no vio la cabeza de su madre en el sofá.
– E… Esta en… mi habitación
– ¿Puedes ir a buscármela?
–Ahhhhhchiiissss…
–Salud mama
– Cariño ves tú, la peli está muy interesante, no me la cortes por la mitad
Jack se corrió, la saco del coño y se corrió en los labios exteriores, el clítoris y su vello recortado. Él lamia su pezón mientras restregaba su polla contra el vello de su vagina, era como un felpudo y muy suave. Ella sintió muchas cosas: Insatisfacción por no correrse, satisfacción por la follada y todo el placer que había sentido, y por no haber sido llenada por la leche de Jack… Le acariciaba la cabeza…
– ¿¡En que armario!? – Grito Harry desde arriba
– ¡En el del espejo, cariño!... – Grito, pero después de una pausa vino el susurro hacia Jack– Esto que hemos hecho está mal… Me siento fatal, ha sido culpa de los dos, no solo tuya. Tú me has tentado y yo te he tentado, tú lo deseabas y yo lo deseaba. Pero no volverá a pasar…
– No sé el futuro, May – La beso en los labios de decir eso, totalmente satisfecho – Queda mucho fin de semana por delante, puedo darte mucho placer y tu puedes dármelo a mí. Piensa esto,  la infidelidad ya esta cometida ¿Quieres disfrutar y arrepentirte? ¿O arrepentirte y no disfrutar más? Si me das lo que deseo, te complaceré, hasta que llegue el lunes y no volveré tontear contigo, a no ser que tu lo hagas conmigo, no me contestes ahora, solo piénsatelo.
Jack la volvió a besar, ella se quedo en silencio, pensando. Jack cogió sus calzoncillos, sus pantalones y sus calcetines que debido a la excitación se quito casi sin darse cuenta. Se los coloco, y cuando escucho la ducha de Harry encendida, cogió la puerta, y se fue para fingir la excusa de su madre.
El sonrió, May ya era suya, podía negarse, rechazarlo, pero nunca más podría evitar disfrutar con él. Él le pertenecía, y ella le pertenecía a él. Y quedaban 3 noches, 2 días y 1 mañana, para que se repitiesen ese tipo de situaciones.
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Capítulo 4
Estuvo sentado en un banco durante una hora hasta que pensó que no sería sospechoso si volvía. En realidad con que hubiese salido a la puerta y picase a la puerta ya habría hecho el papel de que había salido y vuelto, pero sintió que también necesitaba tomar el aire.             
La cabeza de Jack no paraba de repetirse una y otra vez lo mismo: ``Lo he logrado´´

Sí, lo había conseguido. Después de meses de tonteo, deseo y sueños; se folló a aquella madura, y ella no había sido obligada, ella lo había consentido en todo momento, aunque en ningún momento hubiese llegado a reconocerlo. Aunque él no sabía que le esperaba de en ese momento en adelante… ¿Ella se seguiría resistiendo, o sucumbiría al deseo y placer?
``Lo más seguro es que se haga la difícil, dirá que fue un desliz, que fue culpa de ambos y que no podía volver a suceder´´ Pensó Jack. 

May, la madre de Harry, su mejor amigo, siempre había tonteado con él, pero nunca había reconocido abiertamente que quisiese follar con él, por lo tanto, siempre que ella quisiese podía decir que el la forzó a hacer algo que no quería. Por lo tanto, era esencial que no los descubriesen, pero al mismo tiempo, el deseaba disfrutar de aquella madura.
Quería dominarla, hacerla suya y disfrutar de su cuerpo; su olor, su sabor, su tacto… Todo era perfecto, no tenia queja alguna de May.

Caminó rápido, llegó al exterior de la casa, atravesó el jardín y picó tres veces, según su reloj faltaba una hora para las nueve de la noche, la hora a la que llegaba. Normalmente era puntual, porque siempre era la misma rutina, y tenía garaje propio, por lo que Bruce, el marido de May no tenía que buscar sitio para aparcar.

La puerta se entre abrió, y como siempre, ella apareció, tenía el pelo mojado y estaba sin maquillar. Se había duchado, estaba seria, algo malo. Pues siempre le deslumbraba con una sonrisa.
– No te dejare pasar si no me prometes, aquí y ahora que no volverá a suceder. 
– Te lo prometo – Juró Jack solemnemente… May lo miró durante unos segundos, y luego abrió la puerta – Te lo prometo, mientras cruzo los dedos de las manos.

Dicho esto le dio un beso en la boca, ella no se lo rechazo, pero tampoco movió un musculo.
Ella lo miro, incrédula.
– Maldito niñato inmaduro, jum. – Dijo May mientras cerraba la puerta y se largaba, dándole la espalda.

– ¡Harry! ¡Ya he vuelto! – Exclamó Jack mientras, con una sonrisa en la cara, se dirigió a la habitación de su amigo.
– ¡Menos mal, podrías haber avisado, espérate que estoy en el baño, tardare un rato!

Jack, no dispuesto a perder el tiempo, decidió en lugar de esperar y a por May y aclarar las cosas, la encontró en la cocina, de espaldas a él y pelando lechuga para lo que supuso que sería la ensalada para la cena, la agarro por detrás, encerrando sus cinturas en sus antebrazos y cerrándolos a modo de candado, apretando una mano contra la otra. Apoyo su barbilla en el hombro de May, tubo que agacharse un poco.
– Aprovecho que Harry está ocupado para decirte que me encanto lo que paso antes y que… Superó mis expectativas. ¿Te gustó? – Él necesitaba saber que pensaba, que sentía.
– Jack…
– Solo respóndeme con sinceridad por una vez. Yo nunca te mentiré ni te ocultare mis verdaderas intenciones si tú no me ocultas nada. He estado enamorado de ti desde que te vi por primera vez, pero ese sentimiento primario evoluciono al verte cada día. Siento un cosquilleo continuo cada vez que pienso en ti. Es amor, de eso no hay duda. Pero después de sentir y hacer lo que hicimos en el sofá, no creo que pueda parar. Y sé que te gusto, lo disfrutaste. Así que si crees que después de eso voy a parar, no pienso hacerlo hasta que no desees hacerlo conmigo. Pero piensa que a mí no me vale que me digas que no quieres, porque tu puedes mentir, pero tu cuerpo no.
– Jack… Me ha gustado mucho, muchísimo. Pero no podemos repetirlo, estoy casada… Si estuviese soltera, ya estaría saliendo contigo, y nos pasaríamos los días juntos pero… no puede ser, entiéndelo por favor…
– Mientras tú me quieras y yo te quiera, serás mía y yo seré tuya. No me importa compartirte con tu marido, estas casada con él y le amas tanto como yo te amo a ti. Pero porque ser infelices tu y yo, dejándolo a solo él siendo feliz en la ignorancia, cuando podemos seguir siendo los tres felices, el en la ignorancia y nosotros en la clandestinidad. 
– No se trata de que él no lo sepa, si no de que es inmoral, no estoy a gusto siéndole infiel a mi marido, además de que te saco 23 años, podría ser tu madre… – May parecía estar diciendo eso para convencerse a sí misma. – Pero igualmente… Después de este fin de semana, que excusa tendrás, los únicos momentos en los que podrás estar en esta casa será cuando Harry te invite…

Jack estaba preparado para esa conversación, había pensado más de un centenar de veces lo que pasaría después.
– No hace falta que venga yo siempre, podríamos alquilar alguna habitación de motel barata entre los dos, o podrías venir a mi piso de la uní. Podríamos hacer lo que quisiésemos, si tú quieres y yo quiero, podemos superar cualquier obstáculo. – Él la beso, ella contesto a esa acción con un beso húmedo, estaba llorando.
– No es tan sencillo… Parece que no lo entiendes…  – May se revolvió en su abrazo y se escapo de su abrazo, comenzó a hablar en un tono de voz agresivo, pero sin elevarla demasiado  – ¡Soy una ama de casa con responsabilidades, se notaría si dejo de cumplir con mis obligaciones. También soy una mujer casada! ¿Acaso piensas que mi marido no notara el cambio en la cama? ¿Que puedo satisfacer a dos hombres sin acabar aborreciendo el sexo? Si hacemos lo que tú quieres hacer, tendría que ir a trabajar por la mañana, limpiar y hacer la compra por la tarde, en algún momento satisfacerte a ti, y cuando llegase mi esposo satisfacerle a él. Hacer eso, cada día de la semana, a ti te resulta fácil porque solo tienes que bajarte los pantalones y meterla… Qué bonito.

``WoooW, vaya carácter, da miedo cuando se enfadan las maduras de verdad´´: Pensó él retrocediendo unos pasos.
– Vale, vale… Tranquila… No tendríamos que hacerlo siempre, solo cuando tu quisieses. Me conformo con poder estar contigo una vez a la semana. Además, de momento disfrutemos del fin de semana  – Harry hizo un ruido arriba, indicando que había terminado, así que bajo el volumen, acercándose a ella. – No nos van a pillar, solo no rechaces ninguna petición que te haga. Satisfáceme y yo te daré placer, así de fácil. No pienses si va a ser moral o no. Todo el mundo, hasta tu marido y tu hijo, hacen cosas que no están bien. Mueren personas a diario asesinadas, otras roban y nadie se entera. Comparado con eso ¿Qué mal estamos haciendo el mundo? Solo satisfacemos mutuamente nuestros deseos.

May lo miro con odio, con los brazos cruzados.
– No va a volver a pasar, es mi última palabra. Si te acercas a mi gritare y se enteraran mi marido y mi hijo. A ver si tienes lo que hay que tener para intentarlo.
– Te llevaras una sorpresa, así que no me lo pongas difícil, porque por ti hare lo que sea
– Que me haya gustado no indica que lo desee, haber si te enteras. Ahora vete con mi hijo, antes de que me termines de mosquear, no quiero que vuelvas a estar a solas conmigo, nunca.

Jack sabía reconocer una batalla perdida, pero la guerra acababa de comenzar. Él tenía leves conocimiento de psicología. Por su personalidad y forma de ser, nunca gritaría delante de su marido e hijo, porque le preocupaba ser descubierta, también porque ella por una parte lo deseaba, y su rechazo actual era debido a que ella quería tener el control de la situación, y si él la controlaba, ella tendría que estar siempre a su servicio. 
Los brazos cruzados en psicología indican que la persona quiere protegerse de algo, está en guardia o a la espera de algo. Es una forma inconsciente de mantenerse ``atada´´ y bajo control. Una cosa es que May hubiese puesto los brazos así por costumbre o comodidad, pero ella nunca cruzaba los brazos, por lo tanto ella no estaba convencida del todo de lo que decía.
Su enfado era simulado, aunque parte de él era real.
También había un dicho que tenia parte de verdad, y era que un perro ladrador, era poco mordedor. Eso no tenia base, cuando un perro ladra, es en advertencia, pero ya varia en la personalidad de perro el morder o no. Hay perros más agresivos que otros, y May no era agresiva, por lo tanto, por mucho que amenazase, tenía que hacerla muy gorda para que cumpliese sus amenazas.

Harry empezó a bajar las escaleras y, Jack, aun mirando a May, dio media vuelta dirigiéndose al comedor. Faltaban más de tres cuartos de hora para que llegase Bruce, por lo que se dirigió a jugar con su amigo un rato alguna partida online.

El tiempo pasaba rápido mientras jugaba, pero le pareció curioso que la madre de Harry, se pasease tanto por el comedor, estaba como impaciente esperando algo. Caminaba con nerviosismo por la parte trasera del comedor, y Jack tenía la sensación de que si las miradas fuesen balas, tendría la nuca hecha un colador. ``¿Por qué me mirara tanto?´´

Jack intento que no se notase, primero miro de reojo, y luego sin disimulo alguno la miro. May tenía una cara que expresaba preocupación. Ella aparto la vista, sin aguantársela al ver que la miraba.
– May, siéntate al lado de tu hijo, no hace falta que estés todo el rato despierta. Si llego a saber que estaría tan incómoda por mi presencia no habría venido. – Dijo intentando forzar alguna reacción o comentario por su parte.
– No digas tonterías, no es por ti. Estoy aburrida solo eso…
– Ven a jugar entonces.

Jack la miro, esta vez sí que ella le mantuvo la mirada. Él joven dejo el mando en el sofá y preguntó:
– Esta bien, ¿Y a que quieres jugar? – Dijo guiñándole un ojo  – ¿A algún juego de mesa? Ven, no seas tonta, siéntate con tu hijo y conmigo.

Pareció estar indecisa, pero se dirigió al sofá y, confundió a Jack al sentarse a su lado, muy cerca. No tenía el comportamiento normal de tonteo y seducción, pero él creía que ella huiría de él, no que se sentaría a su lado sin más.
– Podríamos jugar al parchís.
– ¡Mama! Que estábamos jugando! Vienes tu y lo jodes todo! 
– Me ha invitado el y yo solo he aceptado.
– Al parchís mismo. – Afirmo Jack queriendo saber hasta donde quería llegar May.
– Harry, hijo, ves a buscarlo, está en el cobertizo del jardín.
– ¡Mama…!
– Ni mama ni peros, no va a ir tu amigo, y yo soy tu madre y te lo estoy pidiendo, ¿Puedes ir, por favor?

Harry la miro con rabia en la mirada, se levanto y se fue. Jack miro a May que lo miraba atentamente. 
– ¿Qué pretendes, May? Creía que no querías quedarte ni un momento a solas conmigo.
– He cambiado de opinión, no follaremos mas, eso seguro, pero no hay razón para no divertirme contigo ¿No? – May sonrió y le dio un beso en la mejilla  – 
– Eso significa que quieres jugar fuerte, entonces jugaremos, que te apetece si hacemos una apuesta. – Jack se lo jugaría todo en ella si aceptaba.
– Haremos esto, si consigo follar contigo antes de mañana por la tarde, serás mía durante el resto de tu vida, es decir. – Se apresuro a aclarar para que no hubiese confusiones  – Seguirás estando con tu marido, no me tendrás que obedecer ni estar cada día conmigo, pero sí que deberás quedar de vez en cuando conmigo, a modo de cita o follaamigos. Cuando nos vaya bien a ambos, sin presiones, pero tampoco sin excusas.
– Hummm vale, y si no lo consigues, no volverás a intentar hacerlo conmigo, a no ser que yo empiece. Por lo tanto que repitamos será directamente decisión mía, por lo que me pertenecerás, pero yo a ti no.
– Estoy de acuerdo, ahora vamos a por las condiciones, si desde ahora hasta mañana te pido compañía, me la concederás, por ejemplo, si voy a tu habitación a las cinco de la mañana, no podrás negarte, porque estoy en clara desventaja.
– Jack eso no es una posibilidad, no va a pasar, tendrás que intentarlo en momentos como este.
– Lo haremos como te he dicho, no abusare. Si veo que tienes posibilidad de estar conmigo sin ser descubierta, te llamare y por cierto. Para que te quedes más tranquila, besarnos, tocarnos y masturbarnos no cuenta. Tenemos que tener sexo normal para que cuente, también puedo provocarte siempre y cuando no nos descubran.
– Esta bien, pero la violación no cuenta. Si yo te digo que no, aunque la metas, es que no.
– Tu siempre dices que no aunque quieras.
– Es lo que hay Jack, lo tomas o lo dejas.
– Prepárate para sufrir.
– No guapo, tu vas a sufrir, te voy a poner tan cachondo que no vas a suplicarme que te folle, y por supuesto, no lo hare.

Jack le ofreció la mano a esa madurita de cuarenta i dos años, era todo tan irreal. ``Acabamos de apostar si consigo follármela será mía, esta mujer esta loquísima´´ : Pensó Jack incrédulo. Era el tipo de situación que la lees en un relato, o en un foro por un usuario que asegura que le ha sucedido y dices: Es imposible que eso suceda en la vida real, pero estaba sucediendo y ella le tendió la mano sonriéndole. Harry llego a los cuatro minutos aproximados, ambos se preguntaban donde se habría metido.
–  Estaba en el baúl mas viejo que había, y no encontraba la llave, mierda, me he olvidado los dados… Ahora vuelvo.

Harry se volvió a ir, aunque esta vez tardaría muy poco, Jack se le ocurrió una pregunta para May.
– ¿Puedo hacerte una pregunta, esperando una respuesta totalmente sincera? – Comenzó a decir él
– Claro, dispara.
– ¿Te gusto mi tamaño? Por lo que tengo entendido a las maduras os gustan grandes.
– Tienes un tamaño… del que puedes presumir, no es enorme pero me hizo daño al principio hasta que logre acostumbrarme
– Son diecinueve centímetros jejeje
– Vaya  – Susurro May sorprendida  – Creía que eran menos… 
– Entonces es mucho para ti.
– Bueno, no… Navego mucho por internet, y en cierto foro hay un doctorbp al que le gusta escribir sobre pollas kilométricas y… claro, una se hace ilusiones pero luego las cosas decepcionan mucho.
– Perdona por no tener una polla kilométrica, May.

May se acercó a la oreja de Jack y le susurró:
– Es una pena, porque kilométrica o no, ya no la voy a disfrutar más.

Harry entro justo en ese momento, aunque al parecer no se percato, porque se sentó inmediatamente tirando los dados encima del juego de mesa.
– Tanta mierda por unos dados, para un juego de mesa de…  – Se quejó Harry
– ¡Harry! Cuida esa boca. – Le amenazo su madre con el dedo.
– Bueno, empecemos a jugar.

La partida fue típica, dados al azar sacaban de problemas y metían en líos a las fichas de los jugadores, la partida se destaco por comentarios tipo:
 ``Jajajaja Toma Jack! Te la como la ficha y me cuento veinte´´ : De May
O los `` ¡Toma! Saco un tres y la meto en salva! La he metido, Harry! Tu madre ya no me la puede comer Jajajaja´´

Harry ante cada comentario los miraba y decía cosas como:
– Estáis enfermos, los dos. No sé si es que sois muy inocentes o yo soy muy mal pensado.

Pero entonces recibía una colleja de su madre ``castigándole´´ por esos pensamientos sucios, aunque los tenía con razón.
May se fue al baño, y Harry, más serio que nunca le preguntó:
– Jack, tío… ¿Estas tonteando con mi madre o ella tontea contigo?
– Pero que dices, el enfermo ahora eres tu Jajajajajajajaj  – Respondió Jack riéndose, intentando quitarle hierro al asunto.
– Se lo que digo, J.
– Claro, y no tenemos nada mejor que hacer que jugar al parchís contigo delante, podríamos estar en la ducha o en su cama si eso fuese así. Ojala tío, tu madre me pone durísimo, perdona que te lo diga, pero nunca te haría eso.
– Bueno, pero es que no es normal. Os pasáis el día gastándoos bromas, con risitas por aquí y por allá y no sé qué mierda os pasa.
– ¿Puedo preguntarte algo para saber cómo reaccionarias si pasase, aunque ya te aviso que es por curiosidad?
– De broma en broma la verdad se asoma, pero pregunta.
– ¿Si tuviese un rollo con tu madre como te sentaría, H?
– Pues como una patada en el culo, J, como si me apuñalases por la espalda, así me sentiría. Es que no quiero ni imaginármelo tío.
– Vale, ¿y si tu madre dejase a tu padre y se liase con un tercero?
– Eso ya es otro tema, y ya es cosa suya, pero tú eres mi mejor amigo, tío.
– A ti te mola mi madre. – Aseguro Jack, refriéndose a su madre.
– ¡Pero tu madre no tontea conmigo!
– Porque nunca te ve, no ves que siempre venimos a mi casa, pero lo reconozco, me mola tu madre, muchísimo.
– Gracias J, por reconocerlo. Pero ahora dime ¿Estas tonteando con mi madre?

A Jack no le quedaba otra, no era nuevo que Harry lo sospechaba y por eso los dejaba solos.
– Si, pero mucho más que eso, a mi no me mola, estoy enamorado de ella… Esta buenísima y es súper-amable y simpática.
– Lo que me faltaba, lo sabía, y ella tontea contigo. Y no lo niegues.
– No le digas nada, te lo cuento luego  –  Decía Jack, justo en ese momento la madre de Harry, y su amigo no dijo nada.

Continuaron jugando aunque Jack ya no bromeaba como antes, y Harry estaba totalmente serio. May debió percibirlo porque no gasto ninguna broma mas, cuando May gano, Jack y Harry se fueron a su habitación, cerraron la puerta y pusieron música.

Jack se sentó en la silla y su amigo en la cama, donde comenzaron a hablar, susurrando.
– Harry, ¿Me prometes que si te hablo con total sinceridad no te cabrearas?
– Te lo prometo, solo quiero que seas sincero, si no, no podre confiar en ti.
– Hoy me he follado a tu madre, mientras tu dormías. Cuando fuiste al comedor y le preguntaste donde estaban las toallas y que ibas a ducharte, yo estaba con ella.
– ¿Por qué no me lo has contado antes? Creía que éramos amigos, mierda J. Yo siempre te lo cuento todo!
– ¿Cómo amigo que crees que elegí? Tu felicidad, la ignorancia es la felicidad, además ¿Qué hubieses podido hacer si te lo decía, solo sentirte mal, decidí librarte de pasarlo mal, pero no he dudado ni un segundo en contártelo, ¿Verdad? Si ya lo sospechabas ¿Para qué ocultarlo?
– Entonces mi madre a puesto los cuernos a mi padre.
– Tu madre le ama, todo el día se lo pasa diciendo que lo nuestro es imposible, que no sucederá, que ama a su marido. Y que se arrepiente muchísimo… De hecho, ha dicho que no volverá a suceder… Aunque ella y yo sabemos que si, venga tío, no me cortes el rollo, te lo suplico.
– No lo hare con una condición.
– ¡Lo que sea, Harry!
– Que me facilites la cosa con tu madre, esta para comer pan. 
– Tu lo tienes más fácil, mi madre hace años que está soltera y anda el día chateando con tíos de lo cachonda que esta, pero no queda con ninguno.
– ¿Cómo lo sabes eso, puede llevar tíos hoy o los días que vienes aquí.
– Porque cuando ve que buscan algo serio, aparte de sexo. Y ella quiere un follaamigos, pero sin compromisos, básicamente para follar, ya han pasado más de 5 meses que quedo con uno y ella no quedo satisfecha, así que la tienes a tiro.

Jack se alegro de llegar a un trato, le daba igual si se liaba con su madre. Le molestaba, claro. Pero a Harry también debió molestarle igual que él se hubiese tirado a su madre. Así que decidió que si para comprar el silencio de su amigo tenía que otorgarle una cita con velas junto a su madre, lo haría.
– Harry, haremos esto. Tú me facilitas este fin de semana con tu madre y yo, te invito toda la semana a dormir a mi casa, te diré las cosas que le gustan a mi madre, como conquistarla entre otras formas. He leído las cosas íntimas que le gustan en los chats (Ya que usamos el mismo ordenador y no es cuidadosa)… Bueno, ¿Qué me dices?
– Claro, como lo voy a rechazar. Me siento acorralado.
– Yo me beneficio a tu madre, y tu a la mía. Es como cambiarnos los juegos de la play jajaja
– Sí, mierda, exactamente lo mismo.
– Pero Harry, Si yo te ayudo con mi madre, tú tienes que ayudarme con la tuya.

Harry le miro mal.
– ¿Qué te ayude? ¡Pero si ya te la has tirado!
– Pero ella no tiene intención de repetir, aunque se nota que lo desea.
– Pues claro, creo que en el sofá quedo claro
– Harry, pero yo necesito que sea antes de mañana, porque ella y yo hemos hecho una apuesta…
– ¿Qué apuesta? – Susurró Harry con curiosidad, y Jack se lo contó todo. Lo que tenía planeado, lo que habían acordado, lo que ella dijo…
–… Y si consigo follarmela, ella mismo acepto ser mía. Así que necesito follarmela esta noche, sino estaré en sus manos y solo follare con ella cuando le apetezca.
– Esta bien, pero con una condición. – Harry hizo una pausa, se lo pensó bien y por fin dijo – No quiero ver como follais, ni quiero saber los detalles, tampoco quiero escucharlo. Nada me daría más asco.
– Eso pensaba hacer.
Salieron de la habitación, y bajaron a jugar un rato, por el camino hacia el comedor se encontraron a Bruce, el padre de Harry.
– Menos mal que salís a saludar jóvenes – Aclamó con sarcasmo el padre.
–  ¿Hace mucho que llegaste? – Interrogó Harry, aunque Jack le notó las ganas de bajar a jugar, por lo tanto lo más seguro es que su amigo preguntase por quedar bien.
– Os vi entrar en la habitación y decidí no molestar, así que hace un buen rato.
– Bueno, Jack y yo vamos a jugar un rato.
– No, ahora vamos a cenar, luego ya jugareis. Y no hagáis demasiado ruido que hoy estoy muy cansado. Ayer no dormí bien y hoy estoy agotado.

Fueron al sofá, donde estaba May, atenta. Parecía claramente que sospechaba algo.
– ¿Qué hacíais arriba?
– Estábamos… Va, no seas cotilla mama, ¿Te pregunto yo lo que haces en la cocina tantas horas?
– Cocinar para vosotros, desagradecido. – Rugió May con fuego en los ojos.
– Y te lo agradecemos, pero no me veras preguntártelo.
– Muy gracioso, sentaros ya que tu padre y yo estamos esperando.

Se sentaron juntos, Jack tuvo la suerte de tener en esa larga mesa pero estrecha de ancho a May en frente. Se tocaban los pies, y se sentó ella voluntariamente. Ella le miraba con aires de superioridad, como segura de su victoria. Jack tuvo la impresión de que esa mujer quería que el ganase, tal vez fue de forma inconsciente. O tal vez no, a lo mejor May quería que el ganase, y pertenecerle. Era perfectamente posible, dado que ella nunca decía lo que pensaba realmente, como aquello de ``es imposible, no puede pasar´´ o lo de ``confió en ti, y si intentas algo será contra mi voluntad´´.

Jack empezó a entender, poco a poco. Que ella amaba a su marido en el sentido sentimental, lo idolatraba, pero ella era (en la cama y en el sentido plenamente erótico) una perra en celo, que deseaba ser dominada. Ella quería jugar con fuego y quemarse. Quería que el jugase con ella, lo vio en su mirada. Su orgullo como esposa, le impedía admitirlo. Y en ese momento entendió que de sus labios nunca saldría que ella lo deseaba. Quizás cuando ya fuese obvio, pero de momento solo habían follado hacia unas dos horas, por lo tanto podía ser considerado como un desliz.

Bruce aun no había venido, se estaba duchando. Los tres hablaban de cosas sin sentido, universidad, chicas, juegos. Jack quiso probar los límites de aquella mujer que tenia sentada delante. Así que se descalzó de la sandalia y estiro la pierna. Subió desde el pie hasta la rodilla, y profundizo por el muslo. Ella pegó un pequeño respingo, aunque estaba claro que se lo esperaba, aquellos ojos se clavaron en los suyos. Un comienzo de sonrisa que se quedo prácticamente en una mueca, hizo que levantara brevemente la mejilla, para poco a poco abrió la boca. Daba la impresión que quería gemir, pero silencio cualquier sonido que pudiese salir de su garganta.

Harry se percato, y inicio una ronda de preguntas, al parecer, para distraerse a sí mismo y a su madre. Ella dejo de mirar a Jack para mirar a su hijo y contestarle sonriendo.

Su pie continuo profundizando el camino hacia el muslo, cada vez más cerca de la entrepierna. El en empeine notaba el roce de la falda tirante. Ya estaba tocando la entrepierna cuando su marido entró por la puerta, dio un beso a su esposa para luego sentarse. Comenzaron a cenar, no sin antes Jack terminar lo que empezó. Con un seco empujón, introdujo el dedo gordo para su sorpresa, sin ningún impedimento. Iba sin ropa interior, obviamente. Eso dejaba claro que era una perra en celo, le gustaba la idea, de ser descubierta en cualquier momento. Eso le daba una idea de que hacer esa noche.
Ante aquella incursión de su zona intima, no hubo sonido que los delatase, pero May miro fijamente sus labios mientras dejaba caer la mandíbula, dejándola entreabierta, reprimiendo un enorme gemido. Jack lo vio de reojo, pues él estaba fingiendo estar atento al padre de Harry.

Toco con la planta del pie el borde de la silla, estaba empapado incluso con la falda debajo. Comenzó a sacar y a meter el dedo, mientras comía los muslos de pollo y bebía, riendo las gracias del padre que contaba las anécdotas de un duro día de trabajo. Le resulto muy difícil hacer tantas cosas a la vez, y no podía evitar tener una mala coordinación, sin embargo, ordeno a sus extremidades memorizar el patrón de cada uno. El dedo gordo del pie solo tenía que empujar y tirar. Las manos tenían que mover la comida, la boca comer, reír y hacer comentarios cortos. Los ojos nunca tenían que mirar a May, como si no existiese, de esta manera no dejaba lugar a sospechas.

May en cambio,  se le notaban mucho los gestos que reprimía, de placer. Saco el dedo, ya le había dado suficiente. Bruce comenzó a dedicar la conversación a May, que comenzó a reír a comer. Mirando a su mirado, sin embargo, Jack continúo acariciando con su pie sus rodillas y muslos, a veces May se atragantaba. En ningún momento le miró ni le recriminó lo que él le estaba haciendo debajo de la mesa.

``La muy perra está disfrutando de lo lindo, pero luego nunca lo reconoce´´ Musitó él para sí mismo, mientras miraba como su amante y su esposo conversaban, comenzó a sentir celos, unos celos incontrolables. ``Eso es lo que ella quiere, tenernos a los dos para ella sola´´ Se dijo, y con la clara intención de hacerle llegar esos celos y frustración, introdujo su pie en su entrepierna y comenzó a acariciarlo todo, estaba empapado, esta vez lo hacía con ansia, ella debió notar el cambio, porque enseguida cogió la servilleta y se la puso en la boca como si se estuviese limpiando la boca para poder morder algo y disimular la reacción.
Su marido la miró, era obvio que había notado un comportamiento extraño.
– ¿Te pasa algo, cariño? Llevas rarísima toda la cena.
– Estoy mareada, creo que me ha sentado mal algo, no he querido decir nada por no molestar a nuestro invitado.
– Vete a la cama, cariño. Ya terminamos de los tres y yo fregare los platos, iré en un rato, así que descansa, estoy seguro que Jack lo entenderá. – La tranquilizo su marido, dándole un beso en los labios, mientras Jack asentía; olía a oportunidad para él, aunque no tenía ni la menor idea de cómo esquivar a Bruce.
– Esta bien, cielo. Voy directa a la cama, no hagáis ruido. –Suplicó su esposa, mientras miraba a cada uno alternándose – Así que chicos, si os tenéis que duchar hacerlo ya, porque como me despertéis estando dormida, ya no podre volver a coger el sueño.
– Es cierto chicos, Jack, ves tú primero a la ducha, la que está situada al lado de la habitación de Harry, así no la molestaras a ella con el ruido. – Ordeno Bruce, mientras su esposa salía del comedor, dirigiéndose hacia su habitación; antes de salir por la puerta, miro por encima del hombro a Jack, mostrándole una leve sonrisa.
– Claro, señor. ¿Le ayudo a recoger?
– No, muy amable Jack, pero aun tengo que terminar el plato y el postre, además de que me gusta tomarme un café. Harry tampoco ha terminado, por lo que dúchate y luego va Harry, por cierto… Intenta no tirar demasiada agua, no quiero parecer ahorrador y tacaño, pero tampoco estamos para tirar cohetes. – Le informó Bruce, para Jack eso suponía un toque de atención. 
``No gastar demasiada agua, lo pillo´´ razonó Jack mientras respondía en voz alta:
– Claro señor, me han invitado a su casa y no tengo ninguna intención de perjudicarles. – Aseguró Jack mientras se dirigía a la ducha del piso superior y cerraba la puerta del pasillo tras de sí.

Él joven Jack corrió escaleras arriba, y en vez de girar hacia la derecha donde se encontraban el baño y la habitación de Harry, fue hacia la habitación de los padres de la casa. Entró en la alcoba y ella se encontraba con una bata. Ya se había cambiado, mientras miraba con nerviosismo a Jack:
– Hola cielo… ¿Qué necesitas?
– Perdona May, pero era por si podía indicarme donde estaban las toallas del baño, para la ducha.
– Claro, están en la habitación de Harry… – Comenzó a decir ella, pero al imaginar que no sabría encontrarlas por sí mismo, tomo la iniciativa y salió de la habitación, fue hasta la de Harry seguido por Jack y comenzó a rebuscar en unos cajones al nivel del suelo. Teniendo que ponerse a cuatro patas para rebuscar en el interior del cajón. May se encontraba con las rodillas apoyadas en el suelo, mientras una mano la sostenía  y con la otra buscaba en el cajón. Tenía el culo en pompa, era una bata blanca la que llevaba encima. Claramente podía transparentarse un poco, era blanca pero muy fina.

Jack se fijo en la zona de la entrepierna y vio una enorme mancha de humedad, el pobre joven ya no lograba aguantarse más. Así que con los pies se quito las mismas bambas, para luego quitarse la camisa, los calcetines y los pantalones. Era completamente imposible, que ella no oyese nada de lo que sucedía detrás suyo.
Él se agacho y cogió la bata por la parte de las rodillas y la levanto, dejando el culo y la entrepierna al aire, no llevaba ropa interior, ergo quería guerra.
– ¿¡Que estas haciend….!? – Le tapo la boca con la mano, mientras al oído le susurraba:
– Si tu boca no es capaz de decir la verdad, me la confirmara tu cuerpo. En cualquier caso no necesito que hables. 

Jack con la mano que le sobraba se cogió el miembro y bien sujeto, lo acerco contra la entrada de May, no oponía ningún tipo de resistencia física, pero sí que se quejaba con sonidos. Lo mismo que poner un cartel de: ``prohibido pasar´´ pero no dejar guardias vigilando.

Restregó con desesperación la punta de su órgano contra los labios vaginales de May, estaban tan mojados que no hacía falta lubricar nada, ni preliminares. De un empujón entro la mayor parte. La impotente mujer dejo escapar un quejido en todo de protesta:
– mmmmmmmmmmmm… mmm, mmm, mmm… – Gemía May ante cada embestida, eran claros síntomas del placer producido por sus embestidas, así que le soltó la boca.

Ahora que Jack tenía las manos libres, estampó sus dos palmas en las perfectas nalgas de May, ese culito respingón, que vibraba pese a su dureza. Usaba las manos para hacer que la cintura de May se empotrase con más fuerza en su entrepierna, pudiendo perforarla mejor.
– Ahhhhh ah ah ah ah ah ah ah Jack esto esta ma ah ah ah mmmmm – Comenzó May a decir, aunque no lo terminó, ni ella se lo creía. Jack pensó lo mismo: ``Esto está muy bien, los dos lo disfrutamos´´
– Yo creo que esto está muy bien, gozas como una tigresa. Si tu marido y tu hijo no hubiesen estado debajo, te habría follado en la misma mesa, me has puesto perrísimo.
– Jack… Acaba ya, córrete, como suba me arruinas la vida y el matrimonio, no quiero perder a mi marido.
– Y yo no quiero perjudicarte, así que haz me corra rápido. Follame rápido, y consigue que acabe en seguida.
– Avísame, no quiero que me dejes embarazada por accidente…

Dicho esto, Jack dio unos cachetes cariñosos al culo de May, mientras con la otra mano la agarraba del pelo, esto hizo que May elevase el culo inconscientemente, curvando la espalda.
– Ahhh Ahhhhh no tan fuerte, me haces daño ahí abajo…
– Aclárate May, quieres que lo haga lento o rápido…
– Solo date prisa… Ahh mmmm  – Gimió ella, Jack pensó en lo apretado que tenía el coño, le costaba meterla y  sacarla, y eso le daba muchísimo placer.
– Estírate en la alfombra boca arriba, quiero besarte. – Exigió Jack sacándosela y señalando a la alfombra que había a los pies de la cama.

May sin negarse, lo hizo, pero mientras se estiraba susurro mirándole a él a los ojos:
– Me voy a arrepentir de esto… Estaré toda la noche pensando en esto y lo pasare mal.

Jack se puso encima, a lo misionero. Comenzó a restregarla contra esos labios tan suaves y mojados:
– Entonces, disfrútalo mientras dure – Le aconsejo mientras se la volvía a clavar, dejo caer su tronco estampándose con las tetas de May y besándola con desesperación. Aun sin sentir el orgasmo, podía notar que la excitación era tanta que se correría de un momento a otro.
Jack noto como los dedos de ella se dirigieron a su propio clítoris y empezaron a masajearse en círculos.
La lengua de ella era húmeda y caliente, estaba cachonda perdida, era normal que no se hubiese negado, sus pensamientos estaban corrompidos por su libido y no podía razonar con claridad. Acelero el paso al sentir la tensión sexual que había en la boca de May, se le escapaban gemidos, que intentaba silenciar besándole a él.
Notó por primera vez ese cosquilleo en la punta, que indicaba el punto sin retorno. Aun podía parar, pero no pensaba hacerlo. Su posición preferida comenzaba ahora, cogió las dos piernas de May, retando su flexibilidad y las junto contra sus tetas, ni demasiado juntas ni demasiado separadas, los brazos mantenían esa posición, encerrando las piernas, mientras sus manos se dirigieron a su cuello. Sin apretar demasiado, marco con sus palmas la unión de los hombros con el cuello.
– Ah Ah Ah así me haces daño, estas llegando hasta el fondo… Me la estas clavando, para Jack Ah Ah Ah… ¡AHH MMMMM! ¡Me vas a partir Jack!  – Comenzó a elevar la voz May, Jack la beso para callarla, mordiéndole los labios. Acelero al máximo que sus caderas le permitían, llegando hasta el fondo. Entre los labios de May se escapaban enormes gemidos. Jack entro de forma inevitable en el punto sin retorno, ya no se podía parar. 
May abrió los ojos, y los puso en blanco produciendo desde su garganta un enorme y prolongado gemido…
–  ¡¡mmmmmmmmmmmmmmm!! – La escucho Jack mientras notaba como se le comenzaba a disparar toda la leche en su interior, inundándole completamente por dentro: ``Mierda, se me ha olvidado sacarla, estaba demasiado concentrado en la cara que ha puesto´´

Pequeños espasmos recorrían las piernas totalmente estiradas que apuntaban al techo, mientras May se había quedado con la boca abierta, como desmayada. Parecía hipnotizada por un orgasmo que aun duraba. Jack admiro la belleza oculta en aquel rostro producido por el placer. Aun se estaba descargando dentro, las pocas gotas que quedaban, si se había corrido dentro, al menos disfrutaría de esa sensación.
Saco la mitad de su polla, y comenzó a masajearla, exprimiendo hasta la última gota dentro. Luego la saco con cuidado  y junto su entrepierna con la suya. Se tumbo encima suyo mientras comenzó a besarla. La adoraba, era perfecta. Y al parecer a ella le gustaba que le follase duro, y eso es lo que más le ponía.
– Tienes que ir a tu baño a lavarte antes de que tu marido te pille.

May pareció retomar la compostura, se levanto y salió de la habitación, tambaleándose impasible, con indiferencia dibujada en el rostro.

Jack abrió la ventana para que se ventilase la habitación, y se dirigió a la ducha tras coger la toalla del cajón y el pijama. Le había entrado muchísimo sueño, un relax muy potente se apodero de su cuerpo, aunque estaba claro que el fin de semana solo acababa de comenzar. El día siguiente era Sábado y el marido trabajaba por la mañana.

Así termino un viernes, que hasta el momento, a ellos dos les pareció, muy, pero que muy largo.
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Capítulo 5
— ¿Qué tal ha ido? — Interrogó Harry a su amigo apareciendo por la puerta, tenía la toalla enrollada en la cintura, y se estaba secando el pelo. 

Jack le estaba esperando, pero no esperaba que el dueño de la habitación le preguntase por lo que acababa de pasar con su madre. Le pilló desprevenido, aunque tampoco le sorprendió demasiado, la curiosidad humana puede ser una bendición, pero también una maldición.

— Creía que no querías saber nada de lo que pasase — Preguntó él en consecuencia, Jack no era el tipo de hombre que contaba sus intimidades y prefería dejarlo en el mas absoluto de los secretos, pero tampoco le gustaba mentir.
— Y así es, no te pido los detalles, solo quiero saber cómo a fue. — Harry insistió, aunque parecía convencido en no querer saberlo todo, era la impresión que daba.
— Pues fue… Bien. — Bromeó Jack, le tomaba su petición al pie de la letra.
— Venga, no me seas imbécil. Quiero saber cómo fue, con algo de información pero sin entrar en detalles, ya me entiendes. — El anfitrión comenzó a enseñar sus cartas, él quería saber que había pasado, hasta el último detalle, pero al mismo tiempo el no quería saber nada.
— Pues genial, no se puede comparar con ninguna chavala de nuestra edad, se nota muchísimo el cambio, lo que hace la experiencia y un cuerpo maduro… 

Jack tuvo la impresión de que su amigo se había quedado conforme: ni mucha información, ni muy poca, la justa. Harry lo miraba mientras se ponía el pijama, Jack lo miraba de reojo sin saber que pasaba por la mente del dueño de la habitación. 
— He estado pensando que podría invitar a tu madre a tomar un café el domingo, si consigues tener influencia sobre mi madre para mañana por la noche, podríamos convencer entre los tres a tu madre para que venga.
— Parece que estas celoso y quieres una madurita para ti solo — Se burlo Jack. ``Así que eso es lo que quieres´´ Pensó él mientras se reía, al parecer su amigo estaba interesado en el tema ``milf´´ y quería hacer un intercambio de madres. Jack con May y Harry con su madre.
— Tu madre no esta tan buena como la mía, pero es una fresca — No le ofendía a él que su amigo hablase así de su madre, lo tenía asumido. La habitación se sumió en el más absoluto de los silencios.
— Tu me facilitas las cosas con tu madre, y yo te ayudo con la mía, H.

La madre de Jack se llamaba Jess, llevaba muchísimo meses sin tener sexo con hombres, dado que compartían ordenador y ella no cerraba sus redes sociales, por lo que podía espiar sus movimientos. De vez en cuando, ella quedaba para tener sexo con gente anónima que conocía en chats. Pero nunca se liaba con personas cercanas, porque eso podía crear problemas. Se había separado de su padre años atrás, y estaba sola en lo que refería a satisfacer sus necesidades como mujer. Algunos meses atrás tuvo una mala experiencia con un hombre y fue la última vez que volvió a buscar por internet ese tipo de relaciones. Su mujer era una mujer muy mona, tenía treinta y nueve años, su cuerpo no era precisamente lo que se entendía por atractivo. Era una mujer delgada, no tenía demasiado pecho, el típico escote que con ropa no se disfruta, y el culo era lo más provocador que tenia. Lo que mas atraía de Jess a los hombres no era su cuerpo, que era lo mas mediocre que podía haber, sino su personalidad, su forma de hacer. Como seducía a los hombres, era una mujer que tenia la apariencia de mujer difícil, de esas que nunca podrían conseguir ni aunque le entrasen. Pero al mismo tiempo era una calienta-braguetas, que aprovechaba cualquier situación para insinuarse.

Esa era su madre, una mujer necesitada e insatisfecha, que por apariencia era lo mas corriente que podía haber, pero por forma de ser y de comportarse seducía a cualquier hombre que osase dirigirle la palabra, aunque ella tenía una única regla, y era que no se liaría nunca con ningún hombre que viviese cerca de ella o su hijo. Siempre que había tenido una cita, era ella la que se iba, a ciudades lejanas, a las que era muy poco probable que volviese. 

Los dos sin decir nada mas apagaron la luz y esperaron al sueño, Harry en la cama superior y Jack en una cama empotrada. No quedaba nada por decir, era un intercambio de madres, que era imposible de predecir las consecuencias que traería.

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May Fire

Introdujo los dedos en su vagina, aun la tenia caliente y abundantemente húmeda. El pringoso esperma de Jack brotaba del interior de su entrepierna… ``No puedo creer que se haya corrido dentro ese niñato´´ Se decía a si misma mientras intentaba extraer la mayor parte de aquel liquido de su interior. De su vagina salían sonidos obscenos y sucios, producto del toqueteo con sus propios dedos.
— Oh… Dios… Mmmmm — Comenzó May a gemir, la calentaba tanto aquella situación. Ella se encontraba sentada en el bidet, echándose agua con la clara intención de retirar el máximo líquido posible de la zona. La madre, muy preocupada, estuvo considerando la posibilidad de tomarse la pastilla del día después, pero no le hacían mucha gracia, dado que era química pura y no podía ser bueno para el cuerpo.

Toc Toc Toc
— Cariño, ¿Estas lista para ir a la cama? — May se sobresaltó, era su marido el que picaba, aunque no abrió la puerta. Hizo la pregunta a través de ella.
— Me duele el estomago, ahora voy, cielo.
— ¿Necesitas algo? — Preguntó con el tono amable de siempre.
— Gracias amor, pero no hará falta.
— ¿Están los críos en la cama ya? — Inquirió Brucé desde el otro lado —Te espero en la cama.
— Da igual si están o no, déjalos un poco a su bola.

Bruce no respondió, y May pudo volver a sus pensamientos. Estaba increíblemente cachonda, su coñito empapado le pedía polla. Y su marido le iba a dar guerra esa noche. Si Jack se había corrido dentro, solo necesitaba que ahora lo hiciese Bruce. Sin ropa interior, volvió a colocarse la bata. Comprobó que no se transparentase ni nada…
La apuesta seguía en pie, él la había violado, le tapo la boca y lo hizo contra su voluntad. Esa era la realidad y lo que pensaba decirle a Jack.

Un relampagueante recuerdo de lo hablado entre su joven amante y ella no hacía demasiadas horas le vino a la mente:
``– ¿Qué pretendes, May? Creía que no querías quedarte ni un momento a solas conmigo.
– He cambiado de opinión, no follaremos mas, eso seguro, pero no hay razón para no divertirme contigo ¿No? – May sonrió y le dio un beso en la mejilla  – 
– Eso significa que quieres jugar fuerte, entonces jugaremos, que te apetece si hacemos una apuesta. – Jack se lo jugaría todo en ella si aceptaba.
– Haremos esto, si consigo follar contigo antes de mañana por la tarde, serás mía durante el resto de tu vida, es decir. – Se apresuro a aclarar para que no hubiese confusiones  – Seguirás estando con tu marido, no me tendrás que obedecer ni estar cada día conmigo, pero sí que deberás quedar de vez en cuando conmigo, a modo de cita o follaamigos. Cuando nos vaya bien a ambos, sin presiones, pero tampoco sin excusas.
– Hummm vale, y si no lo consigues, no volverás a intentar hacerlo conmigo, a no ser que yo empiece. Por lo tanto que repitamos será directamente decisión mía, por lo que me pertenecerás, pero yo a ti no.
– Estoy de acuerdo, ahora vamos a por las condiciones, si desde ahora hasta mañana te pido compañía, me la concederás, por ejemplo, si voy a tu habitación a las cinco de la mañana, no podrás negarte, porque estoy en clara desventaja.
– Jack eso no es una posibilidad, no va a pasar, tendrás que intentarlo en momentos como este.
– Lo haremos como te he dicho, no abusare. Si veo que tienes posibilidad de estar conmigo sin ser descubierta, te llamare y por cierto. Para que te quedes más tranquila, besarnos, tocarnos y masturbarnos no cuenta. Tenemos que tener sexo normal para que cuente, también puedo provocarte siempre y cuando no nos descubran.
– Esta bien, pero la violación no cuenta. Si yo te digo que no, aunque la metas, es que no.
– Tu siempre dices que no aunque quieras.
– Es lo que hay Jack, lo tomas o lo dejas.
– Prepárate para sufrir.
– No guapo, tu vas a sufrir, te voy a poner tan cachondo que no vas a suplicarme que te folle, y por supuesto, no lo hare.

Jack le ofreció la mano a esa madurita de cuarenta i dos años, era todo tan irreal.´´


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May satisfecha tenía todo a su favor, el la había violado. Le tapo con la mano la boca y la monto como un animal. Podían haberlos descubierto su hijo y su esposo que estaban cenando abajo y podían haber subido en cualquier momento. Por lo tanto, la apuesta todavía seguía en pie y Jack no había ganado. Como aun quedaba la madrugada y la mañana estaba segura de que la soberbia de aquel joven le llevaría a aceptar que no había ganado la apuesta, dado que aun tenía tiempo. 

Y ella tenía un marido, que la satisfacía enormemente. Pensaba follar con el toda la noche, o hasta que el aguantase para quitarse ese calentón de encima, y no volver a sucumbir a ante aquel niñato presuntuoso.

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La excitada mujer salió del baño decidida, cruzo el pasillo y entro en su habitación. Su esposo estaba ya estirado, con las gafas de leer puestas y una revista deportiva en las manos, no le prestó atención a May. Sentía el coñito encharcado y como sus pezones estaban duros como piedras. Cerró la puerta y se dirigió a su Bruce, se estiro a su lado, posando su cabeza en sus pectorales. Se abrió de piernas, y la bata se dio de sí, dejando ver unas piernas totalmente depiladas, un chochito con muy poco pelo, vello púbico de uno o dos días como mucho. Bruce se le abrieron los ojos como platos, se le desencajo la mandíbula mientras dejaba caer la revista, May observo su boca abierta, se movía, al parecer intentando decir algo, palabras mudas que no llegaban a producirse.

May se llevo lentamente los dedos a la boca, para captar su atención para más tarde dirigirla a su coñito, lo hizo sin mirar, ella no apartaba los ojos de su esposo. El seguía el dedo, y trago saliva. Intento ponerse en el lugar de su esposo:
``Vio a su mujer entrar en la habitación, apoyarse en su pecho, abrirse de patas de la forma más sensual posible para mostrar un conejo totalmente empapado, pidiendo guerra. Y unos dedos húmedos en su busca para jugar.´´

Unas gotas de sudor cayeron por las sienes de su marido, mientras tragaba saliva y comenzó a tartamudear:
– C… Cariño, t…tenemos un invitado y nuestro hijo e…está despierto, posiblemente estén hablando y puedan enterarse… Hagámoslo por la mañana, cuando estemos seguros de que están dormidos
– Que pena… Me ``muero´´ por ser penetrada, mira que mojada estoy… Tal vez sea por el morbo de ser descubiertos, pero el hecho es que estoy cachondisima. – Se rindió falsamente la inteligente mujer, con la voz más sensual que podía salir de aquella garganta.

Atraves de las sabanas, vio algo crecer de reojo. Algo endureciéndose, a Bruce le temblaban las manos, estaba sudando y parecía que la iba a violar allí mismo, May percibió en seguida que estaba al límite de sus fuerzas.
– S…S….Si, m…mañ…ana mejor. – Consiguió vocalizar dándose la vuelta y dándole la espalda a Bruce.

May completamente divertida, lo abrazo dulcemente y le dio un beso en la mejilla con mucha ternura, para luego susurrarle en la oreja:
– Hoy estoy en uno de esos días, es una pena que no quieras… arriesgarte. – Y con mucha picardía comenzó a mordisquearle la oreja, ese era el punto débil de su esposo.

Ella dirigió su mano por debajo de las sabanas hasta agarrar aquel duro faro que ya comenzaba a liberar líquido pre seminal, hacia muchísimo tiempo que no lo sentía tan duro.
Bruce giro sobre si mismo y la agarro por el cuello, ella se dejo llevar, bajándole el pantalón del pijama al tiempo que abría totalmente sus piernas, May cogió la polla que tanto amaba y la guio hasta el inundado y viscoso coño.
–Se gentil…

Bruce la clavo hasta el fondo de una sola estocada, era una sensación difícil de escribir, en la que sentía daño ante esas estocadas, pero era un dolor que se transformaba casi inmediatamente en placer. Tuvo la impresión de que su esposo quiso partirla por la mitad, volvió a sacarla casi por completo y repitió el proceso. De una forma muy lenta, las estocadas eran profundas, potentes y fuertes, pero sobretodo muy lentas.

May sentía que le faltaba el aire, y podía ver como de su coño se extraía aquella polla, de lo más profundo de su ser, lentamente, para ser empotrada de nuevo:
–………. – La mujer no tenia oxigeno suficiente para gemir o producir ruidos. Su esposo sabio lo mucho que a ella le ponía el juego del ahogamiento. Trataba básicamente de que la follase mientras la estrangulaba, pero siempre dejándola respirar. De esta forma a ella le costaba más respirar, y se producía un intenso mareo, haciendo la situación muchísimo más intensa.

Bruce soltó su cuello, y la agarró por la espalda, levantándola de la cama y sentándose en ella. Ahora era May la que botaba encima del pene de su esposo. Ruidos muy sucios surgían de su vagina, producidos por la fricción.
– Mmmm mmm mmmm mmmmm – Gemía ella desde esa posición, subiendo y bajando el culo como una loca, su marido le tapaba la boca, ya que ambos sabían por experiencia lo ruidosa que era.
– Cariño yo… Ohh me voy a correr – Confesó Bruce, para desgracia de May.

Ella paró en seco, no podía correrse tan rápido, normalmente duraba mucho mas. ``¿Por qué justo hoy que necesito un buen polvo te vas a correr tan rápido´´
– Bruce, no te pienso consentir que te corras, no ves lo perra que me tienes, necesito que me folles muchísimo más. Por favor, hazlo por mí, Follame sin piedad aguanta un poco.
– Lo intentare, cariño… Pero me has puesto muy cachondo, hacía tiempo que no te veía tan puta en la cama.
– Sabes que solo estoy así cuando tengo mucha tensión acumulada… Asi que follame lento y no pares. Quiero que me hagas gozar como una perra, grrr – Jugueteó May mientras daba besos a su esposo.

Ella decidió, que era preferible que el diese las estocadas. Así que se saco aquella polla que tanto placer le daba, se quito la bata y se estiro en la cama con las piernas abiertas.
– Penétrame sin piedad cariño, pero dura… Necesito que dures – May no lo pedía, lo suplicaba.

Su marido a una velocidad increíble, le tapo la boca de un beso y guiándola con su propia mano, se la metió en un abrir y cerrar de ojos. Comenzó sin piedad a partirla por la mitad, o esa debió ser la sensación que sintió ella, totalmente satisfecha con aquella follada que le estaba metiendo su amado macho.

– Mmmmm mm mmmmmm mm mmmmm mm mmmmm…. – Intentaba gemir ella, al tiempo que besos muy obscenos y intensos se producían entre ellos. Era una follada muy rápida, mientras se masturbaba con sus dedos.

May estaba a punto de correrse y noto como Bruce aumentaba el ritmo. Las babas colgaban de su boca, era un beso muy sucio. Notó como su esposo La agarraba de los tobillos y los empotraba contra la almohada
– Ahhhhhhh Dios Bruce, ahhh me estas taladrando lo más hondo… Así me duele… Ahhhhh
– Me corro… Pffff Tómalo todo
– Dentro no, cariño Ahhhhh, no estoy tomando la pastilla
– Ya nos preocuparemos de eso después, ahora tómalo todo 
– ¡Nooo! Cariño dentro no, córrete en mi boca, porfav… mmmm – Suplicaba falsamente May para estimular a su esposo, fue callada por un beso, mientras su coño estaba siendo bombardeada a pollazos. Durante unos segundos, noto como la punta de la polla de Bruce se le clavo en lo más profundo de su coño y en consecuencia, un liquido caliente la inundaba todo
– ¡Mmmmmmm… Ahh ahhh cabrón Ahhhhhhh dios…!

May sentía como el instrumento de su esposo soltaba los últimos chorros, para luego extraerlo y estirarse en la cama, completamente sudado. Ella se había corrido justo cuando el acabo dentro, pero no estaba satisfecha del todo. Tenía demasiada tensión sexual acumulada y necesitaba más.

Se estiró al lado de su marido, dándole besos y siendo correspondida. Vio como aquella polla comenzaba a perder dureza y tamaño, y estaba bañada en su propio semen. La cogió y comenzó a lamerla, dejándola impecable. La chupaba por los lados, de arriba a abajo, la punta. Se la metía en la boca y la saboreaba… Le hizo una paja mientras lamia los testículos pero cada vez era más pequeña. Estaba muerta hasta que se recuperase, ya conocía la historia. 

No era cuestión de resistencia, era cuestión de anatomía. Había pollas que nada mas correrse podían continuar, otras que se endurecían, pero que no podían correrse. La de su marido era de las que duraba, pero de las que necesitaban un descanso para volver a empezar. Un descanso que se hacía eterno y muchas veces, cortaba el rollo.
– Bruce, amor… Pon de tu parte, cariño. ¿No estás cansado, verdad?
– No es cansancio, si no se levanta no se levanta.

May no se dio por vencida, se subió encima de aquella polla muerta, restregando su coñito relleno de leche contra él. 
– Necesito mucho mas…

Las veces que habían follado y May se había quedado con las ganas, pocas habían sido las veces que se le volvió a subir en respuesta de las provocaciones de May, las veces que volvía a ponerse dura, no tenia leche para correrse. Y estaba en lo que ella llamaba ``Modo zombie´´ 
El modo zombie era una polla que estaba simplemente dura, a bruce no le daba placer ni podía correrse, pero estaba dura, lo suficiente para follar de forma normal.

Según había leído, esto sucedía cuando se forzaba a un hombre con ``creación de esperma´´ lento a tener sexo continuado. Las veces que consiguió ponérsela dura, estuvieron más de dos horas seguidas follando sin que Bruce se corriese. Lo difícil era conseguir que en ese momento, se pusiese dura. 
–Si no es cuestión de cansancio… ¿Es que ya no te pongo…? Es eso… – Susurró ella, haciéndose la víctima. 
– Sabes perfectamente que me pones muchísimo.
– Ahora está muerta…
– ¿Y como me has puesto antes?, me has puesto más cachondo que un toro semental

Al parecer la culpabilidad tampoco iba a servir, así que May se sentó en las rodillas de Bruce, con las piernas abiertas y comenzó a meterse los dedos, extrayendo a presión el semen.
– Sigo mojada… Cariño, quiero que me folles… Venga…

Todos los esfuerzos fueron inútiles, no se le levantó. Bruce y ella se pusieron a dormir, ella resignada, cogió el sueño… Tenía la obligación de resistir hasta el día siguiente después de comer. Perder, no era una opción.

Así que cerró los ojos, y espero que la noche pasase lo más rápida posible, en un corto y relajante sueño.

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Algo la despertó, ella noto como en la absoluta oscuridad, abría los ojos y no veía nada. Su marido roncaba a su derecha, por lo que no era él. Unas manos la mecieron, intentando despertarla… Solo podía ser… Él. Miro el reloj con números fluorescentes, eran las 5am. 

Y comenzaba el juego…



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Jack

Él la zarandeo, con mucha suavidad pero constancia. De la boca de May surgió un sonido que indicaba que estaba despierta. Paro de mecerla y se acerco a donde debía estar su cara:
 – Perdona May  – Susurró con la voz más baja que podía. – Harry está completamente dormido y yo… Bueno, estoy muy aburrido, me preguntaba si querrías bajar conmigo un rato.
– La apuesta era que nada de hacerlo de madrugada o con riesgo de que me pillase mi marido o mi hijo  – Susurro May enfadada  – Ahora vete, antes de que mi marido se despierte.
– Ya he ganado la apuesta. ¿Te acuerdas?

May no pudo evitar reírse, que predecible era. Ahora ella, de algún modo, le convencería de que no había ganado la apuesta y él lo admitiría y seguiría intentando ganarla.
– Los dos sabemos que la he ganado, May.
– Jojojo Espero que lo estés diciendo de broma  – Aseguro May, divertida. – ¡Me violaste! Me tapaste la boca impidiendo que te suplicase que me dejaras ¿Recuerdas? Además, nuestra apuesta fue que tenía que pedírtelo, y lo hiciste sin permiso. Y en un lugar con riesgo de que nos pillasen. Obviamente ``no´´ has ganado esta apuesta.
– Esta bien, te seguiré el juego, ahora baja conmigo.
– No pienso hacerlo, Jack. Voy a seguir durmiendo, vete.
– Esta bien, míralo de este modo. Si bajas, no te follare aunque hasta que me lo supliques. Pase lo que pase no te follare ni te violare, solo lo haremos si me lo pides. ¿Te vale?
– ¡Te he dicho que no! – Insistió ella entre los sonoros ronquidos de su marido.
– Bueno… Yo estaré esperando en el comedor, por si quieres ver una peli conmigo. Si no bajas… La veré solo; te estaré esperando.
– No pienso bajar, buenas noches. – Dijo May, pero Jack, cual ninja, sea había esfumado sin dejar rastro de la habitación. Cerró la puerta y se fue hacia el comedor, a esperarla.
No sin antes asegurarse de que Harry seguía dormido. Ligeros ronquidos de muy bajo volumen surgían de su garganta. Jack cerró la puerta y bajo las escaleras, llevaba una mochila con él, en su interior había objetos y cosas que usaría con su musa.
– Voy a hacer que te derritas, May  – Susurró en la penumbra mientras se dirigía al comedor, dejó la puerta entre abierta, encendió la tele, se sentó… Y esperó.  

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May Fire

``El techo es tan… Negro… Tan Oscuro´´ Se dijo a si misma ``Estúpida de mi, duérmete… Duérmete, maldita´´
``Si bajo, perderé, si pierdo, tendré la obligación moral de hacer lo que ese crio quiera´´ 
``No pienso bajar, no bajare´´ ``Pero si bajo… me dijo que no lo haríamos si yo no se lo pedía´´
``No, eso es lo que quiere… Me hará cosas, aunque cumpla su palabra no sé si podre aguantar´´ ``Debo resistir y aguantar aquí, debo intentar dormirme´´

Comenzó a imaginar cosas, los besos de Jack, sus caricias… La dureza entre sus piernas, su olor…
Su vagina comenzó a humedecerse de nuevo, los muslos le resbalaban y ya era imposible, si es que antes no lo era. No podía bajar en esas condiciones, asi que acerco sus labios a la oreja de Bruce, paso su pierna lentamente sobre las de su esposo y susurró: 
– Cariño… Amor, despierta…
Los ronquidos cesaron, pero el silencio reino en la habitación.
– Cariño… – Ronroneaba la mujer al oído de su esposo.
– No tengo ganas… Y estoy muy cansado. Tócate, cielo. Mañana por la mañana si tenemos oportunidad te compensare.

Se quedaron en silencio, realmente el estaba muy cansado porque comenzó a roncar a los pocos minutos.
May se levantó de la cama y se puso la bata: ``Siempre soy yo la que se queda con las ganas´´

Ella se sentía querida, pero una mujer como ella necesitaba mucho sexo y su marido, como a tantas otras parejas, ya le resultaba monótono seguir aquel ritmo tan desenfrenado. La pasión del principio solo era una reliquia en sus memorias. Algo que no daba placer al recordar, y llenaba de nostalgia aquel cuerpo insatisfecho.

``Al parecer el amor no lo es todo, y la pasión más ardiente está reservada solo para la juventud, y en caso de maduros… maduros ardientes´´ Razonó para sí misma: `` Entonces, si mi marido es el problema y yo tengo mis necesidades y el no, necesito a un joven que me satisfaga sexualmente. ´´

Estaba claro, ella quería ganar la apuesta, de esta forma tendría a ese joven a su servicio. Si perdía, aunque fuese de forma indirecta ella estaría siempre a su servicio. No podía perder pero, tanto si ganaba como perdía saldría favorecida en cuestión de sexo, la única diferencia era la dependencia, ¿Dependería de él… o él dependería de ella?

Se dirigió hacia la puerta de la habitación, de memoria se sabía la distancia. No necesitaba ver, May cruzó totalmente a oscuras la habitación. Su excusa era estar desvelada en caso de que su marido o su hijo la descubrieran.

Cerró con cuidado la puerta de su alcoba y se dirigió al baño, donde se aseo antes de bajar a paso lento hacia el comedor, donde le esperaba Jack, su joven amante.


4 comentarios:

  1. Excelente. Espero también la continuación de esta historia..espero no se artante con los pedidos jaja

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  2. No, para nada. Sin embargo esta historia si que es seguro que no la continuare.

    Mi problema con la creacion o continuacion de historias, es que no planeo como seran. Simplemente las escribo y voy improvisando... Pero eso hace que muchas veces me quede sin la motivacion de continuar. Por eso ahora las historias quiero ''terminarlas'' antes de publicarlas.

    Lo dicho, la de los pecados capitales y el siniestro es MUY posible que las continue dentro de poco, pero las otras... lo dudo mucho.

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    1. PD: Y no, no me olvido de la idea de los relatos basados en la madre y la hija en un pueblo lleno de hombres jajajaja

      Paciencia. Un saludo.

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  3. Que bueno volver a leerte estimado Zorro. La verdad que tus historias son excelentes. Cuando empeze a leer relatos en la red, hace unos cuantos años atras, fue esta joyita la que me cautivó y es por eso que comento aquí. Siempre tuve una especial atracción por los relatos donde están implicados o los personajes principales son una MILF y un joven. Después de un largo periodo (bastante) tengo el placer de volverla a leer por cuarta vez (y no es una exageración), e intentado buscarla con anterioridad sin ningún resultado. Pero por suerte eso cambió.
    No quiero parecer un pesado más pero no puedo con mi genio y es por eso que tenía que decirlo; Es una lástima que esta historia no continúe. Siempre tuve la sensación de encontrar algun día una continuación de por ejemplo; Harry y Jess (la madre de Jack) o un poco más de este deleite literario. Bueno, no voy a martirizarte más con esto porque leí comentarios donde se lamentan lo mismo que te planteo.
    Además no voy a irme sin decirte que estoy al día con tu nueva historia (Dos Hembras en Villamayor) y que es excelente, con cada nuevo relato te superas.
    Sin más, te saluda y agradece un humilde fanático de tus obras. Saludos

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